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MARZO

Charla

Caroline viene sola, sin Paul y sin Shane, tan solo ella y una cámara. Cree que es demasiado pronto para esto.

Tal vez lleve razón, pero aun así da su brazo a torcer y acepta mi propuesta. Se instala a los pies de mi cama y empieza a grabar.

—Quiero hablar —digo—. Quiero hablar alto y claro.

—Está bien —dice Caroline.

Me giro hacia la izquierda para cederle el turno a Tippi. He vuelto a olvidar que ahora estoy sola.

Sé que esto me ocurrirá cada dos por tres durante el resto de mi vida: Jamás recordaré que ya no está a mi lado.

—Continúa —dice Caroline.

Y eso es lo que hago.

Continuar.

Mi historia

Esta es mi historia. Es mía y de nadie más porque soy yo quien necesita contarla. Soy yo quien todavía está aquí, y no en la parte derecha del escenario,

sino en el centro, como actriz protagonista.

Es mi historia, y no dos relatos que se entrelazan, como las piernas de dos amantes, como tal vez habrías imaginado.

Y, de todos modos, a Tippi siempre se le dio de maravilla hablar en público.

Me he escondido del mundo durante mucho tiempo.

He sido una cobarde.

Pero aquí está mi historia.

La historia de cómo es la vida siendo dos. La historia de cómo es la vida siendo solo una.

Es nuestra historia.

Y también es un epitafio.

Un epitafio al amor.