Parece que poco a poco voy poniendo fin a mi encargo. La gestión de los distintos posicionamientos se ha puesto ahora en manos de Lammers, el cual me lo envía a mí. La mayoría lo han aceptado, solo inferiores como Bouhler, precisamente, siguen protestando airadamente. También Rust, que apela al cargo de ministro y dice que no puede aceptar directrices de nadie más que del Führer. Por ello tengo el gusto de poner orden en el desbarajuste que ha armado el inconstante, viejo y enfermo Rust. En 1933 me decía: compañero de partido R.[osenberg], usted es nuestro educador. Y ahora con su bajón psíquico y su voluntad sin rumbo tiene complejos de viejo. El Führer no está contento, pero no quiere dejarlo caer, en recuerdo de los viejos tiempos.
Interpelé a Lammers sobre la cuestión noruega y afgana. Ya le expuso el tema al Führer antes de Año Nuevo; Schikedanz tiene que presentarse ante L.[ammers] el 2 de febrero. Scheidt está en Noruega para informarse en todos los respectos.
La paz que Ribbentrop prometió lleno de presunción no ha llegado, es más bien lo contrario lo que se avecina. Resulta para mí incomprensible que fuera capaz de hacer semejantes promesas. En el tema noruego quiere estar al tanto de todo, absolutamente.
Göring me envió un telegrama especialmente cordial por Año Nuevo, «con inquebrantable afecto». Me alegraría que ambos pudiéramos caminar juntos. Somos dos personas muy diferentes, pero por eso hemos escogido campos de trabajo diferentes, y nos respetamos mutuamente.
Después de veinticinco años vi a varios miembros de la Rubonia de Riga.2 Más viejos, pero firmes. Un ejemplo del mejor compañerismo entre hombres. Quieren comenzar todos de nuevo en Posen, de cero, con arrojo.
Scheidt ha regresado de Oslo, está aquí desde el domingo por la tarde. Informa sobre el nuevo ministro de la Guerra, seguramente anglófilo, etc. Va a redactar sus observaciones. Sch.[eidt] ha hablado con Lammers. Este L.[ammers] ha puesto al Führer al corriente. Probablemente el Führer esté de acuerdo, pero es escéptico respecto de que vayan a ser discretos en Noruega. L. opina: si sale bien, será suficiente; si sale mal, le cuesta la cabeza a los responsables. Sobre el tema afgano el Führer está de acuerdo con mi memoria contra el Min. de Ext. Habicht ya puede ir trayéndose a su gente de Moscú... Emprender algo desde tan lejos contra el estado Afgano sin el apoyo activo de Moscú no parece más que una forma de dispersión de fuerzas. Eso solo es posible, si acaso, desde dentro.
Hay que consultar con la almohada lo de Noruega. Hay demasiados aspectos peligrosos, pero si sale bien, quizá podamos ahorrarnos cientos de miles de víctimas. Ahora hay que ir contra Inglaterra, aquí Francia no es tan importante, y la inactividad de los franceses es un elemento desmoralizador para ellos.
Habría que lanzar octavillas por el frente francés advirtiendo de que los negros están ahora en los pueblos franceses viviendo con las mujeres e hijas de los poilus.3
Hoy he pintado después de mucho tiempo. Estudios que hice hace veintiún años han llegado de Revel. Seguir pintándolos no los torna mejores, me temo. Pero esa actividad me aparta de pensamientos enojosos sobre la falta de camaradería justo en la parte de arriba del movimiento.
El jefe de región administrativa Dr. Meyer vino a visitarme el viernes. Tranquilo y seguro, como siempre. Una persona positiva y leal con la que siempre es un placer hablar.
Estos días pasados me visitó Amann y me relató una entrevista con el Dr. G.[oebbels]. A.[mann] había contratado en Polonia al editor y al redactor. Y luego G. había hecho «inspección» y destituido a la gente. Después de eso A. fue a ver a G. al Ministerio y le dijo la verdad dos horas seguidas. Le dijo que cómo se atrevía, que a dónde se creía se que iba con su despreciable Ministerio. Que ya nadie quería saber nada de él. Que todos los jefes de regiones administrativas estaban unánimemente contra él, etc. Parece que G. se quedó ahí sentado con cara de pena: querido compañero de partido A., no es necesario que nos separemos así, ya le ofrecí al Führer hace un año mi dimisión, etc. A. dice que fue bochornoso, y que en casos similares él había amenazado con cosas bien distintas.
Scheidt ya tiene lo que necesitaba y está viajando a Oslo. La operación uno está preparada, la dos está en marcha, y ahora la cuestión es si la tres se lleva a cabo y, en caso afirmativo, cómo. Vi el otro día a Ribbentrop sensato y —hasta cierto punto— informado. En el tema de Afganistán retrocedió claramente en cierta manera intentaba guardar las apariencias. Le hago llegar un breve informe.4
Hace unos días, estando con el Führer al mediodía, salió el tema de cómo estaban las cosas en el terreno de la política eclesiástica. El Führer dijo que su intento de tener una iglesia Evang.[élica] unificada como contrapeso a la Romana había sido un craso error. Tenía que haberse traído algunas ideas del país limítrofe, en el que el protestantismo había sido una religión nacional. Yo corroboré su punto de vista en el caso de los bálticos. Sus pastores habían sido la avanzadilla nacional. Y ahora entrarían en conflicto seguramente. Seguro que eran antiguo-luteranos, «confesantes». Y cuando descubrieran ahora que los confesantes locales están contra el estado se iniciaría también una ruptura entre ellos. (El jefe de distrito Von Corswant me comunicó en aquel momento que el pastor Bernewitz de Riga acababa de leer mis obras, y que había hablado con él.5 Y ahora no podía pegar ojo e interiormente se alejaba cada día más del cristianismo que hasta ahora había enseñado.) El Führer relató la recepción de los líderes eclesiásticos, en la que los «confesantes» y los «cristianos alemanes» a punto estuvieron de llegar a las manos delante de sus narices por las prestaciones. Entonces imitó el altisonante modo de hablar de Niemöller, y el Führer nos hizo leer la conversación telefónica [previamente sostenida] con él en jerga marinera.6 Consecuencia: vergonzoso hundimiento de los hermanos.
Sobre la observación de que la posteridad no conocería la postura rel.[igiosa] del Führer porque él no se pronunciaba, dijo que, en fin, que no era tan difícil. Jamás había permitido la entrada de un cura en una reunión del partido o en el entierro de compañeros del partido. Y quizá ahora la peste cristiano-judía avistara su final. Le parecía francamente atroz la mera posibilidad de una religión que, literalmente, se come a su Dios en la eucaristía. Además, las «buenas obras» solo eran «eficaces» si uno está en «estado de gracia». Pero eso lo decide la iglesia. Yo relaté la conmoción visual que sufrí en 1911 en el monasterio de Ettal, donde bajo la cúpula central se guardan los esqueletos de los santos en vitrinas, con anillos de oro en los huesos y coronas de oro en los cráneos.7 Fue una experiencia religiosa ashantiana. Yo veía las cosas de la iglesia Rusa como costumbres orientales no obligatorias acompañadas de hermosos cantos. En A.[lemania], en cambio, es terrible tener que creerse todo ese fetichismo. El Führer habló en la misma dirección. Opiné que al cabo de veinte años se verían mejor los efectos de algunas iniciativas. El Führer dijo: en doscientos años. Yo opiné que el desarrollo de los acontecimientos es a menudo inesperadamente rápido cuando la curva es descendente. Los problemas que ahora ocupan a la gente de cuarenta o cincuenta años ya no le preocupaban nada a nuestros jóvenes. Y sus hijos serían aún más independientes. Pero seguro que algún día llevaría alguien a cabo una reforma. Aunque no Hans Kerrl. Lo que provocó las risas de los presentes.
El Führer dijo que era concebible una enérgica intervención política, sin duda, pero solo cuando A. fuera enteramente independiente desde el punto de vista de la política exterior. De lo contrario, las disputas internas que se desencadenarían podrían costarnos la existencia.
Me encontré otro día con Göring en la Cancillería del Reich y le hablé de una propuesta de cambio en la Wehrmacht que tenía que ver con mi encargo. Se declaró dispuesto a renunciar al concepto de «dirección ideológica» en la Wehrmacht, y propuso él mismo que le aplicara a él también el concepto de dirección. Lo acepté de buen grado: él tendría poder directivo en el Plan Cuatrienal y yo en la ideología. Un viejo nazi frente al otro, cada uno con su tarea. Celebré esta actitud tan sobria como amistosa.
El 12 de enero prohibí a la prensa que prestaran atención a mi cumpleaños. Y a pesar de ello han llegado muchas cartas conmovedoras, de todos los rincones del Reich, me han emocionado mucho. Es un extraño sentimiento saber que progresivamente cientos de miles han vivido una revolución interior gracias a mis obras. Muchos han hallado en ellas paz interior y liberación, un nuevo sentido, pues el antiguo se había perdido. Me escriben mujeres y hombres, chicas y escolares, algunos componen versos, muchos describen su desarrollo. Un general de Ostmark me da las gracias por haber escrito la obra del pensador más grande de nuestra historia.8 Y yo siempre me pregunto: ¿Podrá soportar el pueblo a.[lemán] la carga de lo que está por venir? Si pudiera hacerlo, ideología e instinto de vida trabajarían conjuntamente y desencadenarían el mayor despliegue de fuerza de la nación a.[lemana]. Eso sería realmente una nueva época.
Hoy al mediodía el Führer estaba nuevamente de buen humor. La imprudente confesión de lord Lloyd de que Polonia no era más que un pretexto para la política bélica británica le había gratificado mucho.9 También las otras voces, muy confusas, muestran —como él decía— que a los ingleses no les van bien las cosas. Habían perdido el 60 % de la importación de alimentos, y querían reducir esa pérdida al 40 %. Durante la comida el Führer habló de Polonia. El menguado estamento que antes gobernaba trataba al país como si fuera una plantación, mientras ellos mismos vivían más en París que en el campo. Yo observé que ahí la Contrarreforma había llevado a cabo un trabajo de exterminio consciente, que se había impuesto un estamento embellecido con un barniz de cultura de sociedad capaz de irrupciones osadas pero incapaz para la acción constructiva. En Polonia no cabía esperar una verdadera resistencia, opinaba el Führer, y dándome una palmada en el brazo dijo sonriendo: los únicos que oponen resistencia son los bálticos. En efecto, cuando se les daba un negocio ya querían el siguiente, etc. Yo dije: puede que eso no sea del todo así. Porque, por ejemplo, el dueño de una fábrica de cuero recibe un taller de reparación de calzado y al dueño de un hotel se le ofrece un puesto de camarero, etc. Y ahí los afectados piensan que esa no era la idea.
Justo una hora antes le había enviado a Himmler una carta de contenido objetivo con documentos adjuntos.10 El trato con los bálticos no es tan cómodo como con los alemanes de Volinia que daban poco trabajo y siempre eran pequeños agricultores. El carácter báltico sabe desde luego que ha sido un modelo de cultura y las individualidades fuertes no aceptan sin oponer resistencia que unos funcionarios las lleven de un lado a otro como si fueran un rebaño de refugiados. Himmler siente antipatía por los bálticos. Es de suponer que de alguna forma habrá hablado rudamente al Führer del frío, del equipo de invierno que no acaba de llegar, etc.
Para terminar solicité al Führer que nos recibiera al Dr. Lammers y a mí para presentarle el borrador del proyecto. Como Hess estaba ahí al lado el Führer le preguntó si estaba de acuerdo. H.[ess]: no había leído la última versión. Yo: [«]Es muy similar a la que tiene usted[»] Führer: [«] Bien entonces, si Hess está de acuerdo, prepare el asunto [»].
Pero ha intentado tantas veces demorar el asunto que no estaré tranquilo hasta que esté efectivamente firmado.
Por lo demás, Hess trasladó al Führer el relato de un capitán alemán que después de muchos años había estado de nuevo en Odessa. Le explicó que, al contrario que antes, no había encontrado ni un judío entre las autoridades. Esto dio pie al comentario tan frecuente en estos días de si realmente se está preparando en Rusia un cambio en este sentido. Yo dije que si de verdad comenzaba esa tendencia desembocaría en un terrible pogromo contra los judíos. El Führer dijo: entonces quizá le pida a él la asustada Europa que vele por la humanidad en el Este... Todos se echaron a reír. F.[ührer]: [«] Y que Rosenberg sea el secretario de un congreso presidido por mí sobre el trato humano a los judíos... [»].11
Había aparecido, por lo demás, una nueva película rusa que versaba sobre antiguas disputas entre Rusia y Polonia. Yo: Sí, he oído hablar de ello, parece que también trata de la política del Vaticano de la época. F.: ¿Se podría proyectar la película en el futuro? Yo, afligido: si sale el Vaticano, aquí no se puede poner. Todos soltaron de nuevo una carcajada, claro está, y Bormann me dio un empujoncito sonriendo: algo así solo puede verse en Rusia, por desgracia.
El día 29 hablé detenidamente con el Führer sobre ciertos pasajes del borrador de mi proyecto. Expresó reparos respecto a algunos puntos. Que mi proyecto, dijo, abarque en general «la investigación y la instrucción científicas» se entenderá como una repetición de la aspiración cristiana a decidir sobre la ciencia exacta de la naturaleza partiendo de un dogma, a dictarle sus resultados. Si lo firmaba, se le reprocharían que tras otras «subyugaciones» ahora le tocaba el turno a la ciencia.
Yo: No tiene por qué verificarse ese recelo, porque en la frase siguiente se dice que yo solo puedo dictar directrices en lo referente a la concepción del mundo nacionalsocialista. En el resto de temas nuestra ciencia está de suerte, pues yo precisamente quiero eliminar la subalternancia, las censuras mezquinas, etc. (caso Bouhler). En los últimos años he sido yo, precisamente, el que ha abogado por una investigación libre. El Führer revisó de nuevo la letra del texto: Sí, nosotros dos podemos ponernos aquí de acuerdo sobre nuestra voluntad, pero los demás van a leer solo esta frase y vendrán con los más graves ataques. Nuestra concepción del mundo no puede dictar nada a la investigación exacta, sino inferir las leyes abstractas de su trabajo.
Yo: la concepción del mundo tiene más que ver con valores, es una actitud interior, lo que inicialmente no tiene nada que ver con la física, etc. A la hora de calcular todas las posibilidades partía, claro está, de la mayor certeza exacta posible de la ciencia natural.
Esta faceta positivista del Führer era nueva para mí. Como sin embargo cree también firmemente en la providencia, se siente cómodo en los dos mundos.
Hay, pues, que rehacer el borrador en algunos puntos. Pasado mañana se celebra una reunión de dirección;12 se van a reunir, pues, algunos oponentes.
Después de la reunión entregué al Führer un borrador en el que se ordenan trabajos preparatorios para la Escuela Superior, la firmó inmediatamente.13
Con ello se pone en mis manos «la investigación, enseñanza y educación nacionalsocialista». La tarea que tendré que acometer tras la guerra es enorme.
Visitas: Dr. Z.,14 que hizo un viaje por Francia con pasaporte holandés. No tiene ganas de entrar en guerra con nosotros. Grupos combatientes. Kaufmann J.15 de Brasil, que ha hecho en estos años con W.[ohltaht] y mi Negociado el reparto de algodón.
Informes sobre viajes de holandeses francófilos: han regresado de Francia llorando.
El alcalde X. de Bélgica (parte flamenca), sonriendo: si ustedes vienen solo tenemos que recuperar dos mutaciones consonánticas.
Wagerl Sch.[eidt] está de vuelta de Oslo. Hace un informe sobre las conversaciones de allí (adjunto [falta]). He hablado con Göring sobre apoyos.
Con el Dr. Gross he hablado sobre la fundación de un Instituto de Biología y Doctrina Racial (estrechamente vinculado a la Sociedad Káiser Guillermo).
Prof. Fischer tiene que venir a verme dentro de poco.16 Sesión del Consejo para la Defensa del Reich: protección de la juventud. Informes sobre el creciente abandono. Asumo la dirección de una acción educativa (al comienzo de la semana alocución ante personalidades destacadas, etc.).
Las lecturas recientes: Meinnike, Carl Schurz, G.[uillermo] de Orange, Felipe II; novela Lo que el viento se llevó (que esta novela contraria a las tendencias de los estados del Norte de 1862 haya alcanzado ahora una tirada de tres millones en Estados Unidos me parece muy sintomático; prosa ágil, en parte adictiva, pero inconsecuente, sin trasfondo, al final embarullado),17 Im goldenen Rahmen, Der Zauberer Muzot, Die Halbschwester (de repente cosas de Lothriger). Tanz ausser der Reihe (experimento, le falta el epos de nuestro tiempo de lucha); Mann vom See (un libro muy bueno de la guerra mundial).
Recientemente H.[agelin] de vuelta de Oslo, en tono de advertencia: a pesar de la declaración de neutralidad por parte de Noruega ante las instancias a.[lemanas] el actual gobierno se preparará para entrar en guerra, llegado el caso, al lado de Inglaterra. (Nota documental [falta].) Algo parecido escribe Scheidt desde Oslo. Le envié ambas notas al Führer la semana pasada. El domingo por la noche llegó la noticia del ataque británico al Altmark.18 Una acción francamente estúpida por parte de Churchill, confirma las opiniones de Quisling y las advertencias. Hoy he visitado al Führer y he hablado con él sobre el problema. Tras mi exposición y propuesta se derrumba el plan político de los noruegos. Tienen que ponerse a nuestra disposición para el caso de que nos veamos obligados a protegernos del corte de nuestras rutas a Noruega por parte de los ingleses. Los esfuerzos del Führer por preservar la neutralidad del norte y prepararse solo en el peor de los casos han fracasado. Y es innecesario escribir aquí sobre lo que viene ahora.
Últimamente me cuesta bastante trabajar. Hasta que no se tome una decisión sobre mi proyecto me va a faltar el impulso necesario para ello. He leído de Von Gagern Schwerter und Spindeln (muy particular, escrito con fuerza y sobre todo con enorme plasticidad), su Grenzerbuch y otros.19
El 29 de febrero estuve bastante tiempo reunido con el Führer. Le informé con todo detalle de los asuntos noruegos basándome en la memoria de Scheidt. El Führer, como es natural, está extraordinariamente interesado en el asunto y siguió expresando enfáticamente su deseo de que N.[oruega] y S.[uecia] sean realmente neutrales, pero está claro que a la vista del modo de proceder de los ingleses es inevitable un dramático agravamiento de la situación, y que, en conclusión, también por nuestra parte se todo tiene que estar preparado... (Memoria de Scheidt adjunta.)20
Se ha dejado de lado cualquier intento de llevar a cabo una operación política activa desde el propio país, en cambio se otorga un apoyo especialmente generoso a las fuerzas que simpatizan con nosotros. El Führer quería hablar personalmente con Sch.[eidt], pero este ya está otra vez en Oslo.
Luego le di la postal de R.[opp] desde Suiza. Este anunciaba «mucha nieve recién caída» y solicitaba una entrevista. Yo le había hecho saber que Von H.[arder] solo podía viajar en caso de que tuviéramos que contar con que continuara la nieve nueva. (Todavía no tengo respuesta.)
Además: autorización del viaje de Chappuis a Roma.21 Su hermana: la Sra. Gage.22 El vicedirector del departamento para América del F.[oreign] O.[ffice] tiene que oír lo que van a contarle. La señora G.[age] ha viajado a Roma con lady Halifax.
El Führer no ha firmado en primera instancia el proyecto. Me dijo que Mussolini ya le había pedido tres veces que no emprendiera ninguna acción contra la iglesia, que luego, tras la victoria, ya daría igual, y que él ya podría entonces hacer lo que quisiera. El Führer: [«] No debe olvidarse que M.[ussolini] en I.[talia] no tiene una posición semejante a la que yo tengo en A. Ni la corte ni la iglesia lo quieren, y si como han intentado lograr en reiteradas ocasiones la iglesia promulga una encíclica oficial contra el Reich sería ya muy incierto que M. pudiera llevar a Ita. a la guerra a nuestro lado. (Viaje de Sumner Welles.)23 Nombrarle a usted caería como una auténtica bomba, justo en este momento al comienzo de la gran ofensiva. La iglesia abrigará aún alguna esperanza de poder crecer. Nombrarle a usted supone que tendría que desechar definitivamente cualquier brizna de esperanza, dejarían de lado todas sus reservas. Por lo demás, en unas pocas semanas tendrán lugar los acontecimientos decisivos [»].
Como es natural, no me he cerrado en banda ante semejantes consideraciones. Es obvio que mi encargo va a levantar ampollas. Así que esperaré una vez más, y trabajaré en los preparativos.
El Dr. Leibbrandt viaja a Roma: por los problemas ucranianos y otros problemas del Este. Ahora hay muchos políticos del este de Europa en París y Roma y en el Min. de Ext. van teniendo claro poco a poco que saben muy poco de este tema. También hay que hacer las cosas para el Gobierno General. Las cuestiones allí son terra incognita.
Ayer llegó Hagelin de Oslo. Con la prueba de los preparativos franco-británicos de un ataque a Noruega. Le pedí que elaborara inmediatamente la nota que se adjuntará al documento y se lo envié todo al Führer a la Cancillería del Reich (adjunto [falta]).
Hoy he ido al mediodía a ver al Führer. Durante la comida se inclinó hacia mí: he leído su nota, esto se pone feo. Le puse al corriente de más detalles: oficiales del Estado Mayor francés están en plantilla de la legación francesa en Oslo como insignificantes funcionarios de inmigración y pasaportes. Uno de ellos está «prometido» con la secretaria de Quisling. Quisling la ha echado de inmediato. No ha podido contar nada...
Dado que Después de la comida envié también al Führer un detallado informe estadístico sobre Noruega. Sus necesidades de carburante y cereales son considerablemente mayores de lo que los primeros cálculos habían arrojado. El coronel Schmundt me comunicó después también ¡que Escocia estaba cortada al tráfico! 24 Son veinticuatro horas hasta la costa noruega. El señor Blisha vocea en su periódico: Noruega es una pistola encañonando el pecho de Inglaterra.25 Tienen que asegurarse de que no caiga en manos extrañas.
Hagelin, por lo demás, es muy hábil: ¡El Almirantazgo noruego le ha encargado a él precisamente la compra de cañones antiaéreos alemanes! Y así puede ir y venir sin correr riesgo. Pero se ha vuelto un poco «cardíaco». Jugar con la cabeza de uno debe de ponerle a uno nervioso a largo plazo.
Hoy es un gran día para la historia de Alemania. Dinamarca y Noruega ocupadas. Felicito al Führer por esta empresa en cuya preparación yo también he participado. Está contentísimo: ahora Quisling ya puede formar gobierno. Luego llegaron las últimas noticias: Kristiansund y Arendal tomadas.26 Solo quedaba Oslo, donde estaban oponiendo algo de resistencia. Hemos expresado nuestra confianza en que el gobierno noruego huido no haya secuestrado a Quisling. El Führer dijo que siempre había temido que Inglaterra se oliera algo. Yo relaté sonriendo la situación en Döberitz.27 Las tropas de montaña procedentes de Ostmark llevaban ya semanas alojadas allí. Adivine para qué. Rumanía, los Cárpatos hasta Eslovaquia. Para tranquilizar se había dicho «algo completamente extravagante»: ¡Noruega! Así, charlando como si nada de lo más secreto por si había amenaza inglesa.
El Führer: «Así como el Reich de Bismarck se erigió a partir de 1866, el imperio de la Gran Alemania se alzará a partir del día de hoy».28
Keitel me puso al corriente de los pormenores de la reunión en Copenhague de nuestros representantes con Quisling.29 El estado de ánimo general era inmejorable.
Posteriormente: Scheidt llevaba ya diez días aquí, había redactado un parte sobre las reuniones políticas de un representante del OKW con Q.[uisling]. Yo se lo entregué al Führer, el cual prohibió muy acalorado al OKW hacer indagaciones políticas (se adjunta el acta [falta]). Scheidt tenía que regresar inmediatamente para trabajar con nuestro agregado.30
Mientras esto ocurría se deliberaba con Hess sobre la cuestión de las clases confesionales en las escuelas. La situación legal no podría ser más dispar: clases impartidas por párrocos, clases extraescolares (en Baviera), algunas clases de contenido ideológico (Wurtemberg), formas más radicales en Ostmark y en el Warthegau.31
Yo defendí la opinión: la concepción del mundo del NS tiene que atravesar todas las asignaturas. En respuesta a multitud de peticiones tengo ahora preparadas tesis sobre la concepción del mundo nacionalsocialista. Presentárselas al Führer. Comisión conmigo para determinar su evaluación escolar. (Min. de Edu., Liga de Profesores.) Dije que había que terminar esto para poder avanzar hacia su implantación a nivel general. Además: la separación de estado e iglesia, como objetivo, es una posición liberal. Para nosotros es un estadio intermedio. Si por lo demás se sigue enseñando en las sacristías la concepción del mundo eclesiástica, etc., la discusión con ella resultará muy saludable para ponerse a prueba. Lo contingente y determinado por la época quedará depurado, y se retendrá más conscientemente lo permanente.
Cuando nosotros hayamos aprobado este trabajo comenzará en la práctica la revolución ideológica desde abajo.
Ayer y hoy de nuevo al mediodía con el Führer. Quisling llamó desde Oslo para hablar con el Führer. Como se trataba de Suecia, pidió a Ribbentrop que hablara. Por lo demás, el Ministerio de Asuntos Exteriores subraya que en realidad Q.[uisling] no ha hecho nada en Noruega. El Führer se expresó en el mismo sentido. Yo repuse que él había informado al coronel Sch.[mundt] de todo detalladamente, y que además había subrayado, advirtiéndonos, que el gobierno noruego hacía causa común con Inglaterra.
De nuevo lo que ocurre es esto: nuestra representación oficial se ha pasado años sin hacer nada para impulsar la formación de un movimiento germanófilo en N.[oruega]. Eso es algo que fundamentalmente se ha hecho desde aquí, que hemos hecho nosotros. Nuestro actual representante ha alabado incesantemente al gobierno noruego calificándolo de leal y de absolutamente neutral. Ha asegurado ¡que I.[nglaterra] no podía tomar represalias reales! Q. nos ha advertido, y yo ya había hecho entrega en junio de 1939 al Führer a través de Lammers de una memoria sobre la importancia político-estratégica de Noruega. Q. nos proporcionó detalles sobre el juego noruego. Y ahora se le hacen reproches porque no cuenta con la lealtad de nadie. Pero sus amigos están a las órdenes del rey. ¿Tendrían acaso que amotinarse sin más? Por lo demás tendríamos que esperar unos días; dado que la entrevista del Dr. Bräuer con el rey Haakon no ha tenido éxito ya no va a poderse gobernar con el «neutral» señor Koth.32 En lo esencial, por lo tanto, los funcionarios del Min. de Ext. no han cambiado: mucho tiempo sin hacer nada, y de repente frenética «actividad», y ello encima normalmente en el lugar equivocado. El Führer ve probablemente muchas cosas, pero todavía hay más que no ve. Donde yo he podido instruirle (Ibn Saud, Afganistán, etc.) ha resuelto con arreglo a mis ideas. Pero como yo dedico mi vida primariamente a trabajar sobre una concepción del mundo, la política exterior no puede sino permanecer en manos de otros. A mí esto me trae por el camino de la amargura, porque la ausencia de conocimientos en psicología de los pueblos y de imaginación que ya antes caracterizaba a los funcionarios del Ministerio de Asuntos Exteriores continúa siendo hoy su característica más notoria.
Hablé la semana pasada en Ludwigshafen, Münster, Hannover. Visité Saarbrücken, las alturas de Spicherner, pueblos destruidos por los disparos en tierra de nadie.33Antiguas trincheras francesas abandonadas con colchones y mantas. Un café francés convertido en un pequeño fortín de hormigón. Interminables búnkeres en construcción. Los franceses zapaban delante de nosotros. Oficiales y soldados en un fabuloso estado de ánimo. La ciudad de Saarbrücken, abandonada por toda la población, tiene un aspecto lúgubre. Las casas de los pueblos: montones de ruinas. Paredes derrumbadas, boquetes enormes en los muros. Si algún día todo Occidente tuviera este aspecto sería horripilante. La gente del Palatinado aparentemente tranquila, mucho más que algunos en Berlín.
Mañana salgo para Danzig: inauguración de la exposición Los Von Versailles y gran mitin. Luego conferencias ante oficiales en Düsseldorf, Coblenza, Kreuznach.34
Hoy viene a verme Hagelin, recién nombrado ministro de Comercio noruego, y me relata fresco y animoso los últimos acontecimientos en Oslo. Lo he puesto por escrito en una nota documental (adjunto [falta]). Luego H.[agelin] fue a ver a Ribbentrop. Al mediodía voy a ver al Führer y me entero por él de que ya ha recibido a H. El Führer está hoy estaba hoy muy callado tras la conversación con Göring. Raeder estaba de camino, con lo que no le pude pedir al Führer detalles. El señor Hewel35 del Min. de Ext. [El texto se interrumpe aquí.]
Los días 16, 17 y 18 hablé ante el Generalato y sus correspondientes seiscientos oficiales del Frente del Este en Düsseldorf, Coblenza y Bad Kreuznach. Los generales están firmemente convencidos de que a la orden —esperada— avanzarán victoriosos. Escuchan henchidos de orgullo las nuevas de Noruega; les relato algunos pormenores del desarrollo de los acontecimientos en el norte.
A mi regreso el día 19 los acontecimientos se han precipitado bastante. Habicht del Min. de Ext. ha aparecido de repente para participar una vez más «en la causa revolucionaria». Quisling, en cualquier caso, ha dado un paso atrás en favor de un Consejo de Administración general y el Führer quería establecer a un comisario del Reich (Terboven) en cierta manera doméstico. A la par llegó un informe de Scheidt, de Oslo, en el que anunciaba que las cosas estaban en un tris de irse a pique debido a nuestros representantes del Min. de Ext. y que trataban mal a nuestros amigos. Envío inmediatamente el informe del Scheidt al Führer (en el anexo [falta]). Al día siguiente, en el cumpleaños del Führer, ya no puedo abordar el tema, además tengo que partir enseguida a Danzig Leipzig para hablar allí sobre U[??] ante los editores. Como ahora se ha puesto de manifiesto, el Führer tiene la misma impresión que yo. Descontento con el Min. de Ext. (hemos puesto a nuestro legado Dr. Bräuer a disposición, sin función en Berlín). Terboven está inmediatamente subordinado a la Cancillería del Reich, con lo que escapa a nuestra burocracia.
Cuando le di mis regalos al Führer —una gran cabeza de porcelana de Federico el Grande, entre otras cosas— se le saltaron las lágrimas y dijo: «Al verlo se da uno cuenta de que nuestra determinación a la hora de actuar es pequeña en comparación con lo que él hizo. Él no disponía de los medios coactivos que hoy están a nuestra disposición».
El jueves 25 fui otra vez allí al mediodía. El Führer enseguida me llevó aparte. Me puso al corriente de la destrucción de la brigada británica, que aún no había sido anunciada, y de la captura del general británico con todas las órdenes secretas. De la localización de la organización británica de espionaje en Noruega. Los ingleses habían ido a tierra con cincuenta cartuchos de munición: así de seguros se sentían. Con ello se demuestran todos los avisos de Quisling sobre la colaboración entre Londres y el antiguo gobierno. El Führer: sí. También Terboven opina que Q.[uisling] y sus colaboradores nos son ideológicamente afines y auténticos amigos nuestros. Nunca había tenido en su vida tanta suerte como en esa acción. Cuando nuestro último barco de abastecimiento entró en el fiordo de Drontheim [?] se topó con el primer destructor de vanguardia británico, que fue destruí aniquilado con ayuda de un acorazado alemán.36 Y quería expresarme que había tomado esa decisión en relación a Noruega en base a las advertencias y documentos de Quisling que yo le había facilitado.
Obtuve de ese modo la confirmación de que la APA había cumplido un papel histórico. La ocupación de Noruega tal vez sea decisiva para el curso de la guerra.
Yo le dije al Führer que consideraba necesario que también Q. y sus colaboradores fueran tratados decorosamente. El actual Consejo de Administración estaba dirigido por masones, había que dejar a Q. las manos libres. De lo contrario tendríamos que gobernar solo con el ejército. Por el lado alemán Terboven era bastante ajeno a los temas nórdicos. ¿Quién había luchado de verdad oficialmente en favor del norte? Solo la Sociedad Nórdica. Y ahora los que se relacionaran con los noruegos debían ser también gente que conociera el país y a la gente. Q. me había vuelto a pedir que dejáramos a Scheidt en Oslo. Tal vez podría ser agregado de Terboven. El Führer dijo que yo estaba completamente en lo cierto.
Como el Comisariado del R.[eich] de Noruega depende de la Cancillería del R.[eich] Schikedanz se reunió con Lammers, el cual lo nombró delegado de la Cancillería del R. Ahora pasan por sus manos todos los intercambios documentales con Noruega (y esto incluye al Min. de Ext.). Terboven puso mala cara, ciertamente, pero se conformará con esta disposición. Schi[kedanz] ha viajado esta mañana a Oslo para examinar la situación, tranquilizar a Q. y, llegado el caso, adjudicar ya a Scheidt a T.[erboven].
En círculos así llamados «políticos» que no han hecho nada circulan observaciones irónicas sobre Q. y yo, que lo apoyé; es lo que me acaba de decir Lohse desde Kiel.37 Son esa clase de inútiles criaturas que quieren cosechar sin haber sembrado —y de hecho cosechan con demasiada frecuencia—. Burlarse después secretamente de los que les han permitido cosechar es típico de su carácter. Con todo, que esta chusma prolifere entre nosotros es en cierta manera estremecedor.
Ha salido publicado mi Handbuch der Romfrage («Manual sobre la cuestión romana»). El resultado de cuatro años de trabajo de un aplicado círculo de investigadores.
El día 27 visitando al Führer al mediodía le pregunté si aprobaba el texto de mi conferencia a los oficiales, ya que iba a ser enviado al cuerpo de oficiales. El Führer aseguró que la conferencia era muy buena y que podía dejarla como estaba. Durante la comida se habló de la traducción del libro ruso Duerme más rápido, camarada.38 El Führer echó el resto y dedicó media noche a leer esas imágenes de la miseria de la Unión Soviética en clave «humorística». Se trajeron y repartieron ejemplares para los que no conocían el escrito. Luego todos oímos la retransmisión del discurso de Ribbentrop sobre los documentos noruegos. O sea, que tuvimos que esperar un poco. El discurso estaba previsto para las 14.30. Pasaron 5,8 minutos. Yo dije: no empieza esto con mucha puntualidad que digamos. El Führer, haciendo el correspondiente movimiento de mano: «El Ministerio de Asuntos Exteriores siempre llega demasiado tarde».
Al final R.[ibbentrop] leyó con buena voz al principio, luego se equivocó varias veces, omitió en un pasaje39 la palabra «no», lo que confirió al discurso justo el sentido opuesto, se corrigió, etc. No muy emocionante. El contenido de los documentos mismos es terriblemente embarazoso para Londres. Es muy probable que Churchill haya sufrido unos cuantos ataques de ira. Es justo como me lo había imaginado: colérico, fogosamente terco, pero de limitada inteligencia, esto es, sin circunspección o comprensión profundas. Ya lo ha demostrado en reiteradas ocasiones (Amberes, Galípoli).40 Su senilidad evidencia que Inglaterra no ha encontrado a ningún otro Führer. Seguro que el pueblo es tan correoso como siempre, pero los Chamberlains ya no sostienen la hipnosis británica. Ellos lo han querido. Al margen de los errores de Ribbentrop, tenían abiertas todas las puertas de Alemania. Pero querían dominar a toda Europa además de al resto del mundo —y ahora se dan de bruces contra nuestra Wehrmacht.
El discurso de Ribbentrop ha sido ampliamente comentado por la prensa mundial. Y eso que su Min. de Ext. ha estado a punto de provocar la mayor derrota. Si se hubiera hecho caso a nuestro legado en Oslo y a los consejeros del Min. de Ext. en Berlín ahora los ingleses ocuparían triunfantes Oslo y Estocolmo.
Al término del discurso Goebbels se dirigió a mí: era un escándalo que se tachara a Q.[uisling] de traidor a la patria. Había prohibido a los periodistas dar pábulo a esos bulos, etc. Era una vileza justamente por parte de esos señores que no han contribuido personalmente en nada. Q. albergaba la idea de una federación pangermánica bajo dirección alemana. ¿Quién sino él había hecho de verdad algo en Noruega por nosotros? N.[oruega] estaba ligada a I.[nglaterra] por la economía, orientada hacia Londres en más de un 90 %. Exigía mucho valor oponerse a eso.
El Dr. G[oebbels]: ¡¿Se imagina cómo ha tratado Habicht a Q.?! Le ha dicho que la política es así: que cuando uno ha cumplido su función se tiene que ir...
Yo: Lo que ese señor debería hacer es no meterse en temas que afectan a pueblos extranjeros. En Afganistán quería montar una revolución sin tener ni idea de un trabajo de años. Eso se lo eché yo por tierra.
Cuando felicité a Hess el día 26 le conté todo lo que había ocurrido en el tema Noruega: desde junio de 1939 y los primeros avisos hasta hoy. También le expliqué el papel de Habicht. Hess: esperemos que sea su última salida de tono. Yo: esperemos. A este pedante desequilibrado deberían retenerlo en un despacho y no azuzarlo contra otros pueblos.
Hamsun ha escrito a la Sociedad Nórdica.41 Llama a Noruega a la neutralidad. Claramente alineado contra Inglaterra. Sigue confiando en la integridad del «reino de Noruega» en base a las declaraciones alemanas. Olvida sin embargo que fueron pronunciadas antes del llamamiento del rey Haakon a las armas. Ahora es ya demasiado tarde y Alemania jamás podría permitir que Inglaterra volviera a tener la posibilidad de usar a Noruega como navío portaaviones contra nosotros. Está claro que el Führer jamás permitiría algo semejante. El otro día, tras su cumpleaños al mediodía, dijo: «Drontheim va a tener que ser tan fortificada que a su lado Singapur va a ser un juego de niños».
Los trabajos de investigación para la Escuela Superior ya han adoptado una forma más definida. Habrá en consecuencia graves enfrentamientos con la burocracia educativa en el Ministerio. Envío hoy a Hess una presentación más extensa para ponerle al corriente.
Acabo de estar con el Führer. Estaba contentísimo: había llegado la noticia de la reunificación de las tropas entre Oslo y Drontheim. «Esto es más que una batalla ganada; se ha ganado una campaña.» Parece que las tropas se abrazaron, un enorme alivio para los habitantes de Drontheim. Ahora viene el traslado. Durante algunos días los zapadores prepararán el terreno, luego defensa antiaérea pesada a tierra a Drontheim, fortificación del aeropuerto local. El Führer habla de la futura autopista a Drontheim. Después del mediodía el Führer se sienta en el sillón, junto al piano, completamente absorto, sigue pensando en los combates librados.
La conversación gira en torno a la cuestión nórdica. El Führer subraya el dispar modo de tratar a los heridos alemanes en Polonia y en Noruega. Los médicos y enfermeras noruegos curaban hasta que ellos mismos caían, los infrahombres polacos sacaban los ojos a los heridos. Yo expresé mi esperanza de que se eliminara pronto la capa de suciedad democrática de los escandinavos y de que en la médula del pueblo reapareciera el antiguo carácter germánico.
Mencioné la mezquina gestión de la asignación de nombres: un padre me bombardea con la queja de que las instancias alemanas le han impedido llamar a su hijo Ragnar. El Führer habló después muy negativamente de los funcionarios. Hewel (hombre de enlace del Min. de Ext.) dijo sonriendo: ¿Lo mismo vale para el Min. de Ext.? El Führer guardó silencio. El Dr. G.[oebbels]: Un silencio elocuente. A continuación el Führer: Ahora precisamente no podemos hacer una excepción con el Min. de Ext... Es curioso que los diplomáticos hagan el papel de idiotas en todas las operetas, desde la más antigua a la más reciente. No es casual. El padre de varios hijos hacía que los capaces heredaran su hacienda o hicieran cualquier otra cosa buena. Y enviaba al servicio diplomático a los espiritualmente incapaces... Un silencio seguramente turbador.
Con Noruega el Führer ha conseguido subsanar por los pelos un gran error del Min. de Ext.
Pero en general: nunca van a cambiar.
Sch.[ickedanz] regresó el sábado de Oslo. La gente de Quisling celebró su visita como la de un ángel salvador. Ha ocurrido una vez más: ¡los amigos maltratados por funcionarios incompetentes! El protocolo de la entrevista con Habicht es sorprendente. La carta de Q.[uisling] a Sch.[ickedanz] en la que dice verse traicionado muestra a las claras lo deteriorada que estaba al final la situación. Y el intrigante y jactancioso Terboven pensará en su próximo protectorado y no en leyes etnológico-raciales objetivas. Como Oberpräsident de la provincia del Rin tomó el pelo al jefe de región administrativa de allí, y es capaz de reducir a la ira y a la desesperación hasta a un hombre tan elegante y sereno como el Dr. Meyer, lo cual es desde luego muy elocuente. Pero su «lealtad» a X42 probablemente le ha promocionado hasta su puesto.
Lammers ha leído hoy también los dos documentos y ha llamado por teléfono asombrado a Schickedanz. Quería entregarle los documentos al Führer de inmediato. Con lo que estoy completamente de acuerdo. Porque el Führer no debe pensar que quizá sea solamente yo el que tiene una impresión pésima de nuestros hombres del Min. de Ext.
Entretanto se está empezando a mover otro asunto: Rumanía. El actual Führer de la Guardia de Hierro ha estado hoy viendo a Schickedanz. Carol le ha enviado una delegación especial para obtener de él una declaración de lealtad. Él acepta, pero con una condición: alianza con las potencias del Eje. Pero ya es demasiado tarde para eso.
El hombre encargado del abastecimiento de petróleo del Ministerio de Marina, Dr. Z, ha estado hoy aquí: de Rumanía. Nuestros tres enviados están peleados entre sí. Dice que el cabeza de familia de allí ha inducido a Carol a hacer con su petróleo lo mismo que el presidente mexicano. Z. nos informa del volumen de nuestras reservas...
Ha venido un general rumano. Por favor, construir el «muro del este» rumano, esto es, su muro del oeste. Camuflado como ayuda para la construcción de carreteras. Todo esto es una situación difícil. El griterío de los ingleses en el Mediterráneo no la hace más fácil.
Varias reuniones en relación a las agencias de la Escuela Superior. Si al final funcionan institutos con especializaciones diferentes pero unitariamente dirigidas en diez universidades podemos esperar razonablemente que en cinco o diez años se disponga de documentos importantes para una nueva educación. Rust y Wächtler escriben sobre libros de texto para que nuestra concepción del mundo penetre en las asignaturas (ciencias naturales, alemán, historia), de modo que aquí pueda ya expresarse la nueva actitud religiosa.43 Me gustaría oír qué juicio le merece al Führer mi nuevo folleto «Creemos en una Alemania eterna». En él se ofrecen los rudimentos de la reelaboración ideológica de las asignaturas arriba mencionadas
En los últimos días he leído: Grübeleien de Frenssen (dos volúmenes).44 Un hombre agudo y sin embargo limitado que, gracias a ello, precisamente, consiguió mantener su unidad de conciencia. Anticipó en el sentimiento mucho de lo que nosotros llevamos políticamente a efecto. Además, algunos folletos de teólogos suizos sobre el «neopaganismo» a mí me recuerdan a un gallinero antes de la tormenta. Desvalidos, armando griterío. Deseo: volver a la ortodoxia. Incapaces de hacerlo, sin embargo, porque cien años de investigación histórica han socavado la ortodoxia.
Lammers ha leído el protocolo y la carta de Quisling y está conmocionado. Quiere llevárselas él mismo al Führer. El Führer mismo está muy decepcionado con el modo en que discurren los acontecimientos en el asunto noruego. Qué otra cosa cabía esperar cuando los Habicht, los Terboven, etc., se ponen de repente a «trabajar».
Darré quiere volver a hablar conmigo. Acude a mí después de llevarse una decepción con Himmler. Creo que le ha dado mucho que pensar una entrevista que celebramos hace aproximadamente cuatro años. En un viaje a Berlín me contó que parecía que estaba orgulloso de su trabajo legislativo: H.[immler] y él habían sido débiles al principio. Pero después se habían aliado y ya eran fuertes. Nada como el poder sobrio y una política de alianzas también en el interior. A eso yo le dije que yo defendería una postura, independientemente de que la gente estuviera en contra o a favor, si estuviera profundamente convencido de que era buena para el movimiento. Lo haría aunque al final me quedara solo.
Ahora Darré había montado a Himmler su Oficina de Razas y Asentamientos. Luego H. había dejado de necesitarlo, y pese a estar continuamente con el Führer por su condición de jefe de la Policía, lo había «eliminado». Había recibido luego, «en base a la situación en la política exterior», la misión de reasentar a los alemanes desplazados lo cual, legalmente hablando, era la tarea original de Darré.45 D.[arré] tuvo conocimiento de esta deliberación por terceras instancias. Y ahora Darré quiere volver a remarcar la parte ideológica, lo cual yo celebro. Podría inspeccionar un instituto de la Escuela Superior en Halle. El jueves le invito a tomar un té.
Hoy al mediodía Himmler informó al Führer del comportamiento de los judíos en Polonia. Dijo que allí donde se les encomendaba la vigilancia de sus compañeros de raza se conducían como los más despiadados negreros. Por ejemplo, se había introducido la obligación de trabajar, pero los ricos se exoneraban de ella. Pagaban por ello veinte zloty a la comunidad judía, y la comunidad judía contrataba en su lugar a un judío pobre por tres zloty al que mataban a trabajar. Los otros diecisiete zloty se los metían los jefes en el bolsillo. El Führer citó aquí las palabras de Wagner.47 De nuevo se subrayó aquí el intachable comportamiento de los noruegos con nuestros heridos. El Führer desea liberar pronto a los detenidos noruegos en consideración a este hecho. ¡Excelente! Si lo anterior no hubiera ocurrido.
Nuestro «cocómplice» en la agregaduría de la marina en Oslo también ha enviado a Raeder un informe sobre Noruega que coincide con la posición que yo defiendo. El OKW firmado por Keitel me envía una copia con la observación de que es también la opinión del Führer. (Es decir, del gobierno de Quisling.) Durante mi viaje a Renania varias personas le han insistido de modo y manera que ya no está contento con el desarrollo de los acontecimientos. Si eso es suficiente para introducir cambios en el Comisariado del Reich me parece improbable. T.[erboven] y compañía pondrán de su parte para contrarrestarlo toda clase de trabas, subrayando que cumplen las instrucciones del Führer. Lammers no ha hablado todavía con el Führer. En cambio T. ya ha venido hoy a hablar con él.
La ira del papa ante la resolución de Mussolini de mantenerse al lado de Alemania y, llegado el caso, desfilar junto a nosotros anuncia reacciones extranjeras. ¡Dicen que si en efecto esto ocurre Pacelli tiene la intención de irse a Lisboa!48 L’Osservatore Romano es el centro de todos los enemigos de Alemania y de los opositores a Mussolini. Farinacci exigió su prohibición, lo que desató las iras en el Vaticano así como la amenaza directa de tachar públicamente a F.[arinacci] de «infiel».49 Es muy improbable que Mussolini deje al papa de lado. Cuando la guerra estalle allí, la enemistad del Vaticano tendría graves consecuencias para él; al fin y al cabo el fascismo no está internamente dispuesto a emprender una verdadera guerra ideológica.
En el ejército francés luchan unos diecisiete mil sacerdotes y clérigos regulares; cantos de victoria de la iglesia en Francia por esta «levadura de la fe». Mejor que aquí las cosas sean distintas, esa gente solo causaría estragos. Pero como no se ponen voluntariamente a disposición de Alemania, después de la guerra se emitirá un juicio sobre la postura de la iglesia Romana. Por lo que parece, la iglesia es lo suficientemente ingenua como para negarse a creerlo, de lo contrario habría hecho ya algún gesto. Pero mejor así.
Por lo demás: Ribbentrop me enseñó recientemente una traducción del escrito de Mussolini a Reynaud. En él subraya su alianza político-militar con nosotros y da a Reynaud una bochornosa negativa. Una carta muy honorable, y parece como si M.[ussolini] comenzara ahora a convencer a Italia de la necesidad de su política. En el encuentro en Brennero se convenció de la victoria de Alemania.50
Debido a que mi encargo ha sido aplazado se hace ahora patente cuán necesario es para esta época un decidido ajuste interior, y cuánto falta. El Dr. G[oebbels], que tanto habla de las guerras espirituales, tal vez haya encontrado el tono correcto entre los levantinos, pero no para el pueblo alemán. En el «ramo» cinematográfico, películas inconscientemente filobritánicas, ya cuando el conflicto era inminente «Lied d. Wüste» (Canción del desierto), ahora de corte exageradamente proirlandés «Der Fuchs von Glenarvon» (El zorro de Glenarvón), junto a repugnantes problemas entre padre e hija «Weg zu Isabel» (Camino a Isabel). Un mixtum compositum como «Befreite Hände» (Manos liberadas) pasa por ser arte y tomas del París de antes de la guerra se consideran atractivas y cercanas al pueblo «Nanette, Ihr erstes Grlebnis usw» ([Nanette, Su primera experiencia], etc.).
La señora Ritter, sobrina de R.[ichard] Wagner, lleva años desesperada.51 Hoy ha venido a verme y estaba bastante deshecha. Su marido tiene una nueva película, «Über alles in der Welt» (Por encima de todo), en la que está implicado el atentado del 9 de noviembre de 1939. La cuestión: se puede sacar eso o no. Se podría decidir que sí o que no. Pero el Dr. Goebbels le dice a R.[itter]: ruede usted la película de modo que todo el tema del atentado pudiera dejarse de lado. No tiene tampoco luces para la composición artística. Lo siguiente será omitir el cuarto acto de un drama de Shakespeare por tratar un tema espinoso.
Recientemente el Führer ha concedido al Dr. Dietrich el derecho general de mando a la prensa. Pero con eso no va a cambiar nada. G. va a seguir actuando como un veneno, igual que hasta ahora.
El día de hoy será siempre importante para la historia alemana. Comienza la lucha final, la que decidirá el destino de Alemania. Quizá para siempre, durante los próximos siglos con toda certeza. Los holandeses llevan ya siete días agitando los ánimos contra nosotros, dando vía libre a todos los emigrantes. Lo único que han querido siempre es hacer negocios y hacían causa común con todos los judíos del mundo. Y ahora también ellos van a tener su propio destino. El comportamiento de Holanda muestra cuán lejos está de la esencia alemana desde 1648. Bélgica, el nacimiento contranatural del siglo XIX, era valona, hostil. El rey Leopoldo no ha podido hacer nada contra este hecho; por lo demás, estaba financiado por acaudalados judíos. Hace un par de meses el alcalde de X., de Bélgica, durante una visita a mi Negociado me dijo lo siguiente: Si ya venís, de acuerdo. Solo tenemos que recuperar dos mutaciones consonánticas.52
Ahora sí que ha estallado de verdad una guerra de concepciones del mundo, mucho más enconada que la de 1618. Y nuestro enemigo en el Vaticano lo sabe. La lucha contra Roma tocará a su fin en Alemania, tras la victoria. El Servicio de Seguridad me ha enviado hoy pastorales de algunos obispos nuestros: furiosos por mi discurso «Mujer y madre» con men la afirmación de que la guerra de aniquilación contra la iglesia y el cristianismo continúa. Ha llegado una carta de Roma que me ha emocionado mucho. Era de una alemana desplazada católica a la que habían metido a monja en un convento. En un convento de élite, incluso. Pero ella todavía albergaba reservas claramente. Querían vencerlas, la sentaron en una celda, cuando esto no ayudó, en agujeros prácticamente sin luz. Como consecuencia cayó enferma. Familiares suyos le habían dado un ejemplar de El mito. Y el libro consiguió hacerla despertar. Lo leyó, casi se queda ciega haciéndolo, ha tenido que estar en tratamiento durante meses. Ha perdido un ojo, y a punto estuvo de perder el otro. Ha dejado de ser monja y se ha librado de sus votos. Y ahora me da las gracias por haberla liberado interiormente. Dice que yo tenía razón en todo lo que decía sobre la iglesia Romana.
Es una carta entre muchas otras semejantes que he recibido en los últimos años. Un repaso de estas cartas será algún día de muchísimo interés histórico. Las cartas muestran cómo una antigua fe se rompe, se desvanece, deja de convertirse ser una fuerza. En ocasiones me digo: ¿Habrías escrito el libro a la vista de estos destinos individuales? Y la respuesta es por supuesto afirmativa. Porque la gente lo agradece, sintieron que yo pronunciaba estructurada y fundadamente lo que ya percibían vagamente y no se atrevían a pensar. Y ahora la hipnosis del incienso es cosa del pasado, al menos para varios millones, que de lo contrario jamás habrían despertado.
El 4 de septiembre al mediodía con el Führer. Salía justo en ese momento con Lammers de la sala. Había habido conferencia sobre Noruega. En la comida me dijo enseguida: «He leído su exposición sobre las cuatro alternativas». Yo: sí, la situación en N.[oruega] es un embrollo[,] desde que Habicht echó a Q.[uisling]. El F.[ührer]: «Esos idiotas del Ministerio de Asuntos Exteriores han actuado contra mis órdenes; Bräuer y Habicht». Yo: pero ellos en cambio han apelado precisamente a sus órdenes. Entonces expliqué que Terboven proseguía con los métodos de Habicht, y que lo grotesco de todo esto era que ¡ante el F. él lo presentaba como cordialidad y camaradería para con Q.!
El F. está otra vez muy enfadado con el Min. de Ext. Bormann le dio a Hewel en la mesa una instancia de una petición de entrada de una húngara. El F.: Y esto sigue ahora «la vía oficial». Hewel: No, lo hacemos al margen de la oficina. El F: por la vía oficial, si la guerra dura siete años, el asunto estará gestionado más o menos al final de la guerra...
Al F. le da rabia que los asuntos noruegos se hayan gestionado así. No habría ocurrido nada de esto si yo no hubiera estado ausente, impartiendo conferencias para los generales en el Este, y él me hubiera hecho llamar.
Le relato al F. los hallazgos en un palais Rothschild en París.53
Trampilla y sótano secreto con sesenta y dos cajas llenas de documentos, libros y otras cosas. Entre otras una caja con bustos de porcelana de Federico el Grande. En cada uno, con un acabado finísimo, el uniforme de un regimiento.
El día posterior a la noche de la abdicación de Carol II el Führer lo sacó a colación en la conversación: lleno de desprecio. Me preguntó si conocía personalmente a Antonescu.55 Contesté negativamente, pero le informé de su posición. Ministro de la Defensa con Goga. Y cuando expulsaron a este último Antonescu se mantuvo a su lado. Cuando Goga regresó de A.[lemania], lo recibió oficialmente en la estación de Bucarest. A los reproches respondió: G.[oga] es mi líder político, siempre lo recibiré. Ahora había sido detenido. Quería proponerle personalmente reformas al rey, pero fue recibido por Urdarianu, un subordinado de menor rango.56 Esta especie de secretario le dijo a A.[ntonescu] que le expusiera a él el asunto que deseaba tratar, a lo que A. dio media vuelta y se marchó de allí furibundo. Luego al mediodía, en compañía de otras personas y delante del servicio, expresó con la mayor claridad y sin pelos en la lengua su opinión sobre el rey. Posiblemente llegó a oídos de Carol, y al poco se dictó prisión preventiva para A. C.[arol] tuvo que llamarlo —para ser ahora él el expulsado—. Estoy al corriente de los detalles por boca de la señora Goga, la cual había estado recientemente en Berlín y había venido a verme bastante deshecha. Ahora su única preocupación era el mausoleo de su marido muerto y el temor de que Cuicea acabara en manos húngaras.57 Lo cual ha ocurrido ahora. Yo le dije esto al Führer y él se encogió apenado de hombros.
Luego la conversación recayó sobre el Este. En contra del plan del Dr. Ley de construir junto al viejo Mariemburgo58 un nuevo castillo-escuela, se decidió desplazar el castillo a los lagos de Prusia Oriental. Yo dije que como no se podía construir un palacio Sanssouci al lado del palacio Sanssouci, tampoco podía edificarse un nuevo Mariemburgo. Los maravillosos lagos de Masuria están desaprovechados, el Dr. L.[ey] bien podía llevar a cabo una hazaña cultural si levantara allí una fortaleza oriental, amén de pequeños asentamientos, algunos hoteles, etc. El jefe de región administrativa Forster era del mismo parecer.59
Para mi regocijo el Führer puso de relieve que al término de la guerra quería construir en el Este las mejores instalaciones culturales: teatros, museos. No había de convertirse en el destierro de funcionarios incompetentes. Dijo que era un país muy bonito. Yo: si sigue viajando desde Prusia Oriental un poco más hacia el norte encontrará también otro hermoso país. El Führer sonrió, pero se abstuvo de hacer comentarios.
Pese a la franqueza que reina en las conversaciones que sostenemos en la mesa el Führer se impone reserva en lo tocante al futuro en asuntos de política exterior. Probablemente ha tenido que enterarse en más de una ocasión de que sus observaciones acaban en boca de todos. Y al contrario, cuando le dedica especial atención a un tema es porque sabe que sus comensales le darán cumplida difusión. Y por eso estas conversaciones son también educación política del partido. Tomo nota de algunas cosas, pero esta pereza que no consigo superar me impide llevar un diario sistemáticamente para poder revivir después en la vejez esta época.
El Dr. G.[oebbels] está casi a diario allí. Se ha trazado la meta de rentabilizar su diario y dar prueba a la par de su relación «íntima» con el Führer. Ya en una ocasión prohibió60 el Führer la proyectada publicación de semejante libro. Pero G. va a sacarlo adelante, si bien con muchas tachaduras. Nuestra editorial central le ha ofrecido dos millones, a tenor de lo que he oído. Al Dr. G., por lo que se ve, le parece muy poco. Por lo demás G. ya ha demostrado en Vom Kaiserhof zur Reichskanzlei (Del Kaiserhof a la Cancillería del Reich) que carece de todo sentido para atenerse a lo sustancial al exponer algo. Se hace patético, ambiguo y afectado, como en sus descripciones de antes de que «el sol se ha puesto en Schielowsee».61 Un inaudito descubrimiento digno del diario.
Hoy, exposición bastante extensa ante el Führer sobre mis ocupaciones. Por favor, visitad la exposición Grandeza alemana antes de la inauguración en noviembre. Acepta. El Führer leyó después mi acuerdo con el OKW y lo aprobó. Sobre la cuestión de si debían tener lugar cursos de instrucción para oficiales en formación en el partido, el Führer se posicionó a favor de esta propuesta: los nacionalsocialistas han prestado servicio en la Wehrmacht para recibir formación militar, y la Wehrmacht tiene que ir a formarse política e ideológicamente al movimiento. Yo acababa de escribir a Göring manifestando la misma opinión. Informe al Führer sobre la creación de los institutos de la Escuela Superior en Múnich, Frankfurt, etc. Conforme. Anuncio de la inminente publicación de un escrito sobre la paz de Westfalia. En relación a Arte en el Tercer Reich[,] actualmente tirada de ochenta mil[,] declaró el Führer: «la revista más elegante que hay en Alemania». Yo le informé sobre nuestra exposición y en este punto le recomendé para posibles encargos futuros a Scholz.62 Luego expliqué mi propuesta de que firmara, en el momento en que estimara oportuno, la concesión de plenos poderes en el tema ideológico que ya habíamos discutido, y al mismo tiempo propuse la disolución de la APA. Todos los servicios que podía prestar en forma de iniciativas ya habían dado sus frutos. Tras la guerra había perdido su sentido. Expuse brevemente el trabajo: Suroeste, Norte, Brasil, Dep.[artamento] de Prensa, etc.
El Führer quiere dejar para el final de la guerra mi folleto «Creemos en una Alemania eterna»: «Ahora tenemos que ser comedidos en relación a algunas cosas, ¡más adelante ya no tendremos que imponernos a nosotros mismos reservas de ninguna clase en la defensa de nuestra voluntad!».
El Führer remarcó en términos generales que le dolía tener que propinar esos golpes al imperio inglés. Pero no había otro remedio. Tenían a un idiota al frente, a un idiota en sentido literal (Churchill), los demás no eran más que unos fantoches. Por lo que respectaba a Rusia, el Führer ratificó mi visión de asunto: Stalin había esperado que en tres años todos nos desangráramos. Si ya el asunto polaco no le había sentado bien, la ocupación63 de Noruega asunto no le había gustado nada de nada, pero lo que le horrorizaba era la rápida captura de Francia. El aseguramiento No de Rumanía tenía como meta, claro está, protegerse de R.[usia]. Por lo demás, estaba ahora cambiando su actitud frente a los fineses. Habían luchado valientemente. Yo: Los fineses son un pueblo de gente decente. En el sur acusadamente germánicos, hacia el norte más deslavazado. No era de extrañar que tuvieran buenos atletas.
El Führer espera que la guerra con Inglaterra no dure demasiado. En sí ya estaba decidida, lo que ahora estaba en juego eran las dimensiones de la destrucción.
En la comida el Führer habló emocionado de Luis I, el cual había hecho de Múnich una ciudad alemana llena de arte.64 La construcción de la biblioteca, de la pinacoteca, de la universidad habían sido, a la luz de las circunstancias de la época, hazañas culturales. A continuación habló imbuido de respeto del conde de Schack, de su galería y de su obra sobre ella.65
La nueva obra de la Königsplatz iba a perpetuar el nombre de Schack.
Hewel nos informa sobre la huida de Carol, el cual ha cruzado a toda velocidad la frontera rumano-yugoslava a ochenta k[i]l[ómetros/h] con el revólver en la cama de su judía. Quería pescar a la judía y confiscar el oro de Carol, pero no había salido bien. Wehrlin habló con mucha admiración de los rumanos y el Führer estuvo de acuerdo y dijo que Boris era un hombre inteligente.66 Una observación que el Führer hace solo rara vez, sin duda, cuando se trata de reyes de nuestra época.
Hoy ha llegado procedente del SD un interesante informe confidencial sobre lo que ocurre en la conferencia episcopal en Fulda. No hace mucho esta manifestó su lealtad al Führer —con un propósito patente—. Porque estar hoy contra el Reich equivale a un suicidio provocado. A continuación le hice llegar al Führer a través de Brückner mi informe sobre el comportamiento de la iglesia en y fuera de Alemania, y también llamé su atención sobre ello ayer. Y ahora resulta lo siguiente, muy interesante: el «enfermo» Faulhaber no había asistido y les había hecho llegar una humilde exposición. Según ella, ¡la táctica de combate contra nosotros había sido errada! Dice que en 1933 todavía éramos un riachuelo que podría haberse reconducido a aguas navegables cristianas por medio de acuerdos; hoy, en cambio, el nacionalsocialismo era una impetuosa corriente. Y solo cabía esperar una mejora de las cosas a muy largo plazo. Por lo que se ve, otros «príncipes de la iglesia» habían hecho declaraciones igualmente consternadas. La agitación había provocado algunas crisis nerviosas entre los ancianos. Uno de ellos estaba tan débil que ni siquiera había podido celebrar la misa. Luego, sin embargo, se habían infundido mutuamente esperanza: podía crearse un bloque latino-católico: Francia, España y Portugal —con Italia—. Actuaban contra el anticristiano Reich —y atraían a U. S. A. a emprender una guerra contra nosotros—. Encantador.
El Führer recibió el otro día un libro de oraciones jesuita. En él se recogían oraciones con las que uno podía obtener grandes absoluciones: había, entre otras, una oración para Inglaterra. El Führer se resolvió entonces en firme a llevar a cabo su viejo plan y recoger por escrito en su testamento su visión del cristianismo para que no haya duda alguna sobre cuál es su postura. Como jefe del estado no había tenido más remedio que contenerse, claro. Sea como fuere, después de la guerra se extraerán conclusiones unívocas de todo esto. En un convento de Ostmark se daba en una nota la siguiente dirección para la oración: no rezar por la victoria alemana. Hace unos días, un director de formación comarcal de Ostmark me comunicó que curas y conventos habían68 facilitado dinero a desertores para ayudarlos después a huir a Suiza. Los desertores habían sido capturados y fusilados, y los piadosos pastores estaban ahora entre rejas. Vuelve, pues, a operar arriba y abajo la traición ideológica al pueblo que en su momento nos llevó directamente hasta noviembre de 1918. Y tampoco reinará jamás la paz en el Reich hasta que esta organización «religiosa» en contra de la vida y la fuerza del pueblo alemán sea barrida de Alemania y los corazones de todos los alemanes hayan dejado atrás sus doctrinas.
Hoy ha venido Quisling de Oslo. No he tomado nota pormenorizada de las idas y venidas de este asunto. Brevemente: mis ideas han hecho que el Führer ordene a Terboven que venga a hablar conmigo. T.[erboven] se había resignado a reconocer a Q.[uisling], pero por lo demás él quería seguir poniendo en práctica su vieja táctica con el Storthing.69 El Führer se ha resuelto a pedir ahora que le informen con todo detalle para evitar contratiempos como los que se tuvieron con Bräuer, Habicht, etc. Como ya he consignado eso en notas documentales no voy a seguir escribiendo aquí nada más sobre este tema. Noto que cada vez me da más pereza escribir con la mano. Pero no sería indicado confiar estos escritos al dictado.
Hace un tiempo que mi ayudante Koeppen (Cu C. [ruz] de H.[ierro] II) está de nuevo en la oficina tras caer herido en el río Aisne. También otros trabajadores. Saqué a Urban de su guarnición polaca para cuatro semanas, el Dr. Ziegler me ha devuelto la llamada hoy desde Francia: tiene que estudiar a fondo todos los archivos sobre las iglesias. Vamos a necesitarlos antes de lo que pensábamos —y su estudio nos va a exigir aún algún tiempo.
Que hoy y estos días pasados escriba se debe a las bombas que caen sobre Berlín. No quiero acostarme antes de la una y media porque no puedo dormirme de todas formas. Casi todos los días después de las doce suenan las sirenas. Ayer por la noche fue especialmente feroz. Fui a ver los estragos causados en el eje Oeste-Este70 y en la Pariser Platz: muy considerables. En el norte, lamentablemente, las bombas británicas han vuelto a costar vidas humanas. Según informes dignos de confianza, también Londres se ha convertido en un auténtico infierno.
A veces me pregunto en qué se va un día de trabajo incluso ahora en estado de guerra, cuando el trabajo educativo ha sido prácticamente suspendido, así que tomemos este —hasta que se dispara la alarma aérea queda mucho tiempo— pequeño resumen:
Después de dormir a placer —la alarma dura hasta las dos de la mañana, a las 10.15 en la oficina—. Primero Schickedanz me informa sobre la entrevista de dos horas y media de Quisling con el Führer. En conjunto todo está bien y Terboven tiene que seguir una línea contra la que siempre se ha opuesto. Hoy continúan las reuniones. Llamo la atención de Sch.[ickedanz] sobre un artículo en el «socialdemócrata» holmiense, titulado: R.[osenberg] contra Terboven. O sea, que en Oslo ya se ha ido alguien de la lengua.
Luego llega correo. Entre otras cosas una carta del redactor de la revista católica El nuevo camino. Para congraciarse: yo habría dicho en una ocasión que la concepción del mundo nacionalsocialista era tan amplia que en ella encontraban cabida muchos temperamentos religiosos. Él quería acercar a sus lectores a la concepción del mundo nacionalsocialista. Mi Negociado había juzgado su revista pasable. Los obispos sentían un «frío odio» hacia él. ¿Podría recibirle?
Los mediadores, por lo visto, ya se han puesto manos a la obra. En los artículos adjuntos que hojeo se describe el alma «de los cristianos», que reconocen la misión de A.[dolf] Hitler. Oraciones. Títulos piadosos. Hasta ahora, ni rastro de nacionalsocialismo.
El Dr. Gerigk nos informa sobre la lista de literatura musical alemana que se encuentra en Francia, de documentos, etc.71 El Dr. Krüss72 colabora con él y pronto terminará.
Nos llegan noticias confidenciales a través de emisoras extranjeras, el estado de ánimo londinense, etc. Malletke, el jefe de brigada de las SS Zimmermann y Scholz hablan sobre la salvación de tesoros artísticos y de una colección de piezas de metal ¡de setenta y cinco mil toneladas!73 Hay que revisar en un viaje lo que se ha seleccionado y Scholz tiene que organizar en nuestros recintos una exposición de obras de artesanía y arte. Discutimos largamente sobre cuestiones relacionadas.
Retengo a Malletke y le hago partícipe74 de lo que le he dicho al Führer sobre su trabajo, igualmente de mi propuesta sobre el APA. Puede que Sch. y él lo pasaran mal aquí pues se habían merecido un reconocimiento oficial de su trabajo. M.[alletke] me respondió con cordialidad y su habitual honradez: las cosas se habían desarrollado así, sin embargo habíamos conseguido introducir un cambio de opinión en nuestro comercio exterior y para él y Harder había sido un placer trabajar conmigo. Era lo mejor que había vivido. Por él: ninguna preocupación. Tenía —por ejemplo a través de Wohltat— excelentes ofertas de trabajo (poner en orden los bancos Mendelssohn) y saldría adelante. Pero yo estaba interiormente conmovido por su actitud. M. me recomendó el trabajo de Schaefer, que podía trasladarse a la siguiente trab oficina.75 Y si a largo plazo volviera a presentarse la oportunidad él se pondría inmediatamente a mi disposición.
Dr. Heiding de la RJF76 nos da cuenta de su trabajo sobre cultura popular y solicita que lo empleemos en Hungría con las poblaciones locales. Ha hablado con el Dr. Basch.77 Toda la zona comprendida entre Croacia Italia y Hungría: Croacia tenía que enfrentarse a un grupo alemán fuerte. Habla también de la bibl[iografía] confeccionada por un joven investigador judío en Viena en torno a canciones populares y me enseña un libro. Dado que el judío tiene ya ochenta años hay que asegurar la futura toma de los fondos. H.[aiding] me enseñó algunos de sus últimos artículos. Ahora viaja hacia su trabajo en Bolzano. Y luego va a ver al Dr. Basch.
Al mediodía viene el Dr. Ziegler: recién llegado de Biarritz.78 Todo preparado: posiblemente entrada de las tropas en Portugal, Azores. Profilaxis ante posibles majaderías británico-americanas. Está sano79 y tiene vitalidad. Le relaté los pormenores del trabajo en el instituto, de la reunión con Himmler, etc.
El Dr. Jung ha traído una maleta con investigaciones sobre el desarrollo de la construcción germánica de pabellones. Un trabajo muy exhaustivo. No sabía que J.[ung] llevaba tanto tiempo trabajando en mi dirección en Bonn. Lo tranquilizo: Haake80 vendrá a verme pronto para zanjar las disputas con Reinerth. Le prometo a J. y a sus dos hijos un sueldo mejor. Es bueno tomarse la molestia de hablar personalmente con todos los colaboradores.
Rosenfelder informa sobre el trabajo de alemanes desplazados.81 Malletke solicita que se reciba al coronel X,82 colaborador del mariscal de campo Mannerheim y de I. Kilpinen.83 Que si había omitido a Finlandia intencionadamente en mi discurso sobre la comunidad de destino nórdica. ¡Por supuesto! En la actual situación no se le habría prestado ningún servicio a F.[inlandia]. Mañana hablaré con mucho gusto con los fineses.
Recibo el libro del escritor finés E.[rkki] Raikkonen sobre Svinhufvud con una dedicatoria.84
Comento con Urban el intercambio epistolar con Hess sobre cuestiones organizativas del Negociado.
Ya se han hecho las siete y media de la tarde. Voy a ver algunos de los daños causados por las bombas.
En casa por la noche leo el texto del discurso de Churchill de ayer y la noticia en nuestra prensa.
No ha sido un día sobrecogedor, y, sin embargo, de la suma de muchas de estas pequeñas entrevistas resulta la unidad de un trabajo de años.
Cojo, después de muchos años, las cartas de H. St. Chamberlain. Fue un gran hombre, muy apasionado. Las cartas de Guillermo II son su vivo retrato: buena intención, dispersión, falso patetismo y terriblemente superficial.85 ¡El emperador prometió en 1902 luchar contra Roma y Jerusalén! ¡Y acabó en Rathenau y Ballin!86
Ahora las noticias de las 10.00. Me enfrascaré en algún libro. Hartnacke: Seelenkunde.87 Y después volverán a sonar probablemente las sirenas. La batalla contra Inglaterra continúa.
Visita de Quisling por la mañana. Muy satisfecho. Hay que detener el tour de la votación en el Storting, T[erboven] es el responsable de ello. Luego Consejo de Transición con mayoría nacionalsocialista, después gobierno de Q[uisling]. Finalmente R. se fue al garete como candidato a ministro de Exteriores de los otros y el Führer estaba de acuerdo con J., a quien Q. había propuesto.89 Quisling se va contento, y yo le deseo lo mejor. Ha puesto su reputación en manos del Führer y al servicio del proyecto de la Gran Alemania. Aquí «diplomáticos» muy menores querían deshonrar el nombre del Reich. Yo me he opuesto a ello con todas mis fuerzas y el Führer me ha dado la razón. Ahora Q. tiene que acreditarse por sí mismo.
El coronel finés S.90 relata las luchas de los fineses. Él y su acompañante son hombres sinceros y sencillos, como la mayoría de los fineses. Les digo que el deseo no ha sido91 satisfecho. Inglaterra y la Sociedad de Naciones han seducido más que A.[lemania]. Polonia no miró hacia el oeste sino contra nosotros. Y así se ha desarrollado luego todo.92 El coronel S.: «Tras su discurso sobre la comunidad de destino nórdica sabemos cuál es nuestro lugar». Luego continuaron hablando de las pérdidas que habían sufrido, pero también de las minas de metales que habían conseguido salvar con el trazado de la frontera porque los rusos no sabían de ellas. «Ahora todo eso va a A.» Aseguraban que en los alrededores de San Petersburgo solo vivían fineses...
Luego llegó Schnell: de Afganistán. Es representante del Dr. Todt.93 Informa sobre el estado de las cosas y entrega informe sobre entrevista secreta con Abdul Medjid.94 Este sigue a nuestro lado y contra los chanchullos de los ingleses, pero quiere abastecimiento, y el aseguramiento de la frontera norte para poder avanzar hasta el océano Índico. Leo el interesante memorando y consiento en informar al Führer. También la cuestión afgana llevo años sacándola adelante contra la opinión del Min. de Ext. La W.[ilhelm]-Strasse ha puesto siempre muy poco interés en el asunto.95
Viene Lutze para tratar también de algunas insolencias de Terboven, el líder de las SA obligó a su entorno a vestir el uniforme de las SS. Le cuento algunos detalles.
El jefe de Trabajo, Dr. Deckerme, presenta al nuevo director de la sección de Educación del Servicio de Trabajo: Le Jeune.96 Se discuten problemas del futuro próximo.
Schaefer me facilita el plan de trabajo para la investigación cultural: revisiones en París, Alliance française, École laique usw. Se marcha ahora a un congreso de docentes en Viena, luego viaja a París.
Por la tarde visito al nuevo embajador español, general De los Monteros.97 Ya nos conocíamos del Día del Partido de 1937 (o 1938), en el que me encargué de atenderle. Hablé un poco con el legado sueco Richert.98 Es muy cauteloso. Le he invitado a tomar en otoño una taza de té en mi casa.
Por la noche he ayudado a mi hija con unos deberes de matemáticas «terriblemente difíciles». Luego película espantosamente dramática. Y así se ha pasado otro día. Ayer esperé hasta las dos y media a las sirenas. Tal vez vuelvan a sonar hoy.
Hoy me ha visitado el nuevo legado fin.[landés].99 Lleva ya un par de meses aquí, pero yo he estado a menudo ausente. Es un hombre tranquilo y de confianza. Ya tuvo que negociar en otoño de 1939 y siguió nuestro consejo de romper la paz con Moscú debido a una declaración tranquilizadora adicional. Cuenta que ahora los rusos han cedido en repetidas ocasiones, sobre todo en el tema de las islas Åland (sin armamento ruso).100
El diplomático es tranquilo y autocontrolado, evidentemente también él ha «tomado partido».
Urban lleva ya diez días conmigo. Acaba de recibir la carta de agradecimiento que le envié a Polonia y que ha sido reexpedida. Y me da las gracias. Nos estrechamos amistosamente la mano. Siempre se ha mantenido fielmente a mi lado y a la larga eso es lo más valioso.
El Dr. Gerigk me trajo los primeros ejemplares del diccionario de judíos en la música que ha editado. Uno de los temas de investigación previstos tratado a fondo. Justamente ahora se está trabajando además en un diccionario del Talmud, en un manual de todos los escritores judíos, sobre los descendientes de solamente dos familias judías (Itzig y Mendelssohn) y sus efectos sobre la vida de los alemanes, entre otras cosas.101 Las futuras generaciones tienen que disponer de todos los condicionantes para alcanzar una visión de nuestra época, de lo contrario no comprenderán por qué nos enfadamos tanto con los judíos alemanes. Ya ahora incluso los editores jóvenes son demasiado vagos para ocuparse a fondo de este tema.102 La radio inglesa —no creo lo que ven mis ojos— ha echado la culpa a los emigrantes judíos de la catastrófica situación de Inglaterra. Dicen que han dado continuamente información falsa a Londres: sobre la fuerza de Alemania, sobre el estado de cosas en el Reich, sobre la decadencia del nacionalsocialismo, etc. Y ahora resulta que nada de eso es verdad. Se ponen las cosas feas para Israel cuando incluso en la radio alemana se cuelan esta voces.
Por lo demás, hoy ha venido a verme también el general Reinecke, jefe de la Oficina de Interior del OKW. Por lo que se ve un miembro de mi Negociado que está en Copenhague, en el Alto Mando, se ha puesto a contar majaderías delante de un danés. Y ello hasta el punto de que quieren meterle en un consejo de guerra y acusarle de daños al Reich, de traición a la patria (!) R.[einecke] ha recibido los papeles, llamado al afectado, y ahora me leo los puntos. Ha fanfarroneado bastante, eso es manifiesto, pero hace falta mucha mala intención para llegar hasta lo de la conspiración. Luego hablamos de nuestra futura colaboración, le di mis dos últimas cartas a Göring. Yo asumo la dirección de la educación integral de la Wehrmacht. Tengo ganas de realizar ese trabajo, porque después de la guerra tenemos que ganar también la paz y convertir a la Wehrmacht alemana en una espada cada vez más afilada de la revolución nacionalsocialista. Y conseguir que siga siéndolo.
Hoy Puttkamer y Heil me ponen al corriente de los trabajos en París y de dificultades «jurídicas» en relación a los fondos confiscados.103 Le prometí instar lo antes posible directamente al Führer a tomar una decisión. EL prof. Baeumler me traslada sus opiniones sobre el estado de la investigación europea continental que lleva a cabo el prof. N.104
En la comida del mediodía se ha desarrollado una conversación especialmente multilateral. Ha sido un bonito gesto por parte del Führer que haya sentado a su chófer, quien cumplía hoy treinta años, a su derecha en la mesa. El hombre estaba contentísimo. Luego me pidió a través de mi chófer que le regalara una foto mía con fecha y firma. La conversación fue a dar a Serrano Súñer.105 Yo interrogué a Frick sobre la impresión que causaba.106 Según había oído había recibido una educación enteramente jesuita. Un falangista me había escrito durante la guerra civil española contándome que le había detenido sencillamente por encontrar mis escritos en su casa. El Führer se echó a reír: ¡Ah bueno!, sus escritos. Yo dije que me había entendido muy bien con José Antonio Primo de Rivera: España era católica, en eso nosotros no queríamos intervenir. R.[ivera] dijo entonces que perfectamente, pero que el papa era semejante a un líder masón y que España elegiría en Toledo a su propio papa. Por lo demás yo había prohibido hasta ahora la traducción de mis escritos al español y al italiano.
El Führer trató el tema pormenorizadamente. Todos los estados católicos deberían elegir a su propio papa.107 Era una fatalidad que el emperador alemán haya querido siempre poner «orden» en la iglesia en lugar de dejar hacer sin más complicaciones a varios papas. Pues en cuanto aupaban al poder a un papa respetuoso con las leyes, luego este les da con la puerta en las narices. Habría sido mejor que eligieran a varios papas, cuantos más mejor. Las iglesias siempre eran insolentes una vez que estaban «reguladas» y seguras, le abrían en cambio a uno la puerta de par en par en cuanto tenían competencia. (El Führer volvió a contar las peleas que había entre los protestantes de nuestros días por las prestaciones.) Yo comenté que semejante actitud era más bien propia de una posición incrédula, pero que los emperadores alemanes habían creído a menudo firmemente en la institución de la iglesia. El Führer ironizó sobre el intento de Kerrl de volver a poner «orden» de nuevo, y sobre cómo hoy el «afán armonizador» de nuestro ministro para los asuntos eclesiásticos no suscitaba más que una sonrisa compasiva en todas parte. El hombre «cree» todavía en las iglesias. El jefe de región administrativa Greiser nos informa sobre la regulación vigente en Warthegau: las confesiones son asociaciones privadas.108 El Führer no tenía nada en contra de que hubiera órdenes completamente diferentes en las regiones administrativas: qué razón íbamos a tener nosotros para rehabilitar las iglesias.
Yo expuse los «reparos» de nuestros juristas de guerra en Francia. El documento a continuación [que falta].
Llevo tres días aquí y me cuido la musculatura de la espalda con envolturas de fango, masajes y radiación solar. Distensión cerca de la zona enferma, de modo que no puedo pisar con el pie izquierdo. Es incierto que el día 16 pueda hablar en Linz.
Leo mucho, pero tampoco tengo muchos ánimos para el trabajo interior, como hace poco en Gastein, donde tuve que interrumpir la cura que acababa de comenzar por el bombardeo de Berlín, y regresé con mi familia.110
Pero quiero guardar algunas cosas, a modo de recordatorio para más adelante. Estos días pasados recibí la orden del Führer relativa a la futura edificación de la vivienda. Las oficinas que se barajan le han presentado planes de construcción de viviendas para los trabajadores: razonables en el precio y con tres dormitorios. ¡Por fin! No he perdido ocasión para llamar la atención de Speer y Giesler, además de sobre los grandes objetivos del partido y del estado, sobre la necesidad de construir viviendas para los trabajadores, también dirigí la conversación hacia este punto durante las comidas con el Führer.111 En una de ellas el Führer relató este elocuente episodio: en una ocasión en la que había visitado el «Cap Arcona» dijo que quería visitar los dormitorios del personal. Tras mucho azoramiento y cuchicheos se avinieron a ello y por lo que se ve eran terribles. Esos dormitorios sin ventilación ni entrada de luz del día eran un caldo de cultivo de comunistas, como es obvio, entre los trabajadores. Por eso tendría que llevarse a cabo en su día en A.[lemania] un programa de construcción de viviendas como nunca antes lo habíamos tenido. Así la gente volvería a querer tener hijos.
Hoy por fin se había abordado esa candente cuestión. El pueblo alemán, tras regresar a casa de la guerra, no iba a poder entender que tuviera que meterse de nuevo en sus antiguos agujeros de la gran ciudad [sic] mientras paralelamente se alzaban ante su vista las nuevas e imponentes Berlín, Múnich, Núremberg o Hamburgo. El trabajador tiene derecho a que, además de en las grandes ideas de estado, se piense también en la célula elemental de su vida. Al fin y al cabo, él ha conseguido la victoria luchando. Cuando en otra ocasión hablamos de Estrasburgo y yo abogué por la catedral como santuario nacional, el Führer, con lágrimas en los ojos, me dijo: tendrá que haber un monumento semejante en recuerdo a los soldados desconocidos. ¿Qué tiene el hombre sencillo? ¿Qué puede él saber de la grandeza de la historia? Él tiene su cuerpo y eso es lo que entrega. ¡Qué sería de todos nuestros planes sin ese soldado! Todo estaba ya sobre el papel.
Así que espero que el monumento a estos soldados alemanes se erija primero en la catedral de Estrasburgo. En El mito yo confiaba en que el monumento que conmemorara a los guerreros sustituyera a los pilares de María, y esto tiene que empezar con el ejemplo, por arriba. Estrasburgo sería el más bello ejemplo.
El Führer no ama el gótico. Las descoloridas estatuas de Reims le decepcionaron. Dice que fue en Estrasburgo donde una catedral gótica le proporcionó un intenso sentimiento estético del espacio. Eso es verdad. Ahí las pesadas columnas no dificultan la visión de la totalidad del espacio. Por lo demás, tengo mis reservas sobre esta opinión pues el gótico no fue solo elevación católica, fue también germanidad, importante, pero también sofisticada. Aquí la proximidad a la naturaleza pasa por encima de cualquier catolicismo: los zarcillos como motivos florales en Marburgo, los tapices exultantes de vida, etc. Ya expliqué en El mito por qué hoy ya no pueden hacerse construcciones de estilo gótico (este pasaje fue escrito en 1917 y 1918).