Tanto plomo que sientes en el párpado.
¡Ese golpe de sed! y la desgana
para buscar el agua.
El silencio del amo, que no obliga.
Termina aquí tu historia,
dulce animal tendido que recorres
con un ojo cansado el familiar contorno
de la pobreza.
Como prenda que no consiente más agujeros
te vas de muerte natural. Oh, tierna
criatura de carga, poblador
de un mundo donde acabas
y queda un hueco grande como un hombre.