9 - Oración funesta

Un hombre (o una mujer) se recoge ante un ataúd abierto. Otro (u otra) llega. Un jarrón con flores sobre un velador.

Dos - Hola, buenos días... (Vacilante) ¿Me reconoces...? 

El otro no parece reconocerle.

Dos - Rafael... 

Uno - Ah, sí, por supuesto... Hace tanto tiempo... 

Dos - Vine en cuanto me enteré. 

Uno - Sí. Yo también... 

Dos - No le había vuelto a ver desde el colegio. No sé si le hubiera reconocido. Ha cambiado, ¿no? 

Uno - Sí. Está muerto... 

Dos - Fue un profesor inolvidable, ¿verdad ? 

Uno - Han pasado más de treinta años, y todavía le recordamos. 

Dos - Hay profesores así, que te marcan con su impronta de por vida. 

Uno - Es cierto... 

Dos - No estoy seguro que, sin él, todavía me acordara de memoria de mis declinaciones alemanas. 

Uno - Era un excelente pedagogo... 

Dos - Mmm... Algo severo quizás... 

Uno - Adolfo... 

Dos - El Fürher, como le llamábamos. 

Uno - Lo decíamos en broma... 

Dos - Los chicos son crueles, a veces... Era sólo para divertirse un poco... 

Uno - Seguro que él no nos daba muchas ocasiones para reírse... 

Dos - ¿Te acuerdas de cuando casi te rompió un dedo con su regla porque te había sorprendido metiéndotelo en la nariz? 

Uno - Y que lo digas... (Enseñándole su mano) Mira, todavía se puede ver la cicatriz... Y tú, cuando dejó colgado en el perchero durante toda la hora de clase porque habías confundido el dativo con el genitivo... 

Dos - Mira, me ha quedado una marca roja alrededor del cuello...  

Uno - Es lo que tu decías: hay profesores que te marcan con su impronta de por vida... 

Dos - Verle así tendido aquí dentro, con su bigotito... Treinta años después...  

Uno - Sí... Yo tampoco, me lo habría perdido por nada del mundo... Ahora vivo en París. ¿Y tú? 

Dos - En Los Ángeles.  

Uno - Así que tú tampoco tendrás muchas oportunidades de sacar provecho de tu perfecto conocimientos de las declinaciones alemanas... (Suspiros) Bueno... Todo eso era hace mucho tiempo. 

Dos - Sí. Era otra época... 

Uno - Tampoco vamos a cabrearle, ya que no está aquí para defenderse. 

Dos - Tienes razón... Que en paz descanse. 

Permanecen un momento en silencio, mirando fijamente hacia el interior del ataúd, con recogimiento.

Uno - ¿No tenía los ojos cerrados cuando hemos llegado...? 

Dos - No sé... Sí, es posible... Me parece que sí... 

Uno - Tengo la sensación de que nos está mirando... 

Dos - Con la misma mirada aviesa de antes... 

Uno - Y si no estuviera realmente muerto... 

El otro coge el jarrón, le quita las flores, y asesta un golpe en el cráneo del muerto. Luego repone las flores en el jarrón y el jarrón en el velador.

Dos - Bien. Ahora sí que está muerto. 

Uno - Que descanse en paz (Después de un momento) No creo que tengamos problemas ¿no? 

Dos - No podíamos arriesgarnos a que fuera incinerado vivo. 

Uno - Tienes razón. Es el último favor que podíamos hacerle... 

Se disponen a irse.

Dos - No le gustaban mucho los judíos, si no recuerdo mal. 

Uno - Quieres decir que era totalmente antisemita... (Se van) Y por otra parte... ¿has vuelto a ver otra gente del colegio ? 

Oscuro.