EL COCODRILO

CUENTO HINDÚ

En cierto río de la India, un enorme cocodrilo, dueño y señor de cierto vado, tenía la mala costumbre de comerse a todos los viajeros que trataban de cruzar de una orilla a la otra. Podría haber sido feliz, pero no lo era. Le molestaban mucho todos los comentarios que se hacían sobre su mala reputación. De ese cocodrilo se decía, en particular, que no conocía la verdad.

Inquieto y ofendido, el cocodrilo se pasaba la mayor parte del tiempo hundido en el barro del fondo, pensando en su problema. ¿Cuál era la verdad? Entretanto, cada vez había menos viajeros porque, naturalmente, preferían cruzar el río por otro lado.

Un día, una bella mujer, que no conocía la zona, se lanzó a cruzar el vado. Goteando barro, el cocodrilo se puso delante de ella y abrió su enorme boca. La mujer gritó aterrorizada. Pero, asombrosamente, en lugar de comérsela, el cocodrilo habló.

—¿Conoces la verdad? —preguntó el cocodrilo.

—Sí —dijo ella.

—Si me la dices, no te como —dijo el cocodrilo.

—La verdad es que sí me vas a comer —contestó la mujer, sin siquiera pensarlo.

El cocodrilo abrió mucho los ojos y se quedó en suspenso, dudando. Es que la verdad siempre produce ese efecto. El que la escucha, se queda por un momento desconcertado y sin saber qué hacer.

Cuando el cocodrilo sacudió la cabeza y se dispuso a la acción, la joven ya había cruzado al otro lado del río.

***

Este cuento que recopila Jean-Claude Carrière, en su antología de cuentos filosóficos «El círculo de los mentirosos», parece ser un cuento sufí. La sabiduría sufí incluye siempre ese juego de pensamiento lateral que sirve a la vez para percibir el brillo de la trascendencia espiritual y para resolver problemas inmediatos en el mundo real. Esta historia, que no tiene que ver con virtudes típicamente femeninas, podría haber sido perfectamente protagonizada por un hombre, representante habitual de la humanidad. Es muy poco común que en este tipo de relato filosófico el personaje principal sea una mujer.