SURRO SANKE
CUENTO MANDE
—Si logras que me ponga celoso —había dicho Surro Sanke— podrás matarme.
El joven rey de Kaarta, que lo odiaba, lo intentó. Pero era imposible. Surro Sanke no se ponía celoso. Y cuando el rey ya se daba por vencido, Surro Sanke volvió a desafiarlo con otra apuesta.
—Si averiguas los nombres de los tres pelos que tengo en la cabeza, entonces me podrás matar.
El rey mandó a llamar a las tres esposas de Surro Sanke.
—Tu marido no es rico —le dijo a la primera—. Si me dices los nombres de sus pelos, te haré mi mujer y te regalaré muchas vacas.
Pero la mujer dijo que no los sabía.
El rey habló con la segunda mujer y le hizo la misma oferta.
—Soy la favorita de mi marido. Me quiere más que a las otras mujeres —dijo ella—. ¡No te lo puedo decir! A menos que te cases conmigo y me regales joyas.
Y así se enteró el rey de que el pelo del lado derecho se llamaba «Ni el hijo de tu amigo puede reemplazar a tu hijo». El pelo del lado izquierdo se llamaba «No le cuentes cosas a tus mujeres». Y el pelo grueso del medio se llamaba «Conviene que esté presente un hombre de edad».
Fueron a prender a Surro Sanke, que estaba trabajando con el hijo que una de sus mujeres había llevado al matrimonio. Era un día fresco y, como no lo dejaban pasar por su casa, Sanke tomó el abrigo del muchacho.
Lo llevaron ante el rey, que le dijo, muy contento, los nombres de sus tres pelos.
—Puedes matarme —aceptó, muy triste, Surro Sanke.
Cuando el verdugo, con la espada en la mano, lo llevaba a matar, el hijo de su mujer vino corriendo.
—Dame mi abrigo, se va a ensuciar con sangre.
Entonces llegó, llorando y gritando, su hijo verdadero.
—¡Ay mi padre, mi pobre padre! ¡Toma mi abrigo para tu último viaje!
Llegaron al lugar de las ejecuciones. Surro Sanke se arrodilló. El verdugo levantó el sable. En ese momento se acercó un anciano arrastrándose de rodillas y le pidió al condenado:
—Cuando llegues al otro mundo, saluda a mi viejo padre, saluda a mi vieja madre.
El rey, que vio y escuchó todo, se puso a gritar.
—¡Así que alguien quiere mandar mensajes sobre lo que hago al otro mundo! ¡Quieren quejarse de mí allá arriba! De ningún modo, no permitiré que maten a ese hombre.
Desataron a Surro Sanke y el rey lo dejó en libertad. Pero le pidió que le explicara el significado de los nombres de sus tres pelos.
—Acabas de ver cómo mi hijastro se preocupaba de su abrigo sin pensar en mí. Ése es el significado del pelo del lado derecho. Si ese anciano no hubiera estado presente, me habrían matado. Ése es el significado del pelo del medio. Y, finalmente, si te enteraste del nombre de los tres pelos fue por medio de la mujer que yo más amaba. Ése es el significado del nombre del pelo del lado izquierdo de mi cabeza.
***
Los mande son hoy aproximadamente tres millones de personas, y viven sobre todo en Senegal, Mali, Guinea, Sierra Leona y Liberia. Su sociedad es patrilineal, profesan el Islam y practican la agricultura. Un tema muy común en la épica de los Mande es el concepto de que las mujeres son débiles y están controladas por sus emociones: es decir, descontroladas. Se advierte a los hombres sobre los peligros de la sexualidad femenina: una mujer enamorada puede poner en riesgo a su marido y a todo su pueblo. En este caso, ni siquiera aparece la relativa excusa del amor: la mujer traiciona por puro interés.