Hoy me has tocado, predicador
de pueblo

Hoy me has tocado, predicador de pueblo,

y no fue como quien oye llover.

Hacías que viviésemos

la fuerza de los números: «En esta misma hora

tantos miles traspasan las cancelas,

puestos en pie serían muchas calles,

sus pañuelos harían un estadio

ancho como una tarde

de primavera, una provincia

del interior,

cogidos de la mano estirarían aún la carretera de peregrinos limpios y gloriosos,

cosidos, solidarios,

y al final se vería Benavente».

Tantas meditaciones, libros, noches

interrogantes

y nada más ahora

empieza a conformarme

un cura de labriegos,

Hala vamos amigos, tú, Miguel,

Úrsula misma, Enrique, Victoriano,

Teodoro y Maruja, y el señor

gobernador,

que digan las esquelas

Confortados

con los auxilios de la Estadística,

seamos muchos, una larga fiesta,

así sí, así ahora, así cantando.

Y eso que no conozco a nadie en Benavente.