A Victoriano Crémer

A ti te llamo, Victoriano, amigo,

porque me entiendas en la voz hermana

con que arrimo a tu furia mi paloma,

de tanto navegar desarbolada.


No quiero en soledad la poesía,

que me suena a oquedad; y a triste nada

me ha de saber si en ti no lo reparto

el jugo vegetal de las palabras.


Quiero que me recibas en el hondo

más hondo y avizor de tu mirada

esta chispa minúscula que entrego

y me devuelvas luz desparramada:


la luz que oscuramente te fabricas

con secretos de amor y dulce rabia

para poder vivir; seguir viviendo,

seguir queriendo, así como si nada…