Hace ya muchos años que convivo
con mis pretendientes universales.
Que distingo en la noche su impaciente
respiración de realquilados.
Les dejo que se coman mi pan
y mis begonias
promesa de mis huesos.
Hace ya muchos años que estoy de vuelta en Ítaca.
Dejo abiertas las salas.
Y a veces me sorprendo subido en una silla
colocando los cuadros como les gusta a ellos.