Hay acontecimientos en la vida que marcan un antes y un después. Siempre recordaré Las locas aventuras de Nerea por ser la primera novela que escribí tras uno de esos sucesos. Nerea y sus locuras me permitieron encontrarme de nuevo a mí misma. Sí, esta frase es un poco cliché, pero yo estaba realmente perdida y creo que reflejé en ella un poquito de eso. Y al mismo tiempo que Nerea se iba encontrando a sí misma, yo también lo hacía. Por supuesto, tras la finalización de la novela aún tuve mucho camino que recorrer, pero durante esos primeros meses de confusión esta novela fue mi amuleto.
Por eso agradezco enormemente a Adelaida Herrera que me haya dado la oportunidad de compartir esta historia, porque para mí no es una novela cualquiera, sino la novela que me señaló el camino de regreso a casa, por así decirlo. Gracias a ella, a Maite, a Elena y al resto de profesionales de Click Ediciones por tratar con tanto mimo a Nerea y sus locuras.
Esta vez no quiero extenderme mucho en los agradecimientos, pero no puedo obviar la inestimable ayuda de Jesús, mi padre, que le puso título a esta novela. Y tampoco quiero olvidarme de Eduardo, que fue, junto con Nerea, el que me ayudó a encontrar el camino a casa. Gracias a los dos. Os quiero.
Y bueno, si después de este despliegue emocional aún sigues leyendo, gracias también a ti por dedicarme tu tiempo. Espero que hayas disfrutado con las aventuras de esta locuela y que te queden ganas de conocer más personajes, más historias, y de reírte a carcajadas, porque se avecinan un montón.
¡Hasta la próxima!