FIDELIDAD DE VIUDA
CUENTO GRIEGO
Una mujer lloraba desesperadamente sobre la tumba de su marido, al que habían enterrado hacía poco. Cerca de allí un guardia cuidaba día y noche el cadáver de un hombre colgado por orden del rey. El guardia observaba a la mujer con una mezcla de curiosidad y pena, porque le habían dicho que se negaba a tomar ningún alimento desde la muerte de su marido.
Al hombre le daba lástima pensar que una mujer tan joven y bonita iba a morir de ese modo. Al fin decidió acercarse a ella para tratar de persuadirla de que tomara un poco de alimento. Poco a poco, con gentileza y buenos modos, consiguió hacerla probar algo de su propia comida y al poco tiempo estaban compartiendo todas sus viandas.
Finalmente, a fuerza de intentar consolar a la mujer y devolverle el amor a la vida, el guardián terminó por seducirla, y ella se le entregó sobre la tumba fresca.
Cuando el hombre volvió a su puesto, vio que le habían robado el cadáver.
—¡Esto es terrible! —dijo, aterrado—. No he cumplido con mi deber y los deudos del muerto han robado su cadáver para enterrarlo. ¡El rey me mandará a cortar la cabeza!
—No tengas ningún temor —le contestó la viuda inconsolable—. Desenterremos a mi marido y nadie se dará cuenta si lo colgamos a él en lugar del otro muerto.
***
Este cuento, de fuente popular, forma parte de la literatura clásica. Aparece en las «Fábulas milesias» de Patronio. Fue parte del ciclo medieval «Los siete sabios de Roma» y de las fábulas medievales judías, siempre sirviendo de ejemplo en cuanto a la debilidad femenina. Lo menciona Perrault en su comentario sobre «Griselda» como «La matrona de Éfeso», atribuyéndolo a Bocaccio.