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Capítulo Nueve

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MIENTRAS ELLA OBSERVABA a Grey ir y venir de la cocina a la mesa, no podía quitar sus ojos de su ropa ajustada a su cuerpo en una simple camiseta deportiva y pantalones grises. Su chaqueta camel estaba colgaba detrás de la puerta delantera. Su corazón se derretía. Hacia tanto tiempo que nadie le había impactado tanto físicamente que no podía recordarlo. Él se estaba metiendo en su corazón demasiado deprisa. Con el estrés y la locura en el trabajo, lo último que necesitaba ahora era un enamoramiento. El amor requería esfuerzo, energía, depilarse las piernas con asiduidad, tiempo y atención que ella no tenía mientras su trabajo estaba en peligro.

Aunque ella lo intentaba, no pudo resistirse a Grey Andrews. Olvídate de la química, de su dulzura, generosidad y sentido del humor que son irresistibles. No se puede olvidar la química. Una vez que estuvo cerca de ella y la tocó de nuevo, ella sabía que caería en sus brazos, entregándose a él con entusiasmo. Bueno, lo quiero. Esto es una locura, de remate. No hay tiempo para él ... pero le quiero.

"Tenemos sorbete de limón de postre,” dijo ella, levantándose mientras él se sentaba después de haber recogido la mesa."¿Quieres café, también?"

Cuando ella pasó cerca de él, la detuvo poniéndole sus manos en la cintura y la atrajo hacia su regazo.

"El postre que quiero eres tu” le susurró al oído, deslizando su mano por debajo de su pelo, acercando suavemente su cara a la suya. Sus labios se cerraron sobre los ella en un beso dulce. Ella puso sus brazos alrededor de su cuello. Su lengua encontró la de ella y jugaron por un rato. La respiración de Carrie se aceleró mientras su mano izquierda se movía a lo largo del suéter de ella para rozar su pecho. Ella gimió en voz baja, con ganas de más.

Él acarició su pecho, encontrando su pezón y pasó el pulgar por encima de este, poniéndolo duro. Carrie se apoyó en él, animándolo a que continuara. Su mano derecha la rodeó por detrás de ella y deslizándose por debajo de su suéter. Él desabrochó su sujetador con una mano y luego volvió a su cintura mientras que la otra mano tocaba por debajo de su suéter primero y más tarde bajó el sujetador hasta que llegó a tocar su pecho desnudo. Ella se quedó sin aliento cuando su mano fría tocó su piel caliente.

"Lo siento” murmuró él, apartando sus labios de los de ella en un segundo.

Su mano siguió acariciando su pecho. Lo acarició, apretó... manoseó y rodeó su pezón. Sus labios abandonaron los de ella y se dirigieron a su cuello. Él la mordisqueó de camino hacía su cuello y por debajo de su pecho, mientras deslizaba lentamente el hombro de su suéter hacia abajo hasta que su pecho estuvo delante de sus los labios, que devoraban con avidez.

Carrie jadeaba ligeramente, pasándole su mano por el pelo, cerrando los ojos. El calor llenaba su cuerpo, la humedad se aunó entre sus piernas.

"Te deseo, Carrie," susurró él bruscamente.

Ella levantó la cara y lo miró a los ojos, con aire de deseo. Ella lo besó, moviendo su lengua en su boca, tomándole, presionando su cuerpo contra el suyo. Ella también lo deseaba, lo deseaba desde hacía semanas. Luego se echó hacia atrás.

"Hazme el amor,” susurró.

"Con gusto," murmuró.

Él la levantó de su regazo. Ella tomó su mano y lo llevó hasta el dormitorio. Sacó el edredón de la cama y luego se giró hacia ella, estirando de su suéter hacia arriba y quitándoselo por su cabeza, deslizó su sujetador y lo sacó. Se detuvo para mirarla.

"Eres hermosa, increíblemente hermosa,” dijo, mirando sus pechos.

Ella se sonrojó y luego se acercó a él y agarró su camisa. De un tirón la sacó de sus pantalones, luego la desabrochó y la apartó de sus hombros. Sus ojos se abrieron mientras miraban a su pecho. Una sonrisa se dibujó en sus labios mientras ella recorría con las palmas de sus manos sus firmes pectorales que estaban cubiertos con un fino bello castaño claro. Se estremeció cuando ella lo tocó, con las manos planas y moviéndolas cada vez más cerca de él.

"No está mal, no está mal en absoluto,” murmuró, mirándole.

Él rió. "¿Es eso lo mejor que sabes hacer?"

"Magnífico... ¿mejor?” preguntó ella mientras deslizaba sus manos por su pecho y las unía alrededor de su cuello, presionando sus pechos contra él.

Él gimió ante la sensación de los pechos contra ella y asió el botón de sus vaqueros. Estaban desabrochados, bajó la cremallera en un instante pero como eran ajustados se los tuvo que sacar por sí misma.

"Tíralos, guapo,” le dijo mientras se quitaba sus pantalones y lo veía desnudarse.

Se puso de pie frente a él con su ropa interior de encaje negro, moviendo los brazos sobre sus pechos, sintiéndose tímida de pronto. Él contuvo el aliento ante la mirada de ella y se acercó más, la rodeó con sus brazos y deslizó sus manos hasta su trasero y la acercó más a él. Presionó su dolorosa erección contra ella y un pequeño gemido de excitación escapó de sus labios. Ella besó su cuello y luego su pecho.

"Eres impresionante,” le susurró al oído.

Ella deslizó sus manos por encima de su culo y lo apretó, luego lo atrajo hacia si. Grey deslizó sus manos por debajo de la cintura hasta sus bragas y las bajó, ahuecando las manos sobre su trasero desnudo. Él gimió en su cuello.

Ella empujó sus bragas hacia abajo por las piernas y las dejó en el suelo. Grey se inclinó y pasó sus dedos por abajo de sus caderas y la parte trasera de sus muslos, luego se trasladó hacia arriba y acarició suavemente su centro. Cuando los dedos se encontraron con su humedad, ella gimió y abrió sus muslos para él. Sus dedos jugaron con ella, acariciando, dando vueltas, deslizándose dentro de ella un poco y una y otra vez. Estaba temblando de deseo.

"Oh, Dios mío... tú...” balbuceó ella mientras sus dedos seguían acariciándola; su cabeza cayó inerte sobre su hombro, con sus ojos cerrados, ella se apoyó en él. Podía sentir el pulso de ella dando saltos, el calor emanaba de su cuerpo y crecía por la magia que generaban sus dedos en ella.

Grey se enderezó y la llevó a la cama. Se acostó primero y luego la atrajo suavemente a su lado. Empezó por besar sus labios y luego besó sus pechos mientras su mano se deslizó por su vientre plano y desapareció entre las piernas. Las piernas de Carrie se separaron dándole la bienvenida. Ella gimió suavemente mientras sus dedos exploraron su calor.

"Enséñame dónde tocarte,” susurró él.

"Oh... lo estás haciendo bien,” pronunció ella.

"Quiero complacerte, satisfacerte. Guíame, “ insistió él.

Movió los dedos y cada acción recibía un feliz gemido de ella. Parecía que dondequiera que la tocara, ella disfrutaba. Luego el acertó perfectamente.

"¡Oh Dios mío! Ahí, ahí. Así, así..." ella respiró, arqueando la espalda, cerrando los ojos.

Grey sonrió mientras sus dedos le proporcionaban placer. La respiración irregular no le impidió a ella ir hacia abajo y envolver sus dedos alrededor de su erección. Ella lo acarició, sorprendida por la firmeza que tenía hasta que le hizo gemir.

"Para. para, “ gimió él, poniendo la mano sobre la de ella.

"¿Por qué?"

"Esto se terminará si no paras. Yo estoy... yo... oh, Dios “ gimió él en su cuello.

Carrie retiró la mano y se centró en lo que le estaba haciendo a ella mientras su pasión aumentaba y amenazaba con perder el control. Ella quería tenerlo dentro de ella.

"Grey... yo... yo voy a... a...," ella se paralizó.

"Ven a mí, cariño," le susurró al oído, los dedos desaparecieron de dentro de ella.

Sus palabras hicieron que sucediera mientras sus manos levantaban sus caderas, sus músculos se apretaron y ella dejó escapar un largo gemido mientras que el calor del deseo llenaba su cuerpo, disparado desde la punta de los dedos de las manos hasta los pies. Cuando sus caderas se relajaron, sintió el revoloteo dentro de ella. Jadeante, se volvió hacia él y lo besó en los labios suavemente, con dulzura, acariciándole. Su mano se acercó y se envolvió alrededor de su pecho mientras enterraba la cara en su cuello.

"¿Usas protección?"

"La píldora," susurró ella.

"Quiero verte... tocarte” respiró él mientras rodaba sobre su espalda y la guiaba encima de él. Ella se deslizó fácilmente sobre su erección, enterrándolo profundamente dentro de ella. Gimieron juntos mientras desaparecía dentro de ella, su cálida humedad lo envolvió, sus músculos lo apretaban suavemente. Él tiró de sus hombros hacia abajo hasta los suyos y atacó su boca con un beso agresivo, su lengua tomando la de ella, con las manos en su pelo. Cuando él la dejó volver a subir, su mirada fue a sus pechos y sus manos también, tuvieron libre acceso mientras él se movía de arriba hacia abajo, lenta pero constantemente.

"Eres... eres... casi demasiado... para mí,” dijo como ahogándose.

Carrie empujó su pecho hacia él y sus manos continuaron acariciando sus pechos. Ella aceleró su movimiento de velocidad mientras gemía más fuerte. Finalmente, movió sus brazos alrededor de ella y la hizo rodar hasta que estuvo encima de ella. Él la bombeó con furiosa pasión, con la cara enterrada en su cuello, sus brazos preparados cuando captó el ritmo y se sacudieron a la par. Carrie arqueó la espalda cuando un segundo orgasmo reclamó su cuerpo. Agarró los hombros de Grey, cerró los ojos y se dejó ir, sus caderas se movían por su cuenta en sincronización con la suyas, con sonidos que salían automáticamente de su boca. Tan pronto como ella terminó, él llegó a su clímax con un fuerte gemido, empujando varias veces más antes de relajarse. Carrie sintió una fina capa de sudor en la espalda de él mientras ella pasaba los dedos hacia arriba y hacia abajo por su columna vertebral.

Sus ojos se cerraron, su peso se abalanzó sobre ella sin aplastarla. La exquisita sensación del contacto piel a piel se extendió por Carrie mientras sus ojos se cerraban. Un sentimiento de felicidad se apoderó de ella. Completamente satisfecha, le echó los brazos al cuello y lo besó en la mejilla.

"Increíble, Carrie, increíble,” murmuró.

Ella murmuró algo incoherente y acarició sus hombros. Se quedaron acostados allí por un minuto o dos antes de que él la hiciera rodar y la tomara en sus brazos, con la mejilla apoyada en su pecho.

"¿Feliz?” preguntó él mientras le palmeaba la mejilla.

"¡Aja!"

"Bien,” dijo, cerrando los ojos, sonriendo mientras su mano se deslizaba sobre su espalda y brazos.

Se quedaron acostados en silencio por un tiempo. Después de una media hora, Carrie se sentó.

"¿Café y postre en la cama?"

"Estoy lleno, pero el café suena muy bien,” dijo, sentándose.

"Puedo ir a buscarlo," dijo ella, empujándolo hacia atrás en la cama.

"No con esa mano mala. Déjame ayudarte,” le ofreció, levantándose y poniéndose los bóxers.

Carrie se puso un short sedoso rosa y caminó delante de él hacía la cocina.

* * * *

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MIENTRAS CARRIE HACÍA el café, Grey lavaba los platos. Ella puso un poco de música, cogió un paño de cocina y secó. Una vez más de Michael Bublé, "Haven’t Met You Yet " comenzó a sonar. Cuando Grey terminó, la tomó de la cintura y bailó con ella, girándola por la sala al ritmo de la canción. Acercó sus caderas a las suyas y las movió al ritmo de la música. Ella apoyó las manos en su pecho desnudo mientras bailaban más lento, su entusiasmo iba creciendo.

Cuando la canción terminó, ella tiró de él para darle un beso apasionado, mientras sus manos se posaron en sus pechos. Su respiración se aceleró. Él la apoyó contra la pared cuando los besos se intensificaron. Grey deslizó su mano debajo de su short y entre sus piernas, sus dedos buscaban el punto dulce que encontraron antes. Ella se derritió y lo alcanzó, contenta de encontrarlo ya duro. Rápidamente él trabajó en un frenesí, masajeando, luego deslizando sus dedos dentro de ella.

"Oh, Dios... Grey!" ella gimió, acariciándolo.

"¿Me quieres?” le susurró, acercándose en su contra.

"Sí” gimió.”

"Dilo, dilo, cariño, dímelo," murmuró, moviendo los dedos más rápido.

"Quiero que estés... quiero que estés dentro de mí... Llévame... ahora,” jadeó.

Él tiró de la camisa de ella y la levantó por la cintura, poniéndola en la mesa.

"Estírate,” ordenó.

Ella apoyó sus hombros contra la pared mientras él le ponía una mano en cada muslo y tiraba de sus piernas. Dejó caer sus canzoncillos, les dio una puntapié y luego se fue más cerca de la mesa, se colocó entre los muslos y se deslizó dentro de ella.

"Oh, Dios mío," gimió ella entregándose a la intensa emoción que él creó en su interior, mientras cerraba los ojos y apoyaba la frente en su pecho.

Con un brazo alrededor de los hombros y la otra palma sobre la mesa, la penetró con fuerza. Con cada golpe un pequeño sonido escapaba de sus labios. Él puso una mano en su cintura, manteniéndola inmóvil mientras golpeaba en su interior, con el sudor cubriendo su frente y pecho. Ella levantó las manos a su pelo y luego abrió los ojos, mirando directamente a los suyos. Su boca cubrió la de ella, su lengua tomó posesión de su boca.

La presión dentro de ella creció rápidamente. Él se inclinó un poco hacia atrás, mirándola fijamente a los ojos con una sonrisa maliciosa en su rostro mientras sus dedos la acariciaban, estimulando más allá de lo soportable. Sus ojos se cerraron cuando cada músculo de su cuerpo se tensaba, aquietados, luego liberados y el placer puro inundaba sus venas. Cuando abrió los ojos lo encontró mirándola.

"Eres hermosa cuando estás..." comenzó, pero no terminó. Él gruñó y cogió el ritmo, empujando más duro hasta que explotó en su interior terminando en un largo gemido.

El silencio de la habitación sólo lo rompía su respiración densa ya que la música había terminado. Ella se inclinó hacia él con un suave, dulce y cariñoso beso.

"Eres increíble,” murmuró en su boca.

"Eres muy... sexy... sensible,” remarcó él.

"A ti... a ti... ¡oh, bebé!" ella suspiró, cerrando los ojos.

Envolvió sus brazos alrededor de ella y la abrazó, sosteniéndola cerca. Le acarició el pelo mientras sus manos se deslizaban arriba y abajo por la espalda.

Finalmente se separó de ella, recuperó sus calzoncillos, luego tomó su short y la ayudó a ponérselo de nuevo. Grey fue a la cocina y regresó al salón con dos humeantes tazas de café. Se sentaron en uno de los sillones, pusieron sus pies sobre la mesa de café y vieron como el fuego agonizaba en la chimenea.

Carrie se acurrucó y apoyó su cabeza en el hombro de él. Él puso su brazo alrededor de ella y tomó un sorbo de café.

"Tu sabes todo de mí, así que vamos a hablar de ti," comenzó ella.

"¿Todo? Lo dudo." Él le acarició el pelo.

"Tal vez no todo, pero más de lo que yo sé de ti, si. Si quieres tener una familia... niños y todo, ¿cómo es que no estás casado? ¿Has estado casado alguna vez? ¿Tú tienes treinta y cuatro, ¿no?”

"¡Ey! ¡Una a la vez!” dijo, levantando su mano.

"¿Tienes treinta y cuatro y nunca te has casado?" Carrie agregó más azúcar a su café.

"Correcto." Él posó su mano en el hombro de ella.

"¿Cómo puede ser?" Ella se enderezó y lo miró directamente a los ojos.

"Pasé diez años trabajando como un desgraciado, ahorrando cada céntimo, invirtiendo para llegar donde estoy ahora."

"No es una respuesta."

"Esperando a que la mujer adecuada llegara," respondió.

"¿No la has conocido aún?” dijo.

"Bueno..." se sonrojó y apartó la mirada de ella, dirigiendo su mirada hacia el fuego.

"No la has conocido sino tu estarías casado o por lo menos comprometido ya, ¿verdad?"

"Supongo... es complicado."

"No lo entiendo, ¿por qué?"

"Confía en mí, lo es." Dirigió su mirada a la ventana, viendo un gorrión posarse en una rama de un árbol.

Ella se encogió de hombros. "Cuando la encuentres, ¿lo sabrás?¿Entonces te casarás?”

"Sí. ¿Y tu?, nunca te has casado... " se giró para mirarla.

"Yo no he dicho eso." Ella se movió en el sofá, tirando de él ligeramente.

"¿Has estado casada... y soltera a la tierna edad de veintinueve años?"

Ella asintió.

"¿Quieres contármelo?" Grey entrelazó sus dedos con los de ella, sus ojos la buscaban.

Ella negó con la cabeza. "Es una historia antigua, fue hace más de tres años." Carrie tomó un sorbo de su café.

"Lo entiendo, es complicado, ¿no?" Una sonrisa triste apareció en sus labios.

Ella rió.

"No me importa el pasado. Estoy aquí contigo ahora y eso es todo lo que me importa” dijo él, atrayéndola más cerca, inclinándose para darle un dulce beso en la punta de su nariz.

"Yo igual. ¿Quieres un albornoz de baño? Hace frío aquí,” dijo ella levantándose.

"Dudo que tengas uno de mi tamaño," se rió él entre dientes.

"Sí tengo,” dijo, tomando dos albornoces de baño de la habitación. Le tiró uno azul a él y ella se puso uno rosa.

Grey miró el albornoz y luego la miró a ella.

"¿Invitas a tantos hombres a dormir que compraste un albornoz?"

"¿Y qué te importa?"

"Quiero saber dónde me estoy metiendo,” respondió, poniéndose el albornoz.

"No creerás que soy célibe, ¿verdad?"

"No había pensado en ello."

"Tengo... necesidades, igual que tú. Apuesto a que has pasado diez años durmiendo con todas las mujeres que has conocido.”

Ella vio el calor subir a las mejillas de él.

"Es lo que pensaba. ¡Un hombre no llega a ser tan experimentado tan solo de la lectura de un libro o viendo porno! "

"¿Y tú?” preguntó.

"Una mujer nunca lo cuenta. No soy una puta, pero tengo deseos... sanos... necesidades... como quieras llamarlo. Mi pasado... dijiste que no te importaba el pasado. Es el presente contigo lo que cuenta,” dijo ella, deslizando sus brazos alrededor de su cintura.

"Suena justo,” dijo él, besándola.

"Bien. Vamos a dormir un poco,” dijo ella, esparciendo las brasas humeantes en la chimenea y tomando luego su mano.

"¿Voy a pasar la noche?"

"¿No quieres?"

"Intenta echarme,” dijo, tirando de ella para darle un abrazo y un beso.

Ella se apartó, apagó las luces del salón y lo condujo al dormitorio donde ella le dio un cepillo de dientes nuevo que sacó del botiquín.

"¿Esto también? Estás realmente preparada para los visitantes nocturnos.”

Ella se sonrojó.

"Me gusta que mis hombres estén cómodos."

"Cariño, si llegara estar aún más cómodo, ya viviría aquí,” murmuró en su oído y luego besó en el cuello.

* * * *

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EL TELÉFONO DE GREY sonó y de mala gana se alejó de Carrie para responder. Jenna.

"¿Qué pasa?” le preguntó.

"Nada. Llamaba para ver de que modo tu nueva candidata se adapta a tu lista de requisitos,” bromeó.

"Jenna, este no es momento para una pregunta como esa."

"¿Es este un maaaal momento?” dijo, riendo, "¿Acaso te pillo en medio de... eso?"

"No exactamente," dijo Grey, manteniendo la cabeza baja, mirando al suelo.

"Pero estás con ella, ¿verdad?"

"Sí."

"Y no puedes hablar."

"Cierto." No podía evitar mantener una nota de exasperación en su tono.

"Ah, bien. Te tengo justo donde quiero. Entonces, ¿llegaste a los tres elementos de la lista con ella?" Jenna se rió en el teléfono.

"No voy a responder a esa pregunta,” dijo, dando la espalda a Carrie mientras sentía el calor en sus mejillas. "Ah, ya veo. ¡Así que lo has hecho! Bueno, bueno, ¿cómo fue?”

"¡Jenna!"

"Vamos, puedes decirme... ¿genial, fantástico, terrible? Después de todo, tú eres el que me preguntó si yo hago rogar a mi marido por sexo.”

"Adiós, Jenna. Nos vemos en unas semanas."

"¡No! ¡Espera! Está bien, está bien. Sólo dime si todo va bien. ¿Es... podía ella ser... la indicada?”

“Podría ser. Te tengo que dejar,” dijo y colgó el teléfono, ansioso por alejarse de la curiosidad de su hermana.

"Toda una conversación críptica al teléfono con tu hermana... ¿Es realmente tu hermana?"

"No creerás que era otra mujer, ¿verdad?"

"¿Lo era?" ella ladeó la cabeza y plantó los pies con firmeza.

"¡Absolutamente, no!¿Quieres que la llame de nuevo para que puedas hablar con ella?"

"No, no. Te creo," dijo Carrie, levantando sus manos en alto.

"Bien."

"Entonces, ¿qué eran todas esas respuestas de una sola palabra?"

"Jenna es entrometida, eso es todo."

"¿Entrometida en qué?” Carrie se sentó en la cama con las piernas cruzadas.

Grey vaciló y miró hacia sus manos y luego a los ojos de Carrie.

"Sobre ti,” admitió.

"¿Yo? ¿Jenna sabe de mí? ¿Por qué?, ¿cómo?, ¿yo?, ¿en serio?” Carrie se enderezó en la cama y tosió dos veces.

Él asintió con la cabeza.

Ella se sonrojó y se calló. Había un denso silencio en la habitación.

"¿Tu familia sabe de mí?” repitió.

"¿Debería ser un profundo y oscuro secreto?"

"Supongo que no."

"Soy íntimo con mi familia. Hablamos... a menudo. ¿Es eso un problema?¿Nunca hablas de los hombres con quien estás saliendo con tu familia o amigos?"

"Yo no he dicho eso."

"Oh... Entonces hablas de hombres. ¿Hablas sobre mí?”

Ella negó con la cabeza, luego se detuvo.

"Bueno, tal vez les he hablado de ti a mi tía... una o dos veces y a mi amiga Rosie en la oficina."

"Y yo le he hablado de tí a Jenna. Estamos a la par."

"¿Por qué?"

Grey se acercó más a ella nuevamente, tirando de ella hacia arriba de la cama y en sus brazos.

"Porque eres especial, Carrie” confesó, cerrando los ojos.

* * * *

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CARRIE LE SONRIÓ, LUEGO desapareció en el cuarto de baño. Grey entró cuando ella salió. Abrió la puerta para encontrarla en la cama y con las luces tenues. Se metió al lado de su cuerpo desnudo y se acurrucó detrás de ella, haciéndole la cucharita.

"Revisé mi teléfono mientras estabas en el baño."

"¿Alguna llamada importante que te hayas perdido mientras estábamos haciendo el amor?” susurró, besando su hombro.

"Un mensaje."

"Ah, ¿sí?" le preguntó, sentándose y mirándola.

"De Paul Marcel. Quiere publicar mi libro."

"¡Eso es fantástico! Felicidades, Carrie," dijo, inclinándose para besarla.

"Tú no tienes nada que ver con eso, ¿verdad?” preguntó ella, rodando hacia él.

"¿Yo? De ninguna manera. Son negocios. No importa lo mucho que me gustes, no puedo influir en decisiones editoriales, qué libros publicar. Esas decisiones son estrictamente de Paul. No te ofrecería un contrato a menos que él piense que el libro se va a vender bien... Estoy orgulloso de ti.”

Ella le sonrió. Volvió a su posición de cucharita contra ella. Ella se volvió para darle el beso de buenas noches, luego él la envolvió entre sus brazos y se quedaron dormidos.