VIUDAS
Después de haber perdido a su marido, la mujer debe procurar enflaquecer voluntariamente su cuerpo, viviendo de flores y de frutos puros y jamás debe pronunciar el nombre de otro hombre.
Una mujer infiel a su marido se cubre de vergüenza durante toda su vida terrestre. Después de su muerte, renace del vientre de un chacal, o bien es atacada de elefantiasis o de tisis.
(…)
La mujer virtuosa que después de la muerte de su marido se conserva perfectamente casta, va derecho al cielo, aunque no haya tenido hijos.
Pero la viuda que por el deseo de tener hijos es infiel a su difunto marido, incurre en el desprecio de la gente y será excluida de la mansión celestial donde habrá sido admitido su esposo.
(Código de Manu, Libro V, Colección de leyes y reglamentos para la vida cotidiana compuestas alrededor del año 200 d.C. en la India)
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¡Cuán vanos fueron tus llantos
que exhalaste en mi muerte!
Hoy al verme sepultado,
parece que te diviertes.
(copla popular hispanoamericana)
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No es nada, que matan a mi marido.
(proverbio español)
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Las viuditas de este tiempo
han una maña sacado,
decir, si su gaucho las soba:
«¡Ay, mi finado!», llorando…
(copla popular argentina)
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Viuda, la de un ahorcado; que no te pueda decir: «¿Marido? El que yo perdí».
(proverbio español)
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El amor de la viudita
es como la lechuguita;
si uno la riega un poquito
ligerito resucita.
Una riojana lloraba
la muerte de su marido,
y en el fondo ya tenía
al sustituto escondido.
(coplas populares argentinas)
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La viuda honrada, la puerta cerrada.
(proverbio español)
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Mi marido está en la cama
yo estoy en la cabecera
con el rosario en la mano
esperando que se muera.
(copla popular hispanoamericana)
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De viuda tres veces casada, no te fíes de nada.
(proverbio español)