Para mantener despierta su vida sexual hace falta un tiempo de enseñanza. El propósito principal de estos eventos es aprender la mejor manera de brindar y de recibir el mayor placer y gozo. Si resulta que la experiencia desemboca en coito, ¡considérelo una bonificación! En la terapia sexual, a las experiencias de esta índole las denominamos enseñanza sin exigencias porque no exigen ni esperan la excitación, el orgasmo o el coito. El único requerimiento es su voluntad de participar y aprender.
Empiecen bañándose o duchándose juntos para ayudarse a entretejer sus mundos. Sin el objetivo de estimular o excitar, disfruten el uno del otro mientras absorben la distensión. Con suavidad, seqúense el uno al otro y procedan a ponerse cómodamente en posición.
Estando el hombre sentado y apoyado confortablemente sobre unas almohadas, la mujer se sienta entre las piernas de él, de espaldas a él, con la espalda de ella apoyada sobre el pecho de él. Tal vez deban hacer algunos ajustes hacia un lado u otro o deslizarse un poco hacia arriba o hacia abajo para acomodar las diferencias de tamaño de sus cuerpos. Esposo, empiece acariciando la cara de su esposa y lentamente vaya descendiendo por su cuerpo. El ingrediente singular es que la mujer guía las manos del hombre colocando sus manos sobre las de él. Ella lo guía sobre su cara y cuello mostrándole exactamente cómo le gusta que le dé placer. Esposa, al guiar sus manos sobre sus pechos tómese un poco de tiempo para comunicarle el toque que le agrada para placer y luego para excitación. Sea muy específica en cuanto al tipo de toque que le gusta en la zona que rodea la areola (la parte más oscura alrededor de los pezones) y luego en los propios pezones. Si le agrada una estimulación más (o menos) vigorosa a medida que se vaya excitando, este es un buen momento para enseñarle a su esposo qué tipo de toque le agrada y cuándo le agrada recibirlo.
Si usted nota que la sensibilidad de sus pechos fluctúa juntamente con sus ciclos hormonales, demuestre el toque del que disfruta en las diversas etapas de su ciclo. ¡Sea clara! Practiquen. Juntos decidan cómo le comunicará a él estas diferencias.
Al guiarlo mientras va descendiendo por su abdomen experimenten con una variedad de grados de firmeza. Algunas mujeres alcanzan un alto grado de excitación al ser acariciado con firmeza su abdomen inferior (entre el ombligo y la línea del vello púbico). No se exija esa reacción pero ciertamente debe gozar de ella si así sucede.
Es de vital importancia dedicar algo de tiempo a la enseñanza de las caricias en la zona del clítoris. Muchas mujeres se quejan de que los hombres son demasiado vigorosos, directos y rápidos con su estimulación del clítoris y que no parecen saber cuándo hacer una pausa. Tomando su mano, muéstrele cuidadosamente exactamente dónde le agrada ser tocada. Los hombres deben comprender que a la mayoría de las mujeres no les gusta la estimulación directa de la cabeza (glande) del clítoris sino que prefieren más bien la estimulación en derredor de la capucha y el tallo del mismo. ¡Enseñe y practiquen! Gocen de cualquier excitación que se produzca.
Usando un lubricante, guíe su dedo con suavidad alrededor de la entrada de la vagina para enseñarle lo que más le agrada. Luego guíelo hablando y usando su mano para guiar la de él al insertar un dedo o dos dentro de su vagina. Contraiga su músculo Kegel (PC) en derredor de su dedo. Demuéstrele exactamente lo que le agrada que él haga dentro de su vagina. Si alcanza un alto nivel de excitación por causa de la estimulación del punto-G (véase Semana 49), ¡no se quede con las ganas!
En todo este proceso enséñele, oriéntele, háblele, permítale practicar, indicándole los ajustes necesarios o corrigiéndole con suavidad, animándolo, y reforzándolo. Recuerde: A medida que los hombres se van excitando su memoria les empieza a fallar así que deberá volver a enseñarle algunos de estos puntos vez tras vez. ¡Conviértalo en diversión!
Llegó el momento de invertir los roles. El hombre le enseña a la mujer lo que a él le agrada, usando los mismos principios y procedimientos recién descritos. Si los hombros del hombre son demasiado anchos para que la mujer pueda rodearlos, entonces deslícese hacia abajo y apoye su cabeza sobre la falda de ella mientras ella da placer a la parte superior de su cuerpo. Siempre que sea posible, guíe las manos de ella con sus manos o al menos dele indicaciones verbales durante toda la experiencia. Luego pase a su espalda. Su esposa deberá sentarse entre sus piernas. De este modo ella tendrá fácil acceso a sus genitales.
Sea claro al hablar y mostrarle exactamente cómo le gusta que sea acariciado su pene. Converse acerca de cómo va cambiando su deseo de toque en el pene a lo largo de una experiencia sexual. ¡Guíe sus manos! ¿Qué tipo de toque le agrada en la cara posterior del pene (el frenillo)? ¿Resulta placentero o estimulante el toque escrotal? ¿Cuánto? ¿Cuándo? Al finalizar este evento ambos debieran saber con claridad qué cosa le agrada al otro y también cuándo y dónde.
Si esto desemboca en un orgasmo para cualquiera de los dos, ¡fabuloso! Si no, considérenlo como una manera deleitosa de aprender información que podrán incorporar a su próximo evento sexual. Deténganse y conversen, o procedan al coito si eso es lo que ambos desean.