Berlín, 14 de julio de 1942.1
R/H.
El 7 de julio por la mañana larga entrevista con el Dr. Lammers. Me presentó borradores del Min. de Ext. sobre la relación entre ambos Ministerios en las cuestiones del Este. Se abordaba sobre todo el papel del Min. de Ext. en los asuntos del Cáucaso. Le expuse al Dr. Lammers los detalles que ya le había mencionado en mi carta y le expliqué que en mi opinión el Min. de Ext. no tenía aquí competencia alguna.
Por la tarde tuvo lugar una larga entrevista con el Reichsführer de las SS Heinrich Himmler en presencia del Dr. Lammers.2 Resultó que Himmler comprendía que no había procedido correctamente en distintas órdenes y en la forma de la delegación. Yo recordé todos los puntos concretos que se habían desprendido de nuestro acuerdo del día 19 de noviembre de 1941, sobre todo los decretos del 16 de enero de 1942.3 Califiqué de inadmisible la afirmación de que yo estaba conforme con disposiciones oficiales del jefe de la Policía alemana en casos en los que ni siquiera había visto un borrador de esos decretos. Aparte de esto, era inaceptable que se hubiera infringido el decreto del Führer en el que se determinaba que las disposiciones del jefe de la Policía alemana que tuvieran carácter general debían pasar por el comisario del Reich del Este. Le recordé el decreto en materia religiosa del jefe de Policía de Kiev, y la orden del jefe de Policía de Nikolajew, en la que se empleaban palabras reprobables y se decía, concretamente, que la vía más rápida para recabar el consentimiento de los comisarios de zona consistía en dejarlos sin policía. Himmler comprendía que las cosas no podían continuar así y se declaró dispuesto a reformar la relación entre la dirección política y la Policía en el Este. Concretamente, convinimos en la necesidad de introducir cambios en los decretos del 16 de enero de 1942.
Himmler subrayó que en todos los niveles de la organización la Policía tenía que ser el otro brazo del Comisariado correspondiente. Le dije que eso ya se había hablado y que ahora se trataba de poner esa idea en práctica. Después Himmler ya no comparó la relación entre el comisario de zona y el jefe de Policía con la del alcalde y el jefe superior de Policía, sino con la que se da entre el jefe de distrito y la Policía: el jefe de distrito manda sobre la Policía, es decir, la Policía está subordinada a él. En lo tocante a la relación entre el jefe de emplazamiento y el comisario de una ciudad o zona aseguró que aquí, en efecto, seguía habiendo un vacío. Se convino que los jefes de emplazamiento se establecerían solo en las grandes ciudades y que como tenían que estar subordinados al correspondiente comisario de ciudad o de zona habría que encontrar una fórmula apropiada para ello (en atención a los derechos que actualmente se otorga al jefe de emplazamiento).4
En el transcurso de la conversación observé además que tampoco era posible que, al hacer sus visitas, Himmler expresara pensamientos o directrices de naturaleza netamente política, porque tenía como resultado que los jefes de Policía daban a sus palabras el carácter de órdenes y que como tales las trasladaran. Pensaba concretamente en la orden del jefe de Policía-SS de Letonia, que con motivo de una observación de Himmler había consultado a las autoridades letonas si los hijos de los deportados eran germanizables o no. Himmler condenaba la acción, hasta el punto de haber dirigido escritos a las autoridades letonas. Por mi parte subrayé que, más allá de esto, la potestad para decidir sobre la cuestión política de si tiene lugar o no la germanización nos corresponde a nosotros. Por encima de todo, la Policía no podía actuar por su cuenta.
La conversación recayó después sobre la relación con el comisario del Reich para el Fortalecimiento del Carácter Nacional Alemán. El Dr. Lammers leyó la orden del Führer sobre esta materia en el caso del Gobierno General. Manifesté que conocía esa orden pero que la estructura estatal en el Este era distinta a la del Gobierno General. Luego relaté el primer ensayo práctico en Lituania. El comisario general de Kauen5 era el encargado del asentamiento que había que llevar a cabo y formó un equipo integrado por nuestros representantes y los del comisario para el Fortalecimiento. El equipo trataba todas las cuestiones. Las normativas gubernamentales procedían del comisario general, la ejecución práctica procedía del comisario general como delegado especial junto con su equipo para asentamientos. Himmler desarrolló exhaustivamente la idea de que había acumulado una gran experiencia práctica durante los últimos años y dijo que su idea era la siguiente: que primero intervinieran sus equipos, que estaban familiarizados con todos los trabajos preparatorios. Cuando sus equipos terminaran se trasladarían a otra zona para realizar allí las mismas tareas. Si para este trabajo no se recurría a semejantes brigadas, grupos que llevan a cabo los preparativos prácticos, resultaría a la postre imposible desarrollar asentamientos rápidos. La cuestión de si el asentamiento iba a tener o no lugar y dónde era una cuestión política que dependía exclusivamente del ministro del Reich. Pero una vez que esto se decidía comenzaba el trabajo práctico. Hoy tampoco ha considerado Himmler válida la primera propuesta de todas las que le hice, puesto que si creo un Departamento de Asentamientos en el Ministerio él apenas tendría ya nada que hacer. Pensaba que aquí también era necesario encontrar otra fórmula. A continuación le propuse crear en mi oficina central de planificación, junto con las otras comisiones, una comisión de asentamientos. Himmler propuso al profesor Conrad Meyer como presidente y yo acepté.6 Quedó, pues, conjuntamente decidido que el profesor Meyer asumiría la dirección de la comisión de asentamientos que hay que crear.
Al término de esta entrevista se consultó al coronel general Daluege y al Dr. Leibbrandt y se solicitó al Dr. Lammers que redactara un protocolo.7
El día 8 de julio por la mañana el Dr. Lammers y yo visitamos al ministro de Exteriores del Reich para aclarar cuestiones pendientes relativas a nuestra relación. Para disipar de entrada cualquier malentendido señalé que todos los intereses alemanes en relación al extranjero, incluidos los intereses de los territorios del Este, no podían ser representados obviamente más que por el Min. de Ext. De igual modo, la política alemana de comercio exterior no era más que un medio de la política exterior. Si los intereses exteriores de Alemania dictaban que era necesario llevar a cabo en algún lugar una operación económica o, al revés, que sería aconsejable contraer un negocio, los intereses económicos del Este tendrían que plegarse a ello. En lo tocante a su realización práctica, empero, debía garantizarse también desde Alemania que el ministro del Este decidiría sobre la forma que adoptan los negocios con los territorios ocupados del Este y sobre la ejecución práctica de las cuestiones relativas a los territorios del Este. Ese era también el parecer del Plan Cuatrienal y del Ministerio de Economía. Ribbentrop señaló que lo primero era indiscutible. Corresponde por supuesto al Min. de Ext. y a nadie más dirigir todas las negociaciones con el extranjero. Consideraba inadmisible la carta del Dr. Ley sobre la comisión política comercial y la comisión del Este, al igual que mis propuestas en respuesta a las suyas. Tampoco podía estar en absoluto de acuerdo conmigo en lo concerniente al importante tema de la relación con el futuro Cáucaso. El Führer aún no había decidido si llegado el caso el Cáucaso se convertiría en un Comisariado del Reich o si se constituirían allí estados libres. Hasta que lo hiciera debía de abstenerse de hacer los preparativos correspondientes al último caso. Yo le repliqué que en principio podía descartarse, sin duda, una libertad soberana para los países del Cáucaso. El Führer ya había nombrado a un comandante en jefe, había pensado ya en algunas personas para la dirección política y, por lo demás, los preparativos económicos, organizativos, médicos, etc., ya estaban en marcha en todos los territorios. Por otra parte, habíamos seleccionado a través de nuestras comisiones a los mejores elementos de entre los prisioneros para ayudar a crear junto con la Wehrmacht una legión. El Führer había dado el visto bueno a la forma de la propaganda en el Cáucaso, por lo demás yo ya le había presentado las banderas y símbolos del Turquestán y de Georgia. El Min. de Ext., sin embargo, había llamado a Berlín a emigrantes caucásicos de todos los territorios y despertado con ello obviamente expectativas que después no iban a poder satisfacerse. Ya hay georgianos ofreciéndose como futuros regentes. Ribbentrop aseguró después que los reproches que anteriormente habíamos dirigido contra el Min. de Ext. ya habían sido rectificados, yo aquí tuve que interrumpirlo y dije que eso no era así, y que aunque el Min. de Ext. subrayara que se mantenía en contacto con nosotros lo que en realidad había ocurrido era lo siguiente: después de dedicar meses y meses a los preparativos el Min. de Ext. se había apoderado de todas las ideas y asuntos. Cuando preguntamos qué iba a pasar con esa concentración de emigrantes en Berlín solo recibimos evasivas como respuesta, y un día emigrantes de pasado muy problemático en países hostiles habían sido huéspedes del Reich alemán en el hotel Adlon. Después habían mantenido charlas en Berlín con sus compatriotas, y nosotros no nos habíamos enterado de todo eso por el Min. de Ext. sino por Emigración. El Min. de Ext. no había hecho hasta la fecha ningún comunicado. No era verdad que hubiera informado de ninguna rectificación. Ribbentrop se vio obligado a dar su opinión y expresó que no era malo que las esperanzas que los emigrantes ponían en el Cáucaso fueran exageradas porque de esa manera se conseguía una mayor voluntariedad. Yo repuse que esas expectativas no podían ser sino pasajeras. Si esos emigrantes se trasladaran al Cáucaso estallaría un enfrentamiento entre los antiguos asentados y los grupos de emigrantes, y la consecuencia necesaria de todo eso sería que la Wehrmacht tendría que proteger a los emigrantes, es decir, sofocar las revueltas. Ya se había causado un enorme daño político y yo no podía seguir secundando al Min. de Ext. en sus procedimientos. Ribbentrop estuvo de acuerdo en prohibirle al embajador Von der Schulenberg dar más pasos.8 Propuso que hasta que Hitler tomara una decisión se creara un comité para resolver los problemas. Yo me declaré de entrada a favor de esta puesta entre paréntesis, pero me mostré reservado en relación a la elección de quién lo iba a dirigir.
Después, la conversación —bastante agitada— sobre la actividad del Min. de Ext. en relación con todo el problema ruso-soviético se fue relajando. Ribbentrop aseguró que el Ministerio tiene derecho a elaborar octavillas con el fin de mermar la moral de los territorios de Rusia. Le expliqué que el pasado otoño ya se acordó con Leibbrandt publicar una octavilla, pero después no se volvió a hablar del tema. Por lo demás, no se trata de una tarea del Min. de Ext., sino que, más bien, somos nosotros, en colaboración con el OKW, quienes tenemos que realizarla. El Ministerio del Este asumió la tarea de la futura configuración de los territorios orientales, así que también los preparativos al respecto han tenido que llevarse a cabo en colaboración con el Min. de Ext. Ribbentrop se mostró abiertamente en desacuerdo y discutió mi formulación sobre este asunto. Así pues, la cuestión quedó sin resolver.
En el tema de la Comisión del Este, Ribbentrop me presionó para que diese mi visto bueno a la idea de enviar a mi representante a ese futuro órgano del Min. de Ext. Le expuse todas las dificultades. Entonces, él reclamó la presencia del ministro plenipotenciario Schnurre, que trató también de convencerme de las virtudes de esa Comisión del Este.9 Me aseguró que la idea de que la Comisión de Política Comercial y las comisiones gubernamentales trabajasen en él había demostrado ser acertada. Ribbentrop sostuvo que estaba de acuerdo en nombrar, en el caso de algunas delegaciones de importancia, a un jefe de delegación procedente de mi Ministerio. Me mostré de acuerdo, pero no me dejé convencer para dar mi visto bueno fundamental a su Comisión del Este. Propuse que el ministro plenipotenciario Schnurre buscase, junto con Schlotterer, un modo práctico de garantizar la soberanía del Min. de Ext., por una parte, y atender a los deseos urgentes que llegan del Este, por otra. Quedamos en eso.
Por la tarde, volví a sentarme junto a Lammers en su tren. Levantamos acta de lo que había sucedido. Quedó constancia de que hasta entonces yo no había tenido nada en contra de los puntos 1 al 5 de Ribbentrop. Así pues, las cuestiones de la Comisión del Este, mi actividad en los territorios orientales y el problema del Cáucaso quedaron pendientes. Por la noche, volvimos a Hegewaldhaus, donde cerramos la jornada manteniendo algunas conversaciones más con Daluege y otros oficiales de la Policía.10
Al día siguiente [9 de julio de 1942] fuimos a ver al Führer en su cuartel general. Por la mañana mantuve una larga conversación con el director de la Cancillería del Partido, Bormann, en la que hablamos sobre todo de mi relación con Ley en materia de instrucción, de la relación de su departamento con la Cámara Principal de Cultura en el asunto de la Dirección de la Propaganda del Reich, de algunas cuestiones personales y del tema de la promoción de los antiguos trabajadores de la APA. A mediodía, el Führer met saludó, sonriente: «Así que se ha recorrido usted su imperio mundial».11 Le expuse mi viaje por Ucrania, haciendo hincapié en la impresión que me había llevado de la población de la ciudad de Kiev. Fui hasta unos terrenos propiedad del estado que estaban a sesenta kilómetros para visitar una obra. Por toda aquella franja caminaban largos pelotones de miseria, personas harapientas que cargaban con sacos a la espalda y arrastraban en carretas primitivas sus enseres al del campo a la ciudad o de la ciudad al campo. Indiferentes, continuaron su camino. Ni siquiera se interesaron por la columna de automóviles. En esa zona se ha producido durante veinticinco años una uniformización del instinto humano. El centro de Kiev está en ruinas. Las casas llevan más de cincuenta años sin pintarse, nadie las ha reparado en ese tiempo, en casi todos los escalones se ve a alguna anciana sentada, que contempla con indiferencia lo que tiene ante sí. Por lo que respecta a la nueva arquitectura soviética, la ciudad se ha parcheado con algunos edificios gigantescos, levantados, seguramente, con mucho trabajo, pero que han echado a perder la antigua estampa de Kiev, están mal construidos y ocupan todo el horizonte de la orilla. Los escalones, rellenados con piedra mixta, se encuentran desgastados y rotos. Los grandes capiteles del edificio del partido en Kiev están elaborados en hierro fundido, tan oxidados que las manchas de herrumbre, que los cubren por completo, se distinguen ya a treinta metros de distancia. Sin embargo, la población de Dnipropetrovsk es muy diferente de la de Kiev. Mucho más viva y curiosa. Es evidente que aquí ha quedado de la antigua inteligencia gente de una naturaleza distinta a la de Kiev. El Führer escuchó atentamente esta descripción y la enriqueció planteando de cuando en cuando preguntas. Después, sacó el tema del artículo del comandante Cranz, que no le había gustado nada, porque incluía un párrafo en el que se advertía del peligro de mantener un optimismo excesivo en relación con el abastecimiento de los pueblos europeos.12 El Führer dijo que si se consigue despertar el interés de los países extranjeros por el Este, no sería conveniente asustarlos presentando este tipo de declaraciones en la primera página del VB. Por la tarde, hablé con el general Jodl sobre el Min. de Ext. y la cuestión del Cáucaso.13 También él se sentía horrorizado ante la actitud del Ministerio. La velada con el Führer se pasó volando. Se sentía emocionado por los éxitos en el mar del Norte y la actividad de nuestros submarinos. Hablaba una y otra vez de este acontecimiento.
La tarde siguiente fui a ver al mariscal del Reich. Al principio, abordamos mi solicitud relativa a la creación de una central de investigación sobre el Este. Después de que el mariscal del Reich asumiera el cargo de presidente del Consejo de Investigación del Reich y mantuviera, el 6 de julio, una conversación general en Berlín, le volví a proponer la idea de lanzar una investigación sobre el Este y le entregué un documento en el que la justificaba. No pudo dar curso a mi propuesta de proyectar también una central de investigación ideológica, porque queda fuera del ámbito de la planificación global. Aseguró que tendría que encontrar una fórmula para preparar toda la investigación en materia de economía militar y técnica, y que él no se siente competente para abordar cuestiones de ideología. Además, el cargo de presidente del Consejo de Investigación del Reich será el primero al que desea renunciar después de la guerra.
Visita de Rosenberg a Kiev en 1942. A su derecha aparecen el comisario del Reich Erich Koch y el jefe de región administrativa Alfred Meyer. [Bundesarchiv, imagen 146-1969-067-01]
Le hablé entonces de mis diferencias con Ribbentrop y él14 me aconsejó solicitar al Führer que le prohíba a aquel ejercer cualquier actividad en el Este. Le di entonces algunos datos sobre Ucrania, sobre el trabajo y sobre el estado de la agricultura. Le expliqué brevemente ciertas aspiraciones de independencia y me referí a Koch —sin nombrarlo— como representante de este tipo de anhelos independentistas.
Después, volví al cuartel general del Führer, donde le expuse la situación en presencia de Lammers.
Empecé con un detallado informe sobre mis viajes por Ostland y Ucrania, la situación de la administración y el nivel de desarrollo del espíritu de iniciativa de los diferentes pueblos, así como sobre los resultados de la acumulación de la lana y el metal, las iniciativas en materia de pesca y explotación de la madera en Estonia y la preparación de los animales de tiro en esas zonas. Continué hablando de la movilización de los holandeses y de los viajes de Rost von Tonningen, a quien el Führer, a diferencia de Mussert, tiene en gran estima.15 Acto seguido, pasé al problema de la intelectualidad local en Ostland y a otras cuestiones que había descrito con mayor detalle en mi informe sobre mis viajes por Ostland y Ucrania. Después, le describí profusamente al Führer las personalidades que encontré en cada Comisariado General. Pareció muy interesado. También le hablé de ciertas dificultades que existen en relación con los comisarios del Reich. Además, le informé de mi conversación con el general V.[on] Unruh y de ciertos problemas que habían surgido en torno a esta iniciativa.16 En cuanto Koch, el Führer aseguró que, según la evolución de las cosas, tal vez aquel pudiera contar solo con un tercio del territorio al que aspiraba. Lo principal es justificar claramente la autoridad del Reich desde un principio. En este sentido, planteé otros dos problemas: primero, le pedí al Führer que me otorgase poderes suficientes para cambiar de destino a los comisarios generales. Expliqué que el peligro reside en que se dediquen demasiado a ganarse el favor de la población, que a las zonas intranquilas hay que destinar a personas con un carácter dinámico, por ejemplo. Y añadí que, por lo demás, considero adecuado encargarme de la asignación de destinos. Por eso, propuse presentar en principio dicha asignación como algo natural. Considero que sería preferible que el Führer no se ocupase directamente de ella, sino que delegase en mí ese derecho. El Führer estuvo conforme y acordamos que yo prepararía, en colaboración con Lammers, la normativa a tal efecto.
También informé de que los comisarios del Reich y los comisarios generales sacan una y otra vez a colación el problema de la representación. Me he pronunciado en contra de la creación del puesto de vicecomisario del Reich. Un cargo de este tipo podría ser una fuerza integral, pero supondría una presión para la posición de los comisarios generales, a quienes, por su parte, se sigue eligiendo de entre los compañeros del partido más antiguos y de entre las posiciones elevadas. Habría que encontrar una fórmula para crear tal vez un cargo (quizá un jefe de personal) que resolviese los asuntos actuales sin necesidad de que sea jerárquicamente superior a los comisarios generales. El Führer se mostró a favor y apuntó que este tipo de puestos, como el de protector del Reich o el de gobernador general, son, al fin y al cabo, cargos que representan el final de una trayectoria política. Los protectores del Reich y los gobernadores generales son representantes del Reich alemán, a los que se envía a este destino ya a una edad bastante avanzada y no para toda la vida, sino para un determinado período. Ahora bien, la política global de estos territorios no puede depender de los posibles cambios personales de temperamento del gobernador general o del protector del Reich, sino que se debe garantizar la estabilidad política. El Führer considera que debería incorporarse a un secretario de Estado permanente que, actuando desde una posición central, asegure la nueva línea. No siempre es conveniente que el protector del Reich y el gobernador general lleven a cabo personalmente las negociaciones y adquieran compromisos. Lo mejor es que estas tareas se confíen al secretario de Estado. Algo parecido podría plantearse con respecto a los comisarios del Reich, es decir, crear una Cancillería que se encargue de los asuntos actuales y en la que, llegado el caso, la persona nombrada secretario de Estado garantice constantemente la continuidad. Le dije al Führer que prepararía una evolución en este sentido. Si finalmente se aplica este planteamiento, yo no utilizaría el término de «secretario de Estado», sino, quizás, el de «secretario del Reich», en el caso del comisario del Reich, y el de «secretario general», en el caso del comisario general, etc. El Führer se mostró a favor de esta idea y yo me comprometí a presentar las propuestas indicadas.
También le expliqué al Führer que en varias ocasiones los comisarios del Reich me han trasladado la idea de que, aunque los demás comisarios del Reich, p. ej. en Noruega, respondan directamente ante el Führer, los comisarios del Este deben hacerlo ante el ministro. De hecho, aseguran estar al mismo nivel que un ministro, así que el ministro del Reich sería en este caso un primus inter paris,17 en lugar de un superior. Ante esta idea, el Führer montó en cólera. Aseguró que los comisarios del Reich, como ocurre en Noruega, no son jefes de un territorio sujeto a una autoridad alemana, que es lo que sucede en el Este. Su función es muy distinta. Añadí que puedo entender, hasta cierto punto, que en los primeros momentos se desarrollaran estas ideas y que yo mismo habría propuesto en el pasado otra denominación para mi cargo. Por eso me permití sugerir la siguiente solución (que ya había expuesto a Lammers antes de aquella conversación): el Ministerio debe seguir siendo un órgano legislativo y ejecutivo, pero mi cargo ha de adoptar una denominación distinta, que, teniendo en cuenta el Este, refleje una relación clara. Antes se había propuesto la designación de protector general o la de presidente, pero no son adecuadas. El nombre de Reichsstatthalter,18 que en principio sería oportuno, podría resultar confuso por su significado en la política interna. Propuse al Führer, por si quisiera reflexionar sobre ello, utilizar la denominación de Führerstatthalter19 y le solicité que, llegado el caso, examinara esta propuesta.
Una vez concluida la exposición sobre este tema, se planteó el problema del Cáucasos y de toda Rusia, en general. Le pedí a Lammers, en calidad de persona neutral, que informase acerca de mi conversación con Ribbentrop y presentase el acta al Führer, quien no le permitió hablar durante mucho tiempo: cogió el acta y, apenas comenzó a leerla, aseguró que esta cuestión política no es un problema que podamos resolver entre Ribbentrop y yo, sino que es a él a quien le corresponde examinarlo. Tachó el artículo 5 y declaró que es imposible que tres entidades diferentes se ocupen del problema del Cáucaso. Argumenté pormenorizadamente que esta cuestión no incumbe en absoluto al Min. de Ext. y que, aun cuando surjan estados soberanos en el Cáucaso, el Ministerio no tendría motivos para encargarse de los preparativos. La Wehrmacht alemana podría ocupar el Cáucaso. Solo entonces, si se concede a los estados un grado de libertad de este tipo, el Min. de Ext. podría plantearse la cuestión de a qué ministros plenipotenciarios enviar. En tanto en cuanto eso no ocurra, el Ministerio deberá abstenerse de inmiscuirse. Lammers expuso nuevamente los argumentos del ministro de Exteriores del Reich. Yo subrayé que es completamente imposible que el Min. de Ext. reúna a emigrantes de todo el mundo en Berlín sin informarme al respecto. Si ese proceso continuara, los emigrantes llegarían a la zona ocupada junto al terreno de los combates y construirían gobiernos propios que se encontrarían con el rechazo de la población. De hecho, ya existen tensiones insalvables entre la población local y los emigrantes que se sienten herederos de estructuras del pasado. El nombre del príncipe Bagration, al que el Min. de Ext. ha presentado prácticamente como aspirante al trono de Georgia, de madre polaca y casado con una georgiana, nos granjearía multitud de enemigos.20 Un jefe de una delegación rumana ha buscado a un colaborador y ha recordado que la Legión del Cáucaso21 se comprometió en 1938 a actuar siempre de forma conjunta ante la emigración y a fundar un estado Caucásico común. Pero añadió que eso es precisamente lo que no queremos y, por consiguiente, resulta inadmisible. La relación que mantiene conmigo el Min. de Ext. consiste en esquivar una y otra vez mis preguntas. Leí al Führer mi formulación, que aprobó sin reservas. Dio a Lammers la instrucción de elaborar una orden del Führer sobre la base del informe. De ese modo, el problema, largamente trabajado, quedaba aclarado de un modo inequívoco.
(En estos días, Lammers me ha enviado una copia de la carta que mandó a Ribbentrop y en la que no se echa en falta ni claridad ni imparcialidad.)
En cuanto a la Comisión del Este, le expuse al Führer mi opinión. Creo que de su actitud se puede deducir que, en principio, está de acuerdo conmigo.
A continuación, se abordó la cuestión de Crimea. Declaré que, a mi juicio, el jefe de región administrativa Frauenfeld había preparado todo muy adecuadamente. Hice referencia a su memorándum sobre el asentamiento de los tiroleses del sur.22 El Führer se mostró completamente de acuerdo, si bien observó que es una pena que se haya previsto establecer el asentamiento en una región habitada por los tártaros. Expliqué que esa ha de ser la estructura de acuerdo con el mapa de los pueblos. El zar y la nobleza rusa siempre dispusieron en Crimea de extensas fincas, especialmente viñedos. Se debería despojar a los tártaros de estas regiones. Si se consigue comprimir algo más a estos tártaros y se expulsa a los griegos, en las montañas y en los valles del sur quedará espacio para los tiroleses del sur. El Führer volvió a hablar de los armenios y confesó que siempre los ha visto como traficantes. Es evidente que también en este caso el Führer arrastra un antiguo prejuicio. Subrayó que con el paso del tiempo había tenido que corregir ciertas cosas. Le expliqué que los campesinos y pequeños artesanos armenios llevan siglos en los valles, que son personas trabajadoras y aplicadas, y que, por encima de todo, servirán de excelente muro de contención entre turcos y azerbaiyanos.23 Con respecto a la forma del Cáucaso, propuse no utilizar en este caso el término «comisario del Reich». Di al Führer varios nombres para que escogiera entre ellos («protector», «señor de protección del Reich»), y le sugerí que, p. ej., Georgia no se denomine «distrito general», sino «país». El Führer mencionó la propuesta de una liga de estados caucásicos. Le respondí que, en lugar de por una liga de estados, optaría por una «liga de países caucásicos», de acuerdo con las denominaciones de «país de Georgia», «país de Armenia», etc. También en este caso el Führer se mostró de acuerdo.
Por último, me referí al deseo de aplazar una vez más la exposición en Helsinki y le entregué al Führer el libro Europa und der Osten,24 para demostrarle que aquí se trata de la representación de toda una lucha histórica. La exposición se aplazará hasta que se resuelva la cuestión del tonelaje.
Finalmente, me referí a la posibilidad de recurrir a determinadas personalidades. Con esto, dimos por concluida mi visita.
En definitiva, puedo decir que se han aprobado prácticamente todas mis propuestas y que también la conversación con los demás caballeros se ha desarrollado de una forma muy satisfactoria.25
20 de julio de 1942, R/H.
Leibbrandt me presenta borradores sobre los distritos generales. Se ha debatido un primer borrador sobre mi instrucción para los representantes en el Alto Mando del Grupo de Ejércitos A (Cáucaso). La Facultad de Teología se separará de Tartu. La iglesia deberá ocuparse ella misma de educar a sus sucesores. Se concederá un año de transición para poner en marcha la institución. La biblioteca permanecerá en la universidad. Informe Runte, jefe del grupo de trabajo Schmidt sobre empleo en el Este.
Runte, Wilhelmi.27 El R[eichs]-F.[ührer] de las SS vuelve a insistir en su aspiración de poner la Fiscalía de los terr.[itorios] ocupados del Este en manos de la Policía. W.[ilhelmi] se opone: todos los procedimientos judiciales deben permanecer bajo la autoridad administrativa. La Policía es un concepto muy especial en el Este. Nadie que vea a los jueces en uniforme policial podrá pensar que son imparciales. Por mi parte, rechazo la propuesta de Himmler. En el Reich, la Policía quiere poner a los ucranianos al mismo nivel que los judíos y los gitanos. Pero eso compete al ministro de Justicia.28 Hay que dejar claro que nos oponemos a una medida como esta, que solo traerá consecuencias negativas.
La señorita Vasic, que, junto con su tía, me acogió con tanta generosidad en 1923, ha vuelto de Belgrado y ha explicado la difícil situación que se vive allí.29
Largas conversaciones sobre las nuevas entidades de Koch (Schlotterer, Riecke, Barth).31 Hay muy poca claridad sobre lo que ha hecho. Muchas sociedades de sectores. ¡Una empresa de auditorías de l[a] que es miembro el administrador de la Fundación Erich Koch!32
Se ha decidido poner freno a las sociedades de sectores, así como a las oficinas de los estados federados. Sin embargo, se realizará una labor de auditoría en Ucrania, donde se creará una sociedad auditora.33
El com.[isario] general Drechsler está en Riga. Todavía no se ha resuelto el engorroso asunto del monumento de Mitau.34 Un ejemplo de lo mucho que se puede llegar a arrastrar las cosas —hasta las más pequeñas— en Letonia. D.[rechsler] le echa la culpa a Medem porque asegura que este no ha comunicado la ejecución, lo que ha hecho que todo se retrase (aunque M.[edem] tiene una versión completamente diferente de lo sucedido).
Se ha debatido acerca de la propaganda para la incorporación al trabajo (R.[unte], Zimmermann). Se ha hecho hincapié en las bases legales que ha sentado el reglamento aprobado hace un año. Reacción contra las medidas arbitrarias de las oficinas de trabajo, que quieren presentar grandes cifras lo antes posible, pero no muestran ninguna comprensión hacia los efectos pol.[ítico]-soc.[iales] en Ucr., o bien la muestran solo en aquellos casos en los que acuden una segunda vez a la misma zona, se encuentran en ella con casas vacías o con el peligro de los partisanos y tienen que llamar a la Policía. Para el Reich es necesario contar con dos millones de trabajadores del Este, pero para el Este esa cifra supondría el peor golpe contra los trabajos de construcción. Un informe del com.[isario] de zona de Pervomaisk35 refleja un modo sensato de aplicar este tipo de medidas: el 90 % de las personas se inscribieron voluntariamente después de oír una exposición objetiva de la situación y partieron de la estación de trenes entre los sones de la música. Si, en cambio, se cerca a priori a los pueblos, lo único que se consigue es azuzar el viejo miedo de las antiguas deportaciones bolch.[eviques] y, en último término, complicarle la vida a todo el mundo.
He recibido a una delegación de periodistas a la que hemos invitado a viajar por Ucrania. He hablado con ellos de la situación en el Este y del trabajo que se ha llevado a cabo en la zona.
Conversaciones sobre las ideas del Ministerio de Hacienda acerca de la administración del Este (carta del 23 de septiembre), la relación con la Policía (relato pormenorizado de Runte sobre las negociaciones celebradas hasta ahora).
Reunión con Schickedanz acerca de los problemas en el Cáucaso.
Leibbrandt ha vuelto del OKW e informa de la situación.
Meyer: conversación acerca del decreto relativo a las obras artísticas. Llamo la atención de L.[eibbrandt] sobre el imposible Tournisterschrift36 relativo al Este, en el que metieron mano un par de autores ucranianos para propagar ideologías sentimentales dentro de la Wehrmacht. Necesité dos noches para corregir el texto y darle un estilo neutro.
Larga conversaciones sobre la dirección del puerto de Riga. Hasta estas cuestiones acaban llegando a mí. Pero no se han podido aclarar las diferencias objetivas entre Wittrock, Drechsler y Lohse.
Malletke informa de la movilización en el extranjero.
Larga consulta con Runte sobre la cuestión de la reorganización del Ministerio del Este. Mi Ministerio es terriblemente incómodo para todas las secciones. De repente, se elimina la omnipotencia de prácticamente todas las secciones en un territorio gigantesco y se clasifica todo el conocimiento especializado de una línea pol.[ítica] que ya no corresponde al ámbito de responsabilidades de la sección del Reich. Por eso, desde el principio los esfuerzos se dirigen a desmontar el Min. del Este como entidad de asesoramiento e incluso de gobierno. Una evolución como esta supondría el fin de una unidad de dirección política en el Este que ya está suficientemente amenazada por la concesión de poderes especiales. En consecuencia, desde el principio he velado por la centralización interna del departamento, incluso a la hora de recurrir las representaciones especializadas, con el fin de evitar las líneas rectas desde la sección especializada hasta los com.[isariados] de zona. ¡Ahora tendrán que crearse entre diez y doce departamentos generales para la sección! Bueno, no tengo nada que objetar contra la existencia de doce directores gen.[erales], pero es necesario centralizarlos también a ellos, a un nivel más alto. Mis exigencias: primero, dos secretarios de Estado. Se ha admitido, aunque no sin esfuerzo. En el ámbito interno, evidentemente, me enfrento a dificultades de personal porque se debilitan en cierto modo algunos departamentos principales y se promocionan otros departamentos. De todas formas, aún hay que debatirlo todo en profundidad.
L.[eibbrandt] informa de la situación de los trabajadores del Este, a algunos de los cuales todavía no se les da un trato adecuado. Por otra parte, son frecuentes los impostores que simulan alguna enfermedad. Se frotan los ojos con cal, se cubren los dedos con el jugo de ciert.[a] planta que les provoca una inflamación en las manos, etc. Todo esto es lo que han aprendido durante veinte años en la Unión Soviética. Se debe enviar una nueva propuesta a Sauckel, hay que contar con más personas que dominen idiomas. Conversación sobre la editorial Schul-Verlag para los libros de lectura adaptada destinados a las escuelas ucranianas.
Runte. Cuestión del banco de Ostland y de los estatutos.
Dir.[ector] gen.[eral] Riecke. Un informe sobre el viaje por Ucrania. En Don-Bogen se ha encontrado una explotación agrícola muy deficiente.37 ¡Cero! P. ej., un sovjós de 32.000 hectáreas totalmente abandonado por la evacuación de los cosacos. Antes de nuestra marcha, solo se cultivaban allí 4.000 hectáreas, ¡ahora únicamente 120! No hay combustible. ¡Tan solo catorce vacas! Es evidente que los bolcheviques ya no tenían fuerzas suficientes como para explotar estas regiones. En definitiva, una decepción con la que no contábamos: los trigales que se veían desde el avión han resultado ser hierba seca de la estepa...
Reunión sobre la reducción de los equipos de reconstrucción para R. y el C.38
Lohse. Informe sobre el viaje a la Rutenia blanca. Tres cuartas partes de esta área están sometidas a la influencia de las bandas. Pese a todas las demandas no recibe fuerzas policiales suficientes. Número de bombardeos: ¡5 en enero, 536 en agosto, 695 en septiembre! Por lo demás: Kube cuenta en general con buenos colaboradores; con comisarios de distrito enérgicos que se mantienen destacados en las zonas de peligro. ¡Sin embargo, la posibilidad de que los partisanos asalten una comisaría de distrito con toda la correspondencia, documentos, etc., es algo que no se debería permitir!
Le recuerdo a Lohse el asunto del monumento; intromisión de Waldmanis en las cuestiones de las Juventudes.39
Además, reuniones acerca del banco de Ostland, etc. Lohse es un hombre tranquilo, pero siempre está «en contra». En contra de muchos de sus c.[omisarios] generales, en contra de casi todas las iniciativas que salen de aquí. Defiende que todo avanza «de acuerdo con sus propios cauces». Aunque no está por la labor de intentar evitar riesgos.
Con el Dr. Meyer y Berger, Gruppenführer de las SS, hablamos sobre un decreto orientado a no dejar que se pierdan niños alemanes-ucranianos.40 En efecto, los soldados a.[lemanes] conciben allí vástagos que, con el tiempo, fácilmente podrían volverse contra nosotros. Acordamos que los niños alemanes-ucranianos o alemanes-rusos serán inscritos obligatoriamente en el registro y acto seguido se deberá informar de ello al c.[omisario] de distrito. Se deberá retribuir una pequeña paga de ayuda a las madres. Dejamos para más adelante la cuestión de si y cuándo habrá que trasladar a los niños a A.[lemania].
El Gauleiter Frauenfeld informa sobre los trabajos preliminares.41
El Dr. Meyer informa de la conversación con Hadamovsky, en relación con el Ministerio de Propaganda.42 También en estas instancias hay grandes ansias por delegar en lo posible su trabajo de propaganda en el M.[inisterio] encargado de los asuntos del Este. Se comprometen a atenerse a todas las «directrices», pero les gustaría conservar s.[u] propia línea de mando. Algo que es imposible de admitir.
El Dr. R.[unte] y Zimmermann. Relación con el centro de recursos para las comunidades Volksdeutschen. Este se ha preocupado de forma significativa por las comunidades étnicas aptas para ser germanizadas, aunque por supuesto también nosotros. Piden ostentar el mando, cosa que sería admisible si estuviéramos hablando de una soberanía extranjera. Sin embargo, como en Ucrania poseemos una soberanía alemana, no es posible tal cosa. ¡Menudencias infraestructurales! Otra reunión: sobre el Centro de Investigaciones del Este. Aprovisionamiento para el Cáucaso a cargo del Dr. Bräutigam. Caso Pastor Walter, Riga.43
Schickedanz informa sobre la fundación de una sociedad para la salud pública en el Cáucaso. Dificultades para supervisar el almacén de aprovisionamiento en Galatz.44
El Dr. Runte informa sobre los discursos de Thierack y de Rothenfelders.45 – Cuestión del puerto Riga. – Aprovisionamiento de los c.[omisariados] de distrito.
El ministro Thierack me hace una prolongada visita. Estamos de acuerdo en que la Fiscalía General no puede ser atribuida a la Policía; él me dice que debo oponerme por completo a esta demanda para el Este. Con respecto al proyecto del centro de seguridad para individuos asociales tiene una opinión clara; ya ha presentado su protesta, ya que la Policía —y menos aún en la central en Berlín—, no puede tomar decisiones sobre una cuestión semejante.
Le doy a conocer mi opinión sobre la cuestión del estatus jurídico de los ucranianos en A.[lemania ]: que no se les puede poner a la altura de los gitanos.
Después hablamos de colaborar en el plano ideológico y me pide apoyo al respecto. Le doy a conocer el trabajo que estamos realizando con vistas a crear la Escuela Superior. Si este fundara una Academia para las Ciencias del Derecho, se podría pensar en que esta se anexionara en la debida forma a la Escuela Superior. T.[hierack] está extraordinariamente animado con estos planes. Le he dicho que voy a invitarle en alguna ocasión a mi casa.
Una impresión extremadamente experta [texto interrumpido].
El Dr. Meyer presenta unos informes de las divisiones acorazadas de Schmidt. Una vez más surge el problema de un «gobierno paralelo provisional ruso». Un deseo muy comprensible del frente, especialmente en el norte y la zona central. Pero un gobierno ruso paralelo daría pie de inmediato a que se crearan otros diez más. No es posible ir tan lejos, aunque si los rusos se conforman con la promesa del espacio entre Moscú y los Urales, la cuestión debe permanecer abierta. Como pasará algún tiempo aún hasta que deba exponer todo este asunto al Führer, no es preciso decidir al respecto ahora. El Führer ha dicho a Koeppen que, de todas formas, deseaba hablar conmigo en profundidad. En cualquier caso antes o inmediatamente después de las jornadas conmemorativas de noviembre en Múnich.
Con el Dr. L.[eibbrandt], reuniones sobre el encargo de investigar los antecedentes de Reinerth y Harder en Ucrania, concretamente, en Crimea (Gotemburgo,46 antiguas colonias). Recibidos los informes sobre Taschkent.47 Han llegado allí unos cuantos desplazados del Volga. Lo que no se ha terminado de aclarar es cómo les irá a los últimos alemanes que se encuentran también en la zona.
Más tarde, reuniones pormenorizadas con el Dr. M[eyer][,] Schickedanz, Jost y Bräutigam sobre algunas cuestiones administrativas en el Cáucaso.48 Yo desarrollo el tema de la diversidad plural del país y la posibilidad de ampliar las libertades generales. En cuanto a esto, se podría llegar hasta abordar la concesión de autonomía sobre la base de las consignas presentadas ante el Führer el 15 de febrero de 1942. El aprovechamiento individual del suelo en el territorio de Kuban:49 la ordenación agraria, el reparto de armas entre los cosacos y los pueblos de las montañas. Confirmación de la libre práctica de culto para los musulmanes. Altruismo cultural. No obstante, se hace hincapié en que sin A.[lemania], el Cáucaso volvería a ser una víctima de Moscú.
Con el Dr. L. [eibbrandt] y Z. [immermann], hay un intercambio de impresiones sobre la futura revista del Ministerio. Se va a llamar: El nuevo Este, o El espacio Este. Está pendiente de que se presente su programa.
El general Niedermeyer, comandante en jefe de las Legiones del Cáucaso, informa con orgullo sobre sus actividades en Mirgorod.50 Nunca ha estado y, sin embargo, ahora resulta que él es el artífice de todo. Lo único difícil había sido mantener a las legiones a raya teniendo en cuenta las cosas que pasaban en Ucrania. Las mujeres se quejaban a gritos de que sus maridos, etc., tuvieran que irse a trabajar a A.[lemania]. El c.[omisario] de distrito había demolido una iglesia para erigir su centro de operaciones, lo que ocasionó que los caucasianos preguntaran si era así como iban a mantener las promesas que les habían hecho.
El asunto d[e] l[a] iglesia en Gadiasch51 ya se ha investigado. El c. de dis.[trito] había declarado oficialmente que estaba medio destruida y que solo se había hecho uso de las piedras que había en el lugar. No obstante, N.[iedermeyer] asegura haber visto la iglesia en pie, incluso con parte de la cubierta intacta. El salvaje Oriente también lo tenemos aquí.
No es fácil controlar a todo el mundo, y hay alguna gente sin duda eficiente pero sin un ápice de empatía psicológica. Para empezar, Koch, y su «representante», el granadero Dargel.52
El Dr. L.[eibbrandt] da cuenta sobre las informaciones dirigidas al OKW en relación a los métodos imposibles de propaganda para trabajar en el Este. Se han enviado fotos desde el frente al c.[uartel] g.[eneral] del F[ührer]. Los datos personales de los integrantes del Comité Nacional caucasiano son revisados punto por punto. Informe Schütte del Cáucaso.53
El Dr. Stegmann, Riga[,] informa sobre la Escuela Superior y la investigación en el Báltico.54 Se plantea en el debate si no será mejor elegir Vilna en lugar de Tartu para erigir la futura universidad. Tartu está destruida, apenas ha alcanzado el primer grado de reconstrucción tras la adopción de las primeras medidas urgentes, mientras que en Vilna existen todas las posibilidades técnicas disponibles. Me resisto a adherirme a esta idea por una cuestión de tradición. Hay que intentar acelerar la reconstrucción de la ciudad de Tartu.
El Dr. Runte. De nuevo una larga exposición sobre la estructura de la importante administración Treuhand, una entidad que puede contribuir a aglutinar a aquellos elementos susceptibles de tomar otros derroteros.
Sch.[ickedanz] menciona algunos percances que se habían producido durante la vigilancia del campo en Galatz.
Entre el 7 y el 9 [de noviembre] estábamos de regreso en Múnich. En el preciso momento en que los norteamericanos desembarcaban en el norte de África. El Führer no estaba en condiciones entonces de hablar mucho sobre el Este. Laval estaba llegando.55 El tiempo se esfumó con algunas conversaciones oficiales.
El 10 por la tarde Koch estuvo conmigo [el texto queda interrumpido].
El 11 y el 12, conversaciones de distinta consideración sobre cuestiones generales relativas a investigación y prestaciones de servicios en Ucrania, entre otras.
Del ministro del Interior llega una carta que deja ver todas las tendencias del departamento, y en la cual este muestra una gran desazón por no poder gobernar conjuntamente en el Este de inmediato. También se lamenta de que yo represente de forma palmaria en mi persona el principio del jefe territorial. El Dr. Runte me comunica que el M.[inisterio] de Finanzas acaba de aprobar dos secretarios de Estado. ¿A qué vienen entonces todas estas reticencias desde hace un año?
Se presenta la dirección de la Treuhand. Hago alusión a algunos principios fundamentales y a continuación cedo la palabra a los demás caballeros.
El Dr. Schlotterer informa de una sesión con Speer. A consecuencia de la situación milit.[ar] y a la espera de posteriores ataques aéreos, una parte de la industria debería ser desplazada hacia el Este, lo que implicaría la creación de una «comunidad trabajadora». Utilización de fondos especiales bajo la responsabilidad de Speer, por tratarse de una medida de guerra. ¡Pleiger es el jefe!56 Doy instrucciones a Schl[otterer] a propósito de los derechos de soberanía del Este que se concretan en medidas de fácil comprensión y que deberán ser respetadas formalmente.
He hablado con Degenhard sobre el equipamiento de invierno del Ostführerkorps.57 Pueden suministrarse siete mil uniformes de invierno progresivamente, aunque no sin gran dificultad, ya que la Wehrmacht no puede hacer más de lo que puede.
Z.[immermann] muestra los carteles de propaganda para atraer trabajadores en el Este donde aparece impreso el texto de Ley.
Se presenta Pröhl, el capitán general de la NSKK58 que debe estar al frente del Departamento para la política. Es Cruz de Caballero en el grupo de Cholm.59 Lo conocí en Riga cuando se reponía de un grave estado de agotamiento mientras estaba de baja por enfermedad. Un hombre tranquilo que causa una impresión positiva. Asimismo, me complace designar al representante de una nueva organización. Las asociaciones que han surgido en Riga me causan una constante preocupación. Los habitantes de Lübeck poseen una fuerte representación y no les tienen simpatía a los bálticos, a quienes les hacen reproches sobre el pasado como si todavía tuvieran delante el Vossische Zeitung. A los bálticos les irrita que se les pida obrar con una mentalidad germana, y que no obstante siempre se hagan diferencias cuando se trata de las estadísticas. También creen que Drechsler es un adulador y que en la práctica Waldmanis hace la política del comisario general. En esto hay una parte de verdad, en la medida en que D.[rechsler] ciertamente es un hombre inteligente, pero, en cuanto a la política, carece de temple para rechazar de inmediato como corresponde, cualquier acto de arrogancia.
Le indico a Pröhl que actúe con reservas con respecto a todas las asociaciones en vías de formación y que solo tenga en cuenta los méritos propios. Tengo curiosidad por conocer su opinión cuando le pregunte dentro de un año.
El Dr. L.[eibbrandt] me presenta otro memorándum del profesor Oberlander.60 Nuevamente llueven los avisos sobre el maltrato que reciben los ucranianos. Las críticas a Koch se extienden cada vez más. En ocasiones, O.[berländer] es un poco sentimental en lo que concierne a sopesar una valoración política.
Reunión con el Führer sobre la O.[rganización] T.[odt] a propósito de la ampliación de la carretera Bug-Dniéster.
L. informa del resultado de sus observaciones en los campos para los trabajadores del Este que yo le había dicho. Las fuentes de error deben ser subsanadas.
En las reuniones de Scheidt y Mühlen con Dargel se subraya la necesidad de mantener abiertas todas aquellas instituciones científicas cuyas investigaciones sean relevantes para favorecer el curso de la guerra.61
La Legión del Idel-Ural desearía tener nuevos emblemas: con una media luna.62 Hasta ahora estos los habíamos eliminado, ya que apoyamos la lucha nacional, no así una guerra religiosa. En consecuencia, se hace hincapié en que se trata de una venerable tradición.
Dr. Runte
Debo escribir una carta al m.[inistro] de Justicia sobre cómo tratar con los pueblos del Este. Su caduca visión ha sido un fracaso, aunque no nos había hecho partícipes de ello. Se trata de prevenir que vuelva a suceder algo así.
Problemas de la Treuhand: Agricultura pretende tener su propia T.[reuhand]. Como siempre, esta se muestra como un corpúsculo cerrado. No es fácil hacerles ver que solo es el departamento de un organismo que acaba de constituirse. Sin embargo, es cierto que el jefe de Ag.[ricultura] ha realizado verdaderamente un gran trabajo no exento de dificultades que muchos en la casa ni siquiera llegan a imaginarse.
El Dr. Meyer me plantea proponer al Führer la designación de dos jefes de regiones administrativas, comisionados para los asuntos de política y administración y para economía respectivamente. Suena muy bien[,] Meyer lo ha pensado así de forma desinteresada, pero soy escéptico. El entramado berlinés necesita de todo un hombre que no deba preocuparse además por su jefe regional.
El Dr. L.[eibbrandt] alude a las cuestiones de capacitación relacionadas con la inserción laboral en el Este. Un problema urgente que ahora no puede ser resuelto por falta de espacio y de personal. Krössinsee está demasiado lejos, mis hombres no siempre pueden viajar allí, a la vista está que algunos discursean un sinfín de disparates. Los complejos «varoniles» que se siguen aliviando con palabras ya han causado suficientes estropicios.
Jost, jefe del SD, habla de modo muy negativo sobre Waldmanis.
Anteayer una emisora moscovita comunicaba: R.[osenberg] está furioso porque le dispararon unos partisanos durante su viaje al Este. Se ha atrincherado en su casa, con persianas dobles de hierro, paredes reforzadas, artillería y armas camufladas en todas las ventanas. Decían que solo me desplazo acompañado de docenas de agentes de seguridad, que llevo un chaleco antibalas debajo de la chaqueta, etc. En conclusión: el castigo no va a tardar en llegar. O sea, habrá una nueva apelación a asesinar a los perturbadores del orden comunista en Alemania.
A todo esto, en mi casa no hay ni un solo varón. Nunca he viajado con la guardia de las SS. Pero, una vez más, las intenciones han sido expresadas claramente...
Anoche, con 16 condecorados con la Cruz de los Caballeros. Departí con ellos sobre el alcance del drama que dio comienzo en los días de agosto de 1914. Unos jóvenes gloriosos, duros, que se han hecho de hierro y que manifestaban frente a mis colaboradores que muchos Cruz de Caballero ya habían caído. Y hasta eran capaces de suponer que al cabo de un año y medio más, ninguno de ellos viviría. Esos jóvenes de veinticuatro años de edad hablaban con una calma absoluta...
Von Lohse ha llegado hoy con la ofensiva carta de S. que esperaba.64 Este me ha escrito varias cartas necias e irritantes [?] de carácter privado acerca de la situación en las tierras del Este. Estas han llegado a las manos de L.[ohse] que está indignado con justa razón. Yo reprendí ya en su día a S. y esperaba que así el asunto hubiera quedado resuelto. Ahora S. tiene que irse. La estupidez y las observaciones de mal gusto de ciertos conocidos a menudo pueden arruinar las mejores relaciones.
Cuestiones sobre la recogida de las cosechas en Ostland.
Malletke: informe sobre la inserción de los extranjeros en el Este. Ahora salen unos cien holandeses a la semana. En Ucrania cinco fincas de veinticinco mil morgens. Por tanto, buenos progresos en general, si bien resulta difícil mantener apartada a la NOC de sus estrechos lazos con el partido.65 La base del NSB es demasiado reducida. Pero conforme nos interesan otras, más crecen estas también en el interior del Nuevo Orden europeo. En Bélgica sigue habiendo dificultades. Parte de las posiciones alemanas allí son más belgas que los belgas. Mr. Gollopin aseguraba allí que por el lado alemán se le había prometido que sin su consentimiento no se enviaría ningún avión hacia el Este.66 Por iniciativa del protectorado será Bata67 quien se implante en Ostland para poner en marcha la fabricación de calzado. El Este necesita doscientos millones de pares, lo que sobrepasa todas nuestras capacidades.
Existe la queja generalizada de que la moneda a.[lemana] cae cuando faltan bienes de consumo. Estos no son fáciles de conseguir. Todo cuanto puede llegar de Italia es escaso; y los recursos propios son absolutamente insuficientes. Aquí radica la gran crisis de la política y la economía.
Dr. M.[eyer] y Runte. Derogación del decreto de Koch sobre el cierre de prácticamente la totalidad de las escuelas y los institutos. Como el c.[omisario] gen.[eral]. en Kiev no ha prestado la suficiente atención, el Instituto de Medicina se ha inflado en una cifra superior a dos mil «estudiantes». La mayoría nacionalistas de Lemberg que hacían cualquier cosa menos trabajar. Koch pretende volver a hacerse el «hombre duro»[.]
R.[unte] informa de la sesión del comité de asentamiento.
El Dr. Conti68 viaja al Este. El NSDAP es integrado en el sector de trabajo del Este. Se plantean objeciones al modelo de seguro de enfermedad en Ucrania. Los médicos ucranianos han demostrado ser muy eficaces al tratar a los trabajadores del Este. Deseamos llevar médicos Volksdeutsche a las clínicas alemanas, así como estudiantes a nuestras universidades para ayudar a la nueva generación.
El Dr. R.[unte] ha traído consigo una misiva estrictamente confidencial de Exteriores. Me ha entregado un memorándum sobre ciertos cambios adoptados en relación a la política del Este que se le habían ocultado al Führer. Se abandona la llamada «línea dura».
Le comunico al Dr. Schlotterer que el gen.[eral] de c.[ampo] y mariscal Keitel me había llamado el día anterior para hacerme saber que se necesitan 8.500 trabajadores más para la extracción de lutita bituminosa en el norte. Yo le dije que me sentía tan inerme como él. En su día, a petición de Sauckel se llevaron a 45.000 prisioneros de guerra con la santa promesa de volver a reemplazarlos. En vez de eso, se sucedieron nuevas demandas de importante consideración. Schl.[otterer] opina que los alojamientos son insuficientes en el norte.
Koch intenta volver a adelantarse: pretende publicar la reglamentación para los monopolios, pero pregunta por precaución. Le doy instrucciones de prohibir la publicación.
La cuestión de los monopolios es objeto de debate desde hace tiempo. No favorecerían la economía, pues apenas son los vestigios de una época liberal, el último refugio del estado liberal. Actualmente, es el gobierno quien llevaría las riendas de la economía puesto que prácticamente tiene todas las fuentes de ingresos en sus manos. No obstante, la otra parte dice que, en el primitivo Este, los monopolios constituyen la vía más adecuada para la tributación. Le ped enviaré al Führer, que está particularmente interesado en el problema, el proyecto de ley.
Schl. vuelve a quejarse de la administración portuaria en Riga.
En Cherson, la gente de Sauckel ha transportado a las trabajadores de los campos de algodón a Al.[emania]. Por lo demás, una serie de problemas similares acumulados.
Se presentan el jefe de las Juventudes Hitlerianas en el M.[inisterio] del Este[,] los dirigentes de las J. H. y las dirigentes de la BdM designados en todo el Este. Hablo con ellos sobre el alcance de las tareas que desempeñamos allí y les agradezco su dedicación. Han prestado ya un servicio excelente, especialmente con los Volksdeutschen.
Riecke destaca que la La69 no piensa en absoluto desligarse de la administración general del Este. Pero el RKU acosa a los mandos de la Dirección de Agricultura (La) solo porque aún presta oídos a Berlín. El RKU pretende mantener una directiva reducida y gobernar sin ningún tipo de control, favorecido por empresas que practican la economía sumergida. Hay dudas generalizadas a propósito de si podría funcionar con Koch.
Schlotterer se queja de que el RKO le deje al c.[omisario] gen. [eral] las manos libres, de que no exista una dirección central y de que la economía del espacio agrario es imposible. Deberán volver de nuevo.
Reunión sobre los planes cuatrienales [oficiales] de relocalización de numerosas industrias en el Este. Speer quiere ahora cuarenta mil trabajadores para el Ostland. Resumiendo otras cien mil personas del Este. La «planificación central» a menudo da saltos inmensos. Con todo, las reservas del Este ocupado no son absolutamente ilimitadas.
Runte plantea algunas cuestiones sobre los monopolios.
Por la tarde, reunión con el pres.[idente] del Instituto Arqueol.[ógico] para hablar sobre las investigaciones en el Este. Stellrecht informa sobre la buena marcha de las jornadas formativas en Magdeburgo. Schmidt y el Prof. V.[on] z.[ur] Mühlen han regresado de Ucrania. Allí se pone énfasis en la «línea dura», aun así se retiran los decretos imprudentes, como el cierre de los institutos de investigación, los cuales se manifiestan extremadamente importantes para la investigación alemana. Por ejemplo, al estudiar la inoculación de turba en bacterias, que mediante este proceso se contraen, convirtiéndose en cocos, lo que acarrea también problemas geológ.[icos]. (Las SS se han llevado del despacho de Dnepropetrovsk todas las tesis doctorales sobre geol.[ogía]. Sch.[midt] debe estudiarlas y devolverlas.)
El jefe del SD de Kiev ha transmitido el siguiente com.[unicado]: ha sido apresado un jefe del NKWD.70 Se hacía pasar por alemán bajo el nombre de Mantteufel y se le daba entrada en todas partes (haciéndose pasar por distribuidor de alfombras). Se pudo seguir su pista gracias a la detención de un radioaficionado ilegal. Cuando ya fue incapaz de ocultar nada, admitió que era el número tres del NKWD. Tenía orden de quedarse definitivamente en Kiev. Declaró que se habían planeado cinco atentados y que por causa de diversos aplazamientos no pudieron llevarse a término. Podría haberla palmado durante mi visita a la Ópera, pero dado que la mitad del público que llenaba la sala era ucraniano, este no se llevó a cabo.
Tiene lugar en mis dependencias una consultoría con todos los mandos de las áreas de retaguardia del ejército. Tras ser instruido por mis oficiales de enlace sobre su visión de las cosas en general, me pareció importante escucharlos a todos personalmente. Se reveló una visión unitaria de la representación de la Wehrmacht en su marco general. Adjunto, el breve protocolo que le envié al Führer. [Falta.]
Fue interesante que los oficiales aludieran a la directiva psicológica. Durante todo el año he echado de menos esto con Koch y sus representantes. Además, estos caballeros tienen con demasiada frecuencia un ansia de poder muy marcada, lo cual en muchas ocasiones ha revertido en acciones con escasa psicología y extremadamente inconvenientes. La rehabilitación de los alemanes para tratar con los pueblos extranjeros y su cambio de actitud han dado escasos frutos. Una nación lo soporta todo en tiempos de guerra, excepto el desprecio expresado abiertamente. Koch y sus camaradas deben mostrar esto en particular y por ello llevan sobre la conciencia lo que hoy se entiende como oposición consciente. Muchas actuaciones de la llamada «línea dura» estaban orientadas a una rápida victoria; hay algunos que no han comprendido todavía que ahora haya que contar con otra cosa.
Los of.[iciales] coincidían en que el bolchevismo es el verdadero portador de la resistencia [sic]. Se trataba de hacer de ellos, los rusos, unos combatientes activos contra Stalin. El general V. Schenckdorf manifestó que sus rusos se habían comportado sin tacha, asestando un buen golpe.71 Sin embargo, siempre se preguntaban de un modo cada vez más acuciante: ¿para qué? Eran suficientemente razonables como para renunciar a las antiguas fronteras, pero todos querían tener una patria rusa. Si no se les pudiera asegurar una, cabría el peligro inminente de que se unieran a las bandas de partisanos. Por tanto, el problema crucial es este: ¿será posible contener a los ucranianos, caucásicos, etc., y al mismo tiempo asegurar el desarrollo popular entre Moscú y los Urales, además de Siberia?
Lo único que ha demostrado todo este debate es que la actitud de gobernar a los eslavos estrictamente con mano dura no ha sido acertada. Koch y sus representantes han causado un enorme daño aquí. Se puede ser duro, pero de modo justo y firme. Mostrar un posible desprecio hacia los pueblos extranjeros, no significa hacer política sino más bien revela unas fervientes ansias de poder. Nuestra política ha carecido de una línea clara. Koch y su camarilla apelan al Führer. En el c.[uartel] g.[eneral], a K.[och] se le ha considerado durante mucho tiempo el «fuerte», mientras que cierta gente apasionada se ha apresurado a referirse a mí con el calificativo de «blandengue» o el «filósofo», como era habitual.
El teniente c.[oronel] Von Altenstaedt de la OKH me dijo después que había asistido brevemente a mi conferencia anterior al 22 de junio.72 Me daba la razón, era el momento de hacer lo que yo presentaba como adecuado, esto es, involucrar activamente a los pueblos del Este. Pero esto solo podía suceder si se les permitía conservar parte de la esencia que les era propia.