Extractos de «Rosenbergs Rede vor Mitarbeitern» («Discurso de Rosenberg ante sus colaboradores»), sin fecha (primavera de 1943), reproducido en Nürnberger Prozess vol. 39, pp. 412-425 (170-USSR).1
¡Mis queridos compañeros de partido y compatriotas!
La dimensión que ha adoptado la guerra, sobre todo en los últimos años, hace que ahora precisamente quizá ya todos nuestros compatriotas hayan tomado plena conciencia de que nos hallamos ante la que tal vez sea la batalla más determinante de la historia alemana ...
Ha estallado, en efecto, una guerra total en torno a nuestro viejo y venerable continente. Pero, más allá de esto, la guerra es total también en otro sentido: en ella no se trata solo de materias primas, de nuevos asentamientos, de la consolidación de nuestro espacio vital, de la defensa militar y política del continente, sino que esta guerra es el mayor enfrentamiento de concepciones del mundo que se ha dado nunca. (Entusiasta aprobación.) ...
Sobre eso que cada cual piense y juzgue como quiera; lo que es seguro es que la fuerza que se enfrenta a nosotros es bestial. También esta lucha, sin embargo, quedará algún día atrás, y cuando en el futuro recorramos con la mirada las extensas tierras ya hoy ocupadas por la Wehrmacht, bien podremos decir: pese a todos los obstáculos hemos conseguido asegurar un espacio que también en el futuro será lo suficientemente grande como para poner a resguardo no solo Alemania sino también a toda Europa, y para estar en consecuencia a salvo de cualquier bloqueo por parte de cualesquiera potencias marítimas que se alcen en el futuro.
La solución de la cuestión judía está también íntimamente ligada con lo anterior, y nosotros la hemos abordado desde el primer día de nuestra existencia política ... Y solo puede resolverlo una potencia única, rigurosa y despiadada; una potencia fuerte. (Impetuosa aprobación.)
La emancipación de los judíos tuvo lugar en el siglo XVIII con el ideal ilustrado del hombre. Haciendo de este ideal su consigna, el judío no solo apelaba a los bajos instintos monetarios de algunos hombres, sino también a la respetable generosidad de muchos filósofos ignorantes del mundo y a los buenos sentimientos de amplias capas sociales que nada sabían del problema judío en la historia y en el presente. Se cometió, pues, un error garrafal. En lugar de humanidad, el judío vertió su suciedad entre los pueblos de la tierra. Y ahora nos toca a nosotros la tarea de eliminar esa suciedad, pues lo que hoy sucede con la eliminación de los judíos de todos los estados del continente europeo es también un hecho humano, concretamente un hecho humano duro, biológico. (Entusiasta aprobación.)
Significa que los cuerpos nacionales quedarán limpios, que se les devolverá la salud y la humanidad (de nuevo, entusiasta aprobación) que antes tenían. El otro día me disponía a leer por la noche un viejo libro mío que había caído en mis manos: Las cabezas de noviembre»,2 y debo decir que al leerlo me asaltó la antigua ira que hace catorce años sentimos ante tanta porquería. (Fogoso aplauso.) Les recomiendo que vuelvan a leer los escritos combativos de nuestra época de lucha. Hay cosas que se sustraen a la memoria, y es necesario hacerse presente una y otra vez lo que la gente se atrevía a escribir por aquel entonces sobre Alemania y la historia alemana, para no volvernos débiles ahora que la gran limpieza acaba de comenzar. (Decidida aprobación.) No podemos darnos por satisfechos con que los judíos sean desplazados de un país a otro, o con cercar aquí o allá un gran gueto judío. Nuestro objetivo no puede ser otro que el de antes: la cuestión judía en Europa y en Alemania solo estará resuelta cuando no haya ni un judío más en el continente europeo. (Aplauso entusiasta.) ...
Ahora el Tercer Reich llega a estos espacios [Europa del Este], y aunque realiza una inmensa reorganización con ayuda de sus soldados, lleva a cabo solo una mínima ocupación en lo que a la clase dirigente se refiere, la cual ha de administrar un territorio dos veces mayor que el del Reich Alemán, por lo que ha de gobernar políticamente. Hay que buscar puntos de apoyo para conseguir con menos recursos lo mismo que si empleáramos cien batallones de policía ... De ahí que no venga mal que algún comisario de zona se conduzca humanamente con este o aquel ucraniano. No hay que mostrarles compañerismo —no debe traspasar ese límite, esa es la otra barrera que tenemos que levantar—. Pero es perfectamente posible que se conduzca humanamente con él, puede darle una palmadita en el hombro o un buen consejo, puede regalarle alguna vez una botella de licor a un grupo de campesinos que portan una corona para celebrar la cosecha. Lo que no puede hacer es emborracharse con ellos, y debe mantener en general la distancia que requiere ejercer el señorío en el Este ...
¡Compañeros! Deseo señalar aquí que no conviene tratar estos temas en artículos —esto va de suyo— o abordarlos por ejemplo en reuniones públicas. Este es un tema de formación sobre el que cada uno de nosotros tiene que alcanzar claridad y en relación al que tenemos que pensar qué es lo más inteligente a la hora de tratar al Este en general: ¿qué permite ahorrar más vidas alemanas? ¿Qué nos conduce mejor a la consecución de las metas políticas fijadas? ...
Sé perfectamente que si se trae a un millón y medio de personas [de Europa del Este] no es posible alojarlos bien. Es evidente que aquí hay miles de personas mal alojadas y maltratadas. No vamos a dejar tampoco que algo así nos quite el sueño. Lo que se plantea aquí es una cuestión objetiva —y supongo que el Gauleiter Sauckel ya habrá hablado de ella, o que lo hará enseguida—: esta gente del Este viene a Alemania para trabajar y dar el mayor rendimiento laboral posible. Y esto es un asunto completamente objetivo.
No es posible alcanzar este rendimiento si tres cuartas partes llegan congelados o si tienen que pasarse de pie diez horas seguidas; hay que darles de comer lo suficiente para que tengan reservas de energía y estén en condiciones de superarlo. Y por encima de todo tenemos que infundirles la sensación de que van a acometer una gran misión y que con ella están prestando también un gran servicio a su propio pueblo. Se recurre a una estrategia psicológica de gobierno cuando se les dice: No estáis solos en esto ...
El sentido de la historia germánica puede ahora volver a desplegarse libremente, ha ganado el Este, y libra esta guerra con la clara determinación de que el espacio vital alemán que conquiste en la batalla no pueda jamás —con independencia de la forma política que el Führer decida darle— serle arrebatado, de que ese espacio vital garantice para siempre alimento y materias primas a Alemania y a Europa, de que la concepción nacionalsocialista del mundo se ponga en él a prueba, y que a partir de este espacio inmenso se erija verdaderamente un Reich alemán gran-germánico. Y estoy convencido, queridos compañeros, de que al final de nuestras vidas podremos decir: también nosotros estamos orgullosos de haber estado allí. (Fogoso aplauso.)