5 - The end

Un hombre mirando fijamente hacia la sala. Otro llega. Parece que busca por dónde ir.

Dos - Perdona. La tumba de Jim Morrison, ¿sabes dónde se encuentra...? 

Uno (saliendo de sus pensamientos) - Ni idea. 

El otro mira a su alrededor.

Dos - La última vez que estuve aquí fue para el funeral, pero estaba tan colocado... No recuerdo nada... (Mirando también hacia la sala) ¿Lo conocías? 

Uno - ¿A Morrison? 

Dos - A ése... al que están enterrando ahora... Mucha gente... ¿Era famoso? 

Uno - Un filósofo... que también escribía obras de teatro. 

Dos (comentando con ironía una oración fúnebre que no se oye) - Era un sabio pensador, un profesor generoso, un amigo fiel... Bla bla bla... No me extrañaría que escribiera libros aburridos, manoseara a sus alumnos, y debiera dinero a todo quisque...  (El otro le mira con curiosidad) Los cabrones también mueren ¿no? Y encima, casi siempre más viejos que los demás. Pero al final también la palman. Pero ¿dónde los entierran? Mira todos esos epitafios. A mi querido esposo... A nuestro amado padre... A nuestro adorado jefe... Y a los tíos que engañaban a su mujer, que pegaban a sus hijos y explotaban a sus empleados ¿dónde los entierran? No me explico de dónde viene esa extraña costumbre de santificar a los cabrones cuando han muerto. 

Uno - Supongo que será por la gratitud de los que dejan atrás por habérselo quitado de encima. 

Dos - En todo caso, aunque sólo fuera por eso, valdría la pena asistir a sus propios funerales. Para poder oír a los que no te tragaban estando vivo proclamar hasta qué punto eras un tipo formidable... 

El otro le mira con interés.

Dos - ¡Joder... y ahora el minuto de silencio! No nos habrán ahorrado nada. 

Silencio.

Dos - Una obra de teatro escrita por un filósofo debe de ser un coñazo ¿no? 

El otro parece un poco ofuscado.

Dos - Perdón... ¿Quizá era un amigo... o un pariente? 

Uno - Yo tampoco quería perderme mi entierro... (Presentándose, tendiendo la mano) Jean-Paul... 

Dos (apretando la mano que el otro le tiende) - Jim... 

Uno - No te habría reconocido. Por entonces tenías el pelo largo ¿no...?  

Dos - Sí... Y tú bizqueabas un poco. 

Un - Sólo de un ojo. (Suspirando con filosofía) Pero ya no somos más que esencia, ¿verdad...? 

Jim saca un cigarrillo.

Dos - Ya podemos fumar sin miedo al cáncer... Come on, baby, light my fire. 

Jean-Paul enciende el cigarrillo.

Uno - Lo siento, pero no conozco mucho su discografía... 

Dos - Yo tampoco leí tus libros... El existencialismo, ¿no era eso? 

Uno - Sí... 

Dos (irónico) - Ser o no ser... 

Jean-Paul parece preguntarse si Jim le esta tomando el pelo o no.

Uno - Esa es de otro dramaturgo, pero bueno... ¿Estás seguro de que enterraron a Morrison en el cementerio de Montparnasse? 

Dos - ¿No? 

Uno - Yo diría más bien en el de Père Lachaise.... 

Dos - Joder, no me acuerdo de nada. Estaría colocadísimo...  

Oscuro.