Después de un tiempo, el Führer está de nuevo en Berlín. Lo visité a finales de enero en dos ocasiones a mediodía. El 29 de enero no se tocaron temas políticos en la comida, en cambio el Führer pronunció una conferencia bastante prolija sobre herbívoros y carnívoros —o, como él los llamaba, comedores de cadáveres—. El Führer está convencido de que los herbívoros representan la fuerza de la resistencia, y de que los carnívoros, en cambio, como el león tienen una inmensa fuerza repentina pero ninguna resistencia. Elefantes, toros, camellos y búfalos serían claros ejemplos de lo contrario. Dijo también que las plantas son apropiadas para nosotros, como se comprueba claramente en el tratamiento de enfermedades. Hoy en día se les da a los niños y a los enfermos fruta y zumos de verdura en vez de carne. El hábito de comer carne surgió probablemente en etapas de largos períodos de frío, y luego se mantuvo. En la Edad Media las clases altas comían casi exclusivamente carne, y morían muy jóvenes (ver el caso de los emperadores alemanes). Dijo estar convencido de que cuando conozcamos bien la teoría de las vitaminas y extraigamos consecuencias prácticas el ser humano llegará a vivir doscientos cincuenta años.
El Führer sazonaba todo esto con dosis de humor y nosotros le escuchábamos atentamente y reíamos. Yo observé que la primera lucha tendría que librarse contra la industria de los colorantes, la I. G. Farben, así como contra el blanqueo químico de la harina, etc. Al final de la comida la opinión era unánime: grandes platos de fruta y verdura cruda oprimen el estómago debido a la gran cantidad de alimento que hay que ingerir.
Sabíamos que el Führer tiene razón en su defensa de las vitaminas y las plantas, pero también nos parecía perfectamente correcta la tesis de que la comida ha de ser variada. Nuestro estómago no es, en efecto, como el de las vacas. Como el Führer padece del estómago es comprensible que en este tema vea las cosas de otra manera.
Al día siguiente Greiser comentó su trabajo en Warthegau y se mostró contento con la tarea que se le había encomendado. Los bálticos también se habían adaptado y estaban contentos. El Führer preguntó si querrían volver a marcharse. Yo, riendo: solo en el caso de que se les deje el camino libre a Petersburgo, a lo que el Führer respondió: ¡Confío en que usted, R.[osenberg], se quede! Yo: ¡Quién sabe! La broma tenía un lado algo más serio, y al día siguiente hablé de ello a solas con Greiser: los bálticos se habían sentido hasta ahora desvalorizados: (los consejos en Łódź, la orden de retirarles sus palacios, etc.).1 Greiser se mostró muy comprensivo. El día 3 de abril hablaré en Posen.
Sobre noviembre y diciembre de 1940 quiero añadir algo que guardo como un importante recuerdo personal y que además no deja de conservar tener una cierta importancia objetivamente.
Con el OKW se hablaba desde hacía algún tiempo de una colaboración que finalmente tocó a su fin en noviembre del 41.2 A tenor de ella, se pone en mis manos el cuidado ideológico de los futuros formadores intelectuales de la Wehrmacht. El capitán general Keitel hizo hincapié en firmar ese acuerdo en Múnich el 9 de noviembre para mostrar simbólicamente el sentido de esta acción. Esto provocó en el partido una gran satisfacción, si bien el acuerdo no llegó a publicarse. Keitel ha sido siempre leal conmigo y espero que nuestro pacto tenga en el futuro una gran repercusión. Ya el comportamiento por parte de algunos nuevos activistas de la Wehrmacht exige realmente un gran esfuerzo por nuestra parte. Y será posible realizarlo, puesto que todo el material ideológico y literario, entre otras cosas, está sujeto a mis órdenes.
En París estaba previsto un mitin en el Congreso de los Diputados francés. El Führer había dado su aprobación a esta acción simbólica, pero deseaba ver antes el texto de mi discurso. Le di el manuscrito: «Blut und Gold» («Sangre y Oro»). Lo leyó; y como ya no podía hablar con él antes de su marcha, me llamó por teléfono Schaub: el Führer estaba muy contento con el discurso, se alegraba de que hubiera querido pronunciarlo, no había una sola palabra que hubiese que cambiar en él.3
Viajé, pues, a París por tercera vez en 1940. Cuando el tren se detuvo en Aquisgrán, escuché de pronto pronunciar mi nombre por megafonía.
Luego, otra vez: ¡Telegrama para el Reichsleiter Rosenberg! Koppen salió corriendo.4 Un telegrama del Reichsleiter Bormann por orden del Führer (con el paso del tiempo Bormann ha acabado actuando como el principal gestor de correspondencia). Vaya, que me llevé un susto, porque semejantes recursos suelen estar motivados por sucesos desagradables. Leo las primeras palabras: «Al Führer se le ha comunicado...». Pero ¿qué diablos ha pasado aquí? Afortunadamente, la continuación rezaba: «que Codreanu ha sido trasladado». El Führer me quería enviar a Bucarest como representante suyo. Debía comunicar si podía llegar a tiempo; si no podía ser, el Führer nombraría a otro. Estuvimos haciendo cálculos y lo primero que hicimos fue pedir a Bormann un avión para el día 29 a mediodía. Luego en París resultó que no podía arreglarse a menos que se tratara de un vuelo nocturno sobre los Cárpatos. Hablé por teléfono con Hess: este lo descartó horrorizado. Así que al final fue Schirach en mi lugar.
Lo que sobre todo inspiró en el Führer esa idea es el siguiente incidente. Antonescu había sido invitado a Berlín y también a comer en el reducido círculo de colaboradores del Führer. Yo no había recibido invitación protocolaria. Cuando después de pronunciar mi discurso en la catedral de Braunschweig (el 12 de noviembre de 1940) fui al mediodía a la Cancillería del Reich, el Führer me recibió expresándome lo mucho que lamentaba lo sucedido.5 No se había ocupado personalmente de los detalles de la invitación y le había indignado no verme entre los invitados. Ya le había dicho a aquellos caballeros lo necesario. Yo debería haber estado allí con Antonescu, pues había sido yo el primero en poner en marcha el movimiento en Rumanía.
El Führer, pues, quería enviarme como delegado suyo a Bucarest para subsanar este error.
En París admiré el día 28 por la mañana el patrimonio cultural y artístico judío que había sido confiscado por mi equipo de operaciones especiales en Francia y que estaba parcialmente expuesto en Jeu de Paume.6 A pesar de que Göring ya se había llevado en el transporte para su colección privada cuarenta y dos de las mejores piezas, se podían ver allí cosas de mucho valor. Rothschild, Weil, Seligmann, etc., habían tenido que entregar los resultados de cien años de ganancias en la bolsa: Rembrandt, Rubens, Vermeer, Boucher, Fragonard, Goya, etc., etc., estaban ampliamente representados, había también tallas antiquísimas, tapices, etc.7
¡Los tasadores de arte cifran el valor de lo incautado en casi un billón de marcos!8
A las cuatro fui al palacio Bourbon.9 Allí me saludó el jefe de intendencia militar. Los conocidos couloirs, salones de felpa roja que olían a moho. En la sala de sesiones: el capitán general Sperrle, el coronel Stülpnagel, el almirante general Saalwächter y otros comandantes y oficiales.10 También la colonia alemana. Me produjo una extraña sensación hablar desde el mismo lugar desde el que Clemenceau y Poincaré habían arremetido contra el Reich, desde donde partía una y otra vez la campaña de difamación a nivel mundial contra Alemania.11
Delante de seiscientos representantes de esta Alemania victoriosa fui el primero en hablar en favor de la revolución nacionalsocialista a los pies, si se me permite hablar así, de la tumba de la Revolución Francesa. Oro-Sangre, los símbolos de este siglo. Algunos oficiales explicaron más tarde que solo entonces habían entendido que nuestras medidas no eran el resultado de una coyuntura momentánea, sino de una antigua posición (había citado lo que catorce años atrás había yo escrito sobre la fiebre del oro).
Creo que las exhaustivas fórmulas de mi exposición causaron un gran impacto, pues los aplausos duraron mucho tiempo.
A la prensa francesa se le había facilitado un texto abreviado que se publicó en todos los periódicos. Oí decir que aquel día mi discurso había sido el tema de todas las conversaciones entre franceses. Supuestamente, habían visto en él un nuevo camino espiritual, a caballo entre la iglesia y la democracia. Con todo, no se puede contar de momento con una transformación interior de Francia.
El conde Gobineau me visitó, como otros, con las mejores intenciones.12 ¿Pueden formar una fuerza política? Los franceses no han comprendido todavía la dimensión de su caída, aún no del todo.
Por la tarde nos reunimos unas ciento cincuenta personas en el Ritz para una recepción, y en ella el capitán general Milch me puso al corriente de que había que contar con la pérdida del comandante Wick, «el más duro de todos los pilotos de aviones de combate».13
Al día siguiente estuve en casa de Sperrle, que me enseñó las vistas aéreas sobre Inglaterra y me contó las medidas tomadas por su flota aérea.
Sperrle se ha instalado cómodamente en el palacio de Luxemburgo.14 Los trabajadores franceses contratados para la reforma del edificio se habían quedado más que sorprendidos al ser invitados a la fiesta de inauguración. Para ellos tal vez no existía este tipo de comunidad entre personas. Se presentaron paulatinamente — y probablemente habrían rectificado sobre algunas de las cosas que les habían contado sobre nosotros antes de conocernos—. El general Christiansen, que había venido desde Holanda para asistir a mi discurso, llegó al final tarde y por eso me pidió que volviera a hablar en La Haya.15
Discurso de Rosenberg («Gold und Blut» [«Sangre y Oro»] en la Asamblea Nacional francesa el 18 de noviembre de 1940 ante representantes de la Wehrmacht, miembros del NSDAP y administradores de la ocupación francesa). [Fotografía 1: Bundesarchiv (Archivo Federal Alemán), imagen 146-1969-067-10]
Por la tarde, en el teatro Ambassadeurs. Una típica obra de costumbres francesa sobre el matrimonio. En términos dialécticos bien, pesada en cuanto a posicionamiento y acción. Más tarde, en el avión —después de una rápida visita al cuartel aéreo en Villacoublais— hacia Berlín.16 Resultó que todos los aparatos estaban bloqueados, el piloto había podido regresar a tiempo. Como escuché más tarde, en el vuelo de regreso se había roto un ala en el aterrizaje. Tras revisar el avión: ciento sesenta y cuatro fuentes de errores. Este era el avión del capitán general Von Rundstedt.17 Sperrle había subido al avión al pobre capitán, y a punto ya de despegar se enteró de lo sucedido.
Por lo demás, el congreso en Braunschweig nos permitió recorrer un nuevo18 trecho del camino que debe hacer la concepción del mundo nacionalsocialista. Braunschweig abrió el sepulcro del León e hizo que lo levantaran de nuevo. Yo estuve allí en una ocasión en que el profesor Fischer descubrió la osamenta del duque Enrique.19 El torcido hueso de la cadera confirma la identidad. Se veía un gran rizo de pelo marrón. Luego la catedral quedó liberada de las espantosas pinturas del siglo XIX que la cubrían. Quedó mucho más luminosa y diáfana. Y ahora ha sido declarada catedral del estado, y yo he sido el primero en hablar aquí con el fin de poner el solemne pabellón ducal bajo la protección del nacionalsocialismo. El acto con motivo del congreso del Día de la Comunidad Alemana20 fue realmente solemne. Concierto de órgano de Bach. Hablé sobre el poder de la historia alemana y el vínculo entre centralización política y descentralización cultural. La ceremonia no fue «un sucedáneo», sino que fue como mínimo igual de respetable que las antiguas ceremonias celebradas por las antiguas concepciones del mundo. Solo que no tan lacrimógena.
Unos días antes Greiser me había pedido que visitara en abril la catedral de Gniezno y decidiera si era digna de convertirse también en símbolo en el Este, un símbolo desvinculado de cualquier confesión concreta.21 Al mismo tiempo escuché que Viena estaba reuniendo toda la documentación necesaria para obtener subvenciones destinadas a la conservación de la catedral de San Esteban. Y uno se asombra ante el disparate de que mantengamos un edificio y con ello fomentemos una confesión que en principio se opone hostilmente a la idea salvadora de la nación alemana.
En general tenemos que ser cuidadosos con la forma en la que se hacen cargo de las catedrales. El objetivo está claro: recintos para festividades y actos conmemorativos. En realidad, las catedrales solo se podrán utilizar simbólicamente en casos excepcionales.
Una semana después hablé de nuevo en Braunschweig y por primera vez sobre temas ético-religiosos para las líderes de la C[onfederación] de J[óvenes] A[lemanas]. Las jóvenes me habían pedido que hablara sobre el honor y las maneras en las que los distintos pueblos entienden el honor. Creo que al final todas quedaron conmovidas, yo desde luego también, sin que se creara por ello un clima sentimentalista. Al final aseguré lo siguiente: del sistema de valores nacionalsocialista podía resultar una forma de religión si se llegaba a entender que la religión, tal y como la entendemos nosotros, no es autonegación sino autoafirmación. Hasta el momento se buscaba «un sustituto» semejante a las iglesias y «se echaba en falta lo positivo». Pero esto último estaba ya ahí, solo que ni siquiera los que habían abandonado la iglesia lo percibían. La autoafirmación del alma era en efecto una nueva religión directamente vinculada con la función clave de Alemania en el destino histórico. Si uno considera que la naturaleza del propio Yo está manchada por el pecado original, debe entonces permanecer en el cristianismo, si no nos percibimos así a nosotros mismos significa que estamos saliendo del camino del cristianismo. La aleación cristiano-germánica empieza a fundirse y sobre todo a separarse bajo el cálido aliento de un nuevo estado de ánimo.
No pasé por escrito el discurso; no sé22 si tendré fuerzas para seguir escribiendo sobre estas cosas.
El 1 de diciembre de [1940] estaba de nuevo en Berlín. El eco de mis declaraciones en París había sido muy amplio; el partido estaba especialmente satisfecho porque había hecho una aparición pública histórica a través de mí. Sin embargo me sorprendió recibir inesperadamente una carta de Funk, el ministro de Economía del Reich. F[unk] se había roto un brazo y permanecía escayolado en Hohen-Lychen. Me escribía que consideraba mi discurso en París como un documento histórico de trascendencia mundial. F. ha desestimado a principios de año por primera vez el patrón oro estatal-oficial. Por lo que he oído, tan solo catorce días antes de hacerlo rechazaba tomar esa medida.
Después continué hacia Königsbrück, cerca de Dresde. Se forman en él cuatrocientos comandantes para las nuevas divisiones. Habían llegado de Burdeos, Noruega y Polonia para formarse. Esta formación estaba dirigida por el Leit Führer de la «división afortunada», Weissenberg, el primero que asaltó la factoría 505 y Verdún.23 Creo haber dado a los oficiales una idea de la naturaleza de esta guerra. Weissenberg habló mucho de camaradería y de nacionalsocialismo; él opinaba que los oyentes se alimentarían durante meses de lo que habían escuchado. Luego pasamos también bastante tiempo juntos.
Más adelante, antes de Navidad, se celebró una jornada de jefes de regiones administrativas. Informe sobre las nuevas leyes eclesiásticas en las regiones administrativas del Reich de Ostmark y Wartheland. Presentación del cometido del Dr. Ley. Por la tarde el Führer comentó la situación de la guerra. Optimista como siempre.
Entretanto: muchas reuniones sobre los institutos de la Escuela Superior, sobre su constitución, que plantea gran cantidad de problemas.
En mi cumpleaños intenté pasar desapercibido y prohibí a la prensa que hiciera mención de ello. Disfruté tres días de una perfecta tranquilidad en mi pequeña finca a orillas del Mondsee, adquirida el 1 de enero de 1941. Los nervios de mi espalda me impiden la práctica de deporte, solo puedo nadar. Por esta razón llevaba dos años buscando una casa de campo cerca de una zona con agua. Finalmente la encontré por casualidad en Mondsee. Un maravilloso terreno en medio del paraíso de Salzkammergut. Además de ganado, un gran jardín con árboles frutales, un poco de bosque; y lo mejor: setecientos cincuenta metros de terreno a orillas del lago.
Todos los compañeros de partido se emocionaron al saludarme. El jefe de los grupos locales, el jefe de los campesinos, el alcalde, etc. Estoy muy contento de tener este terreno en una zona tan tranquila y espero poder escribir en él más adelante la obra que tengo proyectada sobre el poder de la forma en la historia y sobre la misión del nacionalsocialismo precisamente en relación a la forma. Ella es el problema de nuestro futuro. Las organizaciones multitudinarias, las Staatstrusts, etc., constituirán un peligro en el caso de que no sean reguladas y reciban directrices.
El 16 de enero de [1941] hablé en Münster para celebrar el décimo aniversario de la región administrativa Westfalia Norte. Me encanta hablar allí. El dirigente de la región administrativa de allí, el Dr. Meyer, es uno de los mejores representantes de nuestro movimiento, verdaderamente un hombre de principios y superioridad. Han sido unos días de mucha camaradería. El 21 de enero de nuevo en Linz. Visité la casa y la tumba de los padres del Führer. Por la tarde hablé en el gran pabellón.
En Berlín me enteré de que el Führer aprobaba mi plan de inaugurar el Instituto para la Investigación de la Cuestión Judía e invitar a los correspondientes representantes extranjeros.24 El Instituto tiene actualmente la mayor biblioteca del mundo: trescientos cincuenta mil volúmenes. Todo procedente de Francia, Bélgica, etc. Llegarán además casi seguro otros doscientos mil volúmenes de Holanda. Quien en el futuro quiera investigar sobre la cuestión judía tendrá que ir a Frankfurt.
Llegan de Noruega quejas de Quisling sobre el comportamiento de Terboven: Terboven quiere «demostrar» que Quisling es «incompetente» y por eso le hace la vida imposible. El plan de fundar una asociación cultural noruego-alemana con un adversario de Quisling solo puede tener el objetivo de desautorizar a Quisling. Y más cosas de este estilo.
En abril aproximadamente inauguraré la presentación del libro en Finlandia, siempre que no surja ningún imprevisto.
No he querido perturbar en modo alguno el intento del Min. de Ext. de subsanar en Dinamarca su fracaso de en Noruega. Sin embargo, el telegrama de Renthe-Fink a Clausen ha sido ya muy in imprudente, el consejo de salir a la calle había llegado demasiado temprano, y la insistencia con Rosting estaba desprovista de tacto.25 La suma de estas cosas, entre otras razones, hizo que el mismo Cl.[ausen] declarara que el final estaba cerca.
Draeger ha llegado recientemente de Copenhague y ha hecho un informe completo en este sentido.
Ayer me llamó el Führer en medio del congreso para la creación del Instituto para la Investigación de la Cuestión Judía a Fr.[ankfurt] desde Berlín. Schaub se comportó misteriosamente al teléfono: tenía que dejarlo todo; el avión se enviaría rápidamente, no me podía decir más. Me imaginé que tenía que ver con el golpe de estado en Belgrado. Pensé también en Rusia, ya que allí las cosas «están en el aire». Cuando llegué por la tarde a la Cancillería del R.[eich] me encontré con Keitel. El Führer me dijo: Usted tenía antes gran cantidad de contactos secretos. ¿Los conserva todavía entre los croatas? Yo respondí que habíamos tenido con nosotros en torno a 1933 a varios activistas croatas, pero que como resultado de nuestra política exterior oficial no les habíamos apoyado. Algunos se habían vuelto prudentes, otros se habían marchado a América. Seguían existiendo ciertos vínculos económicos. Le podría dar nombres al Führer de ahí al 28 al mediodía. Todos estábamos de acuerdo en que los serbios habían cometido una gran estupidez política. Yo pensaba que el problema de los seiscientos mil alemanes volvía a ser grave. El Führer: sí, tienen que volver al Reich. Luego la conversación recayó en la redacción de la proclamación de libertad para los croatas.
Hoy he pedido que me entregaran en la administración las actas sobre nuestra relación con ellos. Había aún entre estos dosieres informes de noviembre de 1939 sobre el ofrecimiento de Matschek de trabajar conjuntamente.26 Yo había rechazado hablar del tema. Otros jefes croatas habían estado negociando con Malletke sobre temas económicos, pero habían surgido problemas en materia de política. Tras la comida que el Führer ha organizado hoy para honrar a Matsuokas27 me retiré y le leí al Führer las notas que había tomado: podría iniciar relaciones con Matschek. Pero para ello necesitaba hombres de confianza. El Führer contestó afirmativamente y se anotó el nombre de Malletke.
(En la antesala estaba el cónsul general Neuhausen de Belgrado, el hombre de confianza de Göring.28 En el Ministerio no es santo de nuestra devoción...)
Entretanto le pregunté al Führer directamente sobre Rusia. Mis colaboradores están elaborando desde hace tiempo un riguroso mapa etnográfico. Se les ha puesto un plazo para que lo finalicen más rápidamente...
Le dije al Führer que ya se habían adjudicado diversos cargos administrativos y que me temía que los alemanes de casa se encontrarían allí con problemas, para ellos difíciles de resolver. Durante estos años y hasta hoy yo había ido tirando con Sturpadiki [?]29 y su gente, con algunos dirigentes cosacos, etc., y a pesar de que con la emigración no se podía hacer milagros, siempre se podía necesitar gente con conocimientos del lugar y del idioma. Especialmente reinaba una gran confusión en el Este. Le dije que había oído que ahora se debía pensar solo en economía «sin ideología». Yo pienso que la cuestión ucraniana se puede solucionar solamente con consignas claras: en contra del moscovitismo y del judaísmo. Doscientos años de lemas y consignas que ahora podían hacerse realidad. Los problemas en las provincias bálticas eran diferentes a los problemas en el sur, pero la forma general tenía que ser clara: un protectorado en los países bálticos, Ucrania aliada de forma independiente a nosotros. El Führer dijo que no podía dejarse engañar por Stalin. St.[alin] espera que el oeste se desangre para poder así caer sobre él. No quedaba otra solución, había que detener esto a tiempo. Dijo que él siempre había tenido la intención de involucrarme. Y que ahora no tomaría ninguna decisión sin que yo tomara significativamente cartas en el asunto.
Aludí a Rumanía como ejemplo de una política desacertada del Min. de Ext. Fabricius tendría que haber sido llamado inmediatamente después de la partida de Carol.30 Él había considerado a los legionarios bolcheviques comprados, y aunque H.[oria] Sima había cometido una estupidez rechazando una invitación (que tampoco se le había transmitido de forma muy hábil), la catástrofe habría podido evitarse con un poco de habilidad.31 Al Führer le parece que Sima es parcialmente culpable, pero después sin embargo se expresó con mucho respeto sobre Antonescu.
Malletke está casualmente aquí, recién llegado de Ámsterdam, y he hablado con él detenidamente sobre la cuestión croata. Está preparado para viajes eventuales. Mi único temor es que Neuhausen, que ve cómo se rompe «su» política, esté buscando también croatas. Para temas delicados este hombre me parece un perfecto incompetente.
El congreso en Frankf[urt] a. M. ha sido un éxito. A fin de cuentas, es la primera vez en la historia de Europa que diez naciones32 europeas tienen representación en un congreso antijudío con el claro programa de eliminar a toda esta raza de Europa.33 Y ahora hay una potencia a la espalda de esta intelección de una necesidad histórica. Las cosas que el personal a mi servicio confiscó en París son sin duda únicas: la biblioteca de la Alianza Universal Isr[aelí], de la Academia de Rabinos, el archivo del banco Rothschild (1816-1925) en setecientas sesenta cajas, bibl[iotecas] de muchos otros judíos procedentes de París, Bruselas, Ámsterdam, etc. Adjunto a mi diario el informe final.34 Hay que añadir además los tesoros de arte judíos que han llegado recientemente a Neuschwanstein.35 Se calcula que su valor asciende a un billón. Se los presentaré próximamente al Führer para su distribución en los museos.
Hoy, a las 18 horas, se ha retransmitido por radio el discurso final que preparé para el congreso de Frankfurt.36 Los participantes en Frankfurt lo escucharon desde la recepción comunitaria.
El antiguo cónsul ha tomado contacto con los croatas en Agram.37 Hoy a mediodía le he preguntado al Führer38 qué pensaba hacer sobre el viaje de Malletke y le he enseñado las invitaciones originales a Malletke, por orden de Matschek, de 1939 y 1940. El Führer ha decidido que M.[alletke] debía ser llamado de Ámsterdam: estaría bien enviar allí a los croatas a alguien que conocieran desde hace tiempo. Yo recalqué que M. tenía también que ser concreto, prometer por ejemplo un estado Croata libre. Los representantes del Min. de Ext. nunca habían llegado tan lejos. El Führer estaba de acuerdo en que se podía parlamentar sobre eso. Después me enseñó numerosas fotografías de enormes piezas de artillería y búnkeres en el canal.
Malletke ha sido requerido inmediatamente, por teléfono, en Berlín. Y así me veo de nuevo involucrado en una preoperación en el campo de la política exterior como ya antes había ocurrido con el tema noruego por iniciativa propia. El Führer no había olvidado que yo había podido decirle el nombre del asesino del rey Alexander, y ahora se figuraba también que conmigo llegaría a conocer mejor los Balcanes.39 «Cada año parece tener su Noruega», me dijo.
Desde Ámsterdam había llegado hoy allí Kautter y traía informes sobre la gran biblioteca histórico-social, que contenía material original realmente extraordinario.40
Ha venido también el Dr. Taer de Helsinki: informes sobre los preparativos de nuestra presentación del libro.41
Scholz desconfía de mi colaborador, el Dr. Rittich, que ha de preparar una exposición de plástico alemán en Belgrado.42
Con Sch.[lotterer], debate sobre los problemas del Este. Schlotterer ha sido destinado a gestión económica. No está al tanto de los hechos políticos, como él mismo dice.43
Malletke ha venido hoy de Ámsterdam; recibe un pasaporte ministerial y se marcha de inmediato a Agram. Al mediodía ha tenido una entrevista con Ribbentrop. R. no supo darle ninguna directriz concreta, solo que pensaba que M.[alletke] «no debía comprometerse» con Matschek. M., que conoce muy bien la situación, ha quedado sorprendido ante la ignorancia de R[ibbentrop] sobre la situación político-económica. Yo le dije que debía llevarse dos comisarios de Matschek a Berlín. Si esto se conseguía, la cuestión croata se solucionaría perfectamente, toda vez que ya estaba clara hasta cierto punto. Malletke no podía invocar directamente el nombre del Führer. Debía presentar las recomendaciones de mi parte y subrayar «alto cargo». Al Ministerio de Exteriores les angustia notablemente que sea nuevamente mi jefatura la que tome de verdad la iniciativa. Sin embargo esperan que, en caso de que a nosotros nos salgan bien las cosas, ellos volverán a coger oficialmente el timón. Hoy a mediodía estuvo el jefe de la región administrativa Uiberreither, procedente de Estiria, con el Führer, y le habló de los refugiados que llegan por la frontera de Eslovenia.44
Llamé por teléfono a Hewel porque había confusión con el pasaporte de Malletke y le dije que M.[alletke] tenía que recibir un pasaporte de diplomático y no uno de mensajero. Hewel me llamó después: M. ha recibido lo que quería: un pasaporte ministerial y un carné de correo. (El pasaporte ministerial no asegura la extraterritorialidad.)
La misma precisa orden que M. había recibido del Führer el 31 de marzo después de mi interpelación, la cursó el Ministerio de Exteriores, el mismo día, a un representante del Ministerio de Exteriores. Este, claro, le tomó la delantera a M.
El 3 de abril se me envía a mí a la par que a Ribbentrop el telegrama de Malletke a Berlín. El cónsul general Freundt explica que el telegrama llegará como muy tarde a las once de la noche a Berlín.46
Yo no recibí ese telegrama.
El 4 y el 5 de abril a mediodía me entero en la Cancillería del Reich gracias a Hewel de los detalles. Hewel saca el 5 de abril un papel arrugado del bolsillo que contenía un telegrama de Yugoslavia sobre una conversación entre Malletke y Macek.47 Al final concluimos que tenía que ponerme al corriente de él.48 Le pido a Hewel una copia que recibo el día 6 (después del estallido de la guerra). Si no hubiese preguntado casualmente a Hewel en la Cancillería del Reich el Ministerio de Exteriores no me habría comunicado absolutamente nada.
Malletke había dicho que estaba esperando aún instrucciones. Esta frase no aparecía en el telegrama. De ninguna manera podía informar al Führer de esto, ya que el Min. de Ext. me había pasado por alto a mí, que soy el único autorizado a transmitir mensajes.
El 5 de abril por la mañana llegó una misteriosa llamada telefónica de Viena. Macek habría rechazado después las propuestas de Malletke, y este sin embargo «optimista» se habría puesto en camino hacia Belgrado. Le conté esto a Hewel cuando me pasó el telegrama para leerlo. Yo estaba convencido de que Malletke ya no estaba en Agram. Le preguntaba a diario a Hewel si había algún mensaje. Después de varios días Hewel me dijo que había noticias, que todo estaba bien en la delegación de Belgrado;49 el nombre de Malletke no había sido expresamente mencionado, pero se sospechaba que se encontraba entre los demás.50
Así que el Min. de Ext. sabía que Malletke no había abandonado Agram, puesto que su ubicación ha sido comunicada oficialmente al Min. de Ext. desde Agram.
Por consiguiente, ni he recibido el telegrama que iba destinado a mí, ni se me comunicó que Malletke se había quedado allí. Habían hecho imposible, por lo tanto, que el día 4 o 5 hubiera recabado yo una orden por parte del Führer.
Últimas noticias del Min. de Ext. procedentes de Yugoslavia. Matschek se tambalea, y para evitar lo peor quería ir al gobierno de Belgrado —bajo ciertas condiciones—. Belgrado lo ha rechazado, y se ha generado así un vacío. Le comuniqué de inmediato al Führer que Malletke quizá pueda hablar esta tarde con los croatas en Agram. A continuación le hice entrega del llamamiento a los croatas que hemos elaborado nosotros: con contenidos económico-estadísticos, histórico-políticos, mínimamente propagandísticos. El Führer los leyó atentamente.
Me ha invitado a cenar para que podamos hablar con calma sobre la cuestión rusa, con lo que dispondremos de toda la tarde para abordar un problema cuya solución ha entrado hoy en el campo de la política militar inmediata.
«¡Rosenberg, esta es su oportunidad!» Con estas palabras ha puesto hoy fin el Führer a una entrevista de dos horas. Tras la cena me llamó al jardín de invierno, comencé comunicándole que ya se habían dirigido a mis colaboradores tres departamentos del Reich pidiendo apoyo en el tema del Este para la conocida eventualidad (en el terreno económico). A la pregunta de si en sus designios tenían en cuenta las disparidades nacionales e históricas y de si su trabajo se enderezaba por tanto hacia un objetivo político la respuesta había sido negativa. Esto me indujo a pedirle al Führer que me permitiera llamar la atención sobre lo decisivo. Desarrollé la situación racial e histórica en las provincias del mar Báltico, le hablé de Ucrania y de su rivalidad con Moscú, de los necesarios vínculos económicos con el Cáucaso, etc. El Führer expuso después con todo detalle el probable desarrollo de los acontecimientos en el Este, que hoy no quiero consignar aquí, pero que jamás olvidaré. Para terminar dijo: [«]Para el tratamiento de la cuestión rusa en su conjunto quiero crear una oficina aquí conmigo, y usted va a hacerse cargo de ella. Desarrolle líneas de acción en todos los frentes, tiene a su disposición el dinero que necesite para ello [»]. Yo le hice entrega al Führer de la memoria terminada hoy52 —parcialmente redactada tras consultar con A.[rno] Sch.[ickedanz]— donde en parte ya53 se recogía eso que el Führer me había expuesto. El Führer se guardó la memoria para leerla por la noche. —Yo añadí que le entregaría un borrador que incluyera la mención de personalidades.
A continuación vimos el último noticiario y volvimos al jardín de invierno. El Führer quiso saber cuál era la psicología militar y humana de los rusos que estaban sometidos a una fuerte presión, la actual proporción de judíos en la Unión Soviética y cosas semejantes. Yo desarrollé al respecto mis opiniones y conocimientos de las recientes exposiciones. Y el Führer concluyó satisfecho: [«] Pues bien, vamos a establecer una oficina central, un Comisariado general o algo por el estilo, ya determinaremos el nombre más adelante. De entrada es estrictamente confidencial, como si fuera una investigación de carácter científico-teórica... Rosenberg, esta es su oportunidad».
Yo le expresé mi gratitud [,] prometí trabajar con todas mis fuerzas.
No creo que sea necesario que me detenga a explicar lo que siento. Estos veinte años de trabajo antibolchevique van a tener repercusiones políticas, más aún, repercusión en la historia de la humanidad. ... Millones... y con ello el [sic] destino de sus vidas se pone en mis manos. En los siglos venideros Alemania puede verse libre de la presión que ininterrumpidamente y de distintas formas la ha acogotado. Que algún día millones de extraños maldigan la realización de esta necesidad, ¡qué más da, si en el futuro próximo los hechos bendicen a la futura Gran Alemania!
El 3 de abril hablé para doce mil personas en Posen, en especial para los alemanes desplazados que habían regresado. Tenía que mostrarme comprensivo a la par que firme con los dos lados. Por ejemplo, lo que a los bálticos, cuyo destino conozco bien, se les presenta a menudo como incomprensión y vejaciones no es para el Comisariado del Reich plato de buen gusto (le he escrito a Himmler unas líneas francas y directas).54 Por su parte a algunos bálticos les cuesta entender que una nueva región administrativa en medio de la etnia polaca no puede satisfacer todas las necesidades. Después de la reunión estaban las dos partes contentas, y esto, en el fondo, me alegró mucho. Una tarde de camaradería con el partido y el estado, así como setenta bálticos, han contribuido considerablemente a que triunfe el entendimiento.
Al día siguiente dicté la memoria N2 sobre Rusia55 y elaboré la justificación de los diferentes objetivos en un eventual enfrentamiento futuro. El tema del personal va a ser difícil, toda vez que a los mejores hombres los reclaman en todas partes.
El sábado estuvo con el Führer el capitán del «Admiral Scheer», que acaba de regresar.56 Cinco meses y medio de viaje por el Índico, y luego todo el Atlántico, a través de pasando por Buenos Aires e Islandia antes de llegar a la patria. Ciento cincuenta mil toneladas hundidas. El cap[itán] relató de forma natural y amena su odisea, pero en su relato resonaba también siempre la seriedad de su misión.
Hoy ha tenido lugar la inevitable respuesta a la provocación serbia[.]
La misión de Malletke: el 3 [de abril de 1941] habló con Matschek, que había fracasado completamente. De repente hay miedo a la independencia croata incesantemente exigida, pero se añade, por supuesto, que Belgrado tiene que satisfacer a A.[lemania], él mismo quiere negociar en Berlín, y ahí sería impepinable una división de Eslovenia... Su declaración a la prensa empezó con estas palabras: «Yo soy cristiano». Además pronunció citas bíblicas.
El sábado también entró una llamada telefónica de Malletke desde Viena: las entrevistas con Matschek son infructuosas; confianza plena en la capital (Belgrado). Había una única manera de interpretar esto último y era que otros líderes croatas no estaba dispuestos a conformarse con la postura de Matschek. Pues bien, hoy se ha puesto todo en marcha. Es probable que pronto dispongamos de una explicación clara para las eventuales esperanzas de Malletke.
Ahora iba todos los días a ver al Führer al mediodía. El 7 llegaron los primeros informes del Frente Suroriental: violentos enfrentamientos. El Führer dice que lamenta tener que luchar contra los griegos, que planea sobre él el recuerdo del viejo helenismo. ¡Que jamás caiga una bomba sobre Atenas! En relación a la valoración del grandioso arte augusto el Führer habló con admiración de la vieja Roma. Nosotros, por el contrario, no habíamos avanzado mucho, salvo en algunos puntos relacionados con el acero y el hierro. En el tema higiénico Roma nos llevaba con mucho la delantera. Roma había sido grandiosa hasta en su caída, y no era de extrañar que los jóvenes germanos quedaran abrumados al contemplarla. Y, finalmente, cada época cincelaba a sus dioses con arreglo a su naturaleza. Si uno miraba primero la majestuosa cabeza de Zeus-Júpiter y la comparaba después con la del Cristo afligido, podía hacerse una idea de la distancia que separa a ambos. Qué libre y alegre resulta la Antigüedad en contraste con la Inquisición, las brujas y la quema de herejes. Hace solo unos doscientos años que se puede volver a respirar. Es cierto (como aseguraba ¿Schopenhauer?) que hay dos males que la Antigüedad no ha conocido: el cristianismo y la sífilis. Yo apunté que algunos historiadores que pasaban por ser liberales, pero que en realidad eran libres, habían visto algunas cosas acertadamente: por ejemplo Burckhardt en La época de Constantino el Grande había descrito valientemente el alzamiento de los cristianos en Roma.58
El Führer habló más sobre esto y expresó su confianza en la llegada de una época nueva, libre y de gran cultura.
Después de la comida le entregué mi memoria N2 sobre la cuestión del Este. Era bastante amplia y recogía también propuestas de personal por si llegaba el caso.
El día 8 el Führer me dijo que la había leído —en lo tocante al personal, opina que quizá una de las personas propuestas no es tal vez lo suficientemente dura.
Quería hablar de nuevo conmigo cuando estuviera libre, también con Lammers, para discutir punto por punto cómo formular el primer nombramiento. La ofensiva en los Balcanes preocupa al Führer, por descontado. Pero hoy estaba feliz. Los éxitos de nuestras tropas son fabulosos: ¡en tres días hasta Salónica!59 El general Rommel en Libia es también continuamente objeto de admiración.60 El comunicado de hoy: ¡este osado hombre ha hecho prisioneros a seis generales! ¡Si supieran los británicos las escasas tropas con las que R.[ommel] ha atacado!
El Führer piensa que los ingleses habrían hecho lo más estúpido: llevarse las tropas de África a los Balcanes. Ahora sí que iban a saber esos australianos (seguramente en su mayoría vividores aventureros) quién era el ejército alemán.
El Führer ha dicho que mañana hablaría con Lammers. Estoy a la espera de saber cómo se puede comenzar el trabajo.
Ayer celebré una extensa entrevista con el Führer. Me dijo que había llamado a Lammers al cuartel general para hablar de la forma que iba a adoptar el encargo. Con mi memoria estaba de acuerdo. Keitel sabía de su existencia pero no la había leído aún. Estaba claro que él podía dar instrucciones a los comisarios en Holanda y Noruega, ahora bien, con la organización de Yugoslavia, tenía la posibilidad de hacer nombramientos personales en base a sus antiguos conocimientos, el Este era sin embargo un continente entero. No conocía las circunstancias concretas, por eso era yo el que tenía que intervenir aquí, lo cual iba a ser del agrado de Keitel. A la pregunta de si, políticamente hablando, se había formado una idea de la futura estructura ha contestado que no. Ahora yo también debo ir al cuartel general, Göring también estará allí. Añadí que había que aclarar, sobre todo [con] Göring, algunas cosas fundamentales, pues era el primer interesado en la producción del Este. Me pareció correcto que G.[öring] me hiciera mandatario para el Este. Debía tenerse muy en cuenta la experiencia recabada en el Gobierno General (también con respecto al papel de la Policía). Sería mejor no perder cuatro semanas discutiendo, sino establecer desde el principio relaciones claras. El Führer lo aprobó. Llamé la atención sobre el hecho de que la cosecha en Ucrania empieza sobre el 20 de junio, y esto era importante para operaciones eventuales. El Führer titubeó y dijo que los sucesos de los Balcanes habían retrasado el abordaje de los retos del Este. Yo: deberíamos ir antes o después de la cosecha. En el segundo caso es más fácil que la quemen los bolcheviques...
El Führer dijo que confiaban en tener suerte en los próximos cinco días. Se acababan de efectuar tres ataques militares, pronto llegaría la unificación de los dos grupos en Belgrado. Y entonces: esperaba apresar finalmente a los ingleses antes de que pudieran escabullirse. Dura marcha hacia el paraíso (donde estaban los británicos). No había sido fácil reorganizar en dos días el despliegue, pero en la guerra era a veces así. Incomprensiblemente todos los elogios eran para Schlieffen.61 Qué clase de estratega es el que elabora de forma doctrinaria un plan y entrega las claves solo a su sucesor. ¡Debíamos fijarnos en cómo había trabajado Moltke!62 Cambiaba y movía todo continuamente. En una ocasión porque los franceses tenían un tren nuevo que les permitía reunir a sus tropas tres días antes que a los prusianos. Se adaptaba en todo momento a las necesidades. Él fue un genio extraordinario, Schlieffen solo un adoctrinador. Su plan tampoco habría llevado a la victoria en 1914, por muy testarudamente que se hubiera puesto en práctica.
El Führer me invitó después al cuartel general; como voy al Mondsee puedo llegar rápidamente allí.
Confieso que esta vez me fui a casa más conmovido que otras veces. Cuanto más detenidamente reflexiono sobre todo esto y cuanto más examino ahora el nuevo atlas geográfico-militar de Niedermayer, tanto más consciente me hago de qué gran espacio... qué gran misión nos espera a todos lo que tenemos que actuar allí.63 Desde un punto de vista práctico, el Führer me ha confiado el destino de un espacio que según sus palabras es «un continente» con ciento ochenta millones de personas, de las cuales cien millones estarían, llegado el caso, dentro del campo de acción inmediato. A esto se suma que faltan hombres apropiados, ¡a pesar de todas las cartotecas! Mi Negociado había reunido a tres mil expertos en Rusia, pero ¿cuántos eran realmente operativos? Además: el Este era básicamente diferente del oeste, con sus ciudades, la industria, la disciplina. Uno debería ir siempre un poco más allá de su representación de la desolación para ir a trabajar con una idea exacta de las cosas.
Se han lanzado quinientos mil ejemplares de una de mis octavillas sobre Agram. Ayer por la tarde entraron nuestras tropas en la capital aclamadas por la gente.
Todavía no sabemos nada de Malletke, nuestro negociador en Belgrado, ni de los otros miembros de la emb legación.
Es lamentable que Matschek haya fracasado tan estrepitosamente, y ahora entra Ante Pawelitsch, hasta ahora apoyado por los italianos, en Agram.64 Tiene sus desventajas eliminar por lealtad al curso de la política exterior de turno a todos los opositores de los respectivos estados. Por este motivo están ahora los turquestanos y los dirigentes cosacos en Ankara y Constantinopla. Al menos está bien que haya mantenido a flote a la gente de Skoropazkis [Skoropadskyis] durante años, también a Poltawetz-Ostranitza.65
Acaba de llamarme por teléfono el Dr. Lammers: el Führer acaba de firmar el primer mandato para la «Administración Central de las Cuestiones Relativas al Espacio de Europa Oriental». De entre los ministros del Reich ahora solo tengo que informar a algunos (menciono a Göring, Funk, Keitel). La gran orden, llegado el caso, debe presentarla Lammers a mediados de semana. Él cree que «estamos en el buen camino». Con esta indicación hace referencia a las conversaciones de ayer y anteayer en Bruck del Mur, lugar en el que se encuentra temporalmente la Cancillería del Reich.
El 18 repasé con L.[ammers] el borrador del primer mandato arriba mencionado, la forma en la que se pondrá al corriente a los ministros del Reich (con quienes quiero hablar en confianza para que se convenzan interiormente), la versión correspondiente a mi memoria N2 si fuera necesario y un decreto sobre los plenos poderes de Göring y su delegación, como mandatario general para el Plan Cuatrienal, en mi persona, para los nuevos territorios ocupados.
Los borradores elaborados por Lammers eran muy acertados, objetivos y coherentes. Entre otras cosas, proponía para mí un Ministerio del Reich. Yo no había pensado en ello, puesto que mi orden se refería a un territorio fuera de Alemania. Yo propuse ministro del Reich + protector general, y L. convino en ello de inmediato. En cuanto a la terminología realicé algunos cambios, ya que en general se seguía hablando del territorio ruso. Pero a mí esto me ha parecido desde el principio una denominación incorrecta.
En el transcurso de la entrevista L. hizo referencia a una conversación con Himmler: él quería ser completamente independiente en el Este y había hablado de órdenes especiales del Führer. Yo: Entonces no puedo asumir este encargo del Führer. Si ya la división del poder en militar y civil conlleva algunas dificultades, la división del poder civil mismo resulta intolerable. Es inaceptable que la Policía forme un gobierno paralelo. Eventualmente, sus medidas pueden impedir que se alcancen los objetivos políticos fijados. Además de esto, despoja al gobierno político del necesario poder ejecutivo y lo deja sin vigor. L. propuso que celebráramos una reunión con Himmler y yo acepté. Sin embargo le pedí a L. que hablara antes con H.[immler] para que no cupiera ninguna duda sobre la clara voluntad del Führer de encargarme la dirección política central. L. habló el 19 por la mañana con H., y yo me figuré lo que vendría después al ver que él [Lammers] estaba tanto tiempo fuera. Llegó a las doce y cuarto: era inútil. H. afirmó que Göring lo haría todo, que él tenía libertad en el poder ejecutivo y que yo estaría ahí asesorándoles. Le dije a L.: no he estado veinte años ocupándome de un problema para «asesorar» ahora al señor Himmler, al que no se le ha pasado una sola vez por la cabeza esta cuestión y que si conoce algo de Ucrania es solo gracias a mis trabajos, los que llevo realizando desde hace quince años. Lo que habían hecho sus chicos eran chapuzas, nada de lo que estar orgulloso. L.: él también había entendido al Führer como yo. A él también le parecía que una entrevista sería infructuosa y por eso intentaría aclarar el asunto directamente con el Führer. Y aunque era su cumpleaños se llevaba por si acaso los documentos en los que habíamos trabajado a fondo conjuntamente. Yo regresé enseguida al Mondsee, estaba interiormente furioso por la forma en que ahora Himmler se apropiaba de las cosas, no para trabajar sobre ellas, sino solo para alcanzar una nueva posición de poder. Tenía ante sí tareas tan grandes que bien valían el trabajo de toda una vida. El problema preocupa al partido desde hace mucho tiempo, esperemos que termine de forma diferente a algunos precursores en constelaciones parecidas.
Anteayer sostuve una detenida conversación con Keitel. Me expuso los planes de la Wehrmacht y yo le informé de los diferentes objetivos políticos en el Este.66 Hablamos con detenimiento sobre muchas cosas. K.[eitel] me enviará al general Thomas.67 Ayer me llamó y me preguntó si podría recibir a la vez el viernes a T.[homas] y al secretario de Estado, Körner.68
Ayer a mediodía pude hablar solo un momento con el Führer, dijo que tendríamos que tomarnos el viernes tiempo para hablar detenidamente sobre la cuestión del Este. Opinaba que Göring consideraba a Backe más apropiado para Ucrania, ya que era experto en finanzas. De todas maneras era un asunto aún abierto a la discusión.
Con el jefe de región administrativa Dr. Meyer conversé detenidamente, pues tiene que ir familiarizándose con el tema.
En la Cancillería del R.[eich] fue Heydrich el que comenzó la conversación sobre el Este.69 Las SS parecen aceptar ahora la orden, a pesar de que H.[eydrich] intentó aprobar conmigo una fusión de cargos entre el comisario del Reich y el jefe de las SS y de la Policía. Yo lo rechacé: ¡así incluso la gestión política la realizarían los oficiales y la policía! Le dije que debía discutir punto por punto con Himmler mi propuesta: H.[immler] debía designar a un dirigente de las SS para que yo lo agregara a mi oficina. Por lo demás: clara subordinación del poder ejecutivo de la Policía a mí o a los correspondientes comisarios del Reich. H.[eydrich] quería saber muchas cosas más sobre nuestros planes, sin embargo me limité a hacer comentarios generales.
Hoy viene a verme el representante de Seyn-Inquarts de Holanda.70 Siguiendo la propuesta del Dr. Meyer tengo la intención de designarle para el Departamento de Prensa. Ya tiene experiencia en otra zona ocupada.
Acabo de escribir cinco octavillas dirigidas a la dirección del Ejército Rojo, al pueblo ruso, a Ucrania, al Cáucaso y a los pueblos del mar Báltico. Todas con los acentos oportunos con arreglo a las condiciones históricas y a los objetivos políticos.
El día 3 recibí a Körner y al general Thomas que me informaron por medio de todo tipo de mapas y planos de los trabajos hasta ahora realizados por el Plan Cuatrienal + el OKW. Era un buen trabajo del Estado Mayor, basado en nuestra ya larga experiencia.
El Dr. Meyer consultó a Riecke, Schlotterer, Backe.72 Hoy he escrito a Himmler y tengo curiosidad por ver cómo va a reaccionar.
El 32 de mayo estaba previsto que informara brevemente al Führer, pero la entrevista acabó convirtiéndose en una conversación bastante larga. Él aceptó en principio los dos borradores que Lammers había elaborado conmigo. Solo había que retocar algunos términos. Le di las gracias al Führer por el encargo y añadí: cuanto más recapacito ahora sobre los problemas, tanto mayor se muestra la tarea ante mí. Había que crear y conformar tres estructuras estatales de grandes dimensiones. Y a esto se añadía el problema ruso. Al Führer se le llenaron los ojos de lágrimas cuando me dijo: «Es una tarea muy positiva la que usted ha recibido. Yo tengo que asumir la responsabilidad del paso que hay que dar, Stalin está esperando el ataque a América...». El Führer ya solo tenía que dictar su discurso del Reichstag y me invitó a Berchtesgaden para que lo hablara todo despacio con Göring y Keitel. Allí tenía él también tranquilidad para examinar minuciosamente la cuestión del Este.
Que aparezcan diversos adversarios de mi encargo es una muestra de la bajeza humana. Pero aquí es necesario proteger la tarea histórica y mantenerse firme ante los incom retos que la ponen en peligro.
El soldado raso Urban ha venido de Prusia Oriental al Reichstag: deseaba obtener de sus superiores «información más detallada». Todo es un gran misterio allí en el Este.
Por lo demás, mis otros negociados reclaman constantemente mi atención. Stellrecht ha organizado doce comunidades de trabajadores en la región administrativa y me traslada sus aspiraciones en materia de formación.73 Hablamos de los problemas relativos a la organización de la vida y a la organización festivo-cultural. Llegan las pruebas del primer número de Weltkampf; para el certamen de novelas del VB he leído cuatro de los «mejores» manuscritos.74 Todos flojos o muy malos. Con ello no se va a hacer famosa la editorial; está prohibido decir mi nombre. Nikuradse me pone al corriente de su trabajo en la Europa continental. Kautter envía las galeradas de Partido y Wehrmacht. Yo escribo cinco octavillas para el Este y dicto instrucciones para los eventuales comisarios del Reich. Recibo al embajador finlandés con motivo de mi presentación del libro en Helsinki; entrevistas sobre proyectos de la Liga de Profesores, sobre la nueva representación de la Sociedad Nórdica en Berlín. Recepción del consejero de Estado Hagelin que se queja de Terboven. Hoy tengo una entrevista con el almirante Busse que está ampliando la Verein für d[eutsche] Seegeltung y que en investigación se subordina a la Escuela Superior, agencia de Hamburgo.75 Recibo a Kube para prepararle para la intervención en el Este.76 Consulta con Lutze, que tiene que nombrarme a mí jefe de las SA-Führer con el mismo fin. Después Reichstag, el día 5 todo el día sesiones de Reichsleiter y jefe de región administrativa.
Y así un día tras otro.
El Führer me ha citado en Berchtesgaden con el fin de tratar detalladamente el tema del Este y, llegado el caso, la redacción de mi encargo. Antes de mi partida tuvieron lugar varias conversaciones con los delegados de Göring, que se mostraron unánimes tan pronto como comenzaban a barajarse los nombres de los representantes profesionales. Salvo Körner, que se cerraba a mis razonamientos, pero que después cedió ante la presión de Neumann.77 Todo esto, los nuevos borradores de Lammers y mi postura ante ellos, está ya recogido en notas documentales.78
Todos estamos estos días ocupados con el caso Hess, uno de los episodios más increíbles del NSDAP, al que no le faltan los episodios raros. Como yo fui el último que habló con Hess quizá interese por motivos histórico-psicológicos recoger esa visita a su casa.
Yo quería informar a Hess confidencialmente de la orden del Führer en la cuestión del Este y hablar con él sobre otras cosas que atañen a mi ámbito de funciones. Con este fin se había concertado la visita en su casa el sábado 10 de mayo a las 18 horas. El 9 por la tarde telefoneó el oficial adjunto de Hess al Dr. Koeppen: Hess tenía que marcharse el sábado a mediodía urgentemente y yo tenía que ir por la mañana. Como era demasiado tarde para coger el tren, Hess me envió su avión a Berlín, en el que llegué a Múnich alrededor de las 11. A las 11.30 estaba en el domicilio privado de Hess, acompañado por el jefe de región administrativa Dr. Meyer, que va a ser mi representante permanente en la realización del eventual proyecto del Este. Hess salió enseguida a mi encuentro en el jardín, estaba pálido y parecía enfermo, lo que no me llamó la atención, pues ese ha sido permanentemente su estado en los últimos años. Primero hablé con él a solas, le dije que en el caso de que el Führer atacara a la Unión Soviética se me había encomendado la gestión centralizada de las cuestiones del Este, etc. Le di los nombres de los posibles comisarios y le pedí su apoyo en el futuro nombramiento de presidentes de distrito como colaboradores. La candidatura de Kaufmann como representante de una ciudad tan amenazada como Hamburgo fue rechazada por ambos,79 la de Sauckel en cambio, muy bien acogida. Hess se lamentaba de que los mejores tuvieran que marcharse, pero dijo que había que escoger a los mejores para estas tareas. Cuando me disponía a abordar otras cuestiones Hess me pidió que tratara solo lo más importante, que un asunto le preocupaba tanto que tenía que prescindir de discutir asuntos menores. Puso mucha pasión en sus palabras, pero jamás habría imaginado lo que se proponía hacer.
Poco después llegó el Dr. Meyer y Hess habló con él de si andaría todo bien en la región administrativa cuando Meyer se trasladara a Berlín. Tras departir sobre ello Hess nos invitó a comer, de manera que comimos los tres juntos. Conversamos sobre las desafortunadas maneras de Terboven en Noruega, sobre algunos detalles de la cuestión del Este y sobre el abono orgánico-dinámico que Hess administraba desde hacía años y del que habló muy favorablemente. Yo hablé de las noticias que llegaban del extranjero, de que Hess había estado con Franco por encargo del Führer, y Hess aseguró que en absoluto se ajustaban a la verdad. La conversación no fue muy animada, pero Hess estaba muy concentrado y completamente comedido.
Antes de la comida, como aún teníamos que esperar un poco, Hess hizo bajar a su hijo pequeño antes de la siesta, conversó con él, le dejó hacer gimnasia. Me llamó la atención ese vivo interés, pero luego lo comprendí: quería despedirse de su «diablillo», que en lo sucesivo tendría que cargar toda su vida con las consecuencias de las acciones del padre.
Poco después de las 13 horas me despedí. Hess nos deseó mucho éxito en la realización de mi encargo.
El domingo por la tarde escuché en la radio la primera noticia. Nos quedamos de piedra e intentamos comprender qué era lo que había sucedido. Me dije que tenía que ser algo grave en vista de las palabras que habían elegido. Lo que yo pensé es que Hess habría sufrido fuertes depresiones, que no habría tenido prácticamente nada que hacer, que el partido había perdido el control sobre su trabajo y que él no se habría sentido a la altura de su cargo. A lo mejor había escrito al Führer, que ya no lo necesitaba, que no lo escuchaba en relación a preguntas objetivas, de manera que no soportó más la situación, lo cual, unido a su enfermedad, hizo que volara a la Alpenwand. ¡Nadie habría podido imaginarse lo que oímos el lunes! Era tan increíble, algo tan alejado de las posibilidades políticas, que al principio nos quedamos sin palabras.
La traición no era posible siendo Hess un hombre tan leal. La depresión por no hacer nada se había manifestado de un modo completamente inesperado. El martes el Führer hizo que se leyeran en voz alta las cartas de despedida de Hess; ¡H.[ess] había estado preparándose durante cinco meses para esta «misión»! Tan minuciosamente como a menudo lo hacen las personas poseídas por una idea fija. Su carta al profesor Haushofer y la alusión a sus «sueños» ahora cumplidos mostraban cuánto se había adentrado ya Hess en un mundo irreal.80
Su amor por los trotamundos, los astrólogos, los curanderos, etc., estaba tan profundamente arraigado en él que había llegado a ser determinante en los hechos. Yo había intentado durante años, en vano lamentablemente, mantenerle alejado de la astrología. Que el Führer ha colocado al81 principal defensor de los columnistas de astrología como director de la Cancillería del Führer no lo sabe ni él. Tendré que decírselo, después de que, en vez de eliminar a Bouhler y a su representante Hederich, hayan recibido nuevas órdenes en el ámbito editorial —tras mostrarse a favor de levantar el embargo de uno de los textos de astrología psicopática incautados.
El Führer mismo se había quedado sin palabras al leer la carta de Hess. Se había puesto directamente enfermo. Su principal temor había sido que los ingleses, en un primer momento, no hubieran hecho nada en relación al aterrizaje de Hess, pero que hubieran comunicado a los japoneses y a los italianos de forma confidencial ¡que el Führer habría enviado a Hess para negociar una paz extraordinaria! ¡Habría echado por tierra, entre otras cosas, el pacto tripartito!
¡El partido era unánime! También superaremos esta conmoción. Hess no está en Inglaterra como mediador libre, sino como prisionero de Churchill. Esta ingenua fantasía de Rudolf Hess dará algún día material a algún dramaturgo para escribir una fantástica tragicomedia histórica. Ahora solo nos queda esperar fríamente para ver cómo Churchill intenta colocar definitivamente el peón de Hess en el tablero de ajedrez. Pobre Rudolf Hess. Nunca me habría imaginado que este hombre enfermo siguiera este camino, que emprendiera esta empresa tan osada —desde un punto de vista deportivo—, en lugar de guardar silencio y resignarse. ¡En una ocasión quiso ganar dinero para el partido haciendo un vuelo oceánico a América! Y Ahora quería ayudar a salvar la raza nórdica a través de un vuelo al país de Winston Churchill.
Ahora bien: el partido se ha librado de tener que barajar como Führer, llegado el caso, a un hombre que está ya tan gravemente enfermo. No hay mal que por bien no venga —si el NSPA es lo suficientemente fuerte como para permanecer firme y recto.
Las últimas semanas han estado repletas de reuniones de las que apenas se ha levantado acta y que resumo en el dictado.82 Lo que sin embargo no puedo dictar son las reflexiones y los sentimientos que tienen que acompañarme en cada momento mientras trabajo en la solución de la cuestión del Este. ¿Existe hoy acaso una tarea política mayor que la de liberar al pueblo alemán para los siglos venideros de la enorme presión que ejercen ciento setenta millones? El zarismo pudo extenderse libremente: hacia el mar Negro, el Cáucaso, Turquestán, Manchuria...83 Prusia tuvo siempre que ver cómo ocurría, A.[lemania] tenía que contar con que el zar iba a convertirse de pronto en su enemigo si quería ser de alguna manera independiente. La victoria en Francia de 1940, este es el hecho político decisivo para los próximos siglos. La amarga razón de estado del Führer, que se ha servido de un hombre tan insignificante como Ribbentrop, nos ha ahorrado mucha sangre, y ahora se acerca su final, pues la concepción del mundo, las líneas de fuerza históricas, se han convertido en la verdadera razón de estado del año 1941. Interiormente estoy contento de no haber adquirido compromisos de ningún tipo. Disciplina, desde luego. En la política. Pero no he retirado mis libros y he expresado con toda franqueza mi opinión sobre el condicionamiento histórico allí donde la discreción del oyente lo hacía posible. Me enfrento como personalidad inexplotada a una tarea de magnitudes verdaderamente históricomundiales: crear tres estructuras estatales de aproximadamente noventa millones de personas a partir de un plan y hacer que otro estado (Moscovia84-Rusia) se vuelva hacia el Este con todos los medios de la política (de nuevo sesenta millones). Todo esto exige en el futuro firme perseverancia, nervios de acero y —lamentablemente— pequeñas batallas con los mezquinos espíritus de Berlín y alrededores.
Y mientras aquí se hacen grandes preparativos, también lo aparentemente «apartado» sigue su curso: folclore, organización de las vacaciones, celebración de la vida, temas formativos, etc. No quiero olvidar que esta es la tarea para ganar la paz después de la guerra.
Porque nos acecha el peligro de una nueva empresa y «época fundacional». Aquí hay que mantener muy alta la conciencia de quiénes somos.
Por eso he difundido por todas las regiones administrativas mi discurso en Frankfurt el 25 de marzo de 1941 [exactamente: 28 de marzo].
Caso Barbarroja
Confidencial — Caso eventual.
Posición y pautas: | 1. En razón de conocimientos históricos. |
2. Situación política del presente. | |
3. Necesidad de asegurar el futuro alemán. |
De una valoración del pasado y voluntad de futuro, la obra del presente.
Visión del mundo marxista: un factor de traición a la patria de 1918.
La forma extrema del bolchevismo: amenaza mortal desde 1919 a 1933.
Revolución mundial Múnich, Hungría, Bulgaria y México.
En 1918 esperanzas fundadas,86 frente popular en Francia, Revuelta en España.
Opinión en 193887 en Moscú: no es posible una victoria mediante revueltas en diferentes estados.
Crisis anglo-germana, nueva táctica: desmoronamiento de los márgenes del territorio soviético.
Alemania por su parte: en el interior inmune.
Una época de fría razón de estado por ambas partes.
Stalin 1938: el Día del Partido no habrá ofensiva contra A.[lemania]
A. omite la polémica contra Moscú.
Stalin: miedo a un conflicto bélico, esperanza de sangría alemana previa en Polonia y en el oeste.
El Führer: exclusión de una guerra con dos frentes simultáneos.
Stalin: guardarse la elección-final. Elevar cada vez más el precio de la neutralidad.
[...; seguir los ejemplos de la presunta obstaculización por parte de Stalin de un conflicto con Alemania.]
A.[lemania] está preparada militarmente y económicamente continúan las medidas que sean necesarias.
Yo hoy: sobre el objetivo político.
Él es el que da sentido a la acción militar y tiene que coordinarse con el interés económico.
...
El centralismo de Moscú frustró todos los planes de independencia [de las naciones no rusas].
La tarea de nuestra política: retomarla y darle forma en estados.
Esto significa tomar el territorio de la Unión Soviética, dividirlo orgánicamente en estructuras estatales y construir contra Moscú para liberar al pueblo a[lemán] de la pesadilla del Este en los próximos siglos. Cuatro grandes bloques que deberán protegernos y al mismo tiempo harán avanzar la idea y la realidad de Europa lejos hacia el Este.
Gran Finlandia
El país báltico
Ucrania
El Cáucaso ...
El país báltico. La colonia a[lemana]más antigua. Entregada a sus propias fuerzas.
La negativa de Bismarck a ayudar. — Una razón de estado por aquel entonces.
No ha sido nunca rusa. En 1918 miraba hacia el oeste.
Múltiples antecedentes germanos
Oficiales suecos — barones bálticos
Soldados suecos — campesinos estonios
Relación muy estrecha con el Reich.
Germanización, colonización
Soldados de esta guerra.
Combatientes del Báltico en 1919.
Apartar: al este del lago Peipus.
Weißruthenien (zona de recepción).88
Ucrania ha estado luchando durante siglos contra Polonia y los moscovitas ...
Objetivo: un estado libre ucraniano ...
Algunas cosas ya están decididas, sin mencionar hoy la denominación de servicio [como ministro del Este].
1. Plenos poderes exclusivos para dictar leyes mediante decretos en el nuevo Este.
2. Subordinación de los cuatro comisarios del Reich, que reciben instrucciones exclusivamente de mi parte.
3. Subordinación de toda la administración de una zona que está bajo el comisario del R[eich].
Todo esto a pesar de la evidente facultad de dirección del mariscal del Reich en calidad de delegado para el Plan Cuatrienal89 ...
Todos tienen en cuenta el gran objetivo, y, por lo tanto, todas las medidas tomadas tienen un profundo sentido.
Hay dos tareas a las que hay que hacer frente
1. Asegurar el abastecimiento y la economía de guerra a[lemana].
2. Liberar a Alemania para siempre de la presión procedente del Este.
Y todo ello tomando medidas sensatas que se colijan de la historia y del presente.
Claridad y solidez en la manera de pensar y actuar.
Cada acción tiene que estar al servicio de ambos objetivos.
...
El 16 de julio de 1941 pasará a la historia probablemente como un día decisivo: en él se decidió en el cuartel general del Führer la división del espacio de Europa oriental, su forma, sus objetivos, su dirección, etc., y yo fui nombrado ministro del Reich para los Territorios Ocupados del Este (es decir, prácticamente para la zona que corresponde a toda la Unión Soviética europea).90
Aparte del Führer y de mí mismo estaban presentes: Göring, Keitel, Lammers y Bormann. La entrevista empezó antes de las 3, se hizo un breve descanso entre medio, y terminó a las 8 de la tarde.
El Führer abrió la sesión con consideraciones políticas de principio. No se podía dar a conocer anticipadamente decisiones políticas definitivas. De momento tenía que bastar con anunciarse como libertadores del bolchevismo, como protectores de un pueblo maltratado. Eso era también acertado de cara a las naciones que se habían alineado con nosotros. La lucha de A[lemania] era, por consiguiente, de interés europeo. Por este motivo no podían proclamarse soluciones finales jurídico-internas. Quería actuar en el Este también sobre en base a las disposiciones de La Haya, pero esta vez mediante la creación de un Ministerio del Reich. Me pidió que en lo sucesivo hablara sobre propuestas generales, a las que se podría añadir el debate sobre las personalidades.
Expliqué que, valorando la situación, teníamos que escoger entre hacernos ciento veinte millones de enemigos por la aplicación de un trato indiferenciado e inevitablemente duro, o ganar más adelante como aliados a la mitad de estos, dividiendo y valorando de forma diferente. En la práctica esto equivalía: si el Reich necesitaba imperativamente productos del país debían fijarse cupos: confiscar más allí donde la población no es valiosa como aliado y menos en los sitios en los que no sea ese el caso. De lo que resultaba una división del territorio en Comisariados con objetivos diferentes. Creo que se pueden alcanzar muchos objetivos económicos utilizando medios políticos y psicológicos. Incrementando por ejemplo la conciencia histórica ucraniana, fomentando la literatura, fundando en Kiev una universidad ucraniana...
En este punto intervino Göring: él necesitaba materias primas. El Führer: R.[osenberg] tiene razón, en Kiev también hay que construir una universidad.
Expliqué algunas otras cosas que había recogido en mis memorias para el Führer. Después estuvimos mirando los mapas que había traído y comenté las fronteras y los principios de distribución. El Führer me había dicho antes, dando un paseo por el bosque, que seguro que los sóviets tenían muchos más carros de combate y mejores de lo que suponíamos. Dos ejércitos de carros de combate como esos, de seis mil carros cada uno, podían tener preparada una ofensiva aproximadamente en septiembre y hacérnoslo pasar muy mal. Otro ejército hubiera sido simplemente aplastado. Ahora el Führer está decidido a eliminar ese gran peligro para siempre. En la delegación del R[eich] de Ostland (nombre[,] que yo propuse en vez del de países bálticos), el Führer acercó la frontera casi hasta San Petersburgo.91 Trazó después al sur de allí un semicírculo. En el norte los finlandeses se aislaban: el destino de San Petersburgo estaba sellado. Por él, que los finlandeses se quedaran con el puerto. La región de Bialistok, por propuesta de Göring, que sentía un especial cariño por el jefe de región administrativa de allí, se colocó bajo la administración de Prusia Oriental.92 El Führer dijo que en Galitzia tenía que pasar parcialmente al Gobierno General. Nunca se podía saber cómo iba a ser más adelante nuestra relación con Rumanía. Estaba bien tener una frontera común. Los ucranianos, frente a los polacos, podían también, en cualquier caso, estar al mando en el Gobierno General.
Sobre la cuestión de Besarabia el Führer trazó una línea con bolígrafo azul que se ajustaba a cómo debía de imaginarse las cosas Antonescu para mantenerse ante su pueblo después de sufrir tantas víctimas: incluyendo la Rep.[ública] de Moldavia, Odessa.93 Me propuse elaborar otra propuesta en este punto.
La propuesta que ya antes había redactado de consolidar Crimea como baluarte alemán en el mar Negro experimentó una ampliación.94 El Führer me preguntó primero por la población de Taurien.95 Le enseñé el mapa étnico: ¡había principalmente rusos y alemanes! Sería necesaria un glacis: quizá a lo largo del Dniéper, después en dirección este, abarcando las colonias alemanas, y vuelta por el mar de Azov.96 Según mi esbozo los ucranianos recibirían una zona tan grande que podían dejarnos tranquilamente una parte a nosotros.
Seguí explicando mi idea de una federación caucásica tal y como la había tratado en mi memoria. También fue aceptada la concesión en el norte del Cáucaso y para proteger a Bakú.97 «Concesión», una bonita palabra, dijo el Führer.
Göring insistió en las necesidades económicas frente a los objetivos políticos. Para él todo era muy sencillo. Llevarse lo que era necesario para la economía militar a[lemana] y justificarlo en la dura necesidad. A causa de las dificultades para el transporte no teníamos tampoco muchas posibilidades en los países lejanos. Yo volví a llamar la atención sobre los imperativos políticos. Se enfrentan aquí dos puntos de vista opuestos que más adelante chocarán, por lo que se necesitará muy buena voluntad por ambas partes para hacer posible la coordinación. En contraste con los secretarios de Estado de Göring soy muy pesimista. Le dije a G.[öring] que hasta entonces mi representante había estado en su equipo directivo en el Este y que en las últimas reuniones sobre creación de sociedades no se le había invitado. G. levantó las manos: [«] No me haga responsable de lo que haya pasado anteriormente, por favor. Yo estoy creando ahora un Estado Mayor, luego su representante podrá venir, pero ahora debo tener potestad legal para mantener la economía militar [»]. Lo cual yo no había querido cuestionar, en absoluto.
Luego pasamos a hablar de las personas que iban a entrar en los Comisariados del R[eich]. Al principio basé mi propuesta en Lohse para Ostland. G. lanzó la candidatura de Koch. Yo respondí que justamente el hecho de que Koch estuviera en Pr.[usia] Oriental no era un argumento a su favor, sino en su contra. Ostland el Reich, no una Prusia Oriental ampliada.
Cuando la balanza se inclinó en favor de Lohse —no obstante los comentarios de que se había vuelto cómodo, de que estaba gravemente enfermo, de que no iba a tener mucha suerte con él, etc.—, G. intervino con energías redobladas en favor de la candidatura de Koch para Ucrania. Dije que seguía proponiendo a Koch para Moscú. Koch era un hombre de prontos, cambiaba a menudo de opinión sobre las cuestiones que estaban aquí abiertas. Sospechaba que al cabo de catorce días iba ya a dárselas de entender los problemas mejor que yo y que por lo tanto no podría respetar las directrices que se le marcaran. G.: naturalmente que tiene que obedecer las órdenes, pero tiene iniciativa, entiende de economía y de desarrollo industrial.
Para el Cáucaso se discute la propuesta de Schickedanz. G.: ¿cree usted que este hombre flacucho va a hacerse respetar? Yo necesito aquí un economista que ponga en marcha el crecimiento económico petrolífero. Yo: esta zona tan difícil requiere un hombre que tenga opiniones sensatas, habrá que darle algún día también poderes ejecutivos. Por lo demás podría necesitar a Neubacher como comisario de petróleo.98 El Führer: si N.[eubacher] tiene demasiadas cosas que hacer tal vez no pueda hacerse cargo de problemas complicados. Por lo demás había que dotar a Sch.[ickedanz], llegado el caso, de un equipo directivo sólido.
Tras hacer yo algunas propuestas de las SA (Kasche, Scheppmann, etc.) el Führer decidió de forma salomónica: Lohse-Ostland, Koch-Ucrania, Kasche-Rusia.99
La discusión de los decretos dio pie a algún tira y afloja más. En lo esencial el borrador de Lammers se ajustaba a las ideas previamente expresadas por el Führer. Göring: la economía. Himmler: la Policía [letras o signos ilegibles] posibilidad de mando directo sobre la tropa. La propuesta de Himmler de convertir a los altos mandos de las SS y de la policía en representantes permanentes de los comisarios del R[eich] fue descartada por el Führer en atención a mi valoración negativa de la propuesta.100
A las 8 habíamos terminado con lo esencial. Se me había encomendado una tarea gigantesca, quizá la mayor que el Reich puede asignar, seguridad para los siglos venideros, hacer independiente a Europa del ultramar. Sin embargo no he recibido todo el poder que requiere llevarla a cabo, ya que G., como delegado para el Plan Cuatrienal, tiene derecho y hasta prerrogativa por algún tiempo para intervenir económicamente, lo cual, realizado sin clara coordinación, puede poner en peligro, llegado el caso, los objetivos políticos. Además Koch en Kiev, en la ciudad más importante, se apoyará más en G. que en mí. Voy a tener que estar aquí muy pendiente de que se acaten mis directivas.
Por lo demás el Führer dijo: los decretos no son más que eso, teoría. Si no se pliegan a las necesidades hay que cambiarlos. Al despedirnos Göring me estrechó la mano: «Por una fructífera colaboración».
Después cena con el Führer. Habló muy elogiosamente sobre los fineses y su valentía. Se burló de Papen: él precisamente quería cristianizar Rusia de nuevo. (El Führer repitió lo mismo al día siguiente y me dijo: Qué alivio que usted sea guardián del Este [.])
El día 18 [correcto: 17] celebré una entrevista de redacción con Lammers. Regreso al cuartel general, donde el Führer recibió a Galland y a otros pilotos.101 A continuación cena, después firmé mi nombramiento.102 El Führer se levantó y me estrechó la mano con las suyas. Yo: le agradezco la confianza que deposita en mí y prometo poner todas mis fuerzas en la consecución de mi tarea.
Durante la conversación me llamó la atención el gesto serio de Keitel. Era patente que tenía que hacer un esfuerzo para seguir la reunión. Le pregunté más tarde si le había pasado algo y supe que acababa de perder a su hijo. Cuando le di el pésame se le saltaron las lágrimas pese a sus esfuerzos por contenerse: «Sí, he perdido a mi hijo en los carros de combate, pero así debe ser, hay que seguir adelante, por encima de nuestros muertos».
Acababa de llegar la noticia de la dimisión del Consejo de Ministros de Konoye.103 El Führer hizo nuevamente observaciones sarcásticas sobre las comunicaciones del Ministerio de Exteriores. El pobre Hewel tiene que pagar ahora los platos rotos —y a veces el Ministerio de Exteriores realmente no tiene la culpa—. Cuando luego la conversación fue a dar a las intenciones de Japón en las Indias Neerlandesas el Führer estalló: todo esto no sería necesario si en Inglaterra no gobernara un cerdo financiado por judíos.
El Führer puso de relieve en repetidas ocasiones que la tarea en el Este no era asunto de una generación, sino de todo un siglo. Esa era ahora la cuestión más importante [.]
En lo tocante a las acciones militares siguió hablando con gran respeto de los fineses. Eran hombres muy valientes, no los veía como simpatizantes, sino como verdaderos aliados.
Las últimas semanas han sido de incesante trabajo. Reuniones con los representantes de todos los Ministerios. Transmisión de diversas ordenanzas. Preguntas relativas a la estructuración de mi Ministerio y de los Comisariados del R.[eich].
Además me llovieron primero memorandos ucranianos, luego las protestas por la inclusión de Galitzia en el Gobierno General. Que era un golpe durísimo, un nuevo desmembramiento, que erradicaba cualquier sentimiento de simpatía por Alemania, etc.
En Lituania, en Leópolis, se proclaman «gobiernos». Dispongo el traslado de estas avanzadillas que evidentemente no quieren llegar «demasiado tarde». Intentan ahora por todos los medios convertir la entrada de sangre alemana en una nueva «independencia». No tiene esto cabida ni por asomo para los países bálticos. La gente sencilla lo percibe allí instintivamente en todas partes, mientras que la intelectualidad urbana sigue padeciendo de delirios de grandeza. El prof. Spohr hizo a este respecto un bonito símil: hierbas no son árboles.104
Me llegan informes de mis representantes en el Alto Mando del Ejército y en los tres grupos de ejército sobre el estado de ánimo y la situación. Hoy tenía [falta texto o una página] juntos, para poder elaborar las directrices políticas, puesto que las órdenes de la Wehrmacht entran parcialmente en conflicto con nuestra voluntad. Así algunos están ansiosos por hacer que los curas de la Wehrmacht vayan a inaugurar las iglesias. Aquí hay que emitir la orden de que oficialmente nosotros no tenemos absolutamente nada que ver con eso y de que tenemos que negar la entrada a todos los emisarios de las iglesias. El Vaticano trabaja afanosamente por organizar su «misión». Quiere embolsarse los frutos de nuestra lucha. Pero Ya sabré yo cómo impedírselo. Por lo que se sabe de África, los italianos se dispersan corriendo en todas direcciones en los ataques aéreos de los ingleses, pero rezan. Los rusos luchan y mueren sin rezar. El bolchevismo ha embrutecido a las gentes del Este, los ha idiotizado, y por eso no puede compararse sus su actitud con la actitud de los europeos conscientes de su personalidad. Y a pesar de ello el cristianismo ya no puede proporcionar consuelo a un conjunto de personas, sino solo, a lo máximo, a algunos individuos.
Sentencia semanal del NSDAP, del 3 al 9 de agosto de 1941, con una cita de Alfred Rosenberg. (Texto de la ilustración: Resultó que el bolchevismo no era ni es la lucha en favor de una idea social, sino una lucha política del judaísmo de todos los países contra la inteligencia nacional de todos los pueblos.) [Deutsches Historisches Museum (Museo Alemán de Historia), número de inventario Do 56/1578.2]
Lohse, el nuevo comisario del Reich en Ostland, me trasmite sus impresiones. En una sesión con los correspondientes secretarios de Estado fijo la política monetaria en el Comisariado del Reich de Ostland.105
De nuevo me retiene una inflamación de la piel del hueso, tengo algo de tiempo para detenerme a mirar lo que han sido en conjunto estas últimas semanas. La construcción de mi Ministerio ha ocupado todo mi tiempo: pasar revista a los trabajadores, formación de los equipos para los comisarios, entrevistas con Lohse sobre política en Ostland, revisión de las primeras noticias de lo que pasa allí, preparación para Ucrania, la directiva para Koch, discusiones sobre las intervenciones de Himmler (que intenta imponer por todos los medios su antigua adicción a la jefatura indirecta), negociación de las compensaciones con Göring (él comprende perfectamente que son necesarias). Además de esto, un buen número de ordenanzas. Nada fácil, porque mi nombramiento no se hará público hasta la conclusión de ciertas operaciones militares; sin embargo, los comisarios del Reich tienen que actuar tomando pie en determinadas directrices que también tienen que ser publicadas sin que yo aparezca en ellas.
El siguiente problema importante que aún está completamente por resolver es el futuro de Ucrania. El Führer es de la opinión de que cuando un pueblo tan grande permite que lo sometan incesantemente tampoco merece que los demás reconozcan su independencia. Consecuencia: habría que tratarlos como a los rusos. Esta postura, que ha expresado en numerosas ocasiones, es diferente a la que yo defiendo y a la que, debo suponer, él mismo aceptaba antes. Su simpatía por Antonescu y el reconocimiento de su ayuda incondicional han coadyuvado no poco a que ahora se introduzca un cambio. Los rumanos ven en sus vecinos —ucranianos— a un enemigo. Lo que quieren por lo tanto, tal y como lo declaró abiertamente el hermano de A.[ntonescu],106 es combatir a los eslavos como a un todo. Pero la solución rumana no tiene por qué ser, en absoluto, la nuestra, que tenemos que lidiar con la totalidad del problema y abogar por una división orgánica de los espacios y los pueblos. Esto equivale a reconocer el pensamiento antimoscovita ucraniano y a promover gracias a ello el surgimiento de una colaboración voluntaria con la anexión de territorios ucranianos. La condición necesaria tras la toma de Galitzia por el gobernador general es que no se mutile completamente el espacio ucraniano. He protestado contra el plan de entregar Odessa a los rumanos en un informe dirigido al Führer. Todos han apoyado esta postura. Göring ha tenido que mojarse ya en tres ocasiones, según dice, a mi favor, porque el Führer estaba dispuesto a responder al deseo de Antonescu y dar a los rumanos Odessa, es decir, el país que está entre Dniéster y Bug.107 El propio A., sin embargo, ha renunciado a Odessa. Comunicó al Min. de Ext. que no sufría delirios de grandeza: Rumanía no podía recibir un puerto tan grande. Le fue trasladado al Führer oficialmente esta inteligente postura. Sin embargo: las tropas rumanas han cercado Odessa y están derramando mucha sangre en esa batalla. A. pone quince divisiones. Y el primer paso es el que cuesta. El peligro pues no ha pasado. Cuando según esa solución venga la cuestión de Crimea (lo que resulta obvio), Crimea ya no será el gran puerto del enorme país interior y la construcción de una política productiva de cara al futuro será prácticamente un sueño inalcanzable —por mucho que se avance hacia el Este.
En mi directiva para Koch he resumido todos los puntos de vista importantes que me parecen relevantes para la política alemana. Todos, salvo las actuales reflexiones del Führer, comparten mi visión de las cosas (puede que V. Ribbentrop no, ¿tal vez porque desea que los rumanos aparten sus pensamientos de Hungría?). La entrevista con el Führer se celebrará próximamente.
Me ha producido un enorme pesar la noticia de la muerte de Urban. Tenía el presentimiento de que no iba a regresar, y, sin embargo, tenía la esperanza de volver a llamarlo a mi servicio en octubre. Fue gravemente herido en su cañón antitanques el 27 de julio,108 al sur del lago Ilmen, y murió ese mismo día.109 Me sirvió con lealtad y rectitud durante once años. Su última carta es valiente y honorable, tal y como él mismo fue siempre. No consigo hacerme a la idea de que nunca volverá a estar sentado frente a mí en el despacho. Esta guerra en el Este está dejando grandes vacíos en el partido. Y tal vez no podía ser de otra manera, pues ahora la revolución nacionalsocialista avanza hacia su cima político-mundial en el Este. La correosa resistencia de los rusos soviéticos está en boca de todos nosotros. Cuando el 2 de marzo, tras comunicarme cuál iba a ser mi cometido, el Führer me preguntó qué podrían hacer los rusos en el caso de un enfrentamiento militar, yo le dije: para seguramente algo completamente diferente de lo que a un europeo le parecería lógico. Ambos estábamos de acuerdo en que tras la resistencia se desataría el pánico. Y han hecho, en efecto, algo diferente. Los rusos soviéticos luchan encarnizadamente, con dureza y malicia, y son inimaginablemente crueles en el trato con los prisioneros a[lemanes] y los civiles que no son bolcheviques. Han derribado a la clase europea y se ha desatado el odio mongol, carente de personalidad. El vaticinio bolchevique se alía con el «mesianismo»110 de Dostoyevski . Y a esto se suma el miedo: o bien a ser fusilado por los comisarios —a tenor de lo que les han inculcado— o a ser torturados hasta la muerte por los «fascistas». Un periodista ruso habló con razón de un «patriotismo soviético». Stalin ya intentó alinearse con la hasta entonces denostadísima historia rusa para vencer a sus opositores en el país. La película sobre Pedro el Grande fue el primer aviso, ¡luego llegaron los dramas sobre Kutuzov!111 Esta rara mezcolanza de muchos sentimientos ha creado un frente contra Europa. Por eso es tan importante hacer todo lo posible para impedir para siempre que alguna vez vuelvan a concentrarse todos los pueblos y razas entre el Vístula y Vladivostok. Y veo en esto unos de los cometidos principales de mi trabajo en el Este.
Debido al golpe que me di en el lago Mondsee ha reaparecido mi enfermedad: la inflamación de la piel del hueso, en la articulación del pie. Me resulta muy desagradable por una razón —sentimental—. El Führer viaja a Revel en avión y me ha invitado a acompañarlo en mi ciudad natal. Es un viaje al hilo de la visita de Horthy, yo también debería estar presente, pero no puedo hacerlo.112
Hice entrega ayer a Koch de su nombramiento como comisario del Reich de Ucrania y traté con él detalles de Podolia y Volinia,113 alemanas a partir del 1 de septiembre, que fueron tomadas primero.
Las demandas rumanas vuelven a coger fuerza. Ahora no solo administran el territorio comprendido entre Dniéster y el río Bug, sino que quieren administrar también más hacia el norte. Hasta ahora la Wehrmacht se ha negado a ello en redondo. Pero es evidente que en R.[umanía] la razón y la sinrazón libran una batalla de resultado incierto. Antonescu quiere limitarse, es obvio, pero el abundante derramamiento de sangre que han sufrido los rumanos frente a Odessa da ahora pie a que se pida la recompensa. El grupo rigurosamente nacional en torno a «Porunca Vremii»114 solo quiere hasta el Dniéster, en cambio quieren Transilvania. Los otros lo quieren... todo. Me parece claro que la fuerza rumana no es suficiente a la larga. Pero el plan de ganarse a los ucranianos y de movilizar políticamente a la gente contra Moscú quedaría condenado, quizás irremisiblemente, al fracaso. El Führer ama a Antonescu porque realmente se ha comportado tanto humana como militarmente de un modo excelente. Pero a mí me parece que habría que revisar alguna vez el veredicto de Viena y devolver a los rumanos su parte de Transilvania y quizá crear un enclave Székler húngaro.115 Los húngaros tienen delirios de grandeza y por ello mismo son vagos. No tienen derecho moral alguno a aterrorizar a las minorías y además, a pesar de que Alemania —y solo A.— ha contribuido a su expansión, han tratado a nuestros compatriotas de un modo aún más escandaloso que a los yugoslavos y a los rumanos.
Todos los veredictos de Viena de Ribbentrop han sido muy desafortunados y también ha sido necesario revisarlos: el problema de Cárpatos-Ucrania (a favor de los húngaros), la entrada de los yugoslavos en el tratado Tripartito (que tuvo que ser anulada al día siguiente) y el desafortunado arbitraje rumano-húngaro, que es insostenible.116
La actividad de mi otro Negociado se ve afectada, con toda certeza, por mi trabajo en el Este, pero no la desatiendo, desde luego. Porque tras la guerra tenemos que ganar la paz, que entraña los mismos peligros que en la época en que fue fundado, a partir de 1871. Solo que ahora son mayores. Hablé sobre ello en el discurso de la jornada formativa de marzo de este año y ahora voy a enviar ese discurso confidencial a todos los dirigentes del partido. La centralización político-económica tiene que ser suavizada en sus efectos mediante una descentralización cultural. De lo contrario tendríamos un colectivismo estatal y no un socialismo nacionalista. Un gran Reich —y un pueblo que regresa en relación a la iniciativa cultural—. Y necesitamos fuerza mental y espiritual para librar la última gran batalla de nuestra vida: la superación de las confesiones cristianas.
Aquí Bormann [se] dedica con ahínco a la argumentación de confiscaciones a conventos, a apoyar la regulación de las iglesias en las nuevas regiones administrativas, etc. Recientemente hizo llegar a los jefes de regiones administrativas una circular sobre cristianismo y nacionalsocialismo que consiguió reunir varios asertos poco refinados del Führer durante las charlas de la comida. Una carta inaceptable en esa forma que no estaba a la altura de su objeto. B.[ormann] es un hombre de acción, el análisis de semejantes cuestiones no es lo suyo, ya por el formato. Se lo he dicho hoy veladamente, con tacto, hoy en una carta y he pergeñado una postura con el fin de que ahora que la historia nos contempla, el NSDAP demuestre que también es capaz de ver un gran problema de un modo plástico y por todos sus lados —y así también de forma consecuente y orientada a dar con la solución—. No se superan dos mil años de historia europea con modales de leñador.
Cuando llegaron las noticias de que Stalin va a deportar a Siberia, o lo que es lo mismo, a asesinar, a los cuatrocientos mil alemanes asentados en el Volga, el odio contra Moscú se apoderó de todos nosotros. Yo di instrucciones para que nuestro posicionamiento fuera muy duro y le envié nuestra respuesta redactada al Führer. Él la endureció aún más. Ayer hice que redactaran la propuesta de comunicar a Rusia, a Inglaterra y a USA por radiodifusión que en caso de que continúen con esa matanza Alemania hará que lo paguen los judíos de Centroeuropa. Y esto estaría plenamente justificado puesto que el judío Schertok acaba de declarar en una conferencia en Palestina que los judíos han participado ampliamente en la alianza entre Moscú, Londres y Washington, toda vez que han estado siempre trabajando en su favor.117 La propuesta ya está en manos del Führer.118
Ahora bien: la responsabilidad del comportamiento no recae exclusivamente en el bolchevismo sino también en el pueblo ruso. Siempre han mirado llenos de envidia el fructífero trabajo de los colonos a[lemanes]. En 1914 los rusos asaltaron a los colonos en el sur, los desvalijaron, mataron su ganado. Barclay de Tolly, que en 1919 llevó a cabo la estrategia salvadora, fue insultado y tachado de «traidor», y en 1914 hubo pogromos contra los alemanes en todas las ciudades.119 El jefe de la Policía en Moscú instigó al populacho a que destruyeran los negocios de los alemanes (eran negocios de ciudadanos rusos con nombre alemán). El bolchevismo no era más que la continuación radicalizada de estos estallidos de los sentimientos de inferioridad. De los dos millones y medio de alemanes desplazados que estaban asentados allí al menos un millón había sido eliminado, y del millón y medio restante de alemanes del Volga solo cuatrocientos se habían quedado allí. Y ahora los llevan a ellos también a los hielos siberianos.
Las leyes de la historia son duras. Por estos asesinatos va a tener que pagar la nación rusa en conjunto, tanto más cuanto que, en la perversidad de sus afectos, no han rechazado a sus torturadores sino que los han defendido con fanatismo. Se trata de un fenómeno realmente curioso: que los presidiarios los prisioneros defiendan a sus carceleros contra aquellos que desean liberarlos. Rusia y el pueblo ruso son hoy y a largo plazo también eso precisamente: «patriotismo soviético», con independencia de si los emigrantes rusos quieren percibirlo o no. Leí el otro día lo que escribí hace quince años en El mito: esa es la interpretación psicológica que hoy en día, aún con más razón, sigue teniendo vigencia.
Llegan más noticias de Ostland: deportación de ciento cincuenta mil estonios, asesinatos en Tartu, etc.120
Hoy los estonios, letonios, etc., están agradecidos, al cabo de un tiempo quizá quieren volver a reclamar su «propia nacionalidad», como si Alemania solo estuviera ahí para salvarles cada veinte años el pellejo. Todo el Comisariado de Ostland tiene que permanecer para siempre bajo la protección de Alemania como parte del Reich alemán. De lo contrario, dentro de treinta años el moscovita estará de nuevo sentado en el castillo de Reval, envuelto en un nuevo ropaje mesiánico.
Medem y Litzmann vinieron ayer a verme.121 Desde ahora M.[edem] me informa verbalmente de sus trabajos en Semigalia.122 Para empezar me dio las gracias por haberle asignado una tarea tan bonita. Habían trabajado día y noche, solo 5 Mann. Había hablado para cuarenta mil hombres, no pernoctaba en hoteles sino en las casa de los campesinos. Ha encontrado al pueblo crispado, desesperado. No solo a los judíos los sublevaban, ellos mismos estaban divididos, al límite. Era tanto lo que habían vivido que el ejército alemán suponía para ellos la salvación. Y ahora que los judíos y los comunistas habían sido erradicados el pueblo renace. Se ha recogido hasta el último grano, se ha llevado a cabo la nueva cosecha. Los agricultores habían recuperado la tierra. Había mucha sangre alemana entre esos campesinos, más de la que él, M., se esperaba.
Llamé su atención sobre el peligro que entraña la inteligencia letona de Riga, él me advirtió de que sus agricultores le pedían que los protegiera de esos tipos que tanto daño habían hecho. Yo dije que ahora el estado de ánimo general en el campo era alegre, pero que seguía corriéndose el peligro de que la hartura y el sentimiento de seguridad hicieran que se olvidara una vez más la grandeza de la sangre alemana derramada.
Preparación de un fusilamiento masivo de judíos por integrantes de los Einsatzgruppen. [commons.wikimedia.org/wiki:EG_A_Siauliai_Lithuania_July.1941.JPG]
Litzmann ha hecho un viaje de incognito por Estonia y ya adora su futuro reino. La gente, todos muy amables (salvo la inteligencia de Tartu), buena sangre, escrupulosamente limpios. De los tres pueblos bálticos, los estonios son los mejores: corre mucha sangre sueca y alemana por sus venas —si los comparamos con los otros— y son mucho más de fiar. Tengo ganas de volver a ver mi ciudad natal, que ha sufrido daños salvo por lo que respecta a edificaciones industriales.
Tengo que pensar en relación a todo cómo han de conducirse el resto de los comisarios. Me preocupan los muchos funcionarios que, por muy eficientes que sean, son incapaces de pensar fuera de un esquema que se han trazado. Llegan a un país extraño, y no saben gobernar, no han aprendido a hacerlo, solo saben administrar. Y luego ese «tono funcionarial» donde sería necesario recurrir al tacto y a la psicología. He tomado hoy algunas notas con el fin de recomendarles encarecidamente que se atengan a algunas directrices relativas a su comportamiento personal y político. Aproximadamente mil se alojan ya en el castillo de Krössinsee y esperan a que los llamen para entrar en acción. Algunos maldicen porque se les está haciendo esperar demasiado —pero yo también me había preparado para una intervención más rápida.
Por lo demás: exposición de negociaciones con las muchas «máximas autoridades del Reich» que quieren meter las narices en donde puedan en el nuevo Ministerio.
Confío que en los próximos días pueda volver a andar. Entonces me presentaré en el cuartel general. Como Horthy no puede volar no tuvo entonces lugar el vuelo del Führer a Reval. Sería muy agradable poder recuperarlo ahora.
Por la tarde el Führer sacó a colación el proceso contra el primer ministro checo Elias.124 Conocía esa vieja estrategia checa de sabotaje desde su época austríaca. Allí se procedía con mucho rigor «jurídico», de modo que el más estricto «cumplimiento» de los §§ representaba una resistencia pasiva, muy eficaz. Ahora los checos creen poder hacer algo semejante conmigo. Pero él tenía que pensar en la vida de los soldados; los tanques de las fábricas checas eran patentemente peores. La liquidación de Elias serviría de aviso para todos los otros pueblos derrotados.125
El Führer llamó entonces nuestra atención sobre el parecido modo de pensar de nuestros prelados, que inspirándose en antiguas maneras centristas sostenían desvergonzados discursos. Yo recordé también la circular de la diócesis del obispo de Eichstädt. Parece —dijo el Führer— que algunos curas tienen dolores de cabeza. La única manera de librarles de ellos era separándoles quitándoles la cabeza. Estos señores parecían no conocerlo aún.
Después de la cena presenté al Führer los documentos de los nombramientos de algunos comisarios generales en Ucrania y le entregué algunos varios n[úmeros] de Weltdienst y la «Carpeta Marrón» para la administración de Ostland.126 El Führer dijo que ya había llegado el momento de proporcionar instrucción a los prisioneros de guerra ingleses y franceses sobre la cuestión judía. Yo debía comenzar con ello.
A continuación me retiré y él me estrechó calurosamente la mano.
El resultado político inmediato de esta entrevista se puede formular como sigue. El plan de desarrollar una Ucrania llegado el caso independiente, junto con las consecuencias culturales y estatales ligadas a él ha sido —en lo esencial— descartado. El Führer —reforzado por las opiniones de Antonescu y por un informe en el que Ucrania se presenta como el punto de confluencia de una futura resistencia panrusa— teme que podamos estar criando a un enemigo. A esto se añade, presuntamente de forma casual, la impresión que Berdíchev y Zhitomir han causado en el Führer:127 francamente mala. Lo cual nada tiene de extraño, pues son ciudades preponderantemente judías.128 La solución que se persigue ahora: que Ucrania esté bajo administración alemana, después bajo protectorado alemán tiene sus consecuencias. La población, en su mayoría voluntariosa, puede que al principio esté contenta ante la mejoría económica. El regreso que prevemos de muchos trabajadores al campo posibilitará la despolitización. No obstante, con el paso de los años el hecho de la separación de Galitzia, del ámbito Dniéster-Bug (para Rumanía) y de Táurica, para nosotros, podría inspirar en el futuro animadversión. Si ahora descartamos la anhelada independencia, señalar las grandes posibilidades que se abren con expansión hacia el Este apenas va a despertar su interés. Resistencia pasiva, atentados, es posible. La presión alemana puede engendrar una nueva contrapresión. Esto exige una gran guarnición en torno a U. (cercana al millón), cuyos soldados perderá Alemania, pero que quizá mejorará considerablemente, como es propio de la vida, la sangre de los ucranianos. Por lo demás esta solución puede facilitar la confraternización de los ucranianos y los rusos, esto es, crear un frente paneslavo; en definitiva: lo que yo quería evitar con mi plan inicial.
Ahora bien, se puede decir: ese frente eslavo va a surgir de todas maneras. Si se permite una Ucrania fuerte. Como Kiev con el centro y de forma peligrosa. En el otro caso el eventual frente será débil y estará poco desarrollado. En ese caso mejor que Alemania no promueva allí la cultura superior y que deje el desarrollo del país en manos de los propios ucranianos, esto es, de su primitivismo actual.
Ayer busqué a Göring en Rominten y le relaté brevemente mi entrevista con el Führer.129 Me dijo: «El día anterior a su visita el Führer me dijo: “Mañana viene Rosenberg, ¡vamos a librar una dura disputa![”]». Yo: la cuestión que se debate afecta al interés alemán, no es puro sentimentalismo por mi parte. Llevo veinte años reflexionando sobre cómo alejar el peligro ruso de Alemania. Y eso incluía la solución ucraniana, junto con la fortificación de Finlandia[,] la división de la zona que ahora es el Comisariado del Reich de Ostland y la división del Cáucaso. G.[öring]: Le comprendo perfectamente. Y también sé que necesitamos personas capaces y dispuestas a trabajar, nosotros no podemos mandar gente a Ucrania.
No ha tenido lugar la «dura disputa» sino más bien la determinación de diversas valoraciones de la fase actual. Mi propuesta que el Führer ha aceptado deja abiertas diversas vías de realización, se traza como meta, sobre todo, trabajo para Alemania y un mínimum de inversión de fuerza de trabajo alemana.
La fecunda tierra, las riquezas del suelo y también, finalmente, la gran aportación de sangre alemana han hecho que el Führer cambiara interiormente de actitud, la preocupación por el abastecimiento de toda Europa ha hecho que tome bajo su dirección inmediata el aseguramiento de estos tesoros. Al fin y al cabo es él quien ha conquistado Ucrania, y la solución que el día 16 de julio todavía no tenía inconveniente en adoptar a día de hoy le parece ya anticuada. La batalla de Kiev la ganó él, contra las opiniones de sus mariscales de campo.
Las conversaciones de ayer y hoy con el Führer giraron preponderantemente en torno al problema del cristianismo. Salió a colación, en primer lugar, el comportamiento del obispo de Münster. Los ingleses llevan bastante tiempo impugnando la mayor parte de su propaganda con sus discursos; arrojan cientos de miles de octavillas y leen en las retransmisiones de radio los ataques del conde de Gales. El Führer explicó que estos señores querían ser «mártires» y que esperaban ser honrados, y que el obispo de Münster acabaría pronto en el paredón. Aparte de esto, a largo plazo una doctrina moral que predicaba el amor al prójimo, ordenaba ofrecer la mejilla izquierda en respuesta al golpe recibido en la derecha etc., resultaba completamente insostenible como ayuda en guerras nacionales. Que luego además se coman a su Dios y que se pasen treinta años guerreando sobre si deben proceder así o asá cuando llega la comilona bien podría hacer que cualquiera dudara del valor de la humanidad en su conjunto. Algunos generales y también algún ministro del partido aseguran que solo el cristiano puede ser valiente, como si los germanos, romanos o griegos hubieran sido cobardes. Hasta los bolcheviques sabían morir, ante su inminente encarcelamiento a menudo preferían meterse una bala en la cabeza. Dijo que había visitado a sus divisiones de las SS, y que entre sus miembros no tenía vigencia la mentira cristiana, que estaban tranquilos y sabían lo que tenían que hacer. Nunca íbamos a averiguar cuál era el sentido de la vida y del mundo, y ningún microscopio del mundo iba a proporcionarnos una solución sino que solo ampliábamos con ellos un poquito nuestra comprensión de las cosas. Pero si hubiera un Dios, estaríamos obligados a desarrollar las capacidades que nos han sido dadas. Y ahí uno podría equivocarse, pero no fingir o y mentir. La hipocresía cristiana tocaba a su fin, en el actual proceso de rechazo a todo lo podrido iba a producirse un verdadero saneamiento. Y si las iglesias abogaban por la conservación de los imbéciles,131 él por su parte estaba dispuesto a cederles a todos los idiotas del mundo para que sean sus curas y sus fieles. Si nosotros conseguíamos quitarnos de encima el cristianismo, que se lo quedaran si querían los otros pueblos.
Yo objeté que al fin y al cabo ya Lagarde había declarado que se mareaba al leer el Antiguo Testamento. Pablo132 había elegido intencionadamente las ciudades portuarias (Corinto, Tesalónica) para preparar con esa clase de hombres su insurrección. Y era incomprensible para mí que H.[ouston] St.[ewart] Chamberlain se hubiera tomado tanto esfuerzo por salvar el honor de Pablo. Führer: Sí, ese había sido un gran error de Chamberlain.
El Führer expresó su simpatía por la concepción japonesa del mundo: su actitud era heroica, de sacrificio en favor del pueblo. Yo mencioné que acababa de recibir una interesante carta de un erudito japonés comparando la concepción del mundo japonesa y la nuestra.
Hoy nos enteramos de la muerte de Kerrl, el ministro del partido que ayer apostrofaba al Führer con tanto sarcasmo. El Führer dijo que los motivos de Kerrl habían sido seguramente nobles, pero que el intento de compatibilizar nacionalsocialismo con cristianismo carecía completamente de perspectivas. Yo: se ha intentado ya tantas veces salvar la «auténtica doctrina», y todos esos experimentos siempre habían fracasado. El Führer: la restauración del cristianismo primitivo es ya lo peor, ahí estaban los Julio II etc. [,] que promocionaban a los grandes artistas y que por muy rufianes que sean son siempre menos peligrosos que el cristianismo primitivo. Bromeando: ¿no querrá usted asumir la oficina de Kerrl? Cuando decliné horrorizado con un gesto de la mano: sí, tiene usted al fin y al cabo otro negociado. Pero no quiero dejar los asuntos de la iglesia en manos del Ministerio del Interior.
Después de mi exposición acabamos hablando de nuevo sobre el cristianismo. Cuando acabe la guerra, dijo el Führer, quiero darle una solución definitiva a este problema. Retirarles sus competencias en materia educación. Menores de edad. Para ser fiel de una iglesia tendría que exigirse la mayoría de edad, y solo podría seguirse la carrera sacerdotal tras prestar servicio en la Wehrmacht. Finalmente: el cristianismo se había impuesto en su momento mediante medios coactivos humanos, por lo que a él no le iba a temblar el pulso a la hora de recurrir también a la fuerza llegado el caso.
Yo recomendé al Führer que leyera el libro de Burckhardt La época de Constantino el Grande, en el que se describe muy bien, teniendo en cuenta la época en la que se escribió, el proceso de cristianización. Entiendo que la tarea del futuro Instituto para la Historia del Espíritu Indogermánica radica también en poner bajo la decadente tradición bíblica una mejor y más antigua: la ética de los antiguos iraníes y la sabiduría de la antigua India eran mucho más hermosas que el Nuevo Testamento. Nos despedimos cordialmente. Observo cómo le interesan al Führer estas cuestiones ideológicas incluso en medio de las preocupaciones militares. Cuando le di la mencionada carta japonesa comenzó a leerla muy interesado. El texto le cautivó inmediatamente y se quedó con él para revisarlo detenidamente (son trece páginas).133
En los meses pasados no me ha sido posible llevar un diario exhaustivo, por muy necesario que hubiera sido para mí mismo y para el enjuiciamiento de la futura política del Este. No he guardado más que la redacción de mis entrevistas con el Führer y los documentos que le he ido haciendo llegar. Además de las instrucciones para Lohse y Koch. Delante de mí sobre la mesa solo están las fichas de visita de este tiempo junto con breves anotaciones que ahora deseo compendiar y resumir. En general los días transcurren de la siguiente manera: por la mañana reunión con la prensa y reunión con el jefe del Departamento I (Política) [Bräutigam], luego viene el jefe de región administrativa Meyer para ponerme al corriente de los asuntos.135 Luego vienen las visitas. A primera hora de la tarde a la oficina del partido. Por la tarde-noche paso revista a las actas del Ministerio. De las notas de junio y julio se coligen las primeras conversaciones preliminares sobre los comisarios en el Este, los hombres de confianza estonios, letonios y lituanos, lentas y trabajosas negociaciones con las más altas autoridades del Reich. Estas consideran el nuevo Ministerio como un estado transitorio para satisfacer sus deseos. Cuesta bastante tiempo convencerles de la naturaleza directiva del Min. del E. Y todavía no se ha conseguido del todo.
Ejemplos
2 de julio [1941] | Especialistas de prensa a Riga. | |
Reunión sobre el agente fiduciario del Reich de la fortuna rusa. | ||
Leibbrandt viaja al c.[uartel] g.[eneral]. Instrucciones. | ||
Carta a Keitel. | ||
3 de julio [1941] | Control de personal con Meyer. | |
Informe de Malletke sobre el asesinato de judíos por parte de lituanos. | ||
Recepción del O. Gr. F [Obergruppen-Führer] Litzmann, al que quiero enviar a Estonia. | ||
Recepción de Bauer y Manderbach, a los que yo[?] preveo como comisarios jefes (Smolensk, etc.).136 | ||
4 de julio [1941] | SS Ob[er]gr[uppen]F.[ührer]Lorenz.137 | |
Eventual ponencia en el Departamento de Política. | ||
Prof. Spohr: pensamientos sobre la Universidad de Tartu. Está en Posen precisamente. Sp. Sobre la E.[scuela] T.[écnica] S.[uperior] en Riga. | ||
5 de julio [1941] | El Dr. Braun Min. de Ext. Informe sobre la relación con Japón. Oshima ahora en favor del avance del sur. Retirada de Konoye, Matsuoka. | |
Subsecretario de Estado Kunt: situación en Leópolis.138 | ||
7 de julio [1941] | Cranz: organización de la prensa en los territorios bálticos ocupados. | |
Dreier: formación relativa al personal de los equipos de los Comisariados del Reich. Reunión con Ohnesorge, Todt, etc. | ||
Wittrock: informe sobre conversación con Lohse.139 | ||
Propuestas sobre Riga, Reval, etc. Ha de asumir el cargo de alcalde de Riga. Está algo mayor, pero está bien informado y es duro. | ||
Dr. Bang (Posen): pide que lo enrolen en el Este.140 | ||
Coronel Blau: informa de la situación militar.141 | ||
(Más o menos 2 o 3 veces a la semana). | ||
8 de agosto [sic 1941] | Entrevista con Weizsäcker sobre los deseos del Min. de Ext. en el Este.142 Rechazo de la pretensión de codecidir allí de un modo decisivo. El Min. de Ext. desea intervenir a toda costa. Mi rechazo de semejantes deseos no deja nada que desear en lo que a claridad se refiere. Lo único que podría barajarse es el asesoramiento eventual en temas de política exterior. | |
Kube tiene que ir como comisario general a Weißruthenien. Se pone completamente a nuestra disposición. Se habla sobre su equipo. | ||
10 de julio [1941] | Kuhnert[?] tiene que ir a Estonia como jefe del Departamento de Obras. Natus para la Planificación Regional le prestará su apoyo.143 | |
11 de julio [1941] | Boepple.144 Quiere ir al Este. | |
El ministro Lammers. Cómo están los ánimos en el cuartel general. Una serie de cuestiones. | ||
14 de julio [1941] | Fischböck de Holanda, tiene que partir al Este como comisario general.145 |
Y así incesantemente. Vienen Renteln, Drechsler —para Lituania y Letonia—. Girgensohn siempre en asuntos de Personal de las SA Schönleben (Todt) sobre autovías. — El jefe de equipo Möckel sobre la utilización de las HJ — El secretario de Estado Keppler (Min. de Ext.) sobre la Oficina del Reich para la Investigación del Suelo.146 Este último ha confeccionado buenos trabajos sobre yacimientos petrolíferos (al este de Kiev). Spohr: de nuevo por cuestiones relativas a la Escuela Superior en Ostland. Draeger y Klein:147 más adelante intervendrán en el Cáucaso.
Koch: Reunión como comisario del Reich de Ucrania. Koch es un hombre brusco. Enérgico en materia de economía, pero obsesionado por la fe en su irrepetibilidad. Está convencido de que los suyo es la alta política, de que puede invocarme a mí, a Göring, y si no al Führer directamente. No ha reflexionado mucho sobre cómo tratar a la gente desde un punto de vista psicológico, y a menudo es de un primitivismo escalofriante.
Llega el Dr. Neuscheler de Moscú y relata la aventura del viaje del secretario de Estado de Alemania Kleinmann: consulta sobre la relación con el Ministerio de Transportes. Schmeer: tiene que ir a Moscú como comisario general. Walper: luego el Cáucaso, tiene sus deseos.148
El embajador japonés Oshima me hace entrega de la Gran Cruz de la Orden del Tesoro Sagrado.
Sesión con Lohse sobre cuestiones relativas a la moneda y los precios en el Este.
4 de agosto [de 1941] Kundt me pone al corriente sobre una conversación con el jefe superior de Grupos de las SS, Von dem Bach,149 que muestra de nuevo claramente la tendencia en las SS: él, Bach, no permite que nadie le diga lo que tiene que hacer. «Si la administración no se equivoca, las SS no eran más que una guarnición de la Policía, de modo que la administración tendría que hacer lo que quiera la Policía.» Testigo de estas palabras: Von Bülow, jefe del negociado de personal con Kundt.
5 de agosto [1941] El jefe de brigada Girgensohn. La cuestión del uniforme. Soy de la opinión: un uniforme para todos los empleados del oeste. Contra Lutze, que quiere tener su propio uniforme.
Coronel Winkler, primera reunión sobre cuestiones relativas al fideicomiso del Reich.150
El Dr. Lammers viene para tratar otros pormenores. Le he enviado un informe sobre la institución de un Senado del Reich, que él mismo me pidió.
El jefe de región administrativa Koch: más reuniones detallando el problema ucraniano.
Jefe de los Grupos Lorenz: preguntas relativas a los alemanes desplazados en el Este.
6 de agosto [1941] Ley me pide que ceda en mis pretensiones en cuestiones relativas a la séptima cámara. Lo rechazo.
Schmeer; quiere ampliar su eventual Comisariado, hacia Tula.151
Prof. Reinerth: cuestiones relativas al encargo personal y estatal de investigar la prehistórica en el Este.
Dr. Todt
Varias entrevistas con el jefe farmacéutico del Reich, con el Dr. Heuber (representante del Gobierno General),152 Litzmann. Problemas de abastecimiento y equipamiento del cuerpo directivo del Este, que causa gran preocupación (Compra: Holanda, Bélgica, Francia). Kube, sobre todo, se queja de esto. Entrevista con Backe sobre política agraria en el Este. Se discute detenidamente el tema de los koljós y de la propiedad privada. El legado Neubacher viene: tema: la posterior producción de petróleo. El presidente Kehrl: problemas del monopolio textil.153
El 20 de agosto [1941] doy una orden relativa a las ceremonias confesionales entre los alemanes desplazados en el Este. Los sacerdotes no pierden ocasión de hacerse pasar por representantes del Reich entre los colonos. Encargo al Dr. Leibbrandt: preparar discursos y hacer que impriman nuevas canciones.
Grosskopf (Min. de Ext.) protesta por nuestros planes en el tema del koljós.154 Está a favor de la propaganda puramente política: ¡la tierra a los trabajadores como propiedad privada! Y sería muy peligroso para el abastecimiento del ejército. Se celebran varias entrevistas sobre este tema. Renteln refiere los últimos acontecimientos en Lituania. Malletke: ¡oferta a Suiza! Si los colonos, etc., serían bien acogidos. Esta cuestión, de momento, queda aplazada. Con Dudzus (18 de septiembre) detallada consulta sobre reordenación de las iglesias ucraniana, rusa y rutena.155
D.[udzus] expone tesis muy acertadas y dispone sin duda de buenos conocimientos. Lamentablemente, la entrevista no tiene consecuencias prácticas en la forma de propuestas concretas por su parte. El teniente general Witting se presenta como delegado de la obtención de materias primas en el Este.156 Le he atendido en otra ocasión para recibir informes. Los rusos han demostrado tener un gran talento para la extracción y la destrucción. Con Kasche primera reunión para hablar ampliamente sobre un posible Comisariado del Reich de Rusia y de la política a seguir allí.
Con Schlotterer, Riecke, etc. Larga reunión sobre economía política en el Este[.] También compleja negociación sobre la estructura del Ministerio mismo. El Dr. Runte se revela muy activo, generoso, pero muy concentrado en el funcionariado. Con Hühnlein se discuten cuestiones relativas al transporte. Se arreglan las diferencias con el general v. Schell, que dispone de los coches, mientras que H.[ühnlein] lo hace de las personas. Aquí en el Ministerio saltan estruendosas chispas cuando se liman las competencias de unos y otros. Marrenbach informa sobre el trabajo del DAF. Frauenfeld se presenta como futuro comisario general de Crimea. Hasensteck informa sobre su trabajo en Ucrania. Hasselblat desarrolla inteligentes pensamientos sobre cómo tratar a los pueblos del Este. Creo que nos puede ser útil en muchas cuestiones.157
El día 3 de octubre tuvo lugar una importante reunión de dirección con Funk: sobre la cuestión de la moneda. Los «expertos» habían previsto antes de la operación para todo el espacio del Este billetes de la caja de crédito del Reich. En marzo yo pedí un rublo alemán como moneda para Rusia en sentido estricto. Ahora estaba sobre la mesa el tema de Ostland. ¿Marco o florín? ¿Una alta diferencia en el valor de la divisa? Nosotros defendimos los billetes de crédito del Reich como fase de transición hacia el marco, lo que consiguió imponerse158 bastante al final. Funk se decantó al final sorpresivamente por Göring, que había propuesto una moneda de crisis con valor 2:1. Casi inaplicable en la práctica. En realidad hemos dejado el asunto aparcado. Seguimos con lo rutinario.
Renteln: visita sobre los movimientos independentistas lituanos. Yo: en principio nada de agrupaciones políticas. Dittloff: Informe desde Ucrania. Ha recorrido unos ocho mil kilómetros. 50 % cosechas, el epílogo de la laboriosidad. No quieren dinero, sino mercancías. 30 % de los tractores, producidos allí. Él desea que los jóvenes presten servicio laboral, editorial de libros de texto, en general aboga por una fuerte asistencia cultural, todo en contraste con los forzados métodos coloniales que Koch tantas ganas tiene de aplicar. K. Capitán Bauer159 da informes sobre Smolensk, destruida en un 80 %.
La señora Scholz-Klinck: Empleo de y asistencia a las mujeres a[lemanas] en el Este.
Schlottener: informe sobre las diferencias de opinión en relación al Plan Cuatrienal, donde a Neumann y a Gramsch les gustaría mucho poder ignorar al nuevo Ministerio.160
El comisario general Schoene informa (9 de octubre [1941]) sobre su trabajo en Podolien, problemas con la Wehrmacht. Pero tiene ilusión y confía en el futuro. Luego está profundamente insatisfecho con el autoritarismo de Koch. Opperman se presenta como comisario general de Mijolaiw. Es un hombre firme y calmado al que no será fácil impresionar. Runte nos pone al corriente del conflicto en Ostland-Ucrania. Hay de nuevo una disputa que dirimir. Con Reinhardt me reúno para hablar del tema editorial y de las correspondientes disposiciones.161 El legado rumano aterriza. Tras mucho tiempo vuelvo a hablar extensamente con la señora Goga (10 de octubre [1941]). Participa en el Frauentag (día de las mujeres) de Berlín. Lo más importante: Antonescu en realidad no quiere Transnistria. ¡La quiere usar como un cromo y cambiarlo por Transilvania! La señora G.[oga] relata algunos detalles que desconocíamos sobre el alzamiento de la Guardia de Hierrro. Realmente A.[ntonescu] no se olía nada y se fue a esquiar con la señora G.[oga], estaba esquiando cuando llegó la noticia de Bucarest. Pero se había infravalorado su energía. Era un grandísimo soldado, como un tendón tensado. Un rayo de luz. El legado Neubacher fue a ver a Antonescu con un representante del líder de la Guardia de Hierro para alcanzar una eventual paz. Antes de entrar en la sala un soldado registró al rumano, siguiendo las órdenes, por si llevaba armas. ¡Y encontró un revolver cargado! Le había encargado, obviamente, que asesinara a Antonescu durante la entrevista.
El 23 de octubre [1941] primera reunión sobre el plan de un equipo de planificación central para el desarrollo integral del Este.
Harder nos informa sobre el nuevo impulso del panturanismo. Nuri Pasha, hermano de Enver Pasha, está trabajando aquí.162 Obviamente con conocimiento de Turquía. Una vez más promovido por el funesto V. Hentig del Min. de Ext., cuyos afanes ya hemos tenido que abortar en más de una ocasión. Iba a ser nuestro embajador en Kabul. Gracias a un informe mío el Führer canceló este nombramiento. ¡Y en Siria V. H.[entig] pretendía crear un frente árabe con ayuda de libaneses cristianos!
Kasche viene, el Obergruppenführer Benecke se presenta.163 Tiene el encargo [ilegible], pero lo dejamos para más adelante. Pero es muy optimista. Como todos los viejos nacionalsocialistas que van a ocupar puestos avanzados en el Este.
El 3 de noviembre [1941] viene el ministro danés Larsen.164 Si es deseable una intervención danesa. Yo digo que sí: los daneses son excelentes ingenieros, gerentes de explotaciones lecheras, etc., habría que constituir un comité danés. En base a esta conversación y de acuerdo con Renthe-Fink ordeno al representante de la Sociedad Nórdica en Copenhague que se pongan en contacto con Larsen. Todos los pueblos germánicos deben interesarse por el Este. Primero como particulares, después como colonos. Tras la guerra, la emigración no va a poner rumbo a América sino al salvaje Este. Allí donde una vez reinaron los godos.
Los colaboradores del Dr. Leibbrandt dan cuenta de su trabajo: abastecimiento de los prisioneros de guerra, seis mil agricultores, etc. Luego los mapas: fronteras administrativas. La oficina de pasaportes tuvo que gestionar cuatro mil solicitudes. Todt, los monopolios piden a voces emigrantes rusos. Hasta ahora no he dejado que nadie vaya al Este.
El Dr. Bräutigam informa (4 de noviembre [1941]) de la impresión causada por el discurso de Koch ante los oficiales del OKH [Alto Mando del Ejército] y del OKW. K.[och] quería una política colonial severa. No iba a dejar que le dictaran lo que tenía que hacer desde Berlín. E iba a hablar con el Führer sin necesidad de que se lo permitiera el Ministerio. En Berlín no había más que ideólogos.
Cuando después hice venir a K., él lo negó. Pero a mis oídos llegó lo mismo por otro lado. La misma fanfarronería. Después con el Führer hago alusión a ello (14 de diciembre [1941] y le pido que solo reciba a Koch en mi presencia. El Führer accede a ello de inmediato.
Neumann viene a verme por la concesión de Continental A. G. para todos los territorios del Este. Tal y como él se lo imagina, yo tan solo tendría que estar de acuerdo con un decreto de Göring. No parece querer enterarse de que tengo plenos poderes para legislar. (Luego aclaré el asunto con Göring: solo yo puedo regular una concesión a largo plazo, con lo que tenemos que firmar los dos: G.[öring] para la economía de guerra, yo para más adelante. Con esto claro, el documento está ahora en el despacho de Göring firmado por mí.)
Epp pone a mi disposición a los trabajadores de la Oficina de Política Colonial.165
En el comité Killy continúa el tira y afloja sobre la clasificación y el salario de los funcionarios del Este.166
Se enseñan los mapas de Grodno.167
Viene el subsecretario Klopfer y garantiza la mejor colaboración con la Cancillería del Partido.168
Gohdes: se declara dispuesto para Georgia.169
8 [¿de junio?] de noviembre [1941] reunión con el mariscal del Reich sobre el uso de prisioneros de guerra y fortalecimiento de los derechos de los Comisariados del Reich frente a las sociedades monopolísticas.
Tuvimos que protestar enérgicamente contra el «protocolo», porque los señores del Plan Cuatrienal osaron hacer pasar las «conclusiones» que ellos desean por resultados. Tendencia: mutilación de la autoridad financiera del ministro del Reich para el Este.
Hice entrega a Selzner de su nombramiento como comisario general de Dnipropetrovsk y larga conversación con él sobre su cometido.170
Bundt [ilegible] se postula para el futuro en Ingria y ha redactado una memoria extensa y bastante bien meditada sobre el desarrollo [económico].171
El Dr. Leibbrandt me pone al corriente de las visitas de Shokay, el que en su día fuera líder de los turquestanos, al campamento de los prisioneros.172 El 90 % están contra Rusia y dispuestos a tomar inmediatamente las armas contra Moscú. El inspector Kienzler173 desarrolla un plan de escuelas de secundaria en Ostland y de educación para Ucrania. El general y comisario de correos Ritter se presenta. Consulta sobre colaboración con el Ministerio de Correos del Reich.
18 de noviembre [1941]174 viene el director general Hartmann, voy a contratarlo para el puesto de director del banco de inversión en Ucrania.175
Litzmann: conversación sobre la reforma de Reval. Vieja protesta sobre las SS, que quieren intervenir con sus propios designios. Naturalmente para ellos mismos. Confirmación de que solo pueden construir en el marco del plan general.
El Dr. Dittloff se queja (20 de noviembre [1941]) de la política destructiva de Koch, se dilapida la confianza hasta ahora ganada. No se dan órdenes claras.
El alcalde de Kiev sin instrucción. ¿Qué pasa con las escuelas técnicas de agricultura? ¿Posible acuartelamiento en Alemania? ¡Es necesaria una editorial de libros ucraniana!
El teniente general Witting. Informe sobre la situación del legado en Ucrania, Wuorimag, antes Berlín, ahora Budapest viene de parte de un viejo conocido y está emocionado con el gran aprecio que se tiene a los fineses.176
Schlotterer: se discute sobre la producción cinematográfica en el Este.
El cónsul general Windecker visi avisa de su partida como representante del Min. de Ext. en Riga.177 Redacción de una memoria dirigida al Führer sobre la Legión Turca. Justificación de que no es posible solo para los pueblos túrquicos. Entonces los caucásicos tendrían que recibir una legión.
El informe consigue después que el Führer ordene asociaciones de los pueblos caucásicos.
El jefe de brigada Freundt emprende viaje como mi representante en el Grupo del Ejército Sur. Instrucciones concretas. El jefe de región administrativa Eigruber solicita que se consideren sus propuestas para el Este.178
Entra un informe sobre viaje de un colaborador a Rovno.179 Koch solo estuvo allí ocho días. Muchas cacerías y no estaba disponible para recibir.
Schlotterer transmite noticias sobre los acontecimientos en Weißruthenien. Schmeer quiere tener un territorio mayor para su Comisariado General. El legado Saucken se presenta del Min. de Ext.180 Toma de posesión con Koch. Le digo que poco va a tener que hacer allí. Es manifiesto que el Min. de Ext. no pierde la esperanza de poder inmiscuirse en la organización de las cosas. Para mí es todo un misterio qué cometido va a recibir allí el pobre Saucken.
El 9 de diciembre [1941] someto a examen a Koch. Con tacto, pero claramente. Llamo su atención hacia las diversas cosas que no ha hecho. Me promete lealtad.
Con el jefe de región administrativa Wachtler [Wächtler] sostengo una larga conversación sobre libros de texto, campo de los profesores alemanes desplazados en el Este, él se ofrece a llevarlo a cabo. Quiere también elegir a los profesores alemanes para el Este.
El general de aviación Kitzinger nos informa de dificultades: Koch ha cambiado ya seis veces de delegados.181 No hay soldados para preparar la cosecha. Los presos mueren de hambre y congelación.
Todo esto no es más que un breve resumen del trabajo de los últimos meses. Además tienen lugar todos los días reuniones sobre cambios, organización del personal, quejas, negociaciones con otros ministerios. A esto se suma el trabajo en el partido. Sobre esto, he impartido seis conferencias en casas de instrucción, en las que se imparten cursos sobre el sentido de la guerra. Y luego reuniones sobre mi Comando de Operaciones, que a día de hoy trabaja en toda Europa. Llegan bibliotecas y obras de arte de Francia, lo mismo que de Grecia. Se está investigando por primera vez la república de Athos, con resultados muy interesantes. Es la última derrota del auténtico cristianismo oriental. Me han facilitado un álbum que instruye sobre esto. El prof. Dölger está llevando un intenso trabajo científico sobre mil ochocientas tomas.182 Continúan las investigaciones en Bélgica y Holanda. En el Este se busca en Kiev y otras ciudades. El prof. Harder excava en Grecia, Stampfuss en Creta.183 Extensos intercambios documentales con el tesorero del Reich sobre la financiación de las agencias de la Escuela Superior. Muchas consultas con sus directores. Examen de las galeradas para la Weltkampf. Viene la preparación del acto conmemorativo ideológico y mi discurso del día 21 sobre Paul de Lagarde. Un discurso de D.[ietrich Eckart] para el 26 de diciembre. Discurso de las jornadas político-sociales. Reunión sobre la organización de diversas exposiciones (Pintores del frente). Larga entrevista sobre la gran exposición que estamos preparando: Soberanía de Europa, prevista primero para abril y después para el 3 de septiembre de 1942. En ella debe exponerse la unidad y defensa de nuestro continente durante todos los siglos. Un trabajo excepcionalmente amplio y único.
Fuera solo he hablado una vez: en el estadio de la bombardeada Bremen.
Luego por la tarde: revisión de documentos que me llevo, conversaciones con Lohse, en dos ocasiones con Koch. Por la noche en mi casa: Dorpmüller, Todt, Schwerin, etc.184
Este año, pues, ha estado repleto de trabajo, como nunca antes. Tras las primeras grandes dificultades... vinieron otras. Se toman nuevos territorios, los problemas experimentan cambios porque la forma de la guerra ha cambiado. El 24 de diciembre [de 1941] un oficial del Estado Mayor de Reichenau me cuenta muchas cosas sobre puntos en los que yo tengo el mismo juicio y que envío al Führer como informe sobre el estado del área de retaguardia.
Va a ser un invierno duro.