Día de la separación
Mamá nos estruja las manos mientras papá trata de sostenerla porque teme que se vaya a caer de bruces. —Os queremos, os queremos, os queremos —dicen una y otra vez, como si fuese un hechizo. Una enfermera los sujeta a la fuerza para impedir que crucen las puertas del quirófano.
Da la impresión de que hay cientos de personas ahí dentro. Cuando entramos, todos enmudecen.
El doctor Derrick tiene el papel protagonista. —¿Preparadas? —pregunta.
Nos colocan sobre la mesa de operaciones, como si fuésemos un trozo de carne sobre una tabla de cortar.
—Lo más preparadas que podemos estar —contesta Tippi.
El doctor Derrick se inclina para que solo nosotras podamos oírle. —Haré todo lo que pueda para que sigáis juntas. Os lo prometo. Haré todo lo que esté en mi mano —susurra.
Aprieto la mano de Tippi y ella gira la cabeza para poder mirarme directamente a los ojos. —Hasta pronto, hermana —dice, y acerca sus labios a los míos, como solía hacer cuando éramos pequeñas.
—Pronto —murmuro.
Apoyo la cabeza sobre la suya y ella hace lo mismo. Y nos embarga el silencio.