LA VIOLENCIA DE GÉNERO

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La violencia de género, como la figura de la mujer golpeada, son descubrimientos muy recientes. Los hombres golpeadores existían desde siempre, como América antes de Colón, pero se consideraba que actuaban correctamente, siempre que no se excedieran al extremo de poner en peligro la vida de sus mujeres (a menos que hubieran sido infieles, en cuyo caso matarlas era legal o por lo menos aceptado por la costumbre). En el cuento popular no sólo es lícito y correcto que el marido le pegue a la mujer, sino que debe hacerlo por su bien. Como cualquier menor de edad, la mujer no sabe lo que le conviene y lo que le conviene es, por lo general, una buena paliza. Incluso hay cuentos que muestran a hombres excesivamente suaves o tiernos con sus mujeres, hombres que obviamente no encuentran ninguna alegría en pegarles, y que sin embargo se ven en la obligación de hacerlo como único medio para controlar a su esposa y forzarla a la obediencia, es decir, para convertirla en un ser social.

En un cuento de O’Henry, escritor norteamericano que desarrolló su obra en la primera mitad del siglo XX, una mujer le enseña a otra el truco para ser feliz en el matrimonio: todo consiste en lograr que el marido le pegue. La paliza es una muestra de amor y conduce a otras (por ejemplo, bonitos regalos para hacerse perdonar).

Aparecen en esta sección dos textos acerca de la enferma imaginaria y su curación, que en versión peruana («El milagro del santo lloque») figura ilustrando la sección dedicada a la mentira y el engaño.

Refranes de muy diversas culturas muestran que la idea de asociar el amor con el castigo físico está presente en la sabiduría popular. Porque te quiero, te aporreo, y ése parece ser el camino hacia la paz conyugal.