LA CAÍDA DEL MUNDO

MITO DE LOS KOGI, PUEBLO DE COLOMBIA

El mundo tiene la forma de un huevo muy grande, con la punta hacia arriba. Dentro de este huevo están las nueve tierras, que son como platos redondos, uno sobre el otro. Nosotros vivimos en la tierra del medio. Las tierras que siguen hacia arriba son buenas, y se llaman Tierras del Sol. Las que siguen hacia abajo son malas. La última tierra de arriba es la más pequeña y muy estrecha por estar cerca del techo del mundo, es decir, casi en la punta del huevo.

Este huevo grande que es el universo es muy pesado. Está puesto sobre dos largas vigas y cuatro hombres lo sostienen, dos parados en el Este y dos en el Oeste. Cada uno tiene sobre un hombro un extremo de una viga. Debajo del mundo hay agua.

A flor de agua, flotando en la superficie, hay una piedra muy grande, plana y bella. Allí está sentada la Madre Universal. Está desnuda. Ella alimenta a los cuatro hombres, les da agua y los cuida. Les soba los brazos, los hombros y las espaldas para que no se cansen. De vez en cuando, uno de los cuatro, agotado, cambia la viga de un hombro al otro. Entonces la tierra tiembla.

Por eso es malo brincar, tirar piedras, hacer rodar rocas en el monte, o gritar fuerte. Por eso es malo que las mujeres se muevan durante el acto sexual. El mundo temblaría y podría caerse de los hombros de los cuatro que lo sostienen.

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Los indios kogi o cogui viven en la zona de la Sierra Nevada de Santa Marta, en Colombia, precisamente sobre la falla de Bucaramanga-Santa Marta, en una zona de constantes movimientos sísmicos.

Este pueblo consideraba que los sismos eran un castigo de los dioses a transgresiones tan poco comunes que no es posible ubicarlas en ninguna clasificación: saltar, tirar piedras, gritar fuerte… o que las mujeres se movieran durante el acto sexual. Lo que expresa una vez más el temor de los hombres a la sexualidad femenina, que podría destruir a la comunidad si no se controlara con prohibiciones. Vida difícil la de este pueblo, y por cierto con pocas diversiones.