París, 1º de enero de 1980
Señor Dr. Karsten Garscha
FRANKFURT
Estimado amigo:
Cumpliendo la promesa que le hice en mi carta anterior, le envío unas páginas para el volumen que usted está preparando para la editorial Luchterhand.160
Espero que las encuentre adecuadas para esa publicación, y mucho le agradeceré que me acuse recibo de ellas, pues el correo francés pasa por un momento en que las cartas tienden a evaporarse misteriosamente; me sentiré más tranquilo cuando sepa que este texto ha llegado a sus manos.
Hasta siempre, con mis deseos de un muy buen año, y un saludo cordial de su amigo
Julio Cortázar
B. P. 33
75022 PARIS CEDEX 01
FRANCE
París, 3 de enero de 1980
Mi querida mamá:
Esperaba noticias tuyas al volver a París, pero sólo las he tenido indirectamente por Ana Husarska, que estuvo en casa hace un par de días y nos contó muchos detalles de sus visitas y sus charlas con vos. Nos trajo también las fotos que hizo del departamento, y Carol se ocupará de encargar copias sobre papel para mandarte un juego, pues son fotos muy bonitas y estamos seguros de que te agradará verlas. A vos se te ve muy bien en una de ellas, y me alegré tanto de conocer más en detalle el departamento que solamente podía imaginar hasta ahora. Anita me contó infinidad de cosas sobre ustedes y aunque son noticias del mes de noviembre, tuve la impresión de que las dos estaban bien; supongo que con la llegada del verano la salud de ambas será todavía mejor.
Espero con impaciencia que Ofelia me confirme el recibo del dinero que envié desde California en noviembre, y que a partir de ahora será enviado regularmente todos los primeros de mes. Necesito que me digan con toda claridad si doscientos dólares (suma que envío ahora en enero y que se repetirá cada primero de mes) es suficiente para ayudarlas, pues Ana me ha hecho descripciones nada agradables sobre la inflación, el costo de las cosas y la economía general en la Argentina; aunque ya lo sabía, sus datos aumentan todavía más el panorama negativo. De modo que si esa suma de doscientos dólares no es suficiente una vez por mes, quiero que me lo digan en seguida para tratar de aumentarla.
Carol y yo estamos muy bien, encontramos el departamento en perfecto estado, y estamos trabajando mucho. El invierno no es demasiado duro por el momento, pero cuesta acostumbrarse después de tantos meses de sol y de calor. Mis dos últimos libros (uno en México y el otro en París) han sido muy bien recibidos, y por su parte Carol ha publicado aquí una novela que también ha sido bien comentada por la crítica. ¿Recibiste un gran sobre con fotos que te envié al llegar? También quisiera que me acuses recibo, para estar seguro.
Bueno, espero tus noticias, porque este asunto de los giros me inquieta. Cariños a Ofelia, y hasta siempre, con un beso muy fuerte de tu hijo que mucho te quiere,
Julio
Hay que escribirme a:
4, rue Martel
75010 PARÍS
FRANCIA
Te lo digo por si escribís a la “B. P. 33” etc., que ya no vale.
FERNÁNDEZ RETAMAR161
CASA DE LAS AMÉRICAS
AMIGO GREGORY RABASSA ESTARÁ ALLÁ DEL 10 AL 24 RUÉGOTE FACILITARLE CONTACTO CRONOPIOS
JULIO
6/1/80
Querido Greg,
Albricias! Nos veremos en La Habana. Llegamos el 21 de enero pero no sé en qué hotel estaremos. Pregunta en la Casa de las Américas (pide por Fernando Uría o Roberto Fernández Retamar) para que nos encontremos inmediatamente ya que me dices que se van el 24.
Qué alegría ver a Clem y verte a ti, cronopio de cronopios! Carol tiene tantas ganas de conocerlos.
Un gran abrazo
Julio
No sé si esta carta te llegará a tiempo. Te mando un cable.
París, 12/1/80
Querido Onetti:
Una vez más encontré todo ahí,162 todo lo que te hace diferente y único entre nosotros. La gran maravilla es que el reencuentro no supone la menor reiteración ni la menor monotonía. Parecería casi imposible después de la saturación que dejan en la memoria tus libros anteriores, pero es así: todo es otra vez nuevo bajo el sol, mal que le pese al viejo Eclesiastés.
Con pocos escritores me ocurre eso. Los leo hasta un punto dado y después pienso, “muchachos, sigan solos, yo me corto en la esquina”. Con los años prefiero leer autores nuevos, probar otras marcas de whisky. Y pasa que tu novela es eso, siempre whisky pero con un sabor que es el mismo y diferente. Pasa que una vez más has escrito un gran libro, y lo que parecía irrepetible se repite sin repetirse, si me perdonás esta jerga que busca abrirse paso y se enreda un poco.
Medina, carajo. Qué tipo sos, Onetti. En fin, tu libro lo voy a caminar mucho por las calles de París (ojalá, alguna vez, de Buenos Aires).
Un abrazo,
Julio
París, 17 de enero de 1980
Mi querida mamá:
Como te lo dije en mi última carta, Carol y yo salimos de viaje dentro de dos días, y estaremos ausentes durante un mes más o menos (creo que volveremos hacia el 25 de febrero). Vamos primero a Cuba, y de ahí a Nicaragua. El viaje lo haremos de aquí a Madrid, donde tomaremos el avión cubano para La Habana.
Antes de salir te mando estas líneas para darte noticias, y espero que a mi vuelta encontraré las tuyas, porque ya hace algunas semanas (desde la carta de Ofelia) que no sé nada de ustedes.
Decile a Ofelia que mañana le envío la misma suma de dinero que les hice llegar hace dos meses, de modo que ella recibirá un aviso del banco y deberá ir a cobrar personalmente. Confío en que esto las ayudará a soportar los gastos de la casa, y cuando vuelva en febrero volveremos a hablar de estas cosas cada vez que sean necesarias.
Aquí estamos en el corazón del invierno, pero es un corazón muy frío. La calle está llena de hielo, hay que caminar tomando precauciones, y aunque hay días de sol, es tan tibio e insignificante que no parece realmente el sol.
Estamos muy bien en el nuevo departamento. Los amigos nos han ayudado muchísimo para instalarnos, y estamos en la etapa final de colgar cuadros y completar los pequeños detalles. La calefacción es muy buena (radiadores de gas) y tenemos muchísima luz que entra por las ventanas de los dos lados. Creo que te dije que hay un balcón que corre a lo largo de tres piezas, de modo que cuando empiece el buen tiempo podremos comer en el balcón, y yo compraré una parrilla con patas para hacer asaditos criollos, que me siguen pareciendo los mejores del mundo. Carol está encantada con la cocina, porque ahora puede cocinar (yo también lo hago, porque siempre me ha gustado compartir las tareas domésticas con mi mujer, no soy de los que se quedan en un sillón fumando mientras la mujer se encarga de las peores tareas...). Hay un gran silencio, podemos escuchar música sin inconvenientes, y como ves nos sentimos muy contentos de la mudanza; la verdad es que nos ahogábamos en el pequeño departamento en que viví tres años.
Bueno, mamita, que estas líneas apresuradas te encuentren bien y lo mismo Ofelia. Espero que no tengan demasiado calor, aunque sé que te gusta y que lo aprovechás. Cariños de los dos a Ofelia. Carol les manda un beso y yo todo mi gran cariño,
Julio
18/1/80
Querida Ana:
Me gusta mucho su trabajo. Va muy lejos y muy hondo.
Le envío el texto sobre el exilio en su versión original,163 y por supuesto la autorizo a reproducirlo en su carpeta si usted lo encuentra aprovechable.
Ojalá nos veamos un día.
Un abrazo grande,
Julio Cortázar
B. P. 33
75022 PARIS CEDEX 01
19/1/80
Joven y soberano amigo:
No sólo nos alojamos en el hotel Santander (al divino cohete, sin hablar de que es horrendo) sino que tu servidor vino con un frío glacial a esperar la hora de apertura de la galería. Por supuesto, no estabas ni estarás. Jamás entenderé este lío de fechas, pues creo recordar haberte hablado del 19, día en que todavía estoy mientras te escribo.
Tu expo es bellísima y está estupendamente presentada. Nunca vi así tus cuadros (ya se sabe que vos los mostrás muy mal) y nunca me alegré más de haber participado modestamente en tu catálogo.
Nos veremos a mi vuelta en febrero. Te felicito y te abrazo mucho,
Julio
22 de enero de 1980
Compañera
Haydée Santamaría
Querida Haydée:
El cesto de frutas hará tanto bien a Carol como el tratamiento médico que ya le están aplicando. El cariño es a veces más fuerte que las drogas, y se lo agradecemos con todo nuestro corazón.
Pienso que nos veremos en el acto inaugural del viernes, y que tendremos la oportunidad de hablar de tantas cosas que nos son comunes. Sabemos la gran pena que estás pasando en estos días, y la compartimos. Hasta muy pronto, gracias otra vez y un gran abrazo de
Julio
y
Carol
París, 25 de febrero de 1980
Querido Juan Carlos:
Me pescaste “al vuelo”, pues acabo de volver de Nicaragua y Cuba, y encuentro tu carta. Te la respondo al raje, porque tengo millones de tareas de esas que los entendidos llaman “comprometidas”, y que en todo caso llevan una enormidad de tiempo.
Primero, tu libro: Me mudé, como creo que sabés, hace poco, y mis papeles están todavía en un desorden horrendo. ¿Yo tengo una copia de tu manuscrito, o no? He mirado un poco al recibir tu carta, y no la veo por ningún lado. ¿Sería posible enviarme otra? La leeré en seguida, y desde luego te contestaré con toda sinceridad sobre esa presentación. Me niego desde ya a recibir el menor pago por ese trabajo; si lo hago, será porque me gusta el libro, que eso quede bien claro: la amistad y la editorial quedan y deben quedar al margen.
Gracias por tu envío, la maqueta de Los premios me parece bien;164 por cierto que también encontré 3 ejemplares de Rayuela, que ha quedado muy bonita. Tomo nota de todo lo que me decís sobre el futuro: liquidaciones, etc; en cuanto a mi próximo libro165 (que serán 11 cuentos, ya escritos pero todavía en la incubadora hasta finales de este mes) ya lo discutirán Ugné y vos llegado el momento. Personalmente me gustaría mucho que sean ustedes los editores, y confío en que no haya problemas mayores.
Termino con un pechazo: en Nicaragua hace falta de todo, desde aspirinas hasta enciclopedias, y yo he vuelto con un gran plan de agit-prop en favor de ese país tan maravillosamente corajudo. Puesto que los libros son una de las carencias más evidentes en este momento, ¿aceptaría Bruguera que uno de sus autores y amigos, yo en este caso, le pida el envío de unos paquetes de libros como contribución a la tarea cultural de la Junta de Reconstrucción? Pienso que una selección de libros de bolsillo de ustedes llegaría como un maná; no se trata de enviar cantidades, sino lo que ustedes crean posible sin que signifique un drenaje excesivo para la economía de la casa. Si lo creés viable, en ese caso los paquetes deberían ser enviados a nombre del Ministro del Interior, Comandante Tomás Borge, Ministerio del Interior, Managua, Nicaragua. Sería bueno en ese caso unas líneas tuyas a Tomás explicándole que el envío lo hace Bruguera luego de mi intervención en el sentido de explicarte a vos las necesidades del país.
Y desde ya, si es posible la cosa, muchas gracias.
Me quedo en París hasta comienzos de abril. Un abrazo fuerte,
Julio
París, 26 de febrero de 1980
Mi querida mamá:
Acabamos de regresar de viaje, y encuentro una carta de Ofelia que me ha tranquilizado mucho con respecto a tu salud, pues me dice que después de los exámenes a que te sometieron, no se ha encontrado nada que pueda preocupar o requerir un tratamiento de urgencia. Cuando salimos de París yo ignoraba estas noticias, y durante todo mi viaje pensé muchas veces con preocupación en tu estado de salud, pero ya ves que a mi vuelta me esperaba una buena noticia. Me alegro muchísimo por vos, pues estoy seguro de que los tratamientos que te hacen darán pronto su resultado y que no tendrás más molestias desagradables. Comprendo que estés sin ánimos para escribirme directamente, pero no dudo de que Ofelia me tendrá al corriente hasta que vuelvas a tomarle cariño a la pluma.
Ofelia me dice también que pudo cobrar esa suma de dinero que les mandé antes de irme, y eso también es una buena noticia porque a veces esas transferencias bancarias llevan un tiempo interminable. Espero que ese refuerzo les sea útil, ya que estoy demasiado bien enterado de la situación económica en la Argentina y comprendo que cada cosa cuesta un Perú.
Nuestro viaje fue excelente, y aunque nos fatigamos bastante pues vimos e hicimos muchas cosas, la salud respondió muy bien. El comienzo fue inquietante porque apenas habíamos tomado el avión para viajar de París a Madrid, Carol tuvo un ataque fulminante de ciática (es el segundo, de modo que habrá que hacerle un tratamiento de fondo) y el viaje hasta Cuba fue muy penoso para ella, pues apenas podía moverse; te imaginás en los hoteles, escaleras, aviones, etc. Pero una vez en La Habana, un médico excelente se ocupó de ella, estuvo dos o tres días quieta en el hotel, y se mejoró perfectamente. Una semana después volamos a Nicaragua, país maravilloso que deseábamos volver a ver, y ahí pasamos quince días aprendiendo innumerables cosas y recogiendo materiales para ayudar a nuestra vuelta en la campaña de solidaridad que se lleva a cabo para ayudar a ese pequeño país tan destruido por la guerra contra el infame Somoza. Yo ahora tengo mucho trabajo aquí en ese sentido, televisión y congresos diversos en los que voy a hablar de Nicaragua para conseguir una mayor ayuda; son tareas extenuantes pero que vale la pena hacer, como todo lo que he hecho y sigo haciendo por los pueblos de mi país, el chileno, el uruguayo... la lista es bien larga, lo sabés.
Encontramos nuestro nuevo departamento en muy buen estado, y ahora nos dedicaremos poco a poco a completarlo pues le faltan todavía muchas cosas, pero eso es una tarea agradable que se va haciendo sin apuro y a medida que a uno se le ocurren ideas. La calefacción anda muy bien, y tenemos espacio de sobra, cosa que todavía nos maravilla después de haber vivido como piojos en costura en el departamento de Saint-Honoré.
Bueno, creo que por ahora éstas son todas nuestras noticias; cuando revelemos las muchas fotos que tomamos por allá, te mandaré algunas para que nos veas durante el viaje.
Mis mejores cariños a Ofelia, decile que le agradezco su carta y que ésta es también para ella porque no tengo tiempo para escribirles a las dos por el momento. Carol les manda un beso, y yo todo mi gran cariño de siempre,
Julio
París, 6 de marzo de 1980
Querida mamá:
Unas pocas líneas antes de irme a Italia, para decirte que recibí tu linda carta y que me alegró mucho ver que habías tenido de nuevo ganas de escribirme de puño y letra (dicho sea de paso, tu escritura es muy hermosa como lo fue siempre, y provoca la gran admiración de Carol, que me dice que yo debería haber tomado ejemplo!).
Estamos muy bien, y a mi vuelta de Italia te escribiré de nuevo. Trabajo muchísimo para ayudar a los nicaragüenses (o nicaraguayenses, o simplemente “nicas” como se llaman ellos mismos) a reconstruir su pequeño país devastado por la guerra. Creo que vamos obteniendo cada vez más ayuda internacional, pero a costa de un gran esfuerzo, paciencia y actividades múltiples.
Te mando un folletito sobre mi presentación en el Barnard College de Nueva York el mes que viene. Creo que te interesará tenerlo como un resumen de todo lo que va a pasar allá durante una semana.
Te escribo de nuevo muy pronto. Cariños a Ofelia, y para las dos muchos afectos de Carolita.
Tu hijo que mucho te quiere.
Julio
París, 8/3/80
Querida Ana:
Vuelvo de Nicaragua y encuentro su carta.
El texto se puede abreviar, si el proyecto sigue adelante. Hágalo usted y mándeme los dos textos para ajustar la cosa. No tengo vanidades inútiles en este aspecto.
Me voy el 12 de abril por un mes a los Estados Unidos.
Un abrazo,
Julio Cortázar
París, 14 de marzo de 1980
Querida Rosario:
No, no me incomodas con tu insistencia, en ese sentido puedes quedarte tranquila, pero yo a mi vez tengo la obligación de explicarte por qué me rehúso a cualquier tipo de encuentro fuera de mi doble obligación con el Barnard College y con el City College.166
La cosa es simple y penosa a la vez. Desde que se supo que iría a los Estados Unidos, empezó un verdadero diluvio de invitaciones, que no solamente abarcaba diversas universidades, sino todo tipo de centros (de poesía, políticos, etc.) y de asociaciones. Como me conoces y sabes que me siento mal en público, decidí rechazar amablemente todas las invitaciones, incluso las más informales. Es fácil comprender, entonces, que toda excepción que yo hiciera ahora sería una ofensa bastante penosa para quienes me habían invitado hace muchos meses sin resultado.
Hace apenas cuatro días he escrito a un Centro Argentino de Información, que desde el año pasado me buscaba para una rueda de prensa (“informal”, claro, siempre se dice eso); una vez más he declinado la invitación por las mismas razones que me obligan a declinar la que me haces tú.
Iré a New York para cumplir mi trabajo, y me negaré a toda otra aparición en público. Knopf ha tenido la buena idea de imprimir una brochure167 en la que vincula mis charlas en Barnard con la publicación de mis libros, pero todo se limita a eso y yo no estoy obligado a aceptar ninguna presentación personal.
Ya ves, Rosario. No quisiera que esta negativa pueda parecerte inamistosa, aunque te apresuras a decirme que no es así; de todos modos te doy todas las explicaciones necesarias para que no pienses en un capricho personal, sino en una línea de conducta que quiero y debo mantener.
Ojalá podamos vernos y charlar un buen rato en alguno de mis días libres. Hasta entonces, pues, con un abrazo cariñoso,
Julio
París, marzo de 1980
Gladysísima:
La cinta de esta máquina sólo puede ser comparada a la de la tuya, o sea que ambas producen palimpsestos de no fácil lectura. Vos y yo, está claro, hemos llegado a esa etapa de enrarecimiento espiritual que puede prescindir hasta de la vulgar escritura; de todas maneras, qué lindo fue recibir tu carta, y cómo a vos también te va a parecer schön que te lleguen estas líneas, no me vengas con disimulos.
Por lo demás te llegan por milagro, pues acabo de desembarcar de Nicaragua y ya me estoy yendo a Italia. A Nicaragua fui por Nicaragua misma, y ahora voy a Italia por Nicaragua, no sé si me explico pero es clarísimo, o sea que me rompo todo para conseguir una mayor solidaridad de estos roñosos europeos con ese pequeño y maravilloso país que se quitó de encima a Somoza pero no así la miseria y el subdesarrollo más totales. Entre dos aviones, trato de ponerme al día con algunos amigos que tienden a putearme por mis silencios, y aunque no perteneces a esa categoría me alegra que tu carta haya llegado en buen momento para reciprocarte, cual hubiera dicho mi tía. La única joroba es que no encuentro el sobre, donde sin duda pusiste tu dirección, de modo que le mandaré ésta a Fernando con la esperanza de que no se haya mudado de la calle Roca; por las dudas pondré tu nombre completo en el C/O porque nunca falta un cartero inteligente que termina por localizar al más perdido.
Vos y yo tenemos evidentemente una fijación con las gallinas; tus historias con esos pobres volátiles me divirtieron mucho. Me enteré de que en Cuba los locos del instituto psiquiátrico tienen a su cargo una granja avícola que produce la mayor cantidad de huevos de toda la isla: un mínimo de imaginación basta para concebir las relaciones entre las desventuradas gallinas y sus cuidadores, aunque probablemente sea al revés y todo el mundo esté satisfecho en la granja.
Usté, señora, se me deja de paros cardíacos y otras manifestaciones de huelga que como es sabido son siempre subversivas y por lo tanto antipatrióticas. Yo tengo épocas en que el pescadito intercostal, como le llamo, se me pone de malhumor y me hace un teatro que para qué te cuento. En esos casos lo mejor es hablarle como a un gato y siempre acaba por ronronear y calmarse. No te digo que te cuides porque sería decirte una idiotez, siendo ya grandecita como sos, pero en cambio sí te digo que me vuelvas a escribir cualquiera de estos días. No te hablo de lecturas porque hace rato que no tengo tiempo para leer lo que a mí me gusta (y que vos y yo compartimos desde aquellas famosas sesiones con Narraciones Terroríficas, ¿te acordás?). La vida me obliga a leer geopolítica, date cuenta de la palabra, que parece una escupida; menos mal que de cuando en cuando se me ocurre algún cuento y me divierto un poco pergeñándolo; si todo va bien este año sacaré otro libro que tendrá un título especialmente a tu gusto, espero: Queremos tanto a Glenda.168
Me gustaría que Un tal Lucas te haya llegado a las manos, porque en esos cuentitos hay muchos que son terreno común entre vos y yo. Nunca entenderé cómo lo dejaron salir en la Argentina después de lo que había pasado con el anterior, pero la vida es una sorpresa, señora.
No me pegues, pero hice un disco de tangos aquí en París, mirá lo que son las nostalgias. La música es de Cantón, y los canta el Tata Cedrón. Va a salir dentro de un par de meses, y se llama Veredas de Buenos Aires.169 A mi edad... Pero es que yo siempre fui un sentimental, un tierno y un cursi, y lo mejor es que no lo lamento.
Animate, mandame noticias (si hay gallinas, mejor). Mis cariños a los muchachos y sus cónyuges. Un beso con chasquido,
Julio
4, rue Martel
75010 PARÍS
París, 21 de marzo de 1980
Mi querida mamá:
Te envío estas líneas por expreso con la esperanza de que te lleguen a tiempo para desearte mucha salud en tu cumpleaños. Acabamos de regresar de Italia, donde estuvimos una semana, y desde allá comprendí que era imposible escribirte porque hay una situación bastante grave en materia social y política, y el correo está muy perturbado, hay huelgas continuas, y las cartas terminan por perderse. Pensé entonces que era mejor volver a París y desde aquí enviarte mi carta por expreso.
Como te digo, regresamos ayer, después de varios días en que yo trabajé en Génova y en Milán, participando en actos públicos en favor de Nicaragua. Como ya te lo he dicho en otra carta, entiendo que es necesario ayudar a este país hermano que hace frente a grandes dificultades después de haberse liberado de la tiranía de Somoza. Mi participación tiene la ventaja de que como cuento con muchos lectores, la gente me escucha con interés y muchas veces eso se traduce luego en formas prácticas de solidaridad, tales como las que necesita Nicaragua. (Para darte una idea de cómo está ese país, te diré que Carol y yo visitamos los hospitales de Managua, y allí vimos a niños que no tienen cama y duermen en mantas sobre el suelo; faltan los remedios más elementales, y la mortalidad es enorme por falta de médicos y tratamientos.)
Encontramos todo bien en París. Estábamos un poco inquietos porque antes de irnos, recogimos a una gatita que andaba perdida en la escalera, y que naturalmente se instaló en casa como todos los gatos cuando se les da de comer y un poco de cariño. No nos gustaba dejarla sola toda una semana, porque es muy joven, pero hablamos con la portera que es muy gentil, y ella subió varias veces a cambiarle el agua y darle la comida que habíamos dejado preparada. La encontramos muy bien, pues, y muy contenta de volver a vernos. La hemos bautizado Flanelle (Franela) y nos divierte verla jugar en el departamento; por suerte ahora hay lugar suficiente para todo el mundo.
Ahora tengo que empezar a prepararme para el viaje a los Estados Unidos, donde pasaré una semana enseñando en la universidad de Columbia, en Nueva York, y luego iré con Carol al Canadá para ver a su hijito y pasar algunos días con él antes de volvernos a Francia. Saldremos de aquí el 12 de abril, y volveremos hacia el 15 de mayo. Ya ves que es un viaje largo, que espero nos resulte interesante; a mí me gusta mucho Nueva York, y me alegro de poder verla otra vez.
Espero que estas líneas te encuentren muy repuesta, y que pases tu cumpleaños sintiéndote bien y saboreando alguna golosina “especial” como corresponde en estas ocasiones. Decile a Ofelia que le mandamos muchos cariños, y Carol promete enviar fotos apenas estén listas en el laboratorio. Yo te abrazo muy fuerte, y te deseo una vez más mucha salud y tranquilidad,
tu hijo que te quiere,
Julio
30/3/80
Querido hermano:
Dos líneas “al raje”. Entre los nicas y los salvadoreños me tienen loco. Vuelvo de Italia donde hablé en Génova y Milán para aumentar la solidaridad con Nicaragua (+ Sorbona + TV + entrevistas... ¡Joder!).
Miguel me pasó el parte. O.K., lo mejor es hacer circular una lista, juntar plata y mandarla, por lo menos Miguel lo piensa así y creo que tiene razón.
Me inquieta lo que me decís de tu salud. Mandá dos líneas pronto, nos vamos a N. York el 12 (hasta el 15 de mayo).
Bravo y rebravo por la Guggenheim (que siempre me hace pensar en Barney Guggle, una tira cómica). Y viva desde ya Manuel Sendero!170
Besos a Angélica y a los pibes. Me encanta que a Angélica le hayan gustado los cronopios.
Carol los besa mucho,
y aquí te va todo mi afecto,
Julio
4, rue Martel
75010 PARIS
París, 31 de marzo de 1980
Mi querida Haydée:
Te debía una carta desde hace tiempo, pero a mi vuelta a París me encontré con un trabajo abrumador del que apenas empiezo a salir. Lamenté mucho que nos cruzáramos en Nicaragua, pues nosotros volvimos un par de días antes de que tú fueras para el homenaje a Sandino; hubiera sido muy hermoso estar allá contigo y con Roberto, pero las fechas eran incompatibles. Nos alegró pensar que habrás estado con los compañeros “nicas” que tanto queremos, Cardenal, Sergio y Tomás Borge, sin hablar de muchos otros igualmente entrañables, y sobre todo tan cerca de ese pueblo admirable que hemos aprendido a amar profundamente.
Por cierto que ese amor es de los que matan, como dice la gente, porque aquí me entrego noche y día a hacer todo lo posible para multiplicar la solidaridad internacional con Nicaragua. Televisión, entrevistas, discursos en la Sorbona, en Italia, en fin, una verdadera vida de escritor burgués, como ves... Los resultados son buenos, y se comprueban de día en día; incluso hay cosas emocionantes, como por ejemplo recibir, después de mis palabras en la TV, una carta de jóvenes alumnos de un liceo francés que están haciendo lo imposible por reunir materiales para la campaña de alfabetización, desde lápices hasta cuadernos. Cosas así dan ánimo y ganas de seguir adelante. Y además nos ocupamos también mucho del Salvador, porque eso está de lo más... interesante. Ojalá, ojalá!
Escribí un par de artículos sobre mi visita a Cuba,171 que mandaré cuando se publiquen en España y diversos diarios latinoamericanos, pues creo que es también de mi deber salir al paso a todos los que se obstinan en calumniar y criticar la Revolución. Y ahora tengo que preparar unas páginas sobre don Ezequiel Martínez Estrada,172 que Roberto me pidió para la revista de la Casa; ya se las mandaré pronto.
He estado pensando mucho en lo que observé en el trabajo del jurado cuando estuve con él en Cienfuegos, y llegué a algunas conclusiones que acaso sea útil exponerte. A mí me pareció que el premio, dada la enorme apertura y extensión que ha alcanzado, puede llegar a crear problemas de constitución del jurado y trabajo de selección de originales. Entonces, como sigo creyendo que es necesario mantener el premio sobre una base anual, se me ocurrió que quizá no sería una mala idea hacer una división de categorías, de manera que por ejemplo poesía y teatro se consideren cada dos años, y así sucesivamente con los otros géneros. Quiero decir que habría un premio anual, pero abarcando solamente la mitad de las categorías. Por un lado esto mantendría todo el prestigio del certamen; por otro, permitiría seleccionar mejor a los jurados, puesto que finalmente no somos tantos los latinoamericanos disponibles para esa tarea. Y además se daría una mayor oportunidad para que en el plazo de dos años en vez de uno, se acumulen nuevas creaciones en cada género, con mayores probabilidades de premiar textos aún mejosre mejores.
(Perdóname, esta máquina se ha vuelto loca.)
Desde luego ésta es una reflexión de aficionado, puesto que yo no conozco “desde dentro” el mecanismo y las dificultades organizativas del premio, pero lo he hablado aquí con algunos amigos, y todos ellos han coincidido en que la enorme extensión que abarca anualmente el premio podría en algún caso disminuir la calidad de los jurados, de los originales, e incluso la eficacia del trabajo de selección.
Bueno, te hablé de esto como si estuviéramos tomando un café en La Habana, que es como se debe hablar con los amigos. Ahora quiero agradecerte una vez más, en nombre de Carol y mío, tu generosidad de siempre y las múltiples atenciones de que fuimos objeto durante nuestra estancia en Cuba, sin olvidar las hermosas bicicletas que hubiéramos querido emplear más pero que de todos modos nos permitieron algunos paseos muy hermosos (uno de ellos acabó bajo el agua, porque este invierno fue bastante malo como sabes...).
De nuevo muchas gracias, y hasta pronto, con todo nuestro afecto y nuestra solidaridad,
abrazos de Carol y de
Julio
París, 31 de marzo de 1980
Querido Régis:
El otro día te vi de lejos en la manifestación frente a la embajada argentina, pero cuando quise acercarme al final habías desaparecido como un djinn y me quedé con las ganas de hablar un momento con vos. No importa, esto nos ocurre desde hace muchos años pero lo mismo hay un diálogo entre nosotros, estoy seguro.
Muchas gracias por enviarme Le Scribe; ahí está, con su hermoso Carpaccio en la cubierta, llamándome a una lectura para la cual sólo me falta el tiempo, pero que llegará pronto. El tiempo, sí, me imagino que también vos lo necesitás y que te falta continuamente. Por ejemplo, aquí estoy yo haciéndote perder cinco minutos. Pero verás por qué.
En casa de María Teresa cambiamos unas palabras sobre Sin Censura, y me dijiste que el número 0 te había parecido bien. Te lo envío junto con el 1 y el 2, en caso de que no los tuvieras. Los fundadores, es decir Solari Yrigoyen, Osvaldo Soriano, Carlos Gabetta y yo, estamos contentos de la acogida que ha tenido; el problema es que no hay dinero para publicar más que uno o dos números. Varias fundaciones han prometido ocuparse (en Suiza y los USA, creo) pero nos damos cuenta de que habría que obtener rápidamente algún financiamiento. A la luz de los tres números publicados, creo que valdría la pena continuar la publicación. Si estás de acuerdo en esto, paso a decirte que Gabetta habló con Antoine Blanca (no sé si se escribe así) quien le dijo que Gaston Deferre podría, si quisiera, ayudar a la publicación.
Yo me acordé (la gratitud tiene buena memoria) que una vez vos interviniste ante Deferre cuando yo andaba buscando mi naturalización francesa. Pienso ahora que acaso podrías hacer algo en lo que se refiere a Sin Censura. Antoine Blanca le dijo a Gabetta que él estaba dispuesto a ir a Marsella para hablar con Deferre sobre el asunto; tal vez si vos adelantaras una referencia favorable, todo funcionara mejor.
En fin, no sé, me muevo en un terreno que desconozco totalmente, y si la cosa no te parece factible o útil, no tenés más que decírmelo. Me voy a Nueva York el 12 de este mes. Por lo que pudiera ser, te dejo las señas de Carlos Gabetta, que es el corazón de Sin Censura y el que comprende de estas cosas a fondo. Vive en 9, rue Turgot, 9ème, y su teléfono es 526-7528.
Ouf, qu’est-ce que ça m’emmerde de t’enmerder comme ça.173 Pero es así, los tiempos quieren que casi siempre llamemos a nuestros amigos para complicarles la vida y jorobarlos.
Gracias, y un abrazo
Julio
Julio Cortázar
4, rue Martel
75010 PARIS
Tel: 824-6138
París, 6 de abril de 1980
Querido Fernando:
Tu carta se cruzó con una mía a Haydée, en la que le hacía algunas reflexiones sobre el Premio; creo, pues, que cuando te llegue ésta, ya estarás enterado de lo que piensa ella de mis sugerencias.
Lo de las cassetes tendrá que esperar un poco más; yo me voy a los Estados Unidos dentro de una semana y cuando vuelva, el festival de la cultura cubana habrá terminado si mis recuerdos sobre las fechas son buenos, de modo que será difícil que vea a Roberto. De todas maneras, como tengo que escribirle en estos días, le dejaré mi teléfono por si él se queda un poco más; yo estaré de regreso entre el 15 y el 20 de mayo, pero no te preocupes por las cassetes, pues ahora que me has indicado la marca que hay que comprar, las conseguiré ya sea en Nueva York (lo cual tendría su gracia... política) o en París; y en seguida te las mando por valija diplomática. Quedamos, pues, en eso.
Roberto me manda un telegrama recordándome un texto que tengo que escribir sobre (según él) Leopoldo Marechal. Se ha olvidado de que telefónicamente quedamos en que yo escribiría sobre Martínez Estrada, con recuerdos personales de cuando lo conocí en Buenos Aires. Díselo ya, para que arregle el entuerto si lo hay, y también que avisé a Adoum y a Juancito como habíamos convenido.
Carol y yo queremos agradecerte una vez más todas las infinitas gentilezas que tuviste para con nosotros en La Habana y en Cienfuegos. Ya sé que para ti son moneda corriente, porque eres bueno y gentil por naturaleza, pero nosotros vivimos en un mundo en el que la gente así no abunda, muy al contrario; es bueno saber que cuando se va a Cuba o a Nicaragua, la amistad se abre como una gran flor hermosa.
Hasta siempre, con un beso de Carol y un abrazo fuerte de
Julio
Afectos a Conrado que tanto se preocupó por nosotros.
París, 7 de abril de 1980
Querido Roberto:
Ya le adelanté a Fernando Uría, al responder a un mensaje suyo, que te estabas confundiendo de homenaje. Recordarás que por teléfono quedamos en que yo escribiría unas páginas sobre Martínez Estrada y no sobre Marechal, pero tu telegrama cita a este último y también el mensaje de Fernando. Espero que esta confusión no perturbe tu ya complicado trabajo para armar el número de homenaje a los amigos desaparecidos.
Avisé en seguida a Juancito y a Adoum, y espero que cumplirán puesto que los dos estuvieron de acuerdo. Tal vez si también a ellos les has cablegrafiado, tu memento les sea útil porque aquí todos tenemos un trabajo bárbaro y a veces se nos mezclan un poco las cosas y los calendarios.
Me voy a Nueva York el sábado, y volveré el 15 de marzo. Me entero por Uría que Adelaida y tú vendrán a París. Si te quedaras hasta esa fecha, te doy ya mismo mi teléfono para que nos busques: 824-6138. Tengo una historia de cassetes con Uría, pero si no alcanzamos a vernos para que te las pase, las mandaré por la valija más tarde.
En este mismo momento todos los diarios de París claman al altísimo con motivo de los incidentes en las embajadas del Perú y de Venezuela. Las informaciones son desde ya tendenciosas, pero espero que esta vez los servicios diplomáticos y noticiosos darán todas las aclaraciones necesarias; de lo contrario y una vez más nos veremos, los amigos de Cuba, solos para hablar frente a una ofensiva que esta vez se está sirviendo a fondo de la superficie de los hechos (cf. el editorial de Le Monde de hoy, martes 8 de abril).
Ojalá podamos vernos aquí; de todas maneras hasta siempre, con afectos para Adelaida y para ti de Carol y de tu amigo,
11 de abril de 1980
Querido Alberto:
Por el Tata supe que te habías ido al Brasil, y ahora tu carta me trae más noticias. Veo que no has andado muy bien en estos últimos tiempos, cosa que me apena mucho porque cuando recibí las noticias sobre tu exposición, y una carta tuya donde me hablabas de tus trabajos sobre el texto de Stendhal, pensé que todo iba mejor que antes.
De todos modos, pienso que acaso hayas hecho bien en irte al Brasil, a veces hay que arrancar como el toro que se larga al medio de la arena y lo manda al quinto carajo al torero. Comprendo tus dificultades, pero no me extrañaría nada que tus cosas se arreglen bien por allá. Por lo que a mí respecta, me alegro mucho de que me hayas mencionado a Mario Gruber. Yo lo conocí en París hace unos años, pues un muy querido amigo que murió más tarde y que se llamaba Cley, me puso en contacto con Mario y alguna vez pasamos muy buenos momentos viendo su pintura y charlando en su atelier de París.
Por eso le he escrito unas líneas que te adjunto, y te digo que vayas inmediatamente a verlo y se las dés. Mario puede orientarte mejor que nadie, pienso, pues conoce el medio local y es un hombre tan sensible como talentoso. Ojalá nazca una amistad entre ustedes, porque eso será para vos un baluarte en esta primera etapa.
No sé nada de los venezolanos. En julio me voy con Carol a México, a pasar dos meses, y desde allá voy a organizar una gran ofensiva informativa, pues los amigos de las galerías mexicanas están lógicamente bien enterados de lo que pasa en Caracas, y me aconsejarán. Yo te tendré al tanto de cualquier cosa.
Estuve con el Tata y Margarita hace una semana, vinieron a casa a cenar y lo pasamos muy bien. No sé si sabés que el Tata grabó un disco con tangos de Cantón y letra mía; cuando salga te lo haremos llegar, porque creo que hay algunos que te van a gustar mucho.
Bueno, viejo, mañana a la mañana me voy a Nueva York por unas conferencias. Vuelvo dentro de un mes a París, o sea que a partir del 15 de mayo me encontrás aquí por cualquier cosa. Te pongo al pie mi nueva dirección para que me escribas directamente; no dejes de hacerlo para encontrar noticias tuyas a la vuelta.
Carol te manda muchos afectos, y yo un abrazo muy muy fuerte,
Julio
4, rue Martel
75010 París
11/4/80
Querido Félix:
Ahora sí,
todo llegó, albricias!
Tu libro, gran regalo para el verano en esas horas en que leer es de nuevo la maravilla de la infancia. Gracias!
Nº (número) insensato sobre J. C.:
Vuelvo a París el 15 de mayo. Inmediatamente te envío:
a) Fotos
b) Algún texto
c) Una página manuscrita174
Ya ves, ahora no tengo tiempo pero sí alegría
y lo que prometí lo cumpliré, coño.
Besos a Paquita de Carol y míos y todo mi cariño
Julio
Che, espero que entre el 15 y el 20 estés aquí y nos veamos. Telefoneá.
Nueva York, 14 de abril de 1980
Querida mamá:
Desde hace tres días, Carol y yo estamos en Nueva York, como creo que te había anunciado en una carta anterior. Justo al salir de París recibí tu larga carta del primero de este mes, y me alegró mucho saber por vos que te sentías mejor después de ese período de enfermedad bastante largo por el que pasaste. Te imaginas si me alegro, y si te deseo que tu salud siga cada vez mejor en los próximos meses.
Nosotros vamos a quedarnos unos diez días en Nueva York. Tengo una conferencia esta tarde en el Barnard College, de la Universidad de Columbia, y el martes que viene otra en el City College. Me voy a ocupar de la literatura latinoamericana a la luz de lo que ocurre en estos tiempos en nuestros diferentes países. Tema difícil y espinoso, pero en el cual es necesario decir grandes verdades, sobre todo a los jóvenes estudiantes universitarios que no siempre ven claro cuando se trata de nuestros países y de muchos otros del continente. Una vez terminado mi trabajo (además de diálogos con estudiantes, entrevistas, etc.) nos quedaremos unos días descansando en la ciudad, donde hay tanto que ver, y luego iremos a Washington; allí tengo unas reuniones durante tres días, tras de lo cual volaremos a Montreal para encontrarnos con el hijo de Carol. Allí yo podré descansar de estas fatigas que sin duda me van a cansar bastante; Montreal me gusta mucho como ciudad, allí conocí a Carol y me gustará volver a andar por las calles y encontrar algunos artistas y escritores canadienses. Hacia el 15 de mayo estaremos de vuelta en París.
Aquí estamos muy bien alojados en un departamento reservado a los escritores invitados por el Barnard College. Es muy cómodo, está al lado de los edificios de la universidad, y tiene mucha luz. En los momentos libres se puede leer o escribir con mucha comodidad y silencio, cosa inapreciable en esta ciudad tan afiebrada y llena de ruidos.
En París terminé un nuevo libro de cuentos, que serán publicados dentro de pocos meses por una editorial mexicana. Esta vez no puedo darlos a mi editor argentino porque hay algunos cuentos175 que no podrían publicarse en las condiciones actuales, de modo que tengo que recurrir a otro editor como ya me pasó con el otro libro de cuentos. Me da mucha pena, porque sé que el libro no podrá ser leído allá, pero sigo pensando que las cosas no tienen por qué durar siempre, y en todo caso yo debo seguir mi camino tal como lo he trazado hace mucho. Sé que me comprenderás.
Hemos seguido ocupándonos mucho de Nicaragua, tratando de conseguir una mayor ayuda para sus planes de alfabetización; me parece que se están logrando buenos resultados en ese terreno, y también aquí vamos a hablar de esos problemas cada vez que yo tenga alguna entrevista pública o periodística. Carol escribió un texto muy bonito sobre los niños nicaragüenses, y sacó muy buenas fotos de ellos; con eso pensamos hacer un librito que se publicará en México si todo va bien. Yo traduciré el texto del francés al español, y el producto del libro176 será destinado a la campaña de educación nicaragüense. Como ves, no me falta trabajo...
Bueno, mamita, decile a Ofelia que la próxima carta es para ella, probablemente desde el Canadá. Que las dos sigan muy bien, cariños de Carol, y para vos un beso y todo el afecto de tu hijo
Julio
París, 16/5/80
Querida Eva:
Vuelvo de viaje y encuentro su carta de abril. La idea del disco es interesante, aunque no veo claro cómo podría articularse el doble plano música/relato. En todo caso tengo que decirle que desde julio a diciembre estaré lejos de Europa (México y California), de modo que no me sería posible colaborar en caso de que usted decidiera llevar la cosa adelante. Desde luego si voy a Barcelona antes de julio, la llamaré en seguida para que nos veamos, y en una de esas encontramos un camino; pero no estoy nada seguro de hacer ese viaje hasta el año que viene.
Me alegro que encontrara el disco con las canciones recogidas por Federico. ¿Sería posible hacer una cassette, si usted va a guardar el disco? La verdad es que amo mucho esas melodías. Pero no se preocupe si es complicado.
En septiembre/octubre saldrá el volumen que contiene “Clone”. Se lo enviaré de inmediato.
Afectos de Carol, y un abrazo de su amigo
Julio
Ojalá me llegue el día de escuchar la Zipper Cantata!
París, 17 de mayo de 1980
Querida Ofelia:
Acabamos de volver de los Estados Unidos y el Canadá después de un mes de viaje; encontré aquí una carta de mamá y sé que las dos están bien, lo mismo que nosotros. Nuestro viaje resultó muy bien aunque yo tuve mucho trabajo, pero al final pude descansar unos días en Montreal, cosa que me hacía falta. Ahora tengo un mes y medio para arreglar diversas cosas en París antes del gran viaje que empezará a fines de junio y que nos llevará primero a México y luego a California, y que durará hasta fin de año. Como ves, no me quedo quieto por mucho tiempo, pero mientras la salud me lo permita seguiré viviendo a mi manera, yendo de un lado a otro.
Por una alusión que hace mamá en una de sus cartas, creo entender que Perla Rotzait empezó a ocuparse de ese asunto del departamento del cual hablamos vos y yo hace un tiempo. Como no tengo contacto directo con Perla, me gustaría saber por vos si las cosas se están haciendo como convienen, porque sería bueno que el asunto quedara terminado para tranquilidad de todos. Por eso, si tenés contacto con Perla, mandame unas líneas cuando te venga bien para tenerme al corriente; con todos estos viajes termino por confundirme un poco y tengo la impresión de que ya ha pasado bastante tiempo sin que haya novedades en ese sentido.
Aquí ya estamos en plena primavera, con mucho sol y temperaturas agradables. Nuestro nuevo departamento es mucho más grande que el anterior, y Carol y yo trabajamos cómodamente, con luz y espacio suficientes. Y hablando de trabajar, contame también un poco acerca del tuyo, cómo andan tus cosas; desgraciadamente el día en que yo pueda acercarme por allá no parece demasiado próximo, de modo que tenemos que valernos de las cartas para mantener un poco de contacto.
Bueno, le voy a escribir a mamá para contarle algunos detalles de nuestro viaje, y eso valdrá también para vos, de modo que termino estas líneas y te deseo buena salud y tranquilidad. Dales saludos a los amigos, entre ellos el doctor Romeo, y hasta pronto, con afectos de Carol para vos y un abrazo grande de tu hermano,
Julio
París, 17 de mayo de 1980
Querida mamá:
Volvimos anteayer de Montreal, y encontré tu carta de fines de abril. Acabo de escribirle unas líneas a Ofelia para recordarle que se ocupe de activar un poco las cosas por el lado de Perla Rotzait, que como todos los abogados tiene mucho trabajo y se deja estar si no se la anima un poco, me imagino. Le he pedido que me tenga al tanto de lo que le diga Perla, de modo que no te preocupes, las cosas se irán haciendo.
Nos fue muy bien en nuestro viaje, aunque yo me cansé bastante en Nueva York puesto que tuve conferencias y encuentros universitarios muy variados; el problema de tu hijo es que lo leen tanto que cuando lo pueden acorralar en una reunión y verle un poco la cara, casi lo ahogan con sus manifestaciones de entusiasmo y sus pedidos de autógrafos; los estudiantes son incansables en esto, pero yo lo sé y me conmueve siempre tanto fervor por la literatura y su gran deseo de aprender cosas nuevas de boca de sus autores preferidos.
De Nueva York volamos a Washington donde yo tenía también trabajo aunque de otro tipo, y luego tomamos el avión para Montreal, donde empecé a descansar mientras Carol se ocupaba de su hijo y de ir con él a visitar a su familia en Boston; nos alojamos en casa del ex marido de Carol, que es un escritor muy simpático, y yo pude por fin caminar por la ciudad sin obligaciones de ninguna especie. Montreal es una ciudad enorme y con bastantes cosas para ver, de modo que lo pasamos muy bien esos últimos días. El niño de Carol estaba muy bien, y lleno de entusiasmo a la idea de que va a venir con nosotros a México para las vacaciones de verano. En efecto, he arreglado para tener un sitio tranquilo a orillas del mar desde julio a septiembre, donde Carol y yo vamos a poder escribir tranquilos después de tantos viajes y tareas; el niño podrá jugar y divertirse y pienso que serán excelentes vacaciones. Saldremos a fines de junio de París para ir a buscarlo a Montreal y de allí volaremos a México directamente; mi editor mexicano se está ocupando de todos los detalles prácticos.
Por si no te lo dije antes, agrego que de México (una vez que el niño vuelva con su padre a fines de agosto), Carol y yo seguiremos a California, donde yo he aceptado un curso de tres meses en la universidad de Berkeley. California, que conocí hace cuatro años, me gusta mucho y creo que estaremos muy bien; también allí hay alguien que ya nos ha conseguido un departamento cómodo para trabajar y vivir sin problemas de alojamiento. Como ves, estaremos casi seis meses ausentes de París, cosa que me duele mucho, pero por otro lado estoy decidido a instalarme después por todo el tiempo posible aquí y renunciar a tantos viajes seguidos. Nuestro nuevo departamento es muy lindo, como creo que ya te conté en otra carta, está lleno de sol y hay una gran tranquilidad para trabajar y vivir, de modo que quiero habitarlo de veras el año próximo y no moverme tanto como hasta ahora.
En septiembre u octubre saldrá en México un nuevo libro de cuentos que terminé hace poco, y que por desgracia no se puede publicar por ahora en la Argentina. También será editado en España, pero todavía no sé la fecha de su aparición en ese país.
Carol, por su parte, está muy contenta porque una editorial francesa le va a publicar una novela y un libro de cuentos; hasta ahora lo que lleva escrito se publicó en el Canadá, pero allá los libros tienen poca difusión, de modo que su aparición en Francia significa mucho para ella. Justamente las vacaciones en México y la temporada en California le darán ocasión de escribir con toda tranquilidad, cosa que me alegra; también yo aprovecharé para adelantar un poco más en mi trabajo.
Bueno, mamita, aquí tenés las principales noticias por el momento. Antes de viajar a fines de junio te daré las indicaciones necesarias para que puedas escribirme a México; por ahora espero algunas líneas tuyas aquí en París. Carol te manda un beso (está preparando café, son las ocho de la mañana y el perfume del café llega hasta mi escritorio, cosa que me alegra mucho a esta hora tan matinal), y yo te mando todo mi cariño y también un gran beso,
Julio
París, 18 de mayo de 1980
Gaucho querido:
Llegamos anteayer de Montreal, y lo primero fue una llamada telefónica de una amiga tuya a propósito de tu paso por París y la urgencia en recibir los papeles que me habías pedido. Le dije que los enviaría directamente, y aquí van, con la esperanza de que respondan a lo que esperabas.
Va una serie de fotos, algunas muy actuales y otras del pasado; al dorso figuran los credits (que te ruego hagas constar, porque en las revistas literarias se suele dejar de lado a los fotógrafos, cosa que a estos les duele en el hígado y tienen razón). Va una que quiero mucho, donde estoy con Luis Buñuel y Carlos Fuentes en México; las otras creo que dan una idea de mi cara cuando más joven, y la facha piratesca, apostólica y según algunos castrista del presente. Me dices que serán tratadas con amor y devueltas con esmero, cosa de la cual no dudo; como son ejemplares únicos, les tengo cariño (Narciso no ha muerto, está claro).
Van dos inéditos, que se quedaron al margen de Un tal Lucas;177 son textos “triviales”, que cada vez me gustan más en este tiempo de falsas seriedades. Corrijo: no es que me gusten los textos (aunque también sí) sino la “trivialidad” que en mi caso siempre esconde o trata de esconder otras cosas.
Va también el autógrafo178 pedido para las autopsias de los grafólogos eventuales. Y con eso creo que cumplo con la totalidad de tu pedido, pero si falta alguna otra cosa, dímelo.
Desde luego me duele que nos hayamos cruzado tan tontamente en París, donde espero que lo pasaste bien. Laure Bataillon me dijo que el coloquio había sido un gran pandemonio interesante y enriquecedor en el plano de los encuentros personales, que es para lo que sirven en general estos coloquios. Entre tanto yo, en Nueva York, les explicaba a masas enardecidas de estudiantes lo que es Nicaragua, la Argentina y Chile inter alia, todo eso so pretexto de hablar de literatura. Me alegra haber podido dialogar con jóvenes que en buena medida aprovecharán de los puntos de vista que les expuse y que ellos, deformados por la falsa información que reciben en general, ignoran por completo. De ahí (luego de escuchar jazz cada noche, como buen cronopio nostálgico que conoce los lugares especialísimos donde eso es todavía posible en esa ciudad tomada por el rock y otras mierdas) me fui a Washington a pelear por Sin Censura, que espero hayas visto y a la que te hayas abonado (dicho sea sin presión alguna, por supuesto). A esta altura del partido estaba completamente agotado, porque los encuentros con los estudiantes son una especie de inmensa cama redonda donde cientos de muchachas y muchachos te estrangulan lentamente por amor y te dejan completamente planchado; por eso los diez días que pasé con Carol en Montreal fueron una isla deliciosa, allí pocos me conocen y pude pasearme por la ciudad y tomar vino en los cafés sin que nadie viniera a pedir autógrafos o a confiarme manuscritos breves, de esos que no pasan de las cuatrocientas páginas.
Ahora nos quedamos en París hasta fines de junio, y entonces el gran salto, del que quiero tenerte desde ya al corriente: nos vamos a pasar dos meses y medio a México, donde seré jurado del premio de Nueva Imagen, junto con Gabo y otros cronopios mayores. De ahí volamos a California, donde enseñaré en Berkeley hasta fin de año. No te sorprendas de esta ausencia parisina de seis meses, que me duele mucho pero que es necesaria; romper con algunas etapas de la vida es más penoso de lo que parece, y después de pensarlo mucho he comprendido que era la única manera de poder volver a mi territorio natural sin tener que enfrentar diariamente las secuelas de diez años de una vida en común que se resiste a aceptar que a lo hecho, pecho. No necesito decirte más; desde allá estaremos en contacto cuando sea necesario (y siempre es necesario entre nosotros), o sea que de julio a septiembre estaré c/o Nueva Imagen, y después en el departamento de estudios hispanoamericanos de Berkeley.
Güeno, paisano, aquí le van abrazos para la Paquita, la Lupe y para usté, de la patroncita Carol que ya habla argentino como Martín Fierro, y de su compadre que lo quiere mucho y que se va a dar un atracón de cante flamenco (vía Grande, Félix) este verano.
Todo mi cariño,
Julio
Afectos a Maravall,179 y que me perdone los silencios y los retrasos.
20/5/80
Beatrice, Beatrice, your aerogramme was pure hell, it broke it in five pieces before I could open it and I read your letter as my readers read Hopscotch. It’s O.K. I deserve it right.
How the T.V. plan goes? We’ll meet soon in California, because it’s true I’ll be teaching (?) in Berkeley from September to December. Great, we’ll talk a lot between cronopios. Prepare red wine and an ample lot of patientce (Good spelling, eh?).
The best, the sunniest Carol is eager to meet you too, she’s as nice as a rainbow.
Love,180
Julio
París, 20 de mayo de 1980
Querido Juan Carlos:
A mi vuelta de Nueva York y Montreal encontré tu carta, junto con las tapas de los libros, que me parecen bien. También me alegró saber que te interesaba conocer mi nuevo libro de cuentos; supongo que Ugné te habrá mandado ya el texto, al que le falta un cuento que ya está listo (a última hora decidí cambiarlo por otro que no andaba demasiado bien en el conjunto).
Osvaldo me entregó tu novela; mi respuesta181 va adjunta, y espero tu parecer. Verás que es muy breve, porque yo odio los prólogos y siempre me acuerdo de una frase muy argentina: “Un prólogo es eso que se escribe después, se pone antes, y no se lee ni antes ni después”. En cambio pienso que un par de páginas que reflejen la médula de un libro pueden ser útiles para cualquier lector. Tal vez no estés de acuerdo con mi visión onírica de tu texto, pero ya me lo dirás.
Un detalle técnico con el que estarás o no de acuerdo: a lo largo de la lectura encontré muchas veces que pasás bruscamente (a veces dentro de un mismo párrafo) del pasado al presente. Esto, que es válido cuando se termina un pasaje completo del relato, me parece discutible cuando ocurre en el curso de un momento (digamos, invento un ejemplo: “Juancito cebó un mate y se lo alcanzó a Pedro. Julián lo mira sin decir nada... etc”). Puede que sea perfectamente correcto, pero para mí es una cuestión de “oreja”, hay un choque verbal que me molesta. En las páginas 276 a 278 encontrarás esos cambios de tiempo de manera muy marcada. En fin, a lo mejor es cosa de manía personal solamente; a mí me reprochan todo el tiempo mi manera de poner (o más bien de no poner) comas. Cosa de respiración, y en tu caso vaya a saber el motivo. Me acuerdo que mientras lo ayudaba a Lezama Lima a revisar la edición mexicana de Paradiso, le dije: “Hay páginas en que has metido demasiadas comas, que rompen el sentido de las frases y complican las cosas”. Me contestó: “Lo que pasa es que como soy asmático, mi ritmo de escritura tiene que coincidir con mi ritmo respiratorio”. Me dejó K.O. de una sola piña, no te parece?
Bueno, me quedo en París hasta fines de junio (después, tres meses en México y casi tres en California, de manera que va a ser una larga ausencia, pero ya te daré direcciones para mantener el contacto). Quiero agradecerte profundamente tu generosidad en lo que toca a los libros para los nicas. Le vas a dar una alegría inmensa a Tomás Borge, y desde luego a montones de lectores ansiosos por recobrar el terreno perdido.
Hasta pronto, con un abrazo de tu amigo,
Julio
Leer esta novela ha sido para mí como soñarla. Al igual que en tantos sueños que se inician dentro de un clima y un territorio perfectamente realistas para resbalar poco a poco hacia otras dimensiones donde todo es posible y aceptable, mi lectura me fue llevando de las secuencias habituales a los enlaces insólitos, de la anécdota al vértigo; cuando me di cuenta (como a veces en los sueños, sin poder hacer nada para evitarlo) ya estaba en un mundo donde la verdad y la belleza y sobre todo la humanidad no necesitaban de la lógica para hincarse en el lector como se hincan algunos de esos sueños que ya no olvidaremos nunca.
Si hiciera falta un solo ejemplo, puedo decir que sólo después de haber terminado el libro, y todavía bajo el efecto de su tremenda fuerza, reparé en que su realidad literaria no tenía nada que ver con el aparente realismo de su trama, sus diálogos y sus sucesos. Bruscamente advertí que en la ciudad de Encarnación y sus alrededores habían sucedido dramas casi siempre sangrientos, motines, duelos y asesinatos, y que a lo largo de todo el libro jamás se había mencionado a la policía. Este perfecto absurdo a la luz de nuestra estructura social era y es una de las pruebas más intensas de su calidad onírica; también en los sueños suelen faltar las articulaciones más elementales sin que el soñador se sorprenda. ¿Tienen razón quienes siguen pretendiendo que la realidad sólo puede reflejarse en la literatura a través del realismo? Si nunca lo creí, hoy lo creo todavía menos; porque este libro es una de las tranches de vie más intensas que un escritor argentino haya extraído de un sector mayoritario de nuestra realidad nacional, ese sector provinciano, entre urbano y rural, donde [en] una constelación sui generis de valores y de fuerzas se libra salvajemente una lucha por el poder en cualquiera de sus planos, las mujeres, los garitos o la propiedad. Ese mundo lo conocí desde adentro en mi lejana juventud pampeana; ese mundo es el de este libro, aunque le falte la policía y las cosas ocurran por imperio de fuerzas a veces mágicas, a veces atávicas que en otros libros serían explicadas inútilmente, aburridamente.
Leyendo esta novela me volvió a la memoria el eco entrañable de otras voces rioplatenses, Amorim y Filloy, por ejemplo, y en nuestros días Eduardo Galeano. Ahora Juan Carlos Martini suma su propia voz, que como la de todo verdadero escritor es a la vez diferente y consonante con la de sus hermanos de sangre y de cultura. Su libro me ha sumido por algunas horas en un lento infierno necesario; es a partir de fuegos tan amargos como éste que los argentinos nos debemos la reflexión y el análisis sobre nuestra índole, sobre nuestras dualidades de ciudad y de interior, de cultura y de barbarie; pero además esta novela vale como tal, por el placer de leerla, por eso que llaman la escritura y sin la cual sus otros valores no hubieran alcanzado la intensidad que tienen.
París, 21 de mayo de 1980
Mi querido Juan:
A estas alturas ya sabés que no estuve en el coloquio sorbonense; a mi vuelta del Canadá y los USA me entero por amigos de que fue un gran pandemonio interesante, con buenos encuentros personales, que es al fin y al cabo para lo que sirven estos coloquios. Me perdí a muchos amigos en esos días, pero por otro lado cada vez me aterran más esas reuniones especializadas. En Nueva York por lo menos me manejé por mi lado con los estudiantes del Barnard y del City College, y mis “especialistas” se reunieron por su cuenta sin que yo asomara la nariz; todo salió muy bien, y desde luego una vez más la literatura me sirvió de plataforma para hablarles a los muchachos sobre todo lo que ignoran de América Latina. Ellos tienen un gran interés literario, pero no saben vincularlo bien con el contexto social (porque la información de que disponen es la que te imaginas, torcida y aviesa en general). Me ocupé entonces de explicarles lo que pasa en Nicaragua y en Cuba (esto último en vísperas del gran lío que sabemos,182 y no es fácil de desenredar por el momento), y les tracé un panorama lo más lúcido posible sobre la Argentina, cuya Junta pretende ahora pasar por un modelo de desarrollo y de prosperidad.
Gracias por haberte ocupado de la imprenta para los chilenitos; me dice Rojas Mix183 que nuestros esfuerzos conjuntos se están traduciendo en el dinero suficiente para comprarles la imprenta. Que después vengan a decirnos a vos y a mí que la literatura no sirve para nada...
Con mucha tristeza le escribí a Borel184 que no iría al seminario. Este año será el último de mis siniestros itinerarios permanentes a los lugares más variados del planeta, pero tengo que cumplirlo hasta diciembre, tras de lo cual sólo haré lo him-pres-cin-di-ble (Oliveira dixit) porque tengo ganas de escribir y los compañeros en general no me dejan (aunque lo irónico está en que me invitan y reclaman en tanto escritor!). El 25 de junio Carol y yo nos vamos a México de vacaciones, y yo seré jurado del concurso de Nueva Imagen: de ahí me voy tres meses a Berkeley, en California, a hacer lo mismo que en Nueva York (son especialmente reaccionarios, parece, de modo que les voy a caer como Lenín en el tren blindado, y ya veremos lo que pasa pero vale la pena).
Bueno, que ésta te encuentre bien mejorado, puesto que me decís que no andabas bien. Por correo te mando el disco de tangos que hicimos con Cantón y el Tata Cedrón, a ver si “Medianoche aquí” te gusta.
Mis cariños y los de Carol a los tuyos, y un gran abrazo para vos de
Julio
El sobre es el único que tenía a mano.185
22 de mayo / 80
Queridos Claribel y Bud:
No necesito decirles la inquietud y la pena que nos causaron sus noticias. Hubiéramos querido estar en Deyà con ustedes, no porque sirviera de algo en el terreno práctico sino porque uno se siente todavía más inútil y desdichado a la distancia. No puede ser por ahora, pero que al menos estas líneas les lleguen con la seguridad de todo nuestro cariño y nuestra fidelidad. Carol les está escribiendo por su parte, y los dos confiamos en que los problemas de Eric encontrarán la mejor solución posible antes de mucho. Si unas líneas a él fueran psicológicamente útiles, no tienen más que mandarme las indicaciones para escribirle, pero por otro lado pienso que al muchacho no le gustaría que yo le escriba precisamente en momentos en que las cosas no le van bien. En fin, ustedes lo conocen y me dirán si es una buena idea.
Volvimos de los Estados Unidos y del Canadá muy bien, aunque todavía cansados (sobre todo yo) después del baile de amor que me dieron profesores y estudiantes en New York. Los americanos adoran los autógrafos, para empezar, y al término de cada charla o diálogo o lectura, me rodeaban como un enjambre de abejas para pedirme firmas. Lo malo es que cada firma va acompañada de una tentativa de contar una historia personal o literaria, te piden consejos, te hacen más preguntas después que has pasado dos horas contestándolas en la sala. En fin, la locura, pero al mismo tiempo yo me sentía profundamente conmovido por la influencia cada vez mayor que tiene nuestra literatura en esa juventud. Hicimos, Carol y yo, todo lo posible por informar sobre Nicaragua y paralelamente sobre El Salvador cuando se presentaba la oportunidad; incluso Carol fue invitada a dar una clase a las chicas de Barnard, y les “vendió” Nicaragua con lujo de detalles. Yo hice lo mismo un poco en todas partes, sobre todo en Washington. Encontré a muchos amigos, entre ellos Fernando Alegría (hicimos juntos una velada “nica”, con Pablo Armando Fernández que llegaba de Cuba). En fin, un mes de locura completa como siempre. Todo esto acabará con nosotros cuatro, pero creo que vale la pena.
La niña de la reunión de Madrid telefoneó y habló con Carol porque yo no estaba. Por supuesto, pretendió el pequeño blackmail186 de siempre diciendo que mi nombre ya estaba en las invitaciones (de paso, que vos habías asegurado que yo iría, etc., la vieja técnica de echarle el fardo a otro, por lo cual no te preocupés porque yo esto me lo tengo más tocado que La Cumparsita). Lamento de veras no poder ir, ya te lo dije, pero necesito ahora todo mi tiempo antes del gran viaje a México y California. Nos vamos por 8 días a la Provenza, pero yo trabajaré todo el tiempo en Fafner, de modo que serán vacaciones a medias.
Bueno, queridos, que todo salga bien, muy bien y muy pronto. Si ven a Eric o le escriben, un abrazo de nosotros dos. Cuídense y hasta pronto, con un gran afecto y abrazos de
Julio
No he podido dar con Armijo; quiero que me dé detalles de última hora, porque aquí las noticias son pocas.
París, 23 de mayo de 1980
Queridos Paco y Marina:
Gracias por el mensaje y la copia del artículo sobre Nicaragua publicado en Ny Dag. Me alegró mucho que ese texto se publicara en Suecia, porque pienso que en alguna medida ayudará a aumentar la conciencia social sobre los problemas que enfrenta ese pequeño y admirable país. Aquí el embajador de Nicaragua me dijo ayer que para la campaña de alfabetización se cuenta ya con quince de los veinte millones de dólares que se necesitan. Como ven, no está tan mal; otro esfuerzo internacional y se habrá reunido la suma.
Con respecto a la colecta para los jóvenes escritores chilenos, les agradezco de todo corazón lo que han hecho. Ayer hablé con el amigo que se ocupa de recibir las donaciones, y me dijo que de los 10.000 francos necesarios ya teníamos 6.500. Como ven, también en este caso no será imposible completar la cantidad, y a esa cifra se va a sumar ahora la que me mencionan ustedes y que todavía no ha llegado a manos de Miguel Rojas Mix.
No he vuelto a Nicaragua, pero andaré cerca y tal vez pueda darme un salto este verano. Carol y yo nos vamos a México por dos meses, yo formo parte del jurado para el premio de la editorial Nueva Imagen (el tema es “El militarismo en América Latina”), de modo que ya ven que vale la pena leer montones de textos para encontrar alguno que muestre con toda su fuerza esa lacra maldita que padecemos en nuestro continente. García Márquez y Ariel Dorfman forman también parte del jurado. Si puedo, desde México saltaré al Salvador y a Nicaragua, y después, en septiembre, iré por dos meses a Berkeley, en California, a ganarme unos dólares necesarios y de paso hacer mi trabajo con los estudiantes de la universidad. Estuve ya en Barnard College y en el City College de Nueva York, y me di cuenta de lo útil que es darles a esos muchachos una noción fidedigna de lo que pasa en nuestras tierras; ellos nos leen mucho, pero sólo en el plano literario, las noticias políticas las reciben a través de la prensa yanqui... y con eso queda todo dicho.
[...] Hasta pronto, con todo mi afecto de siempre,
Julio
París, 26 de mayo de 1980
Querido Ángel:
Me diste una alegría con tu larga carta, porque como habrás advertido por las líneas que te envié, me había quedado con una rara sensación de malestar después de ese desencuentro en Washington. Comprendo de sobra la temporada que estás pasando, y espero que cuando recibas estas líneas los problemas de salud de Marta se hayan resuelto como lo deseamos todos los que la queremos. Me alegra además que den un salto a Barcelona en junio, aunque dudo que nos veamos allá puesto que nuestros planes apuntan hacia otros rumbos. Nos vamos a México a pasar las vacaciones (el niño de Carol se reunirá con nosotros desde Montreal) y a fines de agosto seré miembro del jurado del concurso de Nueva Imagen, junto con Gabo, Dorfman y Pablo González Casanova. De ahí saldremos Carol y yo a explorar México en auto (el niño habrá vuelto a Montreal) y luego yo enseñaré un trimestre en Berkeley, donde Pepe Durand me ofreció condiciones excelentes para trabajar poco y leer mucho; como esto último es algo que me estoy olvidando a causa de los incesantes viajes pro Chile, Argentina o Nicaragua, se dará la paradoja de que tendré más tiempo en California que en París para ponerme al día en un montón de cosas.
Oh sí, hubiera sido tan bueno poder hablar horas y horas de todo lo que me resumes en tu carta y que yo no puedo tampoco explicitar aquí. Con respecto a Sin Censura, voy a mostrar a los redactores tu crítica a ese asunto del M 19 (no conozco bien ese problema, pero los que escriben sobre él tienen la obligación de conocerlo mejor). Sobre Cuba habría kilos para hablar, porque yo he estado allí hace cuatro meses y encontré que el “aire” intelectual estaba mucho más claro y limpio que en los años anteriores, desde luego que con las rémoras burocráticas infaltables. Aquí los Goytisolo y Cía siguen agitando cada vez que pueden el fantasma de Reynaldo Arenas, lo que es absurdo porque Arenas podría irse de Cuba si quisiera pero se ha negado sistemáticamente, a la vez que insiste en vivir a su manera que no es una manera permisible no sólo bajo el socialismo sino bajo el capitalismo (su frecuente reincidencia se llama corrupción de menores en cualquier parte). Gente como Reinaldo González, Pablo Armando Fernández y otros “marginados”, se han incorporado muy activamente a múltiples actividades. El caso de Desnoes no lo conozco bien, y tengo explicaciones contradictorias, que el tiempo aclarará. Y ya que me pides nombres para tu antología, te señalo muy especialmente a Manuel Pereira, aunque creo que sólo ha escrito novelas; pienso que él (hay que escribirle al ICAIC, pues trabaja con Alfredo Guevara) podría enviarte nombres y lo que es más, materiales para tu trabajo.
Re Cuadernos de Marcha: Si querés les doy algo cuando esté en México dentro de un mes y medio; en este momento no tengo nada a mano.
Con respecto a la ilustración para la tapa de Rayuela, puesto que preferís a un argentino y yo también, pienso que gente como Antonio Seguí o Fernando Maza podrían hacer algo muy bueno. De los venezolanos, mi preferido es Jacobo Borges, que es un gran amigo. Pero en último término decidí vos, que tenés todos los elementos en mano.187
Re texto sobre el exilio: Te envío el original en español de la comunicación que leí hace dos años en el Coloquio de Cérisy; estás autorizado a hacerlo traducir y publicar total o parcialmente donde te parezca mejor.188
No he tenido demasiado tiempo para escribir en estos últimos años, pero me alegro de ser un cuentista porque los cuentos se presentan en los momentos y lugares más inesperados, uno los escribe en los hoteles o los trenes, y en una de esas tenés un libro; es lo que me ha ocurrido, de golpe había diez, los junté y después de verificar que sería imposible publicarlos en la Argentina, se los di a Shavelzon que va a sacarlos dentro de poco en México. Pienso que algunos de esos cuentos les gustarán a Marta y a vos, porque entre otras cosas son muy rioplatenses. En cuanto a escribir novelas (hay una que me ronda desde hace años) me sería imposible por ahora; ojalá el año que viene me dé bastante paz como para intentarla.
Bueno, Ángel, dale un gran abrazo a Marta de mi parte, y ojalá nos encontremos pronto en algún lugar libre de debates públicos y otras aglomeraciones. Todo mi cariño, y un gran abrazo de
Julio
París, 26 de mayo de 1980
Mi querido Jaime:
Lamenté mucho que las circunstancias no nos dejaran hablar más en Nueva York; aquello era un cordial pandemonio, y los dos pagamos las consecuencias. De todas maneras alcanzamos a vernos unos pocos momentos, y espero que haya ocasión de otro encuentro más a nuestro gusto. Como sabés, estaré en Berkeley de septiembre a fines de noviembre: a lo mejor se da el juego, en todo caso lo espero.
Te envío estas líneas porque acabo de recibir una carta de Lida Aronne Amestoy, quien me dice que se encuentra con problemas graves de trabajo. No sé hasta qué punto la conocés, pero le tengo mucha estima desde que hace ya años la conocí en Mendoza. Consiguió irse de la Argentina con una hija suya, dejando a su marido que está muy enfermo; consiguió trabajo universitario, pero parece que se lo han disminuido hasta un punto en que la vida se le ha vuelto muy difícil.
Su carta me obliga a tratar de hacer algo por ella, cosa que aquí en París es absolutamente imposible. Le he escrito a Saúl Sosnowski para ver si por su lado puede conseguirle alguna cosa, traducciones o colaboraciones pagas, no sé. Y pienso que es bueno que te avise también a vos, por si en una de esas supieras de algo que pudiera mejorar la economía de Lida. Ella no se animaría a dirigirse directamente a ninguno de ustedes, pero le he dicho que les estoy escribiendo. En todo caso, te agradezco desde ya todo lo que puedas hacer por ella.
Carol y yo nos vamos a México donde pasaremos tres meses hasta viajar a California. Tendremos vacaciones y después yo formaré parte del jurado para el premio de Nueva Imagen. Esta misma editorial va a publicar el libro de cuentos que terminé hace unos meses, y que no podría aparecer en la Argentina.
Espero que estas líneas te encuentren bien. Espero con muchas ganas la aparición de Rayuela con tu estudio, pero no sé exactamente la fecha de salida. ¿Me mandás dos líneas cuando tengas un momento? A lo mejor, te lo repito, hay posibilidad de algún encuentro californiano o azteca.
Afectos de Carol, a quien también le hubiera gustado hablar más con vos. Y un abrazo grande de tu amigo
Julio
Lida vive en:
58 Northwood Apts.
STORRS, CT. 06268
París, 27 de mayo de 1980
Querida Rosario:
Te acordarás que cuando nos vimos en Nueva York me pediste un parecer sobre el programa del Institute for the Humanities.
Lo he leído atentamente en estos días, una vez que me quité de encima el trabajo más urgente, y pienso que ese programa es, en tanto programa, excelente. No sólo por su fondo sino por los diferentes y variados aspectos de su posible realización práctica.
En ese sentido me parece un esfuerzo imaginativo que sale de lo habitual, y que abarca una serie de líneas de fuerza que pueden ser muy positivas.
Por otra parte, y aquí entra en juego mi doble experiencia de latinoamericano y de individuo ya veterano en estas lides, el problema está en saber hasta qué punto ese programa responde a criterios totalmente objetivos e imparciales, o está subtendido por el juego político principal de nuestra época. No sé, por ejemplo, de dónde saldrán las finanzas (muy abundantes dada la proyección y complejidad del plan); y como no lo ignoras, los latinoamericanos estamos muy alergizados frente a planes que, en reiteradas ocasiones, se presentaban como positivos e incluso admirables, para revelar finalmente que habían respondido a las corrientes que allá se califican de “imperialistas”. Mi trabajo en el tribunal Russell me mostró el revés de la trama de muchos proyectos educacionales, por ejemplo, que encubrían finalmente una red de espionaje, y cosas por el estilo. De modo que te repito francamente que, en su superficie, el programa es excelente; en cuanto a sus motivaciones profundas, el documento que me diste no permite extraer ninguna conclusión.
Me pediste una opinión y ahí la tienes. Que estas líneas te encuentren muy bien, y que pases un buen verano. Como te dije, nosotros estaremos en California en septiembre, después de mi trabajo como jurado en México. A lo mejor doy un salto a Nueva York, y en ese caso te avisaré para vernos sin the sound and fury de las reuniones universitarias.
Todo mi cariño,
Julio
Saludos a Luis Harss.
Paris, le 29 Mai, 1980
Monsieur
Michel Rodde
Cher Monsieur,
Je viens de lire le scénario de Sweet Reading.189 Il va de soi que vous ferez un film très intéressant en partant de votre version personnelle de mon conte.
En ce qui me concerne, le “système” de ma nouvelle était basé sur ce que je pourrais appeler un “effet de boumerang”, c’est à dire que le lecteur du roman se trouve être sans le savoir un des personnages du livre, celui du mari dont les amants ont décidé de s’en débarrasser. En acceptant cette situation tout à fait fantastique, le conte montre ce glissement du littéraire dans le réel, et le lecteur est “vraiment” assasiné à la fin.
Dans votre adaptation, les vies quotidiennes du lecteur et du couple “barbare” n’ont aucune rélation possible. A mon avis cela est un facteur négatif pour le film, où le fantastique aura un certain côté gratuit. Pourquoi le lecteur est tué? Dans mon conte le cadre est le même, une ferme de campagne, etc.; donc le lecteur doit admettre sans trop d’éffort que la maîtresse de l’assasin est la femme de celui qui lit le roman ou l’on raconte... etc. Vous avez complètement séparé l’orbite de vie du lecteur (moderne, grande ville, etc.) et celle des héros du livre (les tropiques, la jungle).
Ceci dit, je trouve que votre scénario est très intéressant et que les spectateurs du film trouveront leur suspense ailleurs que dans ma nouvelle.
Je vous souhaite bonne chance avec votre tournage. Je quitte l’Europe jusqu’à la fin de l’année (le Mexique et la Californie sont des escales de ce long voyage). Peut-être qu’à mon rétour j’aurai le plaisir d’assister à la projection de votre film.
Très cordialement,190
Julio Cortázar
París, 11 de junio de 1980
Querido Alberto, me duele tanto escribirte estas líneas y al mismo tiempo siento que es necesario que lo haga, que es necesario estar cerca de vos en esta hora tan amarga para todos los que queríamos a Jorge. Yo me enteré estando lejos, con Carol en el sur de Francia, leyendo un diario donde la noticia estaba como siempre mezclada con tantas otras cosas, y al principio no comprendía nada hasta que poco a poco empecé a darme cuenta de que los nombres coincidían, y entonces llamé a casa del Tata y no había nadie, pero alguien me confirmó la noticia. He vuelto a París anteayer y esta mañana estuve dos horas con el Tata, que me habló de tantas cosas de todos ustedes, como vos me habías hablado cuando preparábamos nuestro libro,191 y mañana estaré junto a él acompañándolo para llevar a Jorge al cementerio. Quiero que sepas que estoy junto a vos como lo estoy junto al Tata, un hermano más entre tantos hermanos; quiero que esta carta sea un abrazo tan grande y tan fuerte que te estoy dando. No es el momento de escribir nada que no sea esto, simplemente dejar correr la máquina junto con los recuerdos y el cariño, para que sepas que Carol y yo estamos cerca de vos y te queremos y te recordamos siempre. Cuando te llegue el momento de darme noticias tuyas, hacelo por favor porque ya sabés por mis últimas que me interesa lo que estás haciendo por allá y no quiero perder el contacto. Nosotros nos vamos por seis meses de Francia, a México y después a California, pero abajo te pongo la dirección a la que podés escribirme con toda seguridad.
De lo sucedido en sí es mejor no hablar ahora, hay demasiadas cosas oscuras que todos iremos sabiendo en su hora. Lo único que cuenta es Jorge, pensar que ese muchacho magnífico y talentoso y bueno ya no está con nosotros. Yo lo conocí menos que al Tata o que a vos, pero cada vez que nos veíamos los dos sabíamos que éramos amigos de verdad, y en más de una ocasión nos dimos las pruebas de eso. Lo voy a extrañar como a un hermano menor, y su absurda desaparición me parecerá siempre una prueba del mundo de mierda en que estamos metidos. Pero te repito, ahora no es el momento de hablar más. Simplemente tené la seguridad de que estoy cerca de vos, y que te abrazo muy fuerte y te pido que aguantes y sigas siendo vos, ése al que quiero y admiro tanto.
Julio
A partir del 1º de julio: Julio Cortázar
c/o Guillermo Shavelzon
Editorial Nueva Imagen S. A.
Apartado Postal 600
México 1, D. F. México
París, 15 de junio de 1980
Querida Ofelia:
Acabo de saber por mamá que has tenido que sufrir una operación muy penosa, pero que ya estás de vuelta en casa. Podés imaginarte cuánto siento lo que te ha ocurrido, y a la vez cuánto me alegro de saber que todos tus amigos del Instituto te han rodeado y acompañado para que las cosas salieran bien. Ahora supongo que te quedarás un tiempo descansando y reponiéndote, porque sin duda te hace mucha falta. De ninguna manera deberías apresurarte a volver al trabajo antes de sentirte realmente bien y con suficientes fuerzas. Conociendo tu energía y tu sentido del deber, temo un poco que hagas imprudencias, de modo que atención porque desde aquí te estoy mirando para que te quedes lo más quieta y tranquila posible todo el tiempo necesario.
Mamá me dice que ella está bastante bien, aunque puedo imaginarme todo lo que la habrá preocupado tu salud en estas semanas. Es en momentos así en que uno siente toda la amargura de la distancia y la imposibilidad de estar presente para ayudar y acompañar un poco. Desgraciadamente, y aunque nunca perderé la esperanza de poder volver a mi país, cada día que pasa y cada cosa que ocurre me prueban que por ahora es completamente imposible. No me gusta hablar de estas cosas por escrito, pero pienso que comprenderás aunque te falte información suficiente; en todo caso tanto mamá como vos saben que las acompaño con todo mi corazón y mis mejores deseos.
Mañana voy al banco a tirarles de las orejas por su demora en enviar el dinero, pero también en este plano las cosas no marchan como deberían. Quiero decirte que cuando Carol y yo lleguemos a México (dentro de dos semanas) voy a hablar con amigos de allá para organizar mejor los envíos de giros a tu nombre; pienso que desde México será más fácil y seguro que desde Francia. De todos modos te tendré al tanto.
Pienso que recibiste mi última carta donde te hablaba de los problemas del departamento; cuando estés enteramente bien, ya me mandarás unas líneas para que yo sepa si debo hacer alguna diligencia, etc. Pero nada de esto tiene un apuro especial.
Carol te envía muchos cariños y sus mejores deseos de una buena convalecencia. Al pie te pongo una dirección a la cual se me puede escribir a partir de ahora, y yo a mi vez te mandaré noticias desde México.
Que sigas cada día mejor, y que ese penoso momento quede definitivamente atrás, es el deseo de tu hermano que te abraza con todo cariño,
Julio
Julio Cortázar
c/o Guillermo Shavelzon
Editorial Nueva Imagen S. A.
Apartado Postal 600, México 1, D. F.
MÉXICO
París, 15 de junio de 1980
Querida mamá:
Acabo de escribirle a Ofelia y, siguiendo tu excelente idea, le he escrito también al doctor Celeste. Me parece más que justo que yo le exprese tanto a él como a sus colegas mi gratitud por los cuidados que han prodigado a Ofelia, y pienso que te dará mucha paz y alegría saber que he cumplido inmediatamente tu pedido, que en este caso era mucho más que eso pues también yo lo considero un deber y un placer.
Por tus dos cartas he podido seguir la evolución de lo sucedido, y ya te imaginas cuánto me tranquiliza saber que Ofelia está de vuelta en casa y que allí va a pasar su convalecencia. Le he escrito pidiéndole que no haga tonterías ni imprudencias, porque conociendo su energía es muy capaz de querer trabajar antes de estar perfectamente repuesta; espero que me haga caso y acepte descansar un buen rato antes de volver a sus tareas.
Le he explicado también que mañana mismo voy al banco a “tirarles la bronca” por sus atrasos imperdonables. La verdad es que las relaciones bancarias desde Francia no son nada sencillas ni rápidas; por eso voy a aprovechar de nuestro viaje a México (salimos dentro de 10 días) para poner en marcha, a través de mi editor mexicano, un sistema más seguro y regular de envíos de dinero. Pienso que va a funcionar bien, y que evitaremos así esos problemas de retraso. Quedate entonces tranquila en ese terreno, porque me ocuparé de hacer todo lo necesario.
Espero que a pesar de las penosas semanas que acabas de pasar, tu salud sea buena y que también vos descanses ahora de esa tensión que has vivido y trates de vivir de una manera más agradable. Te podés imaginar cuánto me conmueve y me alegra saberlas tan acompañadas por la Negrita y su marido, y quisiera que se lo digas de mi parte, junto con mis mejores deseos y un abrazo muy fuerte para los dos.
Le he dado a Ofelia una dirección en México a la cual se me puede escribir en los meses que siguen (vamos a estar seis meses fuera de París). Es la dirección de mi editor mexicano, hombre de toda confianza que me entregará inmediatamente cualquier carta de ustedes. Aquí en París estamos en plenos preparativos de viaje, lo que no es nada sencillo cuando se parte por tanto tiempo; no basta con cerrar el departamento, sino que tengo que contar con amigos de confianza para todo lo que se refiere a la enorme correspondencia que recibo diariamente, y múltiples cuestiones de todo orden que no podría explicarte aquí. Pero creo que todo andará bien. Nuestra gata Flanelle quedará en casa de un buen amigo argentino que ya tiene otro gato... Ya ves, hasta en esas cosas hay que pensar.
Desde México te escribo de nuevo. Mandame pronto noticias sobre Ofelia, ya que imagino que ella tardará en escribir. Carol me pide que te transmita su abrazo cariñoso para las dos, y así lo hago. Y te mando como siempre todo mi gran cariño,
Julio
15/6/80
Querido Juan Carlos:
Dos líneas, en medio del torbellino del viaje inminente.
La tapa de Manuel. Bueno, sí, no me entusiasma pero creo que no está mal. (¿Será que no le tengo simpatía a Clarín?192 Misterios de la psicología profunda.)
Ojalá al regreso de Ugné tengas con ella un diálogo favorable a tus deseos. Yo no debo ni puedo mezclarme en ese problema, salvo decirle y decirte que de ninguna manera me opongo a la publicación del libro por Bruguera. Lo mismo con respecto a los otros libros de bolsillo. Ojalá todos quedemos satisfechos.
Me alegra mucho que mis líneas sobre La vida entera te hayan parecido bien. ¿Cuándo sale el libro?
En México puedes dar conmigo c/o Shavelzon.
Un abrazo de tu amigo
Julio
15/6/80
Querido Juan:
Le escribí a Mme [ilegible]. La colecta anduvo bien y creo que ya se completó la suma para que los chilenitos compren la imprenta. Gracias de nuevo a vos y a todos los de tus pagos.
Re L’Arc. Sí, creo que podés darle el gusto a René Micha que se ha tomado insensatamente en serio ese número en mi homenaje.193 Me hizo conocer la lista de colaboradores y me pareció excelente; ahora, si te sumás vos, me sentiré más que feliz. Y gracias.
Te mandé el disco. Ya me dirás lo que te gustó de él.
Con un pie en el estribo, un gran abrazo de
Julio
Mi dirección mexicana por si acaso:
J. C.
c/o Guillermo Shavelzon
Editorial Nueva Imagen SA
Apartado Postal 600
México 1 D. F.
Mexique
Espero que tu salud ande de nuevo muy bien. No haga macanas, che.
París, 22/6/80
A Margarita Leicher
Querida amiga:
Ya ve que le contesto muy tarde, pero creo que usted conoce un poco mi vida de obligado trotamundos (por culpa de los Videla y los Pinochet inter alia). De todos modos quería decirle que los trabajos de sus alumnos me conmovieron mucho por la sensibilidad y la imaginación que revelan varios de ellos. Se ve claramente que su profesora no les ha puesto anteojeras, y que los incita a buscar por su cuenta y a expresarse libremente. Si todavía sigue con ellos, me gustaría que les diga esto de mi parte, junto con mi amistad.
Para usted, un abrazo fuerte y toda mi gratitud
Julio Cortázar
París, 22 de junio de 1980
Señora Carmen Balcells
BARCELONA
Querida Carmen:
Te agradezco mucho tu carta del 10 del corriente, que contesto con retraso porque estoy en plenos preparativos para un largo viaje de seis meses (México y California) lo que supone dejar arregladas una enorme cantidad de cosas en París antes de marcharme.
Tomo nota de tu amistosa oferta para el futuro. Sin embargo, ocurre que no tengo ninguna idea definida sobre ese futuro, pues siempre he vivido en una especie de presente absoluto, con todo lo que puede tener de bueno y de malo. Pienso que a mi regreso a Europa hacia las Navidades, habré entrado en otro presente del cual no tengo hasta ahora ninguna idea clara, y en ese momento podré contestarte con plena conciencia de lo que hago. Vuelvo a decirte que te agradezco tu sugerencia, y llegado el momento te volveré a escribir al respecto.
Te deseo un buen verano, con vacaciones asoleadas y el buen descanso que seguramente te mereces. Recibe un saludo muy cordial de tu siempre amigo,
Julio Cortázar
B. P. 33
75022 PARIS CEDEX 01
París, 22 de junio de 1980
Estimado Yankelevich:
Muchas gracias por su carta y su envío.194 Su lectura de mi relato195 coincide en lo profundo con el sentimiento o la pulsión que me llevaron a escribirlo, pero usted tiene la capacidad y los medios para proyectar a un campo de visión y de reflexión algo que yo solamente intuyo como una “situación global” (no tengo términos válidos para calificar ese impulso que pone en marcha la mayoría de mis relatos). Es por eso que la lectura de su texto me enriquece mucho más de lo que acaso podría sospechar usted mismo, como siempre me ha ocurrido cuando críticos sagaces han buscado y encontrado lo que subtendía la superficie narrativa.
Tal vez le interese conocer la génesis del relato. El pintor Tàpies me pidió un texto para su catálogo de pinturas, y como no soy crítico de arte (ni de nada) me pasé bastante tiempo mirando obras de Tàpies y hojeando álbumes con reproducciones de sus dibujos. De golpe sentí que sus pinturas eran casi siempre graffitis, y que la emoción que me traían era la misma que muchas veces nace cuando se mira distraídamente un panel de publicidad del cual han sido arrancados varios carteles y los restos se mezclan formando maravillosas combinaciones del puro azar. El metro, viejo lugar alucinatorio para mí, es el que me proporciona con más frecuencia esos encuentros de los cuales salgo siempre como golpeando, sintiendo que alguien o algo ha querido transmitirme un mensaje que no siempre soy capaz de alcanzar. De esa sensación frente a la pintura de Tàpies pasé sin solución de continuidad a la situación global del relato, lo vi desde la primera hasta la última referencia. Y en cuanto a la doble lectura a la que usted alude al final de su trabajo, para mí se dio también al final, cuando comprendí por qué lo había escrito en segunda persona, puesto que la voz que narraba la historia era la voz de la mujer. Como muchas veces me ha sucedido, fui el primer sorprendido e incluso maravillado ante esta evidencia que jamás había tenido en cuenta mientra escribía, puesto que hasta ese momento yo era un escritor que ponía en escena dos personajes sucesivamente; de golpe la mujer me tiró fuera del relato y, al decir las últimas palabras, dijo a la vez la totalidad del texto.
No sé si alcanzo a “explicar”, porque es lo que más me ha costado siempre, y es quizá por eso que soy un cuentista y no un ensayista o un crítico. Pero pienso que aun a toda carrera esta máquina está imprimiendo suficiente información para alguien como usted.
Gracias de nuevo por su trabajo. Me voy por seis meses a México y a California, pero a la vuelta me gustaría que nos viéramos. Ojalá se pueda.
Un saludo muy sincero y cordial de su amigo
Julio Cortázar
Zihuatanejo, México, 13 de julio de 1980
Querida Ofelia:
Espero que estas líneas te encontrarán en plena convalecencia, y confío también en que te tomarás un buen período de descanso antes de reanudar tus tareas. No tengo ninguna noticia de ustedes porque salimos de París a fin de mes y el correo dirigido a Francia solamente nos llegará dentro de diez o quince días, pues un amigo irá a nuestro departamento para reexpedirnos todo el correo que haya llegado en ese plazo. Por eso te pongo al pie una dirección aquí en México (tal vez se la di a mamá, pero no estoy seguro) para pedirte que me hagás llegar aunque sean dos líneas con noticias de la salud de ustedes dos.
Antes de salir te hice un giro por la máxima cantidad que se autoriza desde aquí, que son mil quinientos francos franceses (igual que las veces anteriores). Te ruego que me confirmes si recibiste ese dinero, porque siempre me preocupan los trámites bancarios a distancia y quisiera que cuenten con ese refuerzo. Si puedo enviar otro giro desde aquí, lo haré, pero será cuando volvamos a la capital pues ahora estamos en una playa bastante solitaria, pasando nuestras vacaciones con el hijito de Carol. El lugar es bellísimo y el mar azul y caliente, de modo que es perfecto para descansar y tostarse; falta nos hacía después de tantos viajes y tanto trabajo en París.
Cumpliendo un deseo de mamá, le mandé unas líneas al director de tu instituto, para agradecerle todo lo que me contaba doña Herminia en sus cartas. También me gustaría saber si recibió ese mensaje, porque las indicaciones de mamá no eran quizá muy completas. Ya me dirás.
Bueno, espero tus noticias, y que el invierno allá no sea demasiado duro. Cuidate mucho y hasta siempre, con afectos de Carol y el cariño de tu hermano
Julio
JULIO CORTÁZAR
c/o Guillermo Shavelzon
Editorial Nueva Imagen S. A.
Apartado Postal 600
México 1, D. F.
MÉXICO
Zihuatanejo, México, 19 de julio de 1980
Mi querido Alberto:
Me llegó tu carta, gracias por escribirla porque creo que te habrá hecho bien desahogarte con un amigo. Además me alegra poder contestarte en seguida porque creo que tengo buenas noticias para vos. Son indirectas, ya vas a ver, pero todo indica que son buenas.
Yo estoy con Carol y su hijito en una playa solitaria donde no me vienen a joder periodistas o escritores. Mi editor (adonde mandaste tu carta) es un excelente amigo, y ayer vino desde México y me trajo la noticia de que habían llamado por teléfono desde la galería Durban de Caracas, preguntando por mí. La secretaria le dijo que no sabía dónde estaba (cumpliendo instrucciones, como te imaginás) y entonces los tipos dijeron que necesitaban contactarme urgentemente para saber si yo podía ir a la presentación de la carpeta o libro en octubre. Eso significa: 1) que la cosa anduvo y que va a salir en octubre; 2) que en el momento que salga tienen que garparte los otros cinco mil dólares, para que te compres algunos atados de fasos y cositas así.
Yo mandé decir que cuando volviera a México a mediados de agosto les iba a telefonear, pero que de antemano les hacía saber que en octubre estaría en California (lo que es cierto) y que no puedo ir a la presentación. Desde luego a ellos les hubiera gustado por la promoción y todo eso, pero lo mismo van a vender el libro sin problema de modo que lo importante es que lo estén terminando y que ya haya fecha de salida.
Mi editor me dice que en Caracas tiene un amigo (yo lo conozco un poco) que se llama Divinsky, un editor y escritor argentino, tipo formidable y sobre todo experto en cosas de ediciones. Yo voy a arreglar ahora para que Divinsky esté enterado de todos los detalles y se ocupe de ir a Durban, ver cómo están las cosas, y llegado el caso, estés vos o no en Caracas, haga lo necesario para que aflojen la guita, nos den los ejemplares que nos tocan, etcétera. Llegado el momento te pondré en contacto directo con Divinsky, que te repito es un hombre de toda confianza, compatriota y gaucho.
Creo que éstas son buenas noticias, y que te ayudarán a seguir tapando las goteras de adentro y de afuera. Ahora corto el chorro porque tengo mucho que escribir. Mandá dos líneas cuando recibas ésta para confirmarme tu dirección y darme noticias; yo por mi parte te escribiré con las últimas noticias, que espero sean tan buenas o mejores que éstas.
Coraje, viejo, dejá correr el lápiz y los colores como vos sabés hacerlo, para que aquí tu amigo Julio esté contento. Un abrazo de Carol y otro muy fuerte de
Julio
Zihuatanejo, 20 de julio de 1980
Querido Luis:
Probablemente estas líneas se van a cruzar con algún envío tuyo, pero lo mismo te las mando porque ya hace rato que andamos por aquí y quisiera que tengas algunas noticias nuestras.
Lo estamos pasando muy bien en esta playa del Pacífico, en una zona muy bella de México, y rodeados de una gran tranquilidad. Como creo que ya te había dicho en París, alquilamos un bungalow sobre el mar, lo bastante grande para que los tres estemos cómodos y Carol y yo podamos trabajar cuando tenemos ganas. La playa es una maravilla y disponemos de todo el espacio necesario ya que los únicos que van a ella son los habitantes de los otros siete bungalows del grupo, en general gente muy tranquila con la que nos entendemos muy bien. Cada cuatro o cinco días pedimos un taxi y vamos al pueblo para comprar provisiones y bebidas; hay una excelente heladera, aire acondicionado y cocina a gas, de modo que casi siempre cocinamos algo para nosotros; si preferimos ir a comer fuera, sobre la misma playa hay cuatro o cinco restaurantes donde se pueden comer almejas y ostras muy ricas, aparte de los tacos, tortillas y otras bellezas de la cocina mexicana. Hay una cantidad enorme de cocos por el suelo, pues estamos rodeados de palmeras; yo los pongo a enfriar en la heladera, les echo ginebra o ron para mezclar con el agua del coco, y eso da una bebida deliciosa.
Mi editor vino también con su familia a pasar una semana, y ayer salimos todos de pesca. Por la noche asamos los pescados, que son deliciosos, y lo pasamos muy bien. Yo leo y escribo mucho,196 y Carol lo mismo; de modo que ya ves que nuestras vacaciones coinciden con lo que esperábamos. El pibe de Carol se pasa el día en el agua y está quemado como un monito.
Espero que no hayas tenido problemas molestos con el departamento, y aunque siento el remordimiento de haberte dejado con ese trabajo, creo que mi alegría y mi agradecimiento son mayores que el remordimiento. Si te fuiste de viaje como pensabas, espero que todo haya salido bien. Nosotros nos quedaremos en esta playa hasta el 23 de agosto en que volvemos a la capital y yo empiezo mi trabajo en el premio literario. Hasta más o menos el 15 de septiembre estaremos en este país, y de ahí pasaremos a California.
Bueno, Luis, Carol te manda un gran abrazo y toda su gratitud. En cuanto a mí, me gustaría que pudieras descansar y trabajar a tu gusto durante el verano, y que todo vaya saliendo bien. Mis mejores deseos, y un gran abrazo de tu amigo
Julio
Zihuatanejo, 29 de julio de 1980
Querida mamá:
Espero que Ofelia haya recibido ya mi carta, porque como el correo mexicano no es nada bueno, puede llevar algún tiempo. Por las dudas te envío aquí algunas noticias nuestras, empezando por decirte que los tres estamos muy bien y que las vacaciones a orillas del Pacífico son muy tranquilas y reposantes. Tenemos un bungalow frente al mar, muy rústico pero suficiente para vivir bien. Cada tres días vamos al pueblo a comprar provisiones, y tanto Carol como yo tenemos mucho tiempo para escribir y para leer. Yo aprovecho para reponer fuerzas, ya que dentro de un mes volveremos a la capital, donde tengo que trabajar como jurado de un premio literario (lo que significa tener que leer muchos manuscritos, participar en discusiones, etc.) y después iré a Jalapa a dar una conferencia197 (que significa parte de la financiación del viaje); después de eso tendremos otras cortas vacaciones los dos solos, pues el niño habrá vuelto al Canadá para reiniciar sus cursos escolares; quiero mostrarle a Carol el interior de México, que es muy hermoso, y durante dos semanas iremos a diversas partes del país. Luego volamos a California, y allí yo tendré tres meses de trabajo en la universidad de Berkeley, hasta que a fin de año volveremos (espero que en barco, si podemos encontrar uno) a Francia. Ya ves que es un buen plan, que nos hacía mucha falta desde todo punto de vista.
Le expliqué a Ofelia que había mandado dinero desde París; espero que ya lo habrán recibido. Para ayudarlas con otro refuerzo, desde aquí me arreglé con un banco austríaco para que les manden otra suma, de modo que recordá que hay dos envíos, y que necesito confirmación de los dos para estar seguro de que ese dinero les llegó bien. Hay que seguir escribiéndome a la dirección mexicana que ya les di en otras cartas, y no a París; no te olvides de esto que es importante.
Me imagino que allá tienen el frío de julio y agosto; aquí en cambio es el trópico, y yo llevo más de veinte días usando solamente un short como única vestimenta; nos bañamos dos o tres veces al día (el mar está al lado del bungalow) y estamos más negros que Mandinga. Te mandaré fotos a la vuelta, o antes si las revelamos aquí. En octubre saldrá en México mi nuevo libro de cuentos, que es imposible editar en la Argentina por razones que sin duda comprenderás. Las cosas, por desgracia, están todavía lejos de arreglarse en ese plano, aunque jamás perderé la esperanza de volver por mi propio derecho a mi país; entre tanto sigo haciendo lo que creo mi deber, un deber infinitamente penoso pero no por culpa mía.
Espero que Ofelia se haya repuesto muy bien. Manden noticias pronto, que las espero. Muchos cariños de Carol que siempre se interesa mucho por ustedes y las quiere a distancia. Un doble y gran abrazo, y todo mi cariño,
Julio
Zihuatanejo, 10 de agosto de 1980
Querido Luis:
Dos líneas para decirte que acabamos de recibir el segundo sobre con tus envíos, pero no el primero. Esto como es natural nos inquieta, pero a la vez sabemos que el correo entre Francia y México es muy irregular. Creo que yo te había pedido que certificaras los envíos, y veo que lo que acabo de recibir no está certificado. Te pido entonces que en lo sucesivo te tomes la molestia de certificar los sobres; entre tanto guardo la esperanza de que tu primer envío llegue con atraso, pero que nos llegue.
Nos alegramos mucho de tu mensaje, y de tu esperanza de que las cosas vayan poco a poco mejor; te podés imaginar cuánto esperamos que sea así, y cómo te deseamos lo mejor en todos los planos. Veo también que has decidido no viajar mucho en esta temporada, pero por otra parte París tiene su encanto en verano, y yo me acuerdo de haber pasado algunos meses de agosto sin moverme de mi casa, y no estaba nada mal. Qué bueno que tu hermano se dé una vuelta, ya me imagino lo que significará para ustedes encontrarse y estar un tiempo juntos.
Gracias por las noticias sobre Flanelle, que sigue en manos de tan buenos amigos. No te preocupes por el asunto del aparato de alarma; yo hice la chambonada de comprarlo el último día pensando que era capaz de instalarlo en una hora (así me dijo el punto que me lo vendió en el BHV, pero las cosas no eran tan fáciles). No creo que sea un buen sistema y sobre todo el problema es que la puerta no se puede abrir sin poner en marcha la sirena, puesto que no es perfectamente rígida; comprendo que la idea no te guste. En fin, era una precaución adicional en estos tiempos de tantos chorros, pero no te hagás problema con ese asunto.
Seguimos muy bien, negros como africanos, y descansando mucho. Que ésta te encuentre muy bien, recibe los cariños de Carol que te agradece tanto lo que estás haciendo por nosotros, y un gran abrazo para vos de
Julio
Zihuatanejo, México, 10 de agosto / 80
Silvísima Silvia:
Es muy posible que no te haya contestado a tu carta de 1979; vivo enterrado en una montaña postal, como un personaje de Samuel Beckett; de cuando en cuando alcanzo a responder a lo más urgente, pero hay cosas que se van quedando irremisiblemente atrás. Ahora te envío estas pocas líneas para explicarte esa situación, y para agradecerte la gentileza y la invitación, que por el momento debo declinar por diversas razones entre las cuales se cuenta una necesidad imperiosa de seguir descansando (México me ayuda bastante) hasta salir de una fatiga impuesta por varios años de viajes permanentes y que por desgracia poco tenían que ver con la literatura y mucho con los Pinochet y los Videla de este pobre planeta.
Voy a dedicar el año que viene a vivir en París y tratar de trabajar un poco en lo mío, que está considerablemente abandonado. Me alegra mucho lo que me contás sobre la traducción que estás haciendo de Rayuela, y desde luego trataré de proporcionarte las referencias bibliográficas que me pedís; el problema es que yo no vuelvo a Francia hasta diciembre, pero a partir de ese mes puedo buscarte esos datos. Si hay prisa, lo mejor sería escribirle a Yurkievich, y mejor aún a su mujer Gladis, quien hace años se encarga de fichar mi bibliografía y tiene todos los elementos al alcance de la mano. Dirección: 48, rue Pernety, Ap. B, 75014 Paris.
Espero que a pesar de mi negativa momentánea de ir a Yugoslavia, tendré la oportunidad de verte personalmente alguna vez; tu carta tiene todo eso que permite reconocer la amistad, y yo soy mucho más sensible a eso que a todos los brillos académicos y eruditos. Perdoname la brevedad, que todo lo anterior debería explicarte en parte, gracias otra vez por darle tanto de tu tiempo a mis libros, y un abrazo de tu amigo,
Julio
Zihuatanejo, 18 de agosto de 1980
Querida mamá:
No tengo noticias tuyas después de tu carta del 3 de julio, que me tranquilizó sobre la salud de ustedes dos. El correo con México marcha bastante mal y no me sorprende que pase mucho tiempo sin comunicaciones; incluso no sé cuándo vas a recibir estas líneas, pero te las mando lo mismo para que sepas de nosotros.
Nuestras vacaciones a orillas del Pacífico llegan a su fin, dentro de una semana volvemos a la capital de México y yo empiezo mi trabajo como jurado de un premio literario; también tengo prometida una conferencia en la universidad de Jalapa, pero aparte de eso tendremos 15 días para recorrer en auto el interior del país; quiero que Carol vea las ruinas precolombinas que son maravillosas, y yo volveré a verlas con un gran placer. Hacia el 18 de septiembre salimos para California donde pocos días después yo empezaré mi curso en Berkeley.
Lo hemos pasado muy bien aquí, y los tres estamos bronceados y saludables. A veces hay tormentas tropicales espectaculares, y luego vuelve un sol maravilloso, el mar se serena y podemos volver a nadar y a tirarnos en la arena. Algunos amigos han ido pasando sucesivamente por aquí, de modo que aunque buscábamos la soledad también hemos tenido buena compañia por parte de argentinos, chilenos y mexicanos a quienes quiero.
Mi nuevo libro sale dentro de dos meses aquí en México, en estos días he estado corrigiendo las pruebas finales; creo que va a quedar muy bien, y espero que un día no muy lejano podré hacértelo llegar. Carol está trabajando en una novela, y se pasa el día con la nariz perdida en un cuaderno, escribiendo y escribiendo; aquí las condiciones son excelentes para eso.
Dale muchos cariños a Ofelia, a quien imagino bien restablecida y valiente como siempre, y junto con los afectos de Carol va un gran beso de tu hijo que te quiere,
Julio
Querida Ofelia:
Abro el sobre para decirte que llegó tu carta. Gracias por las buenas noticias sobre tu salud y la de mamá. También me alegro de que mi carta al Director del Instituto llegó bien, y por último celebro que recibiste el giro de Francia. Ahora tiene que llegarte otro de Austria: por favor confirmame apenas lo recibas, pues si eso marcha bien será el mejor sistema en el futuro.
Te escribo rajando porque aquí es muy difícil ir al pueblo a despachar cartas y estoy aprovechando que un conocido tiene auto y me lleva.
Un gran abrazo de
Julio
Zihuatanejo, 20 de agosto de 1980
Querida Laura:
Nos alegró mucho recibir tus noticias en esta lejana y solitaria playa. Nos pareció casi un milagro, porque se han perdido muchas cartas provenientes de Francia, y lo que es peor un sobre que contenía el correo de 15 días y que un amigo fue a buscar a la rue Martel para enviarlo a México. Siempre es desagradable pensar que entre esas cartas podía haber alguna cosa realmente importante, y que alguien en algún rincón del mundo está esperando una respuesta que no va a llegarle jamás.
Me alegré mucho de que lo pasaran tan bien en la Umbria; yo guardo de esa región italiana un recuerdo deslumbrador, y espero poder volver –en auto, con mucho tiempo– para volver a ver tantas cosas admirables. Por ahora los planes son otros, como sabes, pero tampoco son malos. Estas vacaciones han sido un gran descanso para Carol y para mí, y el niño lo pasó muy bien puesto que el mar está casi al borde del bungalow donde hemos pasado cincuenta días (dentro de tres días volvemos a la capital y empieza el gran jaleo, claro). Lo bueno será que todavía tendremos 15 días para irnos, Carol y yo, a recorrer el interior del país en auto, cuando el niño vuelva a Montreal. Y después California...
Muchas gracias por enviarme la traducción del cuento.198 Me parece muy bella, y solamente quisiera preguntarte si en la frase final, allí donde vos has traducido une chose (une chose que personne d’autre qu’eux ne pouvait voir, une chose que voyaient seulement Alana et Osiris chaque fois qu’ils me regardaient en face), en vez del abstracto “lo que” (“donde nadie podía ver lo que ellos veían, lo que solamente Alana y Osiris veían cada vez que me miraban de frente”), me pregunto si no aceptarías traducir simplemente: “ce que personne d’autre qu’eux ne pouvait voir, ce que voyaient seulement, etc.”. Te lo digo porque la noción de chose le da al lector la impresión más concreta de que están viendo eso, una cosa: en cambio en mi texto la noción es mucho más general y amplia, abarca incluso al narrador, es “eso que ellos ven” sin que se sepa qué es. Si te parece bien, quizá tendrías tiempo de mandarle una postal a René Micha con el cambio. Ah, y en la p. 4, abajo, “Devant une barque” va à la ligne. Autrement l’ensemble fait un paragraphe trop long et écrasant. Merci si tu arrives à leur signaler ces deux petites choses, bonne Grèce et bon soleil, bonne Corse pour Vincent (ravi qu’il aime Marelle)199 y muchos abrazos para todos de Carol y de
Julio
¡Qué carta mal hecha! ¡Perdóname!
Zihuatanejo, 22 de agosto de 1980
Querido Osvaldo:
Unas líneas para darte noticias de los viajeros. Nuestras vacaciones en esta playa llegan a su fin, y dentro de 3 días volvemos a México para hacer frente a una serie de actividades antes de seguir a California. Lo hemos pasado muy bien, en un bungalow a orillas del mar, leyendo y bronceándonos y nadando, y hasta escribiendo de a ratos. Veo por los diarios que el verano en París es de los que allá llaman pourri, y lo lamento, aunque espero que ustedes hayan podido veranear bien.
Recibí unas líneas de Tomasello (su primer paquete con nuestra correspondencia se perdió, pero no así el segundo) y por él supimos que ustedes estaban bien, e incluso que Flanelle se había reintegrado a tu casa que tanto parecía gustarle. Hablando de gatos, aquí fuimos inmediatamente adoptados por dos, madre e hijo, de modo que no nos faltó compañía; en cambio en materia humana fue perfecto, porque todo el mundo ignoró nuestra presencia aquí gracias a la bondad de Willie Shavelzon que nos tendió un perfecto cordón sanitario. Los pocos latinoamericanos que me reconocieron se portaron bien y no le pasaron el santo a nadie, de modo que el anonimato se mantuvo.
Nos dio una gran alegría (y emoción además) descubrir en la playa a una señora que te estaba leyendo con gran concentración. Fue Carol la que hizo el descubrimiento y me avisó en seguida. Cosas así alegran siempre, es como una manera de sentirse más cerca repentinamente.
El 20 de septiembre estaremos en Berkeley, y desde allí te mandaré más noticias.
Avisá si puedo serte útil en alguna cosa, ya sabés que podés escribirme C/O Shavelzon que me hace llegar en seguida el correo.
Muchos cariños a Catherine,200 y hasta pronto, Carol los abraza mucho y también
Julio
Si ves a Gabetta decile que acabo de recibir su carta, y que en México hablaré con Gabo y Shavelzon de todo lo que me dice en ella; le escribiré inmediatamente después.
San Francisco, 23 de septiembre de 1980
Mi querida mamá:
Ya estamos en los Estados Unidos después de nuestra larga temporada en México, y te envío algunas noticias sobre nosotros. Primero quiero decirle a Ofelia que recibí una larga carta de ella, pero como estoy abrumado de trabajo (empiezo mi curso universitario dentro de dos días) no puedo escribirles a las dos al mismo tiempo, de modo que esta vez te toca a vos y la próxima será para ella.
Nuestro viaje final por México fue muy hermoso. Combinamos autos alquilados con aviones locales para recorrer diversas partes del territorio, y así en dos semanas pudimos ver una gran cantidad de cosas hermosas. Yo ya conocía una parte de eso, pero Carol era la primera vez que venía a México, de modo que fue muy agradable mostrarle ciudades, ruinas y paisajes; luego fuimos a otros sitios que yo no conocía, y entonces el placer fue todavía más grande. Por supuesto todo esto lo hicimos solos, porque el hijo de Carol ya estaba de vuelta en el Canadá para empezar la escuela a comienzos de septiembre.
Llegamos hace dos días a San Francisco, y mañana nos instalamos en un agradable departamento que nos ha conseguido la universidad de Berkeley donde voy a enseñar hasta fines de noviembre. Estaremos muy tranquilos y cómodos, y podremos leer y escribir en las mejores condiciones. El otoño es muy bello aquí, viviremos al borde de la hermosa bahía de San Francisco, casi al borde del agua, y tendremos todo lo necesario para aprovechar de esta temporada. Yo tendré bastante trabajo pero no demasiado, es decir que me quedará tiempo de sobra para pasear y conocer mejor esta ciudad que apenas vi hace algunos años y que me fascina mucho.
La salud va muy bien, aunque ya estamos perdiendo el bronceado que logramos en la playa de Zihuatanejo. En México recorrimos tantos lugares y caminamos por tantos lados que todo eso nos hizo mucho bien; ahora que entramos en una etapa más sedentaria, creo que ese ejercicio nos ayudará a sentirnos perfectamente.
Antes de salir de México mi editor me dio el primer ejemplar de mi nuevo libro de cuentos; como creo que ya te dije en otra carta, por el momento no puedo enviártelo (por razones obvias) pero ya llegará el día en que pueda hacerlo. Aquí en la universidad voy a dar un curso sobre el conjunto de mis libros, lo cual será un pretexto para hablarles de muchas otras cosas a los estudiantes, que en este país están muy mal informados de lo que verdaderamente pasa en América Latina.
Bueno, mamita, decile a Ofelia que me alegró mucho saber que su convalecencia seguía normalmente; pedile también que por favor me confirme si el segundo envío de dinero (hecho a través de un banco de Viena, Austria) llegó sin novedad. Necesito saber esto para poder dar la orden que les hagan otro envío, ¿comprendés? Hasta que no sepa que llegó el primer envío no quiero arriesgarme.
Carol les envía muchos cariños, y yo te abrazo con todo mi corazón,
Julio
Escribime ahora a:
8 Admiral Drive, Apt. 323
Emeryville, CALIFORNIA 94608
Estados Unidos
Berkeley, 29 de septiembre de 1980
Querida Evie:
Acabo de recibir tu carta del 10 de agosto, que me ha seguido por todos lados hasta dar conmigo al comienzo de mi trabajo en Berkeley.
Me alegro de tus noticias, tanto del trabajo que Iván y tú han conseguido en Wayne State U., como de la casa que me dices han conseguido en las afueras de la ciudad y espero que les resulte agradable. Buena cosa es que los dos tengan sus tareas en la misma universidad, y que tú estés trabajando y publicando tanto; la verdad es que eres una trabajadora infatigable, y que estás haciendo mucho por la literatura de América Latina.
Yo estoy aquí solamente hasta fines de noviembre, y aparte de un par de compromisos contraídos desde hace ya tiempo con centros de poesía de San Francisco, no tengo intención de dar conferencias en ninguna parte; quiero dedicarme a mi curso con tranquilidad, y aprovechar del buen clima de la zona para trabajar, leer y, si puedo, hasta escribir en estos dos meses y medio. Por eso, agradeciéndote tu gentil invitación, esta vez te digo que no; sé muy bien que comprenderás.
En México sale en estos días un nuevo libro de cuentos, que se llama Queremos tanto a Glenda; cuando envíe al editor una lista de personas para que se les mande el libro, te pondré por supuesto a ti, pero no tengas demasiada confianza en la distribución de libros en nuestros países... (Para tu regocijo personal, aquí va otra prueba de lo que otros llaman “azar”: la Glenda del cuento que da título al libro es Glenda Jackson, la actriz; pues esta misma tarde en Berkeley se ha estrenado una película interpretada por ella y que se llama... Hopscotch. Nada que ver con el libro, pues es una comedia de espionaje, pero que de alguna manera Glenda “sepa” que entró en un cuento mío y me envíe una especie de mensaje valiéndose del título de mi libro, son cosas que me parecen a la vez bellas y un poco aterradoras.)201
Bueno, hasta siempre, que los dos sigan muy bien y que las visitas de los hijos que me anunciabas hayan sido agradables para todos. Un saludo afectuoso a Iván, recuerdos de Carol para los dos, y un abrazo de tu siempre amigo
Julio
Berkeley, 4 de octubre de 1980
Querida Lucille:
Gracias por su carta, que contesto con mucho retraso porque sólo ahora estamos instalados en Berkeley y yo tengo tiempo de poner al día mi correspondencia que, después de tres meses en México, es tan abundante como complicada.
No he aceptado ninguna de las muchas invitaciones que me han hecho diversas universidades para charlas, reuniones, cursillos, etc., y desde luego no puedo ahora hacer ninguna excepción por razones éticas. Le diré además, personalmente, que estas actividades me fatigan mucho, porque yo no tengo nada de profesor y mis encuentros con estudiantes me producen siempre una considerable tensión; como aquí en Berkeley tengo mucho trabajo, o sea dos meses bastante intensos entre clases, consultas y otras actividades, prefiero no entrar en otros ambientes universitarios y aumentar más mi trabajo.
En cambio acepto con mucho gusto la idea de que podamos vernos con Beatrice, usted, y eventualmente algunos otros amigos comunes o no, en forma totalmente libre y privada. Carol y yo pensamos en ese sentido que podríamos darnos un salto a L.A. entre el 1 y el 10 de noviembre, y en esos dos o tres días creo que habría amplia oportunidad para vernos e incluso, si ello es posible, conocer el trabajo de Beatrice. Si usted piensa que este plan funciona en esas fechas, escríbame en seguida, porque yo tendré que fabricar un “agujero” en mi trabajo de Berkeley para dar el salto a L.A.
Espero sus noticias, y gracias de nuevo por las gentiles invitaciones.
Un abrazo para Beatrice y usted de
Julio
Berkeley, 5 de octubre de 1980
Mi querido Jaime:
Muchas gracias por tu mensaje y por tu estudio,202 que me traen un gran refuerzo de amistad en un momento en que después de tres meses en México me siento un poco perdido en este mundo a la vez fascinante y odioso que es para mí el país de Thomas Jefferson. Berkeley me ha recibido muy bien, con afecto doble de profesores y estudiantes, y en ese sentido creo que mi cursillo vale la pena y lo estoy llevando adelante con mucho interés. Carol y yo vivimos en un sitio bellísimo y tranquilo, a orillas de la bahía, entre la universidad y San Francisco, y exploramos poco a poco la región y sus incontables paisajes, librerías, disquerías y bares (el jazz empieza a darnos mucho aquí, y además podemos leer y escribir tranquilos).
Lo primero que quiero agradecerte es lo que has hecho por Lida. No tengo noticias de ella, pero espero que me escribirá cuando sepa que ando por aquí; ojalá que algo positivo salga para ella de todo esto.
No te imaginás lo que me conmueve que te hayas estado concentrando en 62, un libro que cuenta mucho para mí por razones que incluso desconozco en gran parte pero que precisamente por eso son todopoderosas. Que incluyas tu estudio en el que ya has hecho sobre Rayuela para la edición de Ayacucho me parece una maravilla, y también que lo dés a conocer por separado; inútil decirte que ya lo estoy esperando, y que si tienes una copia a mano me gustaría mucho recibirlo en seguida, incluso por razones interesadas, porque tengo que dedicar una de las clases a esa novela y vos me ayudarías “un kilo” si me lo hicieras llegar; desde luego no te preocupés si esto no es posible por ahora. Siempre amé los calidoscopios y hasta tuve una colección; imaginate si me fascina esa visión calidoscópica que has descubierto en 62 y que instintivamente me parece la justa. Como también me lo parece (y aquí estoy hablando con tu texto por delante) la visión que proponés de “Casa tomada”. Si todas las que se han adelantado y que vos mencionás pueden ser tenidas en cuenta, la de la caída en el sentido bíblico tiene la fuerza de la belleza, y eso cuenta particularmente para mí. Incluso pienso que si ese cuento nació como sabés de una horrible pesadilla, y si se piensa un poco en Jung y el inconsciente colectivo, bien puede haber ocurrido que mi pesadilla fuera la repetición desde lo más ancestral del pecado y la expulsión del Edén. Desde que alguien hizo una tesis donde analizaba de manera impresionante algunos de mis cuentos bajo la perspectiva junguiana, sé que mucho de lo que he escrito puede haber nacido de esas irrupciones de lo arcaico y lo mítico en un porteño que sueña en su cama y después hace un cuento con su sueño sin pensar en nada en especial. Y en ese sentido, también, tus reflexiones sobre lo que llamás “oposición” y que va a condensarse en Rayuela cobran todo su sentido y me parecen más que pertinentes. Finalmente yo me habré pasado la vida tratando de volver, no sé a qué, no sé por qué, pero buscando en algo que la vida ordinaria trata de convertir en mero “pasado”; y además no he hecho eso para escapar de la vida presente y actual, sino porque sigo convencido de que sería mucho más rica y mucho más presente si fuera capaz de incorporar como cosa viva todo lo que nos enseñan como lejano y muerto.
En México lo pasamos muy bien, un mes y medio en una playa de Zihuatanejo que es un paraíso de tranquilidad, viviendo en un bungalow a orillas del Pacífico. Llevamos al chico de Carol, que tiene 11 años, y cuando volvió a Montreal nosotros alquilamos un auto y nos fuimos al interior para ver (yo por segunda vez, que es la buena) Palenque, Monte Albán, Oaxaca, Guanajuato y tanto más. En el intervalo trabajé como jurado del premio sobre el militarismo en América Latina, que en literatura ganó en buena ley el uruguayo Martínez Moreno con una serie de espléndidos cuentos. Allí encontré a muchos amigos, Gabo, Ariel Dorfman, Julio Scherer y Carlos Quijano. Antes de venirnos aquí vi ya terminada la edición de mis cuentos, que supongo ya se está distribuyendo en México y que se llama Queremos tanto a Glenda. Con este cuento y algo que acaba de ocurrirme en Berkeley se armó una figura que me ha hecho temblar el piso una vez más, y que me obligó a escribir otro texto. Si vienes a California como dices (aquí me pongo castizo de golpe, culpa de los tres meses mexicanos) te mostraré todo, creo que te va a interesar.
Gracias otra vez, Jaime, con el afecto de Carol que trabaja en una novela con gran entusiasmo, y un abrazo muy estrecho de
Julio
Berkeley, 5 de octubre de 1980
Mi querido Ángel:
Qué alegría me dio recibir tu carta y tu trabajo203 que llegan en uno de esos momentos de la vida en que un sujeto tan subjetivo como yo se siente un poco rebasado por un contexto extraño, fascinante e irritante, odioso y acogedor, tan ajeno y a la vez tan extrañamente próximo en muchas cosas. Berkeley me ha recibido muy bien, con gentes encantadoras, y mis primeros contactos con los estudiantes son más que alentadores; pero después de tres meses en México, quiero decir en una de mis casas latinoamericanas, el salto a esa otra manera de entender el mundo es bastante vertiginoso. Es entonces que llegás vos con la mano tendida, como siempre, y eso me hace bien y me alienta.
Vos lo creerás o no, pero todo lo que llevás pensado y escrito sobre mi trabajo me ha aclarado ya muchas veces una punta de cosas que yo mismo, desde mi rincón del ring, no soy capaz de ver. Contrariamente a esos pintores o escritores que temen perder “originalidad” si aprenden demasiado sobre sí mismos a través de la crítica, yo la acepto, lo sabés, con humildad y gratitud –cuando es como la tuya y la de algunos otros; ahora que mi manera de mandar al carajo toneladas de tesis, teorías y reseñas de mucha gente es igualmente intensa, porque no tengo nada de narcisista y sólo busco conocerme en unos pocos espejos que me devuelven una imagen más completa, incluso a veces con un ojo hinchado pero precisamente en eso está lo bueno. Y vos me has tendido siempre espejos así, y el que me mandás hoy es realmente muy hermoso; me alegro que se publique en el número de L’Arc, porque tocará a estudiantes franceses que nos siguen viendo de una manera bastante parcelada; espero que te traduzcan bien, porque tu trabajo es difícil por momentos, y sería una lástima que te hicieran decir lo que no está en tu pensamiento.
Todas esas páginas donde ahondás en la noción de “pasajes” me parecen perfectas, por exactas y por imaginativas a la vez. Mis pasajes han sido eso, y hacía falta que alguien como vos subrayara el sentido de la “doble circulación” que se le escapa a tantos. Es muy justo además que me presentes –ya lo has hecho antes– como un ingenuo en materia histórica y política, porque también sabés ver qué otro tipo de aporte he podido hacer a la causa que defiendo. No sé si sabías que Matta me llama “el príncipe idiota”, y tiene toda la razón del mundo, que lo diga nuestra pobre y querida Haydée a quien tantas veces le sacudí el suelo metiendo el dedo en el ventilador cuando todos los dedos circundantes estaban bien guardados en los bolsillos. En fin, son cosas que vos sabés y de las que un día tendríamos que hablar largo; yo, por ejemplo, tendría cosas que decirte sobre tu texto sobre Arenas, porque creo que me aceptarías algunas por lo menos. (Me dicen que Antonio Benítez204 se ha ido, cosa que me deja abrumado y que realmente no puedo comprender en su caso; pero todo eso no se puede hablar por carta.)
Re El Viejo Topo: Sí, tal vez sea buena idea hablar con Micha para aprovechar algunos textos vivos y lo menos scholarly posibles para ese número; quién mejor que vos para elegir en ese terreno. En cuanto a tu colección de Estocolmo, me planteás un problema porque estoy muy lejos de mi biblioteca y no me acuerdo qué contiene el único libro de cuentos que me publicaron hace muchos años los suecos. Sé que se llama Seremonien, y quizá sea como su equivalente de Seix Barral, Ceremonias, donde había 2 libros de cuentos reunidos.205 De eso depende que figure ahí “El perseguidor” o no, pero me es imposible decírtelo. En cambio es seguro que Libro de Manuel no ha salido en sueco, ni nada de lo posterior a, digamos, Octaedro. Con respecto a posibles derechos, que los suecos se dirijan a Ugné que por ahora sigue siendo mi agente.
Aunque esta carta se alarga, necesito absolutamente dirigirle este párrafo a Marta, porque está completamente equivocada con respecto al concurso mexicano. Los que redactaron el acta final no hicieron lo que debían, puesto que allí debía quedar claro que tres personas –Gabo, Theotonio dos Santos y yo– defendimos hasta el final el libro de Gustavo Zalamea que era desde lejos el más hermoso y el más significativo. Triunfó una línea que llamaremos más populista, que se emocionaron con los dibujos del boliviano, en mi opinión bastante convencionales, ya vistos (desde Rubens, by the way) y en nada comparables con el espléndido trabajo de Zalamea. Curiosamente: en todas las categorías hubo un gran acuerdo del jurado, pero en dibujo se armó la del carajo, y Gabo y yo nos descubrimos una inesperada elocuencia y hasta violencia para defender a nuestro gallo; qué querés, la mayoría estaba en contra y es una lástima. Yo confío en que Shavelzon (que anda negociando con Juan Bremer algunas de las ediciones, que van a salir muy caras) consiga publicar el álbum de Zalamea. Y ahora le contás todo esto a Marta, y le das un beso de mi parte.
Termino diciéndote que Carol y yo estamos instalados en un sitio que se llama Watergate (honni soit...), sobre la bahía de San Francisco, y que tenemos toda la tranquilidad y la comodidad para leer y escribir. Carol trabaja en una novela, y yo le hago una vez más frente a eso que llaman el azar, que no puedo contarte hoy pero que tiene que ver con cosas tan extrañas como Glenda Jackson, Rayuela, una película de espionaje y otros ingredientes. (Por cierto que Shavelzon acaba de sacar mis últimos cuentos; el volumen lleva el título de uno de ellos, Queremos tanto a Glenda, y por ahí arranca este ovillo misterioso del que te enterarás pronto, te lo prometo.)
Cariños de Carol para los dos, y todo el afecto y la gratitud de
Julio
Berkeley, 6 de octubre de 1980
Mi querido Saúl:
Tu carta se cruza con una de Carol que enviamos ayer por la tarde. Hace tiempo que queríamos darles noticias de nosotros, pero las peripecias de la instalación nos cambiaron los planes; sé que desde la playa de Zihuatanejo les enviamos algo, quizá una postal, a Saignon. Creo que ahora todo será más fácil, pues estamos viviendo en un pequeño paraíso llamado Watergate (honni soit…) al borde de la bahía, exactamente entre San Francisco y Berkeley. Además de la gran belleza del paisaje, las gaviotas, las sirenas lejanas de los barcos, este lugar tiene para nosotros las ventajas de las desventajas; quiero decir que es un recinto very exclusive para gente con guita, unos cuantos cientos de departamentos distribuidos en cinco o seis edificios, con toda la cuota de piscinas, saunas, supermercado, policía paternal y vigilante, tu vois ça d’ici! O sea que es el horror de la american way of life pero para nosotros, que solamente aprovechamos del departamento y una piscina solitaria, es perfecto. No se ve a nadie, nadie se habla, el silencio más completo nos envuelve, y teniendo el auto al alcance de la mano (los parkings son perfectos y el auto también) nos vamos en diez minutos a San Francisco, o en otros diez al campus, pues te repito que estamos a medio camino. En resumen, Pepe Durán y el chairman del departamento nos consiguieron una excelente cosa, y yo estoy a salvo de toda hordia apasionada (léase “horda”, esta máquina no da más) pues hemos puesto todas las señas a nombre de Carol y yo prácticamente no existo.
Empecé mis clases, ya di dos, y estoy contento de los estudiantes (demasiados por desgracia) y de la forma en que se van dando las cosas. En este clima bastante indiferente por no decir reaccionario, la cuota bien calculada de explosivos que meto en mis exposiciones funciona hasta ahora muy positivamente; como siempre, de cinco preguntas que me hacen hay dos sobre literatura y cuatro sobre “el caso Padilla”, “si conozco a Fidel”, “qué es el peronismo”, etc. Trato de mantener un equilibrio, lo que no es fácil; esto está lleno de sudamericanos, chicanos, y hasta algún americano inquieto o con mala conciencia. Daré dos conferencias,206 una en inglés y la otra en español, y ahí me explayaré como lo hice en Barnard y el City College; sospecho que las dos les van a caer pesadas, pero yo no me invité solo a venir aquí.
Me alegra mucho saber de la aparición de Envers, y que Juan de Yepes te sigue rondando (no he olvidado lo que me hablaste sobre ese proyecto). Por tu lado vas a recibir Queremos tanto a Glenda, pero no sé cuándo porque salí de México antes de que se empezara a distribuir el libro. Al llegar aquí me pasó una cosa de esas en las que parezco tener una cierta especialidad, es decir que traía en el bolsillo un libro de cuentos cuyo título lleva el nombre de Glenda Jackson, y me encuentro con que los cines estrenaban una película de Glenda Jackson cuyo título es Hopscotch, o sea Rayuela. Te imaginás el efecto que me produjo, y más cuando, al precipitarme a ver la película, descubrí que aunque nada tiene que ver con mi libro, contiene un mensaje para mí, mensaje imposible de concebir porque Glenda ignora la existencia del cuento, etc. Es tan vertiginoso que tuve que escribir un texto para tratar de aprehender esa madeja; ya lo conocerás.
Inútil decirte que tus noticias sobre lo de los manuscritos me alegran un kilo, porque si las cosas salieran como vos creés posible, sería una excelente manera de vivir tranquilo en el futuro. Es evidente que vos no podés hacer ninguna descripción a Gibbs,207 y yo tampoco a vos hasta mi vuelta (por ejemplo, esa noción de “cajas” debe tener algún valor cuantitativo que ignoro, etc.; y además no estoy seguro de cuántos manuscritos hay disponibles). Por eso lo mejor sería esperarme hasta diciembre, y en una hora vos y yo hacemos el inventario; eso a menos que prefieras una estimación aproximada del contenido, pero me puedo equivocar. Sé que tengo Rayuela, 62 y Manuel; tengo además El examen, aquella novela que quedó inédita; y tengo centenares de papeles con textos diversos, cuadernos de notas, cosas así. No me quedan borradores de cuentos, eso es seguro.
Si tenés un rato mandame otras líneas. Muchos cariños para Gladis y los chicos, y todo el que yo te tengo,
Julio
Berkeley, 9 de octubre de 1980
Querida Ofelia:
Acabo de recibir tu carta con excelentes noticias de las que me alegro mucho. Veo que tu salud va muy bien, que estás desplegando una gran actividad, y que por lo visto el tratamiento que el doctor Romeo le ha dado a mamá le está dando buenos resultados. Todo esto me anima mucho, y te agradezco que me hayas escrito con tanto detalle.
También me alegra saber que mi envío de dinero desde un banco de Viena funcionó mejor que cuando mando desde París. A partir de ahora voy a usar esa vía porque te ahorrará trabajo a vos, y yo me quedaré mucho más tranquilo. Tomo nota de decirle a mi banco que se entiendan con el City Bank de Buenos Aires; pienso que si lo hicieron una vez no habrá el menor inconveniente.
Un tercer motivo de satisfacción es ver que estás llevando adelante los trámites para que el departamento pase exclusivamente a tu nombre, y confío en que la intervención de tus amigos y tus propias diligencias dejarán terminado este asunto lo más pronto posible. Tanto vos como yo sabemos que esto es importante sobre todo por la tranquilidad de doña Herminia; y dado que por el momento yo no puedo ni imaginar la idea de darme una vuelta por Buenos Aires, es una gran cosa que puedas llegar vos misma a la solución del asunto.
Por último, a Carol y a mí nos dio mucha alegría enterarnos de la visita de Ana y su novio, a quienes conocemos desde hace mucho. Ana es una fiel amiga, que viene muy seguido a nuestra casa, y la quiere inmensamente a Aurora, de modo que nos alegra que haya tomado contacto con ustedes. Cuando le hables o la veas decile que Carol le ha escrito dándole nuestra dirección aquí; pienso que ya le habrá llegado la carta. Decile también que a mí me alegra mucho su idea de sacar fotos del departamento de ustedes, pues será la primera vez que tendré una idea precisa de la casa.
Nosotros estamos muy bien. Vivimos cómodamente en un departamento alto a orillas de la hermosa bahía de San Francisco, y desde el balcón vemos un continuo desfile de gaviotas, patos silvestres, y muchas embarcaciones. Hemos alquilado un auto (que es imprescindible en este jodido país donde todo el mundo anda en cuatro ruedas y las distancias son grandes) y yo voy a la universidad dos veces por semana para hacer mis cursos y dar entrevistas a mis estudiantes. Nos queda tiempo para ir a escuchar jazz que aquí es de primera línea, y recorrer la ciudad y sus alrededores. Lo mejor de todo es que acabamos de conseguir pasajes para volver en barco y no en avión a Francia. Vamos a salir de Los Ángeles, que queda no muy lejos de aquí, y haremos un viaje de veinte días en una agradable cabina. Como tanto Carol como yo estamos trabajando en nuevos libros, va a ser formidable para descansar; para darte una idea, el número de pasajeros es en total de... seis. Es un barco sueco de carga, que acepta seis pasajeros en tres cabinas, y ofrece todas las comodidades para el tipo de vida tranquila que a los dos nos gusta. Saldremos el 20 de noviembre, y llegaremos al Havre (y a París) el 10 de diciembre. Como ves, será un perfecto fin de viaje, y yo estoy muy contento de haber encontrado esta solución en vez de los aburridos aviones; llevo tantos cientos y cientos de vuelos en la memoria, que me dan asco por adelantado, mientras que un barco es siempre otra cosa.
Bueno, que estas líneas las encuentren muy bien a las dos. Ya les mandaremos fotos, Carol las está haciendo revelar aquí. Dale un beso de mi parte a mamá, cariños de Carol para las dos, y un beso con todo el afecto de tu hermano,
Julio
Berkeley, 23 de octubre de 1980
Mi querida mamá:
Por una reciente carta de Ofelia supe que las dos estaban bien de salud, y espero que todo siga así cuando recibas estas líneas. No te puedo escribir demasiado largo porque tengo mucho trabajo en la universidad; teóricamente mis cursos no toman mucho tiempo, pero el verdadero trabajo consiste en hablar separadamente con los estudiantes, aconsejarles en sus problemas literarios, y mantener un contacto humano que ellos piden y necesitan mucho en este país donde todo el mundo se siente tan solo en el fondo.
Ya he llegado a la mitad de mis cursos, y dentro de menos de un mes nos volveremos a París, después de una ausencia de seis meses, que es realmente demasiado. No sé si en una anterior te dije (o le dije a Ofelia) que hemos conseguido un barco para no tener que volver en avión. Yo estoy hasta la coronilla en materia de aviones, después de haber volado cientos y cientos de veces, y un viaje tranquilo en barco me parece una maravilla. Conseguimos un carguero sueco, que lleva solamente seis pasajeros, lo que nos asegura una tranquilidad perfecta a bordo y la posibilidad de leer y escribir en las mejores condiciones. El viaje durará veinte días, desde Los Ángeles al Havre, sin escalas. Saldremos el 21 de noviembre y llegaremos a Francia el 10 de diciembre, con frío del invierno esperándonos en el muelle.
Cada vez que pensamos en esta temporada en México nos parece todavía más hermosa. Pero San Francisco tiene también su belleza propia, y es muy agradable recorrer sus calles y entrar en sus cafés. La bahía es bellísima, y nuestro departamento da sobre ella, de modo que vemos gran cantidad de pájaros marinos y de barcos. Aquí es absolutamente necesario tener auto porque la gente ya casi no sabe andar a pie y las distancias son grandes, de modo que alquilamos uno y eso nos sirve para conocer nuevos lugares, parques y colinas.
Te mando una foto del bungalow donde pasamos las vacaciones en Zihuatanejo, sobre la playa. Está tomada de espaldas al mar, y solamente se ve el bungalow, pero te dará una idea de la cantidad de flores y lo bonito del lugar. Verás también una hamaca en la que muchas veces dormimos grandes siestas.
La otra foto es para Ofelia, con un saludo de cumpleaños, y te ruego se la entregues. Verás ahí a tu hijo y al pibe de Carol, Stéphane, que pasó sus vacaciones con nosotros y se sintió feliz en el mar y la naturaleza tropical.
Pronto te mandaré más noticias cuando tengamos ya todo pronto para la partida. Espero saber de ustedes, aunque sólo sean unas líneas. Carol te manda un abrazo y se alegra de saberte bien, y yo te beso con todo mi cariño de siempre,
Julio
Berkeley, California, 23 de octubre de 1980
Mi querido Jaime:
Ya te imaginas con qué alegría recibo la confirmación de que Glenda será publicada por ti en Alfaguara. La belleza de las ediciones que diriges es de las que colman a alguien tan sensible a la presentación de un libro; por eso te estoy agradecido ya desde hace mucho, y te reitero hoy una gratitud llena de cariño.
Tal como te habrá anunciado Ugné, había quedado en hacerte llegar un ejemplar de la edición mexicana con algunas correcciones; aquí lo tienes. Verás que no es gran cosa, pero a su manera muy importantes para mí. No sé lo que les pasa a las imprentas mexicanas, parece que quisieran ahorrar papel, de modo que en muchos casos no pusieron los espacios en blanco que eran capitales para la lectura de algunos de los cuentos. La omisión en la página 91 es particularmente nefasta, porque se trata de un cuento208 dividido en una serie de partes que tienen una relación simétrica con las partes de una obra musical; si el lector no encuentra el blanco necesario, su cuenta se le va al diablo y con ella el cuento mismo. Las otras cosas son pequeños detalles o alguna errata.
Me gustaría mucho que me acusaras recibo de la llegada de este envío, pues aunque el correo de aquí es seguro (el de México me llevó casi al harakiri), lo mismo prefiero estar seguro de que no te has quedado esperando sin que yo lo sepa.
¿Nos vemos en París o Madrid, pronto? Carol y yo volvemos a comienzos de diciembre, y no pienso moverme de mi casa por un buen rato. Avísame de tus movimientos, hace ya demasiado que no nos vemos.
Hasta pronto, gracias otra vez, y un gran abrazo,
Julio
8 Admiral Drive, Apt. 323
Watergate Apartments
Emeryville, California 94608
Berkeley, 31/10/80
Querido Eduardo:
Gracias por tu carta y la foto de Manuel con el Gordo Cósmico209 (él se reía mucho cuando yo lo llamaba así).
Te escribo al raje. Esto es abrumador, pero útil. Si esta vez no me matan le va a andar cerca, pero los estudiantes se han despertado a algunas cosas. Qué buena francotiradora puede ser la literatura, y si alguien lo sabe sos vos.
Creí haberte mandado la dirección de Greg desde México. Aquí va:
36 Red Creek Road
HAMPTON BAYS, N. Y. 11946
U.S.A.
Abrazos de Carol para Helena y para vos, y todo mi gran cariño
Julio
Te escribí al Apartado Postal 2446 Barcelona. No tengo tu dirección, imbécil de mí. Le mando ésta a Cristina para que te la envíe.
Berkeley, California, 5 de noviembre de 1980
Mi querida mamá:
Recibí tu carta del 16 de octubre, y a mi vez escribí hacia el 22 o 23 de ese mes, de modo que supongo ya te llegó. Ahora te mando unas líneas porque a partir de este momento y hasta que lleguemos a París nuestra correspondencia va a ser bastante irregular. Como te dije, nos embarcamos el 20 de este mes en un barco sueco que hará un largo viaje sin escalas, de modo que no podré escribirte de ninguna parte hasta llegar a Francia. Por eso, y para que no te inquietes, te doy estas indicaciones a fin de que sepas que no ocurre nada anormal.
Creo que este viaje va a ser muy hermoso para Carol y para mí, porque yo estoy bastante cansado después de mi trabajo en la universidad de Berkeley y esos veinte o veinticinco días a bordo de un barco donde solamente viajan seis personas será como una isla de paz y de tranquilidad. Por su parte Carol podrá trabajar en una novela que ha empezado a escribir aquí, y tendrá todas las condiciones para hacerlo sin molestias de ninguna clase.
Esta mañana he escrito a mi banco en Viena para que les mande dinero en la misma forma que lo hicimos la última vez, es decir que el dinero será recibido en Buenos Aires por el City Bank, y Ofelia podrá ir a cobrarlo en efectivo sin inconvenientes. Ella misma me escribió diciéndome que todo había andado muy bien y muy rápido, de modo que he dado instrucciones a mi banco para que remita el dinero en esa forma. Decile a Ofelia que tan pronto reciba el giro, me mande dos líneas a París para confirmarme que todo anduvo bien.
Aquí tenemos un otoño maravilloso, y lo único malo es que Ronald Reagan haya ganado las elecciones presidenciales, porque será una mala cosa para muchos países de América Latina; pero no te voy a hablar de cuestiones políticas, que ya bastante me preocupan a mí solo. Aparte de eso hemos vivido una excelente temporada en California, que es un estado muy bello, hemos conocido amigos excelentes y en los ratos libres pudimos ir a visitar paisajes de gran belleza. Mi trabajo en la universidad es pesado pero tiene sus grandes recompensas, pues mis estudiantes me quieren y tienen una relación muy hermosa conmigo.
Bueno, mamita, que estas líneas las encuentren bien a las dos y que el buen tiempo se haga sentir en Buenos Aires. Nuestros cariños a Ofelia, y para vos un saludo muy afectuoso de Carol y todo el cariño de tu hijo viajero,
Julio
¿Te llegaron las fotos?
Berkeley, 5 de noviembre de 1980
Querido Guillermo:
Ayer, como te imaginás, fue un día triste. Ver ganar a Reagan en la forma en que ha ganado muestra con toda claridad el cariz que va a tomar la historia en la próxima década. Como vos, como todos nosotros, pienso en América Latina, desde Cuba y El Salvador hasta la Argentina, pasando por Nicaragua que a partir de este momento estará más amenazada que nunca. No entiendo mucho de estas cosas, pero dos meses aquí me han bastado para sentir que el pueblo norteamericano tiene miedo, no sabe bien de qué pero tiene miedo y busca un tough guy210 que lo proteja, en este caso un cow-boy. No te podés imaginar el tono de los diarios cuando cada día dedican páginas enteras a los asaltos, las violaciones, el peligro de andar a pie por las calles apenas anochece, los locos sueltos que tirotean autobuses y matan desde las azoteas. Detrás está el complejo que les ha dejado Cuba, Vietnam y el asunto de los rehenes. Casi me dan lástima, porque hay tanta gente buena y sensible aquí. Pero cada vez se envuelven más en una ignorancia completa y total de lo que pasa afuera (salvo lo que les dicen en los diarios, que es muy poco y mentiroso). En fin, te escribo después de haber mirado la TV durante horas y escuchado un lenguaje que por el momento es pura demagogia, pero que dentro de pocas semanas va a mostrar lo que es realmente este nuevo gobierno plutocrático y fascistizante. Pobres de nosotros, creo que nos espera una cuota muy pesada en los años próximos...
Como ya te dije, creo, nos embarcamos el 21 de este mes. Cualquier cosa urgente será mejor arreglarla por teléfono, porque el correo no es una maravilla.
Nuestros cariños para Aída y las nenas, Carol los abraza mucho y espera que les gustaran las fotos. Hasta siempre, con todo mi afecto,
Julio
Berkeley, 20 de noviembre de 1980
Querida Rosario:
Te agradezco mucho tu llamada del otro día, y a la vez lamento no haber podido ser más explícito y charlar un rato largo contigo, porque me pasaron tu llamada a la oficina donde yo estaba reunido con algunos estudiantes para discutir cuestiones sobre sus papers. De todos modos creo que pudimos verificar los dos que estábamos muy bien, por lo menos en tu caso te sentí en plena forma y me alegré mucho.
Mañana nos vamos del país a bordo de un barco sueco, como creo que ya te dije. Es un viaje de veinte días que me permitirá descansar de estas fatigas universitarias que han sido bastante intensas. Lo he pasado muy bien, y tuve un diálogo excelente con mis estudiantes; desde luego que la literatura sólo fue una parte de ese diálogo, porque el interés por los problemas latinoamericanos era muy grande entre los asistentes, y por mi parte cada día creo más que mi deber es dar toda la información posible sobre lo que se ignora o se quiere ignorar en este país (y en tantos otros, por cierto). En suma, que ha sido un trabajo duro pero lleno de satisfacciones.
Acabo de recibir una carta de mi amigo el pintor Julio Silva, que como acaso recordarás colaboró conmigo en los dos “libros-almanaque” (La vuelta al día en ochenta mundos, y Último round), haciendo las maquetas y ayudándome en las ilustraciones. Silva me escribe para pedirme que diga una palabra por él ante algún funcionario del Centro, pues quisiera exponer sus pinturas (o dibujos, o esculturas, no sé bien) y por lo visto confía en el Centro como posible sponsor o participante colateral. Yo lo quiero mucho a Julio y le tengo una gran admiración como artista (lo ayudé a exponer en Polonia hace tres años, y todo anduvo muy bien esa vez). Por eso quisiera que cuando lleguen los papeles que él ha enviado o está enviando al Centro, tú sepas por adelantado de quién se trata; sé muy bien que si puedes hacer algo por él, lo harás, y te lo agradezco por adelantado.
Qué tontería que hayamos estado al mismo tiempo en Zihuatanejo y no nos hayamos encontrado. Me parece increíble porque Carol y yo vivíamos en uno de los bungalows de Las Urracas, al borde de la playa, y tanto ella como su hijo y yo nos pasábamos largas horas en el agua o tomando sol en la arena. Muchos latinoamericanos me reconocieron (aunque por cierto fueron discretos y no invadieron nuestra tranquilidad) y me resulta difícil imaginar que hayamos podido estar tan cerca sin vernos.
Te hice enviar un ejemplar de mi libro de cuentos, espero que lo hayas recibido aunque con el correo mexicano ya se sabe... En todo caso dime si no recibes nada, y te mando un ejemplar desde París; estaremos allí a mediados de diciembre.
Gracias otra vez por tu llamada, y un recuerdo muy cariñoso de tu amigo
Julio
26 de noviembre de 1980
Querida Liliana:
Recibí el artículo y tu carta. Al final me decís que te escriba a lo de tu mamá en la calle Bulnes, pero muy lilianamente te olvidas de ponerme el número. Sin duda me lo diste en París, y yo muy julianamente lo perdí. De modo que mando esto como una botella al mar aprovechando una vaga indicación del protervo Ornitorrinco en el sentido de encaminar las cartas a la SADE, horresco referens. Pero a lo mejor te llega. De todas maneras el texto de mi respuesta se lo doy a EFE, y las razones las encontrarás en él si te llega, o si alguna vez te lo hacen llegar desde cualquier otro país donde se publique. Como comprenderás, me parecería idiota que El Ornitorrinco lo publicara, a menos que me engañe totalmente sobre lo que ocurre en Buenos Aires.211 En fin, creo que en esas pocas páginas esto queda sobradamente explicado.
Si tenés algún comentario que hacerme (desde luego, me gustaría, porque sé que todo esto es materia resbalosa y no pretendo entenderla bien ni mucho menos estando tan lejos del lugar de los hechos), te pongo mi nueva dirección parisina.
Saludos a los ornitorrincos en bloque, y mi afecto de siempre.
Julio
CARTA A UNA ESCRITORA ARGENTINA
Querida Liliana Heker, tu artículo “Exilio y literatura” (en El Ornitorrinco, Buenos Aires, enero-febrero de 1980), lleva como subtítulo “Polémica con Cortázar”. Nunca he olvidado que “polémica” se emparenta con polemos, la guerra, y por eso detesto la palabra y prefiero sustituirla mentalmente por “diálogo”; del tono de tu texto deduzco que también ésa es tu intención, y que lo de “polémica” es más bien una ranada del ornitorrinco, si me permitís la hibridación, para que los lectores más belicosos se relaman las fauces anticipando sillas rotas, tirones de camisetas y otras demostraciones propias de intelectuales ansiosos de verdad. No les daremos el gusto, pero desde luego buscaremos la verdad, tan lejos el uno del otro en el espacio pero desde un terreno común que, lo sé de sobra, compartimos y queremos.
Para esto, sin embargo, hay un problema que no parecés haber pensado: al hacer públicas tus críticas, me invitás obviamente a responder a través de El Ornitorrinco o de cualquier órgano de prensa argentino. ¿Pero qué prensa? A mi afirmación de sentirme dolorosamente separado de mi pueblo en el plano cultural, después de prohibiciones inequívocas, contestás que exagero puesto que incluso se me lee en “los suplementos culturales de diarios”. Sí, es cierto, en la medida en que esos suplementos seleccionan los textos que les envía la agencia EFE, a la cual destino también esta carta y que distribuye sus materiales en diversos países. ¿Te has preguntado qué textos seleccionan esos suplementos? Respuesta: los exclusivamente literarios, cuando en estos últimos tres años he escrito sobre todo artículos directamente referidos al estado de cosas en nuestro y nuestros países. ¿Qué satisfacción puede tener alguien como vos leyendo un texto mío cuya publicación depende exclusivamente de que no contenga una sola línea que moleste a los dispensadores de la libertad de expresión? En resumen: si quiero que esta respuesta, que EFE va a enviar a esos diarios que todavía me publican allá, te llegue como carta abierta, tengo que redactarla como vos has redactado tu texto, es decir hablando de todo menos de lo que pone en marcha ese todo. Y pasa que yo no tengo por qué escribir así, puesto que mis artículos se publican en muchos otros países y ésa es mi manera de dar a conocer lo más ampliamente posible lo que me parece necesario y útil, y a la vez confiar en su ingreso, por diversas vías, a su destinataria natural que es la Argentina. Curioso cambio de cartas abiertas, como ves, en el que vos evitás hablar de lo único que en el fondo me interesa hablar a mí, y yo preveo que mi respuesta sólo te llegará un día indirectamente y no en los suplementos dominicales de Buenos Aires, a menos que éstos te la ofrezcan amablemente recortada ad usum delphini.
Para empezar este imperfecto diálogo, se me ocurre que no tenías demasiadas críticas que hacerme; en todo caso, el hecho de que apruebes mi punto de vista general sobre el exilio de tantos intelectuales latinoamericanos (en el sentido de volverlo afirmativo y combativo, quitándole toda la negatividad que encierra como noción estereotipada) anula casi totalmente tus discrepancias colaterales; pero me gustaría dejar en claro algunas cosas, precisamente para que esa noción positiva del exilio se dé en todos nosotros, aquí y allá, sin ambigüedades peligrosas. Empiezo, muy rápidamente, por una rectificación personal: te molesta que yo haya explicado con cierto detalle por qué y cómo me considero un exiliado de la Argentina, y parecés creer que he buscado sumarme ahora –después de tantos años de vivir en Europa– a los que han debido abandonar más o menos forzosamente sus países. Aunque en las frases que citás queda bien claro que no solamente no me estoy “mandando la parte” de exiliado sino que me fui hace mucho del país porque me dio la gana, agrego ahora para vos que las circunstancias actuales me llevan a sentirme tan exiliado como cualquier otro, y que sólo en esas condiciones me he creído y me creo con derecho a hablarles a mis coexiliados de toda América Latina para invitarlos a una lucha positiva y no a la usual nostalgia llorona. No solamente no reclamo una antigüedad injustificada en este triste empleo, sino que en muchas entrevistas, que desde luego no conocés por las razones ut supra, he insistido en la noción para mí compulsiva del exilio, y por lo tanto en que no era para nada mi caso; si en el artículo que criticás212 se me fue eso del exilio “sólo se me ha vuelto forzoso en los últimos años”, lamento la patinada involuntaria y dejo definitivamente en claro que jamás fui ni me creí un exiliado hasta eso que más arriba llamé “circunstancias actuales”, concretamente el golpe militar del 76 y la censura subsiguiente, expresa o tácita, que impide cosas como la publicación de parte de mis textos de la misma manera que te impide a vos ahondar explícitamente en las causas fundamentales del exilio. En cuanto a que considerés exagerada mi afirmación de que salir de la Argentina me sería más difícil que entrar, lamento que hayas pasado por alto la fecha en que se publicó esa afirmación, a fines del 78, cuando la escalada de la tortura, los asesinatos y las desapariciones llegaba a su punto más monstruoso. Ya sé que ahora, mientras escribías tu artículo, la paz del cementerio deja crecer poco a poco los pastitos del olvido, y que casi seguramente nadie se metería conmigo en la Argentina a pesar de viejas cuentas por cobrar, la del Tribunal Russell, por ejemplo, y pará de contar.
Estas aclaraciones personales eran necesarias aunque sin importancia esencial; lo importante me parece la tremenda contradicción entre el principio y el final de tu artículo. Hacia el final te alegrás de que yo haya tomado partido por una dinámica –para mí lo más belicosa posible– del exilio; pero al principio me acusás de contribuir directa o indirectamente a una división abstracta y mortecina entre exiliados en el exterior, “condenados fatalmente a vivir lejos de la patria”, y exiliados en la Argentina, o sea, “mártires o muertos en vida”. Bueno, si esto fuera así, me pregunto para qué diablos andaríamos yo y muchos otros removiendo el hormiguero si no hay más que mártires o condenados que remover. Precisamente, el temor de que estos destinos puedan pegarse como etiquetas prefabricadas (por la Casa Rosada) en la espalda de los exiliados es la razón que nos lleva a muchos a decirle a la junta por todos los medios a nuestro alcance que el tiro del exilio le ha salido por la culata, y que vamos a seguir peleando desde adentro y desde afuera por el único exilio que nos parece válido: el que les espera a ella y a sus cómplices internos y externos, igualito que a Somoza, igualito que a Batista.
Pero hablando ahora de nuestro oficio, Liliana, hay algo que no entiendo en tu razonamiento. Discutís mi noción de “exilio cultural” en el sentido de que la supresión o censura del pensamiento escrito es materia corriente en nuestros países, y una vez más te parece que exagero. En primer término, hay eso de que mal de muchos, consuelo de tontos; en segundo, lo que ahora nos interesa concretamente a vos y a mí es la Argentina en ese plano, y el hecho de que en Guatemala o Bolivia lo censuren a Fulanito no modifica para nada mi repulsa a toda censura en nuestro país. Vos decís que a pesar de esa situación general, Latinoamérica sigue dando “una literatura realmente grande”, lo cual es archicierto porque los escritores decentes respondemos casi siempre al principio del challenge and response. Pero aquí no se trata de los escritores sino de los lectores, Liliana; el verdadero exilio se produce cuando cualquiera de nosotros escribe algo y después de haberlo escrito no lo puede publicar en su país. ¿Por qué, como siempre, poner el acento en el escritor, hacer elitismo gremial, cuando el escritor se defenderá como un gato panza arriba dentro o fuera del país, y seguirá siendo siempre un escritor? El problema no es ése, sino que de golpe el escritor queda privado de sus lectores, roto el puente de la comunicación; y si esto es duro para nosotros, poco importa frente al hecho infinitamente peor de que todo un sector de lectores queda privado del escritor. Ahí los verdaderamente exiliados son los lectores, que día a día enfrentan un panorama en el que falta la mayoría de los libros o artículos escritos en el exterior, y sólo cuenta con los del interior en la medida en que su contenido no vaya más allá de lo tolerado. Acabo de leer en México los textos de Gregorio Selser sobre el grotesco episodio en torno a El principito, nada menos; acabo de publicar en México un libro de cuentos que contiene dos o tres que jamás podrían ver la luz en la Argentina. Que mis lectores leyeran esos cuentos sería mi más alta recompensa, no por haberlos escrito sino porque estarían donde deben estar, en manos argentinas. No será así, salvo mínimas excepciones, y vos lo sabés de sobra. Claro que nadie se va a morir por no leernos a los de afuera o a los de adentro; pero, como dice la gente, no te morirás pero te irás secando.
Para terminar me acusás de exagerado (lo soy con frecuencia) al hablar de las razones del exilio exterior. En vez de denunciar la causa central de ese exilio (ya sé que no podés hacerlo, pero entonces no habría que tocar el tema públicamente y con fines polémicos) acumulás otras razones que yo parezco ignorar: dificultades económicas, problemas editoriales, cuestiones de “aguda sensibilidad política” que vuelve insoportables las condiciones internas y la búsqueda de un “ámbito de mayor libertad”, todo eso es cierto y malditamente cierto, pero todo eso es nada frente a la razón esencial. Si a los escritores sumás los artistas y los científicos argentinos desparramados en el mundo, te encontrarás con un país atrozmente empobrecido en el plano cultural. Y la gran mayoría de esa gente no se ha ido por las razones que enumerás; si no siempre han sido obligados por la amenaza, lo han sido por la imposibilidad de seguir diciendo lo que creían su deber decir; cuando un Rodolfo Walsh lo dijo, lo eliminaron cínicamente al otro día. Esto, Liliana, no nos da a los de afuera ninguna jerarquía con respecto a los que siguen en el país; simplemente, aquellos que un día decidan decir lo que verdaderamente piensan tendrán que reunirse con nosotros fuera de la patria. Hay y habrá, claro, lenguajes cifrados en la Argentina, muchas cosas se dicen hoy entre líneas, y eso ya es mucho; pero ese tipo de comunicación críptica no va más allá del círculo que conoce las claves, y escapa por completo al lector de la calle y del vasto interior, ese lector en cambio comprendería tan bien los últimos cuentos de Humberto Costantini que, por supuesto, serán publicados en México y no en Buenos Aires.
Tenés toda la razón, Liliana, no somos ni héroes ni mártires; una vez más somos gente barrida afuera o aplastada adentro. Discutir de estas cosas entre nosotros es perder un tiempo que no pierden los que nos barren y nos aplastan; por eso no te he contestado para polemizar, como creo que tampoco vos me escribiste para eso. Una vez en un club de aficionados de provincia vi a dos boxeadores que se sublevaron al mismo tiempo contra el árbitro y le anunciaron que le iban a romper la cara si no los dejaba seguir como les daba la gana en vez de pararlos y censurarlos a cada momento. Así, Liliana, así creo que vamos a seguir todos nosotros desde afuera y desde adentro; el ring es grande, y al árbitro lo conocemos de sobra.
Julio Cortázar
A bordo del Axel Johnson, en algún lugar del Pacífico cerca de la costa mexicana, 26 de noviembre de 1980
Querida mamá:
Creo que estas líneas podré enviártelas desde Panamá, pues dentro de cuatro días vamos a cruzar el Canal y me han dicho que desde ahí se puede despachar correspondencia. Si no es así, habrá que esperar hasta la llegada a Francia hacia el 10 de diciembre, pero es casi seguro que esta carta saldrá de Panamá.
Nuestro barco es una maravilla. Tenemos una gran cabina con todo lo necesario para descansar y trabajar. Los otros cuatro pasajeros son norteamericanos ya maduros, gente tranquila y discreta, el capitán es un hombre encantador y lo mismo los oficiales, de modo que vuelvo a encontrar la alegría que siempre me produjeron los barcos, pero en condiciones muy superiores a las famosas terceras clases de los tiempos heroicos. El tiempo es hermoso, y poco a poco vamos bajando a lo largo de México para acercarnos a Panamá, cruzar el canal y entrar en el Caribe rumbo al Atlántico y a Europa.
Terminé muy bien mis clases de Berkeley, y dejé a mis estudiantes muy contentos y emocionados. Creo que una vez más les he abierto los ojos sobre cuestiones que en los Estados Unidos se callan o disimulan, y desde luego esto no le gustó nada a la mayoría de los profesores y académicos, que son gente aferrada a sus puestos y muertos de miedo apenas se dicen verdades de a puño. Pero los muchachos comprendieron siempre mis palabras, y creo que mi paso por esa universidad no ha sido inútil. Sé muy bien que todo esto es bien poco frente al poder de los dólares y los cohetes atómicos, pero también sé que si seguimos callándonos como tanta gente, dentro de poco no habrá mayor diferencia entre los carneros y los hombres. Y a mí nunca me gustó ser un carnero.
Tu carta del 31 de octubre me llegó antes de salir de Berkeley, y sin duda se cruzó con una mía en la que les decía que acababa de ordenarle a mi banco que les hiciera llegar otra suma de dinero. Pienso que eso debe haberles llegado ya, pero ahora, después de todo lo que me decís en tu carta y que comprendo muy bien, voy a hacer lo siguiente: Apenas llegue a Francia voy a decirle a mi banco austríaco (que envió muy bien la última remesa, que Ofelia pudo cobrar sin problema) que todos los meses les envíe una suma de dinero. En esa forma ustedes sabrán que cuentan permanentemente con esa entrada, y el único problema será que dados los trámites bancarios, no llegará quizá en la misma fecha cada mes, sino con algunos días de diferencia; pero lo importante es que sepan que eso está asegurado, y también yo me sentiré más tranquilo en ese sentido.
Comprendo muy bien tu estado de ánimo frente a los problemas de la salud, porque de eso depende siempre nuestra manera de hacer frente a las cosas de cada día. Yo también envejezco, mamita, mis ojos se cansan mucho (los usé demasiado en esta vida) y me fatigo fácilmente; hay días en que me siento rabioso de no ser ya el que fui, aunque no puedo quejarme puesto que no tengo nada realmente grave. En tu caso, creo que los tratamientos de estos últimos tiempos te han hecho bien, y que el verano te va a ayudar a sentirte mejor, aprovechando de tu balcón florido aunque no te animes a salir a la calle (dicho entre nosotros, nunca te animaste mucho a salir, salvo por obligación, y siempre preferiste estar en casa que en la calle, de modo que no creo que la diferencia sea tan enorme ahora). En fin, yo veo por tu letra firme y clara que estás todo lo bien que es posible a nuestros años (qué lindo hablar como dos viejitos), y te deseo que sigas bien y aproveches del calor bonaerense.
En cuanto a Ofelia, me alegro de saberla en plena tarea y con el ánimo de siempre. Dale nuestros cariños, y digo nuestros porque Carol no se olvida nunca de pedirme que lo haga. Desde París, donde espero encontrar noticias tuyas, te volveré a escribir en seguida.
Muchos besos de tu hijo que te quiere,
Julio
M/S Axel Johnson, cerca de Panamá,
26 de noviembre de 1980
Querido Acuña:
Las complicaciones de mi viaje, sumadas a mi trabajo universitario en la universidad de California en Berkeley, han dislocado bastante nuestras comunicaciones. Yo le escribí desde México a propósito de Proceso, y no alcancé a tener su respuesta; no importa, porque acabo de recibir un número de la revista donde muy contentos anuncian que voy a colaborar mensualmente a través de los envíos de EFE, cosa que prueba el éxito de esta operación de traspaso, cosa que le agradezco mucho.
Adelantándome en la medida de lo posible a lo que considero un imperdonable atraso, le envío un texto desde Panamá, donde vamos a hacer una breve escala esta misma noche antes de seguir directamente hasta el Havre. Llegaré a París hacia el 11 de diciembre, y en los días siguientes lo llamaré para ponernos al día en todo lo que sea necesario.
A pesar de las ominosas referencias que tengo acerca del correo panameño, espero que le lleguen estas líneas y mi colaboración. Ya me lo dirá usted en París, de todos modos guardo una copia por las dudas.
Un abrazo y hasta pronto,
Julio Cortázar
París, 15 de diciembre de 1980
Señor Arthur Askins.
Querido Arturo:
Al llegar a París hace dos días, encontré este paper que fue enviado directamente aquí por Julie, puesto que no había sido entregado a tiempo el día de mi partida de Berkeley. Julie me pide que lo califique y lo devuelva en seguida, cosa que me apresuro a hacer. Supongo que ya te llegaron mis envíos desde Panamá, o sea el sobre con los papers y una carta con las calificaciones. Por lo que se refiere a este paper (de Leslie Bary),213 te ruego tomar nota de que mi calificación es A+, pues lo encuentro excelente.
Carol y yo te agradecemos mucho el hermoso álbum sobre San Francisco que también encontramos aquí; es un hermoso regalo, pues nos permite ver otra vez todas esas imágenes de una ciudad que hemos llegado a querer mucho.
Que estas líneas te encuentren bien. Afectos a los amigos del Departamento, saludos de Carol para ti, y un abrazo de tu amigo
Julio Cortázar
4, rue Martel
75010 PARIS
París, 18 de diciembre de 1980
Claribellísima:
Poco antes de recibir la carta de Bud y tus líneas al pie, tuve noticias tuyas por una carta de Cristina que te vio en Berlín. Nosotros nos disponíamos a telefonearles en estos días, apenas desembarcados de un viaje excelente desde San Francisco al Havre, ahora prefiero enviarte estas líneas, junto con un brevísimo texto214 para la antología de poesía salvadoreña.
Me excuso por la brevedad, pero estoy “tapado” de trabajo después de seis meses de ausencia, y creo que lo comprenderás. Aparte de eso, pienso que si lo breve es bueno, etc.; y espero que lo encuentres aceptable. Por cierto, estaba terminando de copiarlo cuando Carol me trajo Le Matin, y allí me enteré de que los gringos reanudan su ayuda a la Junta después de la interrupción provocada por el asesinato de las monjas. Bien se ve que el hijo de puta de Reagan (hijo de puta y puto él mismo, como decimos en la Argentina) está ya en el poder aunque no oficialmente. En fin, ahí va el texto.
Con respecto al libro-sorpresa para Tomás, no estoy en condiciones de escribir nada por ahora. No me siento culpable, porque en mi primer largo artículo sobre Nicaragua,215 el año pasado, hablé largamente de Tomás y creo haber cumplido con un deber de amigo y de compañero. Si tuviera más tiempo pensaría un par de páginas, pero realmente me es imposible.
Esto vale también para la reunión de Barcelona. Acabo de aceptar ser miembro del Consejo del Comité de solidaridad con Nicaragua, que se ha creado en París fusionando los dos comités anteriores, cosa que me parece muy bien. Voy a trabajar por los nicas aquí, como siempre lo he hecho, pero ya no es posible que siga tomando aviones para reuniones de todo tipo en el extranjero; esto termina por ser estéril y peligroso para alguien que todavía quiere hacer alguna cosa personal antes de morirse, y he decidido que el año 81 será un año de trabajo. Si hace falta un telegrama o alguna adhesión por escrito, mandame todos los datos necesarios y lo haré. Y que los compañeros allá comprendan.
Estamos muy bien, con la casa llena de valijas, paquetes de libros y montones de cartas por contestar. Trabajamos bien, con ganas, pero te aseguro que tenemos para dos meses antes de ver claro.
Carol le escribirá a Bud a propósito de su novela y de sus comentarios. Yo te deseo un muy buen viaje al caimancito, abrazos a los amigos, sin Haydée desgraciadamente,216 y les mando todo mi cariño,
Julio
París, 18 de diciembre de 1980
Querida Evie:
Gracias por la invitación, que no puedo aceptar porque el año 81 quiero y necesito guardarlo lo más posible para mí, después de 5 años de correr mundo por culpa de tanto canalla sudamericano que hay que combatir hasta donde su pueda.
Espero que la reunión se haga y que salga bien; el tema es excelente.
Te felicito por tu ensayo sobre el libro de Luisa; es brillante y denso a la vez, y abre grandes perspectivas sobre la obra de Luisa y lo que se está haciendo en nuestras tierras.
Lo de Berkeley salió bien, creo. En el Departamento de Español todavía deben estar bajo la impresión de que albergaron a un peligroso “terrorista”. Mejor eso que ser una momia, ¿no te parece?
Devuelve con afecto los saludos que me envía Luis, y para Iván y tú todo el cariño de siempre,
Julio
18/12/80
Querido Félix:
Recibí tu doble carta, que me alegró porque revela tus progresos en materia hortográfica. Ni que decirte que el híndice de mi omenaje me tiró al suelo por un buen rato. 700 páginas 700, qué me contás, pibe! (El problema es que alguien se anime a entrarles, va a ser un tomo del carajo.) Bueno, te imaginás si estoy contento de tanta amistad y tanto amor. Ojalá me llegue pronto el número, te volveré a escribir en seguida, ahora me abro paso entre cartas y paquetes después de 6 meses de ausencia, y tengo un trabajo bárbaro. ¿Te llegó Queremos tanto a Glenda desde México? Te puse en la lista pero los aztecas tienen un correo que más parece un crematorio. En cuanto a las fotos, creo que si las enviás por correo certificado a mi casa, no habrá problema.
Un beso para Paquita, cariños de Carol,
abrazos grandes de
Julio
4, rue Martel
75010 PARIS → Guarda esto para ti solamente (y los amigos amigos)
París, 18 de diciembre de 1980
Querida mamá:
Esperaba encontrar noticias tuyas al llegar, pero no fue así; supongo que llegarán en estos días.
Nuestro viaje en barco fue espléndido, y descansamos muchísimo a lo largo de veinte días de mar abierto y dolce far niente. Como ya te expliqué, éramos solamente seis pasajeros, de modo que nadie resultaba molesto, muy al contrario, y el barco era sumamente agradable y espacioso. Tuvimos una cabina donde Carol y yo pudimos instalar nuestras máquinas de escribir, leer y trabajar a gusto. La comida era de lo mejor (con un cocinero vienés, imaginate) y los oficiales muy jóvenes y simpáticos. El cruce del canal de Panamá fue extraordinario, pues lo hicimos de noche, bajo la deslumbrante iluminación de los muelles que daban una impresión de algo soñado más que vivido. Me acordé de que abuelita también había cruzado el canal hace tantos años, y de las fotos que de niño veía en casa con esa parte de su “vuelta al mundo” para mí tan misteriosa y fascinante en ese entonces.
Aquí encontramos el departamento muy bien, pues un amigo lo visitó y cuidó durante nuestra ausencia. Como te imaginás, había montañas de cartas y paquetes de libros y revistas, y desde hace una semana estoy trabajando como loco para despejar el terreno. Recuperamos a Flanelle, nuestra gatita que estuvo en casa de amigos argentinos, y que se ha puesto muy gorda; nos reconoció inmediatamente, y aquí está como si nunca se hubiera ido.
Decile a Ofelia que acabo de arreglar con el banco de Viena para que cada primero de mes les envíe automáticamente una suma de dinero, que Ofelia podrá cobrar en efectivo a través del City Bank. Le ruego que me confirme inmediatamente el recibo del primer envío para ver si los de mi banco están haciendo bien las cosas. Creo que de esta manera tanto ustedes como yo estaremos más tranquilos, sabiendo que hay una cantidad fija que sale cada mes para Buenos Aires. Aquí me llegan noticias inquietantes sobre la inflación en la Argentina, y espero que mis envíos las ayuden un poco. Por su parte Francia está más cara que nunca; en seis meses todo ha pegado un salto terrible. Ya ves que “en todas partes se cuecen habas”...
Mamita, que estas líneas te encuentren bien, lo mismo que Ofelia. Carol les manda una foto que le tomé yo, y van dos de una revista que me muestran cuando estuve en Nueva York en la universidad de Columbia; espero que te agraden.
Con todo mi cariño y un beso de tu hijo,
Julio
Que el año Nuevo nos traiga a todos paz y salud. Otro beso grande.
París, 18 de diciembre de 1980
Querido Guillermo:
Hicimos un excelente viaje en el Axel Johnson, barco sueco que responde a todo lo que se puede esperar de ese país en materia de comodidad, limpieza, buena atención, etc. El cruce del Canal de Panamá fue una experiencia extraordinaria, pues lo hicimos de noche y te aseguro que vivimos ocho horas de una experiencia surrealista inolvidable... Por cierto que mi curso en Berkeley fue excelente para mí y creo que para los estudiantes, no así para el departamento de español que lamentará siempre haberme invitado; les dejé una imagen de “rojo” tal como la que se puede tener en los ambientes académicos de los USA, y les demolí la metodología, las jerarquías prof/alumno, las escalas de valores, etc. En suma, que valía la pena y me divertí.
Bueno, recibí Sábado con mi “potasio”,217 que me alegró ver tan bien publicado (junto con otros materiales excelentes). Espero ejemplares de la edición de Glenda en Colombia. Por ahora no nos movemos de París. Muchos cariños a Aída y a las chicas, y los afectos de Carolita junto a un gran abrazo de
Julio
160 “De una amistad”, texto recuperado en Papeles inesperados, fue editado con el mismo título [“Von einer Freundschaft”], en Karsten Garscha, ed.: Der Dichter ist kein verlorener Stein. Über Pablo Neruda, Berlín, Sammlung Luchterhand, 1981.
161 Telegrama sin fecha.
162 Cortázar se refiere a la novela de Onetti, Dejemos hablar al viento.
163 A raíz de la lectura de “Pour une idée différente de l’exil” (Le Magazine Littéraire, n.º 151-152, París, septiembre de 1979), Ana Godel propuso a Cortázar la edición de una carpeta con dibujos.
164 Los premios fue publicado por Bruguera ese año.
165 Queremos tanto a Glenda.
166 Cortázar fue invitado a participar en el City College de Nueva York en el marco de las Jacob C. Saposnekow memorial lectures; leyó “Realidad y literatura en América Latina”, publicado en The City College Papers, n. º 19, Nueva York, 1980; recogido en Obra crítica/3, Madrid, Alfaguara, 1994.
167 Folleto.
168 Queremos tanto a Glenda, México, Nueva Imagen, 1980.
169 Trottoirs de Buenos Aires, París, Polydor, 1980.
170 Dorfman había obtenido la beca de estadía en el Woodrow Wilson Center para escribir su novela La última canción de Manuel Sendero.
171 “La hora de la verdad”, recogido en Obras completas, vol. VI (Obra crítica), y “Entrevista ante un espejo”, recogido en Papeles inesperados.
172 “Recordación de don Ezequiel”, Casa de las Américas, n.º 121, La Habana, julio-agosto de 1980.
173 Uf, cuánto me jode joderte así.
174 Cortázar repite “Manuscrita” con otra caligrafía y añade: “¿Sirve?”.
175 Al menos tres relatos tocaban directa o indirectamente el drama de los desaparecidos políticos: “Texto en una libreta”, “Recortes de prensa” y “Graffiti”.
176 Llenos de niños los árboles, Managua, Nueva Nicaragua-Monimbó, 1983.
177 “Lucas, sus hipnofobias” y “Lucas, sus huracanes”, recogidos en Papeles inesperados.
178 “Soneto gótico”, incluido en Salvo el crepúsculo.
179 José Antonio Maravall, historiador y ensayista español, director de Cuadernos Hispanoa-mericanos.
180 Beatrice, Beatrice, tu aerograma era infernal, se rompió en cinco pedazos antes de que pudiera abrirlo y leí tu carta como mis lectores leen Rayuela. O.K. Me lo merezco.
¿Cómo van los planes de la T.V.? Pronto nos encontraremos en California, porque es verdad que estaré enseñando (?) en Berkeley de septiembre a diciembre. Formidable, charlaremos muchísimo entre cronopios. Prepara vino tinto y una buena cantidad de pacientcia (Buena ortografía, ¿eh?).
Lo mejor, la bronceada Carol está ansiosa por conocerte, es bonita como un arco iris.
Cariños
181 Publicada como introducción a La vida entera, Barcelona, Bruguera, 1981, ha sido incluida en Obras completas, vol. VI (Obra crítica).
182 Probablemente se refiere a la ocupación de la embajada de Perú en La Habana en el mes de abril de ese año, que finalizó con la salida de cientos de refugiados.
183 Miguel Rojas Mix, escritor e historiador chileno.
184 Jean-Paul Borel, hispanista suizo.
185 Se trata de un sobre del hotel Chateau Versailles, de Montreal.
186 Chantaje.
187 La ilustración de la cubierta fue Contra el muro, de Antonio Seguí.
188 “América Latina: exilio y literatura”.
189 Michel Rodde había hecho una adaptación de “Continuidad de los parques”.
190 París, 29 de mayo de 1980
Señor Michel Rodde
Estimado señor:
Acabo de leer el guión de Sweet Reading. Es evidente que hará usted un film muy interesante a partir de su visión personal de mi cuento.
En lo que a mí respecta, el “sistema” de mi relato se basaba en lo que yo llamaría un “efecto de bumerán”, es decir que el lector de la ficción resulta ser, sin saberlo, uno de los personajes del libro, el del marido que los amantes han decidido suprimir. Al aceptar esta situación absolutamente fantástica, el cuento muestra ese deslizamiento de lo literario a lo real, y al final el lector es “verdaderamente” asesinado.
En su adaptación, entre las vidas cotidianas del lector y de la pareja “bárbara” no hay ninguna relación posible. En mi opinión éste es un factor negativo para el film en que lo fantástico tendrá cierto aspecto gratuito. ¿Por qué es asesinado el lector? En mi cuento el marco es el mismo, una casa de campo, etc., por lo tanto el lector debe admitir sin excesivo esfuerzo que la amante del asesino es la mujer del que lee la novela donde se cuenta que... etc. Usted ha separado totalmente la órbita de vida del lector (moderna, gran ciudad, etc.) de la órbita de los héroes del libro (los trópicos, la jungla).
Dicho esto, creo que su guión es muy interesante y que los espectadores encontrarán un suspense diferente del de mi cuento.
Le deseo buena suerte en su filmación. A fin de año dejo Europa (México y California son escalas de un largo viaje). Tal vez a mi regreso tenga el gusto de asistir a la proyección de su película.
Muy cordialmente.
191 Julio Cortázar y Alberto Cedrón, La raíz del ombú, Caracas, Presidencia de CADAFE [Compañía Anónima de Administración y Fomento Eléctrico]-Editorial Amón, 1981.
192 En la cubierta de la edición de Libro de Manuel de Bruguera, aparecida en 1981, hay un recorte del periódico Clarín.
193 La revista L’Arc dedicó a Cortázar el número monográfico 80, 4º trimestre de 1980, con contribuciones de René Micha, Edoardo Sanguineti, Ángel Rama, Alain Sicard, Jean Andreu, Alicia Borinsky, Jaime Alazraki, Saúl Yurkievich, Claude Fell, Pierre Mertens, Julio Ortega y Gladis Yurkievich.
194 Se refiere al artículo “Écriture et pouvoir”, editado después en Cahiers Confrontation, n.º 5, París, 1981.
195 “Graffiti”.
196 Ahí Cortázar escribió Cuaderno de Zihuatanejo. El libro. Los sueños, que se conserva en Princeton University y fue publicado en edición no venal por Alfaguara, Madrid, en 1997.
197 La conferencia, pronunciada en la Universidad de Jalapa, en Veracruz, el 4 de septiembre de 1980, fue “De gladiadores y niños arrojados al río”; recogida en Obras completas, vol. VI (Obra crítica).
198 “Orientación de los gatos”, de Queremos tanto a Glenda, incluido en el número monográfico dedicado a Cortázar de la revista L’Arc.
199 “Devant une barque” va seguido. De lo contrario el párrafo resulta demasiado largo y pesado. Si pudieras señalarles estas dos cositas, te lo agradecería; buena estada en Grecia, buena estada en Córcega para Vincent (encantado de que le guste Rayuela).
200 Catherine Brucher.
201 El episodio a que se refiere Cortázar está narrado en “Botella al mar. Epílogo a un cuento”, fechado el 29 de septiembre de 1980 y publicado en Deshoras, México, Nueva Imagen, 1983.
202 “Jaime Alazraki: 62, modelo para armar: novela calidoscopio”, Revista Iberoamericana, 47, nos. 116-117, Pittsburgh (Pensilvania), julio-diciembre de 1981.
203 Ángel Rama: “Cortázar inventeur de futur”, L’Arc, n.º 80, Aix-en-Provence, 1980.
204 Director del Departamento Literario de Casa de las Américas.
205 Ceremonias contenía los cuentos de Final del juego y Las armas secretas. El libro de cuentos traducidos al sueco por Jan Sjögren con el título Slut på leken, publicado por Bonnier en Estocolmo en 1969, reunía cuentos de Bestiario, Final del juego y Las armas secretas.
206 “La literatura latinoamericana de nuestro tiempo”, incluida en Argentina: años de alambradas culturales, y “Los caminos de un escritor”, incluida en Obras completas, vol. VI (Obra crítica).
207 Donald L. Gibbs, bibliógrafo del área latinoamericana de la Universidad de Texas, en Austin.
208 “Clone”.
209 Manuel Pereira y José Lezama Lima.
210 Tipo duro.
211 Esta carta personal y la carta abierta que sigue (“Carta a una escritora argentina”) fueron publicadas en El Ornitorrinco, n.º 10, Buenos Aires, octubre-noviembre de 1981.
212 “América Latina: exilio y literatura”.
213 “Jazz en Rayuela”.
214 “La compañera” en Homenaje a El Salvador, Madrid, Visor, 1981; texto incluido en Obras completas, vol. VI (Obra crítica).
215 “Nicaragua la nueva”.
216 Haydée Santamaría se suicidó ese año.
217 “Potasio en disminución”, Sábado (suplemento cultural de Unomásuno), México, 8 de diciembre de 1980; texto recuperado en Papeles inesperados.