El control postural

La posturología es la ciencia del equilibrio humano: estudia las condiciones precisas de las posiciones ortostática (de pie) y sentada relacionadas con el equilibrio. La posturología se basa en el concepto de sistema postural fino (SPF), que puede compararse con cualquier otro sistema constituido por una entrada, una salida y una «caja negra». El SPF está integrado por:

 una entrada en el sistema, que recopila informaciones;

 una «caja negra», que gestiona, integra y reelabora las informaciones que le llegan a través de la entrada;

 una salida del sistema, con el objetivo de mantener el equilibrio.

LAS ENTRADAS DEL SISTEMA POSTURAL FINO

Se clasifican en dos tipos: exocaptores, que informan sobre la situación del individuo en relación con el entorno, y endocaptores, que informan sobre la posición de las distintas partes del cuerpo (unas con respecto a otras). Según algunos autores, los receptores de la información se pueden reagrupar en tres sistemas:

 exteroceptivo;

 propioceptivo;

 visceroceptivo.

En posturología, los receptores propioceptivo y visceroceptivo se reagrupan bajo el nombre de endocaptores.

LOS EXOCAPTORES

Estos receptores sensoriales captan las informaciones que provienen del entorno y las envían a la «caja negra». Hay tres receptores universalmente reconocidos:

 el oído interno: los receptores del oído interno informan sobre el movimiento y la posición de la cabeza;

 la retina: los mecanismos que regulan la visión permiten la estabilidad postural; la visión periférica, sobre todo, garantiza la estabilidad en los movimientos adelante-atrás, mientras que la central, la más importante, asegura la estabilidad en el movimiento derecha-izquierda;

 la superficie cutánea plantar: los exocaptores plantares permiten situar el conjunto de la masa corporal en relación con el entorno, gracias a la medición de la presión al nivel de la superficie cutánea plantar.

LOS ENDOCAPTORES

Estos receptores sensoriales informan a la «caja negra» de lo que sucede en el interior de cada individuo. Permiten al sistema reconocer la posición y el estado de cada hueso, músculo, ligamento o cualquier órgano relacionado con el equilibrio. Se dividen en receptores propioceptivos y visceroceptivos.

LA «CAJA NEGRA»

Representa el conjunto de estructuras neurológicas que gestionan el equilibrio. Son estructuras subcorticales y funcionan de forma automática. La «caja negra» recibe las informaciones de todos los receptores, integra esta información y la rehace, modificando el tono postural a través de la intermediación de los reflejos posturales.

LA SALIDA DEL SISTEMA POSTURAL FINO

Tiene como objetivo el mantenimiento de la posición erguida. El equilibrio postural es un equilibrio estable: «equilibrio en el que un cuerpo, ligeramente desplazado de su posición inicial, tiende a volver a ella mediante ligeras oscilaciones» (Larousse Universal, 1922); este es el caso de la posición en bipedestación para el ser humano en reposo. Puesto que, como recordaba J. B. Baron, «sólo las estatuas permanecen inmóviles», el cuerpo oscila continuamente en torno a los pies. Estas oscilaciones son mínimas, ya que, como media, para un individuo sano se proyectan sobre una superficie de 100 mm2. Este equilibrio se consigue esencialmente gracias a variaciones de la tensión muscular que se organizan en sincinesias polimusculares reflejas controladas por la caja negra. El mantenimiento de la postura es posible gracias a los músculos tónicos, que poseen fibras rojas y se caracterizan por:

 contracciones lentas y persistentes;

 gran resistencia a la fatiga;

 consumo de poca energía;

 metabolismo aeróbico.

Los músculos fásicos controlan la estabilización postural. Poseen fibras blancas y tienen estas características:

 contracción rápida y breve;

 escasa resistencia a la fatiga;

 consumo de mucha energía

 metabolismo anaeróbico.

Estos músculos se organizan en asociaciones plurimusculares con forma de tirantes o de cadenas, como describió Struyf Denys (Las cadenas musculares), para mantener el cuerpo lo más cerca posible de su centro de equilibrio. El control postural se realiza a través de un complejo sistema de vías y centros nerviosos, jerárquicamente ordenado, que comprende receptores, centros de control y efectores capacitados para corregir eventuales variaciones, garantizando siempre el equilibrio. Cuando uno de estos receptores envía información «errónea» se produce un desequilibrio tónico postural y con él una serie de tensiones anómalas. La postura constituye, por tanto, un único sistema en el que cada componente está correlacionado funcionalmente con el resto. En el complejo funcionamiento del control postural, los músculos son, al mismo tiempo, efectores y receptores, y, pues, podemos decir que nos encontramos ante un sistema con capacidad para autorregularse.