SEMANA 14
El espíritu del sexo

Luego de pasar unas semanas de atmósfera sexual más liviana, tómense un poco de tiempo esta semana para conectar su espiritualidad con su sexualidad.

La mayoría de nosotros no creció asociando que nuestra sexualidad es una parte de nosotros que es buena y de Dios. Pero recuerden: Esto de ser varón y mujer y de ser una sola carne fue idea de Dios (el acto sexual se originó en el Jardín del Edén durante la condición perfecta y libre de pecado de la humanidad).

Dediquen algo de tiempo para conversar acerca de cómo ve cada uno el rol de Dios en su dormitorio. ¿Creen ustedes que Él desea que su vida sexual sea fogosa? ¿Se interesa por ustedes en sus tiempos de frustración sexual y dolor? Creemos que Dios no sólo es el creador de nuestra sexualidad y de la unión sexual entre esposo y esposa, sino que también está involucrado de forma vital en la totalidad de nuestras vidas sexuales cuando le permitimos que lo esté.

Tal vez deseen pasar algo de tiempo estudiando lo que enseñan las Escrituras con respecto al sexo. Allá por el año 1968, Tyndale House Publishers publicó un pequeño libro de tapa blanda titulado Living Lessons of Life and Love [Lecciones vivientes de vida y amor]. En la actualidad está agotado, pero era una versión parafraseada de los libros de Rut, Ester, Job, Eclesiastés y Cantares, del Antiguo Testamento, el cual nos encantaba leer el uno al otro. La Biblia al día parafrasea a Salomón de manera similar. Esta semana, lean juntos Cantares en voz alta según está parafraseado en la Biblia al día, o en alguna otra traducción contemporánea. Cada uno lea la parte correspondiente a su sexo. En otras palabras, cuando hable la mujer, la esposa le lee eso a su esposo. Por ejemplo, en el capítulo 7, la esposa lee los versículos 10-13 (Versión popular):

Yo soy de mi amado:

los impulsos de su amor lo atraen a mí.

¡Anda, amado mío,

vayamos al campo!...

Por la mañana iremos a los viñedos...

¡Allí te daré mi amor!

Cuando el Rey Salomón habla en ese capítulo, el esposo lee:

¡Qué hermosos son tus pies

en las sandalias, princesa!

Las curvas de tus caderas

son como adornos de oro fino

hechos por manos expertas.

Qué manera maravillosa de expresar su amor el uno por el otro... un verdadero regalo de Dios.