Estas niñas que miran al ojo que las mira
no darán su secreto ni a un ayuno de alambres.
Será inútil aislarlas o enredar sus mechones
en las más gemidoras cuerdas de los desvanes.
Perderán el azúcar y lo azul del verano.
Besarán las paredes, pero nadie, no, nadie.
Estas niñas que miran, miran como si nunca
hubieran roto un pájaro o manchado la tarde.
(Para una fotografía de David Santamarta.)