¿Quién canta que los pájaros son libres?
¿Qué río inventa su fatal destino?
Les duelen los pulmones a las aves
cuando sostienen por demás el vuelo,
y el agua que pensamos desatada
se obliga a otra en lazos afluentes.
Oíd, vecinos: ¡Árboles callados!
¡Peces de los espejos infinitos!
¡Pequeñas bestias que no sabéis dueño
y os arrastráis despacio por la tierra!:
Huéspedes somos bajo el mismo techo.
Pero los hombres libertad clamamos
donde vosotros sois silencio y tropa.
O acaso no entendemos.
¡Acaso no entendemos vuestras voces!