Extracto de dos discursos que Rosenberg pronunció en la inauguración del Instituto para la Investigación de la Cuestión Judía en Frankfurt los días 26 y 28 de marzo de 1941, USHMMA, RG-68.013M (BAB NS 15/271), reel 21.
A. «Nacionalsocialismo y ciencia», 26 de marzo de 1941 (nueve páginas) ... Desde el punto de vista histórico, la lucha de las democracias contra el conocimiento de las razas se sitúa al mismo nivel que la lucha que emprendió en su momento la Inquisición contra el avance de la cultura nacional y la conciencia personal de los pueblos europeos ... Si se resuelve en Alemania —y también en toda Europa— la cuestión judía, es posible que la generación que nos siga ya no pueda hacer un balance de lo que ha sucedido realmente en estos decenios. Tal vez nuestros nietos, libres de la influencia judía, vuelvan a tener la cabeza llena de ilusiones y no aprecien la acción del pueblo judío entre los europeos como nosotros tenemos que hacerlo hoy ... Si se analiza con atención, la historia de los pueblos se revela como un gigantesco experimento de la naturaleza, del destino o de la Providencia, según el nombre que quiera darse a la necesidad de los acontecimientos. La diferencia entre las democracias y nosotros reside precisamente en que nosotros hemos analizado a fondo los efectos del ser judío y su último período; hemos constatado empíricamente lo tóxica que nos resulta la sangre judía —del mismo modo que se detectan sustancias tóxicas en determinadas plantas— a lo largo de una extensa historia y solo después de estos dolorosos experimentos en todos los caracteres de los pueblos hemos extraído las enseñanzas necesarias para proteger la sangre de nuestra propia raza. Lo que queremos investigar hoy con rigor científico es la estructura de las fuerzas de esta nociva influencia, los requisitos espirituales por los que la sangre y el espíritu extranjeros han logrado ejercer una influencia, su modo de lucha y todas las particularidades de este gran destino que ahora está a la vista de todos. Y precisamente aquí la ciencia democrática infestada por los judíos no encuentra el valor necesario para examinar de forma independiente este fenómeno de la vida, por no decir que dicha ciencia podría reunir el valor preciso para preparar una operación que ha sido fundamental para Alemania y que lo será también para otros estados. Dirigirnos reproches en este caso sería lo mismo, por utilizar una metáfora, que dirigir reproches a un cirujano que, tras una larga investigación de una enfermedad interna, haya conseguido eliminar, mediante una intervención quirúrgica, un tumor que supone un riesgo para la vida.
B. «La cuestión judía como problema mundial», 28 de marzo de 1941 (21 páginas)
La guerra actual es una lucha mundial de proporciones gigantescas. Su resultado marcará durante siglos el destino de las naciones ... Las Leyes de Núremberg revolucionarán la historia del mundo. El movimiento nacionalsocialista tiene ante sí, hoy y siempre, el deber de procurar que jamás se repita en Alemania un 9 de noviembre de 1918 ni un dominio judío semejante ... Éramos plenamente conscientes de que, cuando en 1933 quebramos el dominio judío en Alemania, nos granjearíamos el más profundo odio del judaísmo de todo el mundo. En nuestra tarea, no hemos prestado especial atención a este obrar si había entidades estatales implicadas ... Hemos dejado al juego de las fuerzas, siempre vigilante y cada vez más preparado para cualquier posibilidad, que permitiese a los otros países encontrar, tal vez, su propia salida. Pero hemos tenido que ver cómo en las principales ciudades del mundo ha crecido una nueva y sucia literatura judía, que promueve el boicot contra nosotros ... Por eso, el año 1940, en el contexto de esta gran revolución popular internacional, se recordará siempre como un año decisivo, ya que las tropas de la República Rothschild han resultado derrotadas y los ejércitos alemanes se mantienen hoy en el canal y en el océano Atlántico con la misma firmeza con la que pusieron bajo su protección y su vigilancia todo el espacio del norte.
La guerra que está librando hoy la Wehrmacht alemana a las órdenes de Adolf Hitler es, por eso, una guerra con un enorme potencial transformador. No solo apunta más lejos que el mundo intelectual de la Revolución Francesa, sino que también aniquila directamente todos los gérmenes que contaminan la sangre y que los judíos y sus mestizos llevan siglos desarrollando sin freno alguno en el corazón de los pueblos europeos. ¡La cuestión judía, que constituye la tarea de los pueblos de Europa desde hace dos mil años y que aún no se ha resuelto, tendrá su solución en lo sucesivo, para Alemania y para toda Europa, gracias a la revolución nacionalsocialista! Y si alguien pregunta cómo lo haremos, responderemos lo siguiente: en estos decenios se ha hablado mucho de la creación de un estado judío como solución. Aún hoy, muchas personas ingenuas pueden pensar incluso que el sionismo constituye un intento honesto por parte de los propios judíos para contribuir a solucionar la cuestión. En realidad, nunca ha habido un estado judío ni nunca lo habrá ... Todo lo contrario: ahora debemos reflexionar acerca de dónde y cómo acomodar a los judíos. Como ya se ha explicado, ello no podrá realizarse en un estado judío, sino en un espacio que denominaremos «reserva judía» ... Lógicamente, en estos años se ha hablado mucho sobre la realización en la práctica del traslado o la expatriación, así como sobre el lugar de destino. Pero no es necesario responder ahora a estas preguntas. Su solución se reservará para un acuerdo posterior. Sin embargo, sí que debemos pensar ahora en lo que supondría ese avance: pasar de un dominio judío prácticamente ilimitado en todos los estados de Europa a una situación radicalmente contraria, esto es, a la expatriación de esta misma raza judía que lleva dos mil años actuando como un parásito en el continente europeo. Este ejemplo ilustra cuán enorme es la revolución que se está extendiendo hoy por Europa en el ámbito de la política y de la concepción del mundo. Precisamente esto nos da una idea de toda la grandeza de la revolución nacionalsocialista —y de su significado para el conjunto de la raza blanca—, que se dispone, en colaboración con el movimiento fascista, de orientación similar, a cerrar una época antigua y comenzar una nueva. Una época que se ocupará de todas las cuestiones de la vida y establecerá las condiciones para una nueva existencia. En el centro de este complejo conjunto se encuentra la solución a la cuestión judía como un requisito determinante para el renacer de los pueblos de Europa.
Así, en cierto modo, puede decirse que la cuestión judía aparece hoy con claridad ante nuestros ojos. Se trata sencillamente de un problema de limpieza nacional. Supone la necesidad de la defensa de la tradición nacional y propia de la raza para todos los pueblos que aún dan importancia a la cultura y al futuro ... Todos estos problemas acabarán resolviéndose. En cualquier caso, nosotros, como nacionalsocialistas, solo tenemos una única y contundente respuesta para todas las preguntas: para Alemania la cuestión judía no estará resuelta hasta que el último judío abandone el espacio de la Gran Alemania ... Dado que ahora Alemania ha quebrado de una vez por todas esta dictadura judía en Europa, con su sangre y su carácter como pueblo, y que tiene que ocuparse de que toda Europa se libere del parasitismo judío, debemos, en mi opinión, decirles también a todos los europeos: para Europa la cuestión judía no estará resuelta hasta que el último judío abandone el continente europeo.
Y da igual si este programa puede ejecutarse en cinco, diez o veinte años. Si todos los pueblos se unen, los transportes actuales se encuentran lo suficientemente desarrollados como para preparar y realizar un traslado masivo como este. Pero es necesario darle al problema esta solución —y así se hará—: la solución que ya vimos en los primeros días de nuestra lucha —en una época en la que nos tachaban de utopistas— y que hoy expresamos como rigurosos representantes de una política realista. Todas las naciones tienen interés en que se resuelva esta cuestión. Y debemos declarar aquí, con toda nuestra pasión, lo siguiente: no queremos ni podemos seguir tolerando que los sucios dedos de las altas finanzas judías se vuelvan a inmiscuir en los intereses del pueblo de Alemania o de otros pueblos de Europa. Tampoco queremos seguir tolerando que por las ciudades y los pueblos alemanes correteen niños medio judíos o mulatos en lugar de niños alemanes ... Estamos convencidos de que esta gran guerra supone también una revolución biológica y purificadora a nivel mundial y que aquellos pueblos que aún están contra nosotros acabarán reconociendo al final de la contienda que la cuestión alemana de hoy es la cuestión de todo el continente europeo, la cuestión de toda la raza blanca y también la cuestión de todas las demás razas mejoradas de este planeta que luchan por garantizar la particular vida de su cultura y su estado. Eso es lo que esperamos: un reparto sensato de los grandes espacios vitales de este globo terráqueo para los pueblos cuya paz, cuyo trabajo y cuyo bienestar se han visto alterados durante decenios por una infatigable actividad parasitaria. Así, contemplamos en la actualidad la cuestión judía como uno de los principales problemas de la política general de Europa, como un problema que se ha de resolver y que se va a resolver, y hoy confiamos, sí, sabemos que, al final, todos los pueblos de Europa se sumarán a esta limpieza.