Viejo libro de piedra y de cristales,
archivo y fe de la memoria mía:
tu secreto lo abrió mi alevosía
una noche al trasluz de los vitrales.
Fantasmas de cabildos colegiales,
sombras de antaño, van en letanía,
y hay una tiple voz de escolanía
martillando las bóvedas claustrales.
Abades, prebendados, racioneros…
de una historia de siglos mensajeros
bajo la luna pálida y felina
van acudiendo a celebrar el coro.
Y el fulgor de sus báculos de oro
enciende una liturgia clandestina.