Apéndice 1

TÉCNICAS DE DATACIÓN,

CRONOLOGÍAS Y DURACIONES

En el núcleo del mito moderno de la creación, como en cualquier relato, hay un sentido de duración. ¿Cómo se construyó la duración moderna? ¿Y cómo podemos entender sus múltiples escalas?

LA CONSTRUCCIÓN DE UNA DURACIÓN MODERNA

Uno de los rasgos más asombrosos del relato de la creación moderno es que describe con total seguridad acontecimientos que se produjeron miles de millones de años antes de que apareciesen los humanos. Muchos de estos detalles cronológicos no han llamado la atención hasta los últimos decenios, de modo que el sentido de duración que hay detrás de la historia que se cuenta en el presente libro es, en buena medida, de origen reciente. ¿Cómo se ha construido?

La datación no supone un problema importante allí donde hay registros escritos y los historiadores modernos se han basado principalmente en registros de este tipo para construir sus versiones del pasado. Pero las cosas cambian cuando tratamos con períodos fuera de la cronología abarcada por los testimonios escritos. Hace cincuenta años, la construcción de estas duraciones habría sido infinitamente más difícil que en la actualidad. Hasta mediados del siglo XX parecía imposible saber nada con exactitud del pasado más remoto. Éramos capaces de establecer el orden relativo de los acontecimientos (por ejemplo, el orden en el que se habían depositado determinadas capas geológicas), pero parecía que no había forma de establecer la cronología absoluta.

La Biblia fue, en el mundo cristiano, la fuente principal de la cronología antigua hasta el siglo XIX. El momento de la creación se calculaba sumando los años de las generaciones descritas en sus distintos libros. Según estas estimaciones, Dios había creado la Tierra hacía unos seis mil años. En el siglo XVII, como ya se ha señalado en el capítulo 1, un investigador británico llegó a la conclusión de que los humanos habían sido creados a las nueve de la mañana del 23 de octubre de 4004 a.C. Pero ya en el mismo siglo XVII había estudiosos con conocimientos geológicos que consideraban que la Tierra tenía que ser más antigua. Por ejemplo, sabían que ciertos objetos fósiles encontrados en regiones de alta montaña eran restos de peces antiguos, lo que quería decir que aquellas montañas habían emergido de las profundidades marinas. En opinión de estos estudiosos, aquellas transformaciones geológicas habían tardado en producirse más de 6.000 años. Los geólogos del siglo XIX se acostumbraron a manejar escalas de tiempo mucho mayores y perfeccionaron la técnica de establecer cronologías relativas. Eran capaces de decir qué capa geológica se había depositado primero, lo cual les permitía ordenar cronológicamente los fósiles y describir aproximativamente las etapas de la historia de la evolución. Pero al parecer no había forma de establecer cronologías absolutas. William Thompson (lord Kelvin) llevó a cabo un influyente intento de establecer la edad de la Tierra en 1860-1870. Basándose en la suposición de que la Tierra y el Sol habían sido al principio esferas de materia fundida que se habían enfriado hasta alcanzar la temperatura actual, adujo que la Tierra tenía menos de 100 millones de años, probablemente alrededor de 20 millones. Para averiguar la edad de la Tierra y el Sol, calculó el tiempo que habían tardado en enfriarse. Lord Kelvin estaba en un error, ya que desconocía el papel de la radiactividad, que conservaba el calor interior de ambos cuerpos (aunque de diferente modo). En realidad, fue el hallazgo de la radiactividad lo que al final permitió dar una cronología absoluta al moderno relato de la creación.1

La datación radiométrica se sirve de un rasgo común a todos los materiales radiactivos, entre ellos muchos isótopos de elementos químicos normalmente estables, como el carbono.2 Los átomos de muchos elementos radiactivos contienen una elevada cantidad de protones y neutrones. Como los protones tienen carga eléctrica positiva, se repelen; cuantos más se apelotonen en un núcleo, mayor será la fuerza de repulsión. Con el tiempo, estas fuerzas de repulsión pueden minar la fuerza nuclear fuerte, que es la que aglutina el núcleo; por este motivo, los núcleos grandes suelen ser más frágiles que los pequeños. Pero incluso los más pequeños pueden volverse inestables en determinadas configuraciones. El núcleo de los elementos radiactivos empieza a desintegrarse sin más, de manera periódica. Expulsa pequeñas cantidades de protones y neutrones y en ocasiones un electrón o un positrón; al hacerlo, cambia de naturaleza y pasa a ser otro elemento. Este proceso, llamado desintegración radiactiva, prosigue hasta que el átomo original, tras varias etapas radiactivas, pasa a ser un elemento estable, por ejemplo el plomo. Esta desintegración se produce con una gran regularidad estadística; aunque no podemos saber cuándo se descompondrá un núcleo concreto (como no podemos saber si saldrá cara o cruz cuando lanzamos una moneda al aire), podemos calcular con gran precisión el comportamiento de muchos fenómenos radiactivos. Por ejemplo, podemos calcular la rapidez con que se desintegrará cierta cantidad de materia. Esta rapidez se calcula normalmente midiendo la vida media. Por ejemplo, la vida media del uranio 238 (el isótopo más corriente que tiene el uranio) es de unos 4.500 millones de años, algo menos que la edad de la Tierra. Esto significa que si nos cae en las manos un fragmento de uranio 238 recién formado (por ejemplo, en una supernova), la mitad del mismo se habrá convertido en otros elementos dentro de 4.500 millones de años. (El hecho de que haya en la Tierra tanto uranio con una antigüedad de 4.560 millones de años induce a sospechar que se formó una supernova en nuestro rincón de la galaxia poco antes de la aparición del sistema solar.) La vida media de los elementos radiactivos depende del elemento en cuestión. Por ejemplo, la vida media del carbono 14 (un isótopo poco frecuente) es 5.715 años, y éste es el método que utilizan los arqueólogos para datar objetos que tengan a lo sumo unos 40.000 años de antigüedad.3 Cuando se trata de objetos más antiguos, el carbono 14 que queda en ellos es muy escaso para analizarlo debidamente y produce resultados anómalos; en consecuencia, hay que recurrir a otros métodos.

La regularidad estadística de la desintegración radiactiva nos permite calcular cuándo se formó un fragmento concreto de material radiactivo. Gracias a estas técnicas sabemos, por ejemplo, que la Tierra se formó hace 4.560 millones de años y que el Cámbrico duró desde hace 570 hasta hace 510 millones de años. Los detalles técnicos son complejos, pero el principio general es sencillo. Tomamos un fragmento de material radiactivo y calculamos la parte que se ha descompuesto en otros elementos, y con este resultado podemos averiguar la antigüedad del material. Siempre hay cierto margen de error en estos cálculos, pero se conoce con bastante precisión la magnitud de este margen. Los principios de la datación radiométrica fueron descubiertos en Estados Unidos por Willard Libby en los años cincuenta. Desde entonces se ha perfeccionado mucho la técnica. Gracias a este método, los arqueólogos, geólogos, paleontólogos y astrónomos han podido establecer, desde mediados del siglo XX, la exacta cronología absoluta de muchos acontecimientos importantes del pasado más remoto de nuestro planeta y del sistema solar. De la datación radiométrica proceden muchas fechas importantes para la duración moderna.

La datación molecular es una técnica más reciente. Se inventó en los años ochenta y se emplea sobre todo para determinar la distancia evolutiva entre dos especies relacionadas (véase el capítulo 6). Primero se compara el material genético (por ejemplo, el ADN) de dos organismos y luego se calculan las diferencias que hay entre ambos. Después de hacer muchas comparaciones se ha llegado a la conclusión de que gran parte del cambio genético es estadísticamente aleatorio; así, a semejanza de la descomposición del material radiactivo, es como una especie de reloj. Los científicos utilizaron por primera vez los relojes moleculares para saber cuándo se separaron las líneas humana y simia; el resultado fue sensacional, porque las líneas se separaron hace sólo entre 5 y 7 millones de años. La rápida admisión de esta cronología entre los paleontólogos repercutió en beneficio de la credibilidad de la técnica, que actualmente se emplea para fechar muchos otros procesos, como las migraciones humanas a diferentes partes del mundo.

El big bang plantea sus propios problemas cronológicos. Edwin Hubble demostró que el universo se estaba expandiendo y además que, en principio, era posible calcular la velocidad de expansión. Primero tuvo que determinar la distancia que había entre las galaxias y la velocidad a la que se separaban. Ninguno de los dos cometidos fue fácil y el problema se complicó porque es muy probable que, con el tiempo, la velocidad de expansión haya cambiado y que haya sufrido la influencia de la gravedad, o tal vez (como sugieren ciertos estudios recientes) la de alguna forma de «energía de vacío». Las primeras operaciones que hizo Hubble para averiguar la velocidad de expansión (la constante de Hubble) le indicaron que el universo tenía sólo 2.000 millones de años de antigüedad, cifra claramente insostenible porque se pensaba que la Tierra tenía por lo menos una antigüedad de 4.500 millones de años. Los cálculos modernos dicen que el universo se originó hace unos 13.000 millones de años. Esta cronología es compatible con la de las estrellas más antiguas que se conocen (de unos 12.000 millones de años) y con la inexistencia de fechas radiométricas más antiguas. Los estudios más recientes, basados en indicios publicados en 2003 y recogidos por la sonda WMAP (Wilkinson Microwave Anisotropy Probe), dan la cantidad exacta de años transcurridos desde el big bang, 13.700 millones. Los mismos estudios dan a entender que las primeras estrellas se encendieron sólo 200 millones de años más tarde, así que no es de extrañar que la edad atribuida a las estrellas más antiguas se acerque peligrosamente a veces a la edad que se atribuye al universo.

PARA COMPRENDER LAS ESCALAS TEMPORALES GRANDES

Entender las escalas del moderno mito de la creación es muy difícil para los no acostumbrados a tratar con escalas temporales grandes. Pero no es un problema exclusivo del relato moderno de la creación. Ciertas cronologías hindúes y budistas relativas a la historia del universo son más desmesuradas que las de la ciencia moderna.

Imaginad, oh monjes —dijo el Buda a sus seguidores en cierta ocasión—, una roca grande y sólida, de un kilómetro de longitud, otro de anchura y otro de altura, sin ninguna fisura ni defecto. Cada mil años se acerca un hombre y la frota con un paño de seda. Esa roca acabaría por gastarse y desaparecer antes de que transcurriera un período [kalpa] del mundo. Pues bien, oh monjes, han transcurrido ya muchos períodos del mundo, muchos centenares, muchos millares, muchas centenas de millares.4

Para entender realmente la escala del mito moderno de la creación tenemos que esforzarnos por imaginar algo parecido. En el presente apéndice se comentan varias duraciones que podrían servir al lector para familiarizarse con las escalas temporales del moderno relato de la creación.

En las primeras partes del libro hay fechas que toman por referencia el presente. Por ejemplo, el universo se originó probablemente hace unos 13.000 millones de años, y la Tierra hace alrededor de 4.600 millones, mientras que los indicios más antiguos de la existencia de organismos policelulares son de hace unos 600 millones de años y los restos óseos de homíninos (los primates bípedos de los que descienden los humanos actuales) más antiguos que conocemos son de hace alrededor de 4 millones de años (aunque los hallazgos más recientes aconsejan retroceder a una antigüedad de 6 millones). Conforme nos acercamos a la era de la historia humana adoptamos un lenguaje más formal y recurrimos a la terminología de los arqueólogos, que hablan de años a.p. (antes del presente). En puridad, estas fechas, cuando se basan en dataciones radiométricas, deben entenderse «antes de 1950». Para los datos de antigüedad inferior a 5.000 años me he servido de referencias más conocidas, como a.C. (antes de Cristo) y d.C. (después de Cristo). Para traducir cantidades a.p. a cantidades a.C. basta restar 2.000 años a aquéllas. Da lo mismo poner 5000 a.p. que 3000 a.C.

Lo que sigue es un resumen esquemático del relato moderno de la creación, con tres cronologías que podrían ayudar al lector a seguir la vasta escala cronológica de este libro. Dispersas por sus capítulos hay ocho duraciones a diferentes escalas que también podrían servir al lector para familiarizarse con las muchas escalas temporales de la historia que contamos.

El argumento básico de la historia

Lo que sigue es un resumen como cualquier otro de la historia que cuenta este libro.

Hace 13.000 millones de años no había nada. Ni siquiera había vacío. No existían el tiempo ni el espacio. En esta nada se produjo de pronto una explosión y en una fracción de segundo aparecieron cosas. El universo primitivo tenía una temperatura altísima, era una nube achicharrada de energía y materia, muchísimo más caliente que el núcleo del Sol. Durante una billonésima de segundo se expandió a una velocidad superior a la de la luz y de tener el tamaño de un átomo pasó a tener el de una galaxia. La velocidad de expansión se redujo, pero el universo siguió expandiéndose y aún se expande en nuestros días. Al dilatarse el universo, su temperatura descendió. Al cabo de unos 300.000 años estaba lo bastante frío para que se formaran átomos de hidrógeno y helio. En el curso de unos mil millones de años se formaron nubes gigantescas de hidrógeno y helio que acabaron comprimiéndose bajo la acción de la gravedad. Al aumentar la temperatura en el centro de estas nubes, los átomos se fundieron con gran violencia, como si fueran bombas nucleares, y entonces se encendieron las primeras estrellas. Aparecieron cientos de miles de millones, agrupadas en esas vastas comunidades que llamamos galaxias. El joven universo consistía en poco más que hidrógeno y helio, pero en el interior de las estrellas, y durante la brutal agonía de las estrellas grandes, se formaron otros elementos. Y con el tiempo aparecieron en el espacio interestelar elementos más complejos. El Sol se formó hace alrededor de 4.500 millones de años a partir de una nube de gas y materia que contenía muchos elementos nuevos, además de hidrógeno y helio. Los planetas de nuestro sistema se formaron al mismo tiempo que el Sol, de los escombros que se desecharon durante la formación del astro.

La Tierra primitiva era un lugar peligroso, bombardeado por meteoritos y tan caliente que gran parte del planeta era como lava fundida. Al cabo de mil millones de años se enfrió, y mientras se enfriaba, llovió tan abundantemente que se formaron los primeros mares. Hace unos 3.500 millones de años aparecieron formas simples de vida a consecuencia de complejas reacciones químicas que probablemente tuvieron lugar en volcanes de las profundidades marinas. En el curso de los 3.500 millones de años siguientes, aquellos sencillos organismos unicelulares se diversificaron de manera creciente, evolucionando por selección natural. Ya en los comienzos hubo algunos organismos que aprendieron a extraer energía del Sol por medio de la fotosíntesis. Cuando otros organismos empezaron a alimentarse de los fotosintetizadores, el Sol pasó a ser la principal «batería» de la vida en la Tierra. Nutridos por el Sol, los organismos vivos se dispersaron por los mares y finalmente por la tierra sólida, creando así una interconexión biológica que afectó poderosamente a la atmósfera, a la tierra y al mar. Hace unos 600 millones de años aparecieron organismos mayores, formados por miles de millones de células. Nuestra especie apareció hace sólo 250.000 años; descendía de criaturas simiescas y había evolucionado en virtud de los inescrutables procesos de la selección natural.

Aunque evolucionaron del mismo modo que otros animales, los humanos fueron insólitamente hábiles a la hora de extraer recursos del medio. Su ventaja era que podían transmitir ideas e información con una exactitud que ningún otro animal igualaba. Y con el tiempo, el conocimiento común se acumuló y las generaciones pudieron basarse en el conocimiento de sus antepasados. Los humanos aprendieron a vivir en medios muy diversos y su número aumentó; primero habitaron en África, luego en Eurasia, en Australia, en América, y finalmente en la miríada de islas del Pacífico. Estas migraciones tardaron en completarse decenas de miles de años. Con el tiempo, y de esto hace sólo diez mil años, los humanos de ciertas partes del mundo supieron manipular su entorno con tanta eficacia que consiguieron que una misma extensión de tierra produjera crecientes cantidades de alimento. Gracias al uso del conjunto de tecnologías que llamamos agricultura empezaron a hacerse sedentarios y a establecerse en pequeñas comunidades aldeanas. Con el aumento de la población, crecieron también el número y el tamaño de las aldeas, hasta que aparecieron las primeras ciudades, hace unos 5.000 años. Estas grandes y densas poblaciones necesitaron formas de organización nuevas y complejas para impedir conflictos y coordinar las actividades de mucha gente que vivía en puntos cercanos. Así aparecieron los primeros estados, grupos de individuos poderosos y capaces de regular las actividades del conjunto de la comunidad. Conforme los grupos competían por los recursos y el poder estallaban conflictos dentro de las comunidades y entre ellas. Pero como las comunidades también intercambiaban información, siguieron acumulándose los recursos tecnológicos accesibles al conjunto de la humanidad. Con el paso de los milenios aumentaron el tamaño, el alcance y la población de las sociedades con estado, hasta que casi todos los humanos acabaron por vivir en sociedades con estado, ciudades y alguna forma de agricultura. Con el aumento de la población y de las habilidades tecnológicas se intensificó igualmente su impacto sobre la biosfera, la comunidad de todos los organismos vivos de la Tierra. El impacto de ciertas actividades, como el riego o la deforestación, fue tan perjudicial en algunas regiones que el medio local no pudo alimentar ya a la población que dependía de él y se vinieron abajo civilizaciones enteras.

Con la mejora de las tecnologías de la comunicación y el transporte aumentaron las relaciones e interrelaciones de las comunidades. La interconexión de todas las comunidades del mundo se produjo hace unos 500 años. Para muchas comunidades fue un acontecimiento catastrófico; acarreó conquistas, enfermedades y explotación, a veces del tipo más brutal. Pero la fusión de las comunidades regionales sirvió también para precipitar adelantos tecnológicos que ahora podían llegar a todo el mundo. En los dos últimos siglos, las nuevas tecnologías, la primera de las cuales fue el control de la energía calórica, han permitido que las sociedades humanas tengan acceso a los inmensos depósitos de energía concentrados en combustibles fósiles como el carbón y el petróleo. Desde entonces las sociedades humanas han crecido más rápidamente que nunca, y la necesidad de administrar estas vastas y crecientes comunidades y de solucionar sus conflictos ha exigido la fundación de sistemas estatales más poderosos y complejos. La población humana es hoy tan elevada y su impacto en la biosfera es tan trascendente que corremos un peligro muy real de dañar seriamente el medio en que vivimos. Un daño así podría traducirse en un hundimiento global de las civilizaciones humanas y tener efectos devastadores en otros organismos. Sin embargo, la capacidad de los humanos para intercambiar conocimientos también es hoy mayor que nunca y es posible que con otras tecnologías y otras formas de organizarse las sociedades humanas consigamos sortear los peligros creados por nuestro virtuosismo ecológico.

Cronologías del tiempo total

Las fechas de la primera cronología son aproximadas. Éstas abarcan cambios y transiciones fundamentales explicados en el texto.

Historia del universo hasta la formación del Sol

(desde hace 13.000 millones de años hasta hace 4.500 millones)

• Hace unos 13.000 millones de años: el big bang, origen del universo; éste se expande hasta tener el tamaño de una galaxia; en los siguientes segundos se producen muchos acontecimientos fundamentales; en el primer segundo aparecen protones y electrones.

• Unos 300.000 años después: el universo se ha enfriado y ahora tiene unos cuantos miles de grados centígrados, los protones capturan electrones y forman los primeros átomos (de carga eléctrica neutra), de hidrógeno y helio; se libera la radiación cósmica de fondo (RCF) conforme el universo se vuelve eléctricamente neutro (el descubrimiento de la RCF en 1964 permitió el reconocimiento general de la teoría del big bang sobre el origen del universo).

• Unos 1.000 millones de años después del big bang: se encienden las primeras estrellas al fundirse los átomos de hidrógeno, sometidos a la presión de la gravedad, y formar átomos de helio en el centro de vastas nubes de gas; miles de millones de estrellas se agrupan en galaxias; se forman nuevos elementos en el interior de las estrellas (todos los elementos hasta el hierro, que tiene 26 protones) o en las gigantescas explosiones, llamadas supernovas, de estrellas agonizantes (todos los elementos hasta el uranio, que tiene 92 protones).

• Hace unos 4.600 millones de años: se forman el Sol, la Tierra y todo nuestro sistema planetario a partir de nubes de polvo estelar que contienen los desechos de estrellas más antiguas.

Historia de la Tierra y de la vida (desde hace 4.500 millones de años)

• Hace unos 3.500 millones de años: aparecen los primeros organismos vivos en la Tierra; el ADN es la base de la reproducción y sigue presente en todas las células de todos los seres vivos (se reproduce copiándose casi con exactitud matemática; el cambio y la evolución son posibles porque las copias no son totalmente exactas y cuando las copias imperfectas sobreviven, sus descendientes acaban formando otra especie); la vida primitiva se limitaba a los procariotas, que eran poco más que hilachas de ADN flotando dentro de una funda de protección o célula; las células fotosintetizadoras aprovechan la energía solar y producen oxígeno.

• Hace unos 2.500 millones de años: el oxígeno libre, producido por los organismos fotosintetizadores, empieza a cambiar la atmósfera de la Tierra.

• Hace unos 1.500 millones de años: aparecen las primeras células complejas o eucariotas; en su núcleo hay ADN y orgánulos complejos (todas las formas complejas de vida proceden de los eucariotas); agrupaciones de células se unen en grandes colonias y forman los primeros organismos policelulares; con la reproducción sexual, en la que dos organismos no del todo idénticos intercambian su ADN y forman otro organismo, distinto de los progenitores, se acelera el ritmo del cambio.

• Hace unos 600 millones de años: a esta fecha se remontan los fósiles más antiguos de los seres policelulares grandes que aparecieron en el período cámbrico; la formación de una capa de ozono, con el oxígeno de las capas altas de la atmósfera, facilita la evolución de la vida en la Tierra, ya que protege la superficie de la peligrosa radiación ultravioleta del Sol, pero deja pasar el calor y la luz; la vida se extiende por la tierra sólida y el aire, mientras se multiplica y diversifica en el mar.

• Hace unos 65 millones de años: extinción de los dinosaurios, probablemente a consecuencia del impacto de un asteroide, que produjo unos efectos comparables a los de una guerra nuclear; los mamíferos sustituyen a los dinosaurios en el papel de animales terrestres dominantes; aparecen los primeros primates, mamíferos arborícolas con cerebro grande, manos hábiles y visión estereoscópica.

Período Paleolítico de la historia humana

(desde hace unos 7 millones de años hasta hace aproximadamente 10.000)

• Hace unos 7 millones de años: aparecen los primeros homíninos, descendientes de simios y caracterizados por la bipedación.

• Hace unos 4 millones de años: aparecen los australopitecos.

• Hace aproximadamente 2-1,5 millones de años: aparece Homo habilis, primer miembro de nuestro género.

• Hace aproximadamente 1,8 millones de años: aparición de Homo ergaster/erectus.

• Hace aproximadamente 1 millón de años: miembros de la especie Homo erectus emigran hacia Eurasia meridional.

• Hace aproximadamente 250.000 años: aparecen los primeros humanos modernos, sin duda con lenguaje totalmente desarrollado: es Homo sapiens.

• Hace unos 100.000 años: los humanos modernos se adentran en Oriente Próximo, donde probablemente entran en contacto con los neandertales.

• Hace unos 60.000 años: los humanos modernos llegan a Sahul/Australia.

• Hace unos 25.000 años: los humanos modernos llegan a Siberia; se extinguen los neandertales, últimos representantes de los homíninos no humanos.

• Hace unos 13.000 años: primeros indicios de colonización en América, a través del estrecho de Bering.

Período Holoceno de la historia humana (los últimos 10.000 años)

• Hace aproximadamente 10.000-5.000 años: termina la última glaciación; tecnologías cazadoras-recolectoras intensivas, aparecen algunas sociedades sedentarias con formas primitivas de agricultura; la población aumenta rápidamente; primeros indicios de complejidad y jerarquía cuando las comunidades grandes exigen formas de organización nuevas y más complejas.

• Hace unos 5.000 años: aparición de las ciudades, los estados y las civilizaciones agrarias; grupos privilegiados con mucho poder controlan los recursos mediante la exacción tributaria; estos grupos organizan la guerra, las religiones a gran escala y la construcción de monumentos; invención de la escritura; las civilizaciones agrarias se expanden y pasan a ser las comunidades más pobladas y poderosas.

Era moderna (entre los últimos 500 años y el futuro)

• Hace unos 500 años: conexión de Afroeurasia y América, formándose así la «zona mundial» más grande del planeta; se crea el primer sistema global de intercambio.

• Hace unos 200 años: aparecen las primeras sociedades capitalistas en Europa occidental; la revolución industrial aprovecha combustibles fósiles; fuerte aumento del poder, la riqueza y la influencia de los estados europeos; el imperialismo europeo domina el planeta.

• Hace unos 100 años: la revolución industrial se difunde por doquier; estallan conflictos entre los principales estados capitalistas; se produce un violento contragolpe comunista.

• Hace unos 50 años: se emplea por primera vez un arma nuclear (los humanos aprenden a utilizar la fuerza explosiva del origen del universo y se ponen en peligro de destruirse a sí mismos y a los demás seres de la biosfera).

• Dentro de unos 4.000-5.000 millones de años: el Sol empieza a apagarse.

• Dentro de muchos miles de millones de años: el universo se desintegra y queda en un estado de equilibrio amorfo.

Trece mil millones de años en trece años

Esta otra cronología abarca también 13.000 millones de años, pero comprime las escalas temporales de la cosmología moderna dividiéndolas por mil millones y reduciendo 13.000 millones de años a 13. Es posible que de este modo se aprecien mejor las diferencias fundamentales entre las distintas escalas temporales.

Historia del universo hasta la formación del Sol

(desde hace 13 años hasta hace aproximadamente 4,5)

• Hace unos 13 años: se produce el big bang.

• Hace unos 12 años: aparecen las estrellas y las galaxias.

• Hace unos 4,5 años: se forman el Sol y su sistema planetario.

Historia de la Tierra y de la vida

(desde hace 4 años hasta hace aproximadamente 3 semanas)

• Hace alrededor de 4 años: aparecen los primeros organismos vivos.

• Hace unos 7 meses: aparecen los primeros organismos policelulares.

• Hace unos 3 meses: se forma Pangea.

• Hace unas tres semanas: el impacto de un meteorito causa la extinción de los dinosaurios; los mamíferos prosperan.

Período Paleolítico de la historia humana (desde hace 3 días hasta hace 6 minutos)

• Hace unos 3 días: aparecen los homíninos en África.

• Hace unos 50 minutos: aparece Homo sapiens en África.

• Hace unos 26 minutos: los humanos llegan a Papúa Nueva Guinea y Australia.

• Hace unos 6 minutos: los humanos llegan a América.

Período Holoceno de la historia humana

(desde hace 6 minutos hasta hace 15 segundos)

• Hace unos 5 minutos: primeras comunidades agrarias.

• Hace unos 3 minutos: primeras civilizaciones urbanas alfabetizadas.

• Hace alrededor de 1 minuto: civilizaciones clásicas de China, Persia, India y el Mediterráneo; primeras civilizaciones agrarias de América.

• Hace unos 24 segundos: breve unificación de Eurasia durante el imperio mongol; Peste Negra.

Era Moderna

(los últimos 15 segundos)

• Hace unos 15 segundos: las comunidades humanas se unen en un solo «sistema mundial».

• Hace unos 6 segundos: revolución industrial.

• Hace unos 6 segundos: la revolución industrial se difunde por Europa.

• Hace unos 2 segundos: estalla la primera guerra mundial.

• Último segundo: la población humana aumenta a 5.000 y luego a 6.000 millones; uso de las primeras armas atómicas; los humanos llegan a la Luna; se produce la revolución electrónica.

Así pues, al cabo de 13 años, el universo tendría 13 años de edad y la Tierra menos de 5. Los organismos policelulares complejos tendrían unos 7 meses, los homíninos sólo 3 días y nuestra especie, Homo sapiens, no más de 50 minutos. Las sociedades agrarias habrían durado 5 minutos y la historia escrita de la civilización humana tendría 3 minutos en el momento presente. Las civilizaciones industriales modernas, dominantes en el mundo actual, tendrían 6 segundos.

La escala geológica

Los estudiantes de geología reconocerán la tercera cronología. Es la escala temporal geológica. Los interesados por la gran historia encontrarán referencias a ella, de modo que vale la pena acostumbrarse a sus rasgos principales. La Tabla A1 da una versión muy simplificada.

No hay que preocuparse si las fechas varían ligeramente de una versión a otra; lo que cuenta es el cuadro general.

TABLA A1. LA ESCALA GEOLÓGICA