LAS MUJERES HABLAN DE MÁS

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Los datos estadísticos y las investigaciones científicas más rigurosas no terminan de ponerse de acuerdo en cuanto a las diferencias entre el habla femenina y el habla masculina. La tradición popular muestra a la mujer defendiéndose o atacando con la lengua, poderosa en su superioridad verbal sobre un hombre que sólo puede responder golpeando como si careciera de la posibilidad de expresión adulta.

¿Se trata del predominio, en las mujeres, del hemisferio cerebral izquierdo, que domina las funciones del habla? ¿Se trata del desarrollo cultural de esa cualidad (o defecto) en labores colectivas de las que el hombre está excluido? ¿Es cierto que las mujeres empiezan a hablar antes que los varones?

Sólo puedo afirmar que en la literatura popular las mujeres aparecen como «parleras», es decir, dueñas de un habla que, vista desde el varón, se caracteriza por su absoluta falta de utilidad práctica comprensible. El varón que pinta la tradición folklórica parece no entender de qué hablan las mujeres, ni por qué, ni para qué. Las preferería silenciosas.

A veces, la lengua femenina se usa como arma para insultar o agredir al hombre. Pero también para hablar peligrosamente de él. Los cuentos que presentamos aquí son en realidad diferentes versiones de una misma historia: en algunos casos por interés, en otros casos por incontinencia verbal, las mujeres resultan incapaces de guardar un secreto que le cuesta la vida a su hombre.