Por caminos del monte bajo,
a la orilla del verde brezo,
los portugueses van o vienen,
silenciosos hasta los huesos.
Van o vienen, los portugueses,
un sombrero, otro sombrero,
Allá del Tajo, Tras los Montes,
por el Algarve y en el Duero.
Por una senda que no acaba,
con la rosa del milagreo,
los portugueses van o vienen
bajo el sol que los hace viejos.
Se hunde la luz en las fronteras
y oscurece en los ojos negros
de los portugueses que andan
eternamente y sin remedio.
No les preguntéis hacia donde
van, ni si vienen de muy lejos.
Los portugueses que yo digo,
sólo hablan con su silencio.