La altura de los bosques
pone estilo al amor.
Como colores
hace que ignora el mar y la llanura;
como difiere el habla de las flores,
que aquí exhalan aromas más extensos;
como el hombre,
que mira más arriba
si acostumbra su paso hacia las cumbres
de la blancura eterna y pensativa;
así el ave proclama
una manera de altivez
El urogallo canta
su libertad
y olvida al ojo frío
del arma la ocasión de su garganta.
No le compadezcáis.
Su carne abierta
por la pólvora negra y los metales
sobrevive sonando,
predicando
muerte mejor que la de los corrales.