Ella y él están sentados confortablemente. Él lee y ella hace punto, o al revés.
Ella - Sienta bien eso de poder estar por fin un poco tranquilos.
Él - Sí.
Ella - Con todo ese jaleo de fuera.
Él - Sí.
Ella - Se está mucho mejor en casa.
Él - Sí.
Ella - Ya ni siquiera me acuerdo de cuando fue...
Él - ¿El qué?
Ella - La última vez que salí yo por ahí.
Él - Ah, sí, salir.
Ella - ¿Y tú?
Él - ¿Yo?
Ella - ¿Cuándo fue?
Él - ¿La última vez que saliste?
Ella - La última vez que saliste tú.
Él - Ah, yo. Salir... No sé... Eso debió de ser... Para sacar al perro.
Ella - ¿El perro? El perro está muerto.
Él - No me digas.
Ella - Ya hace años.
Él - Así decía yo... Se me hace que este perro no mea muy a menudo.
Ella - ¿Y?
Él - ¿Y qué?
Ella - Que cuándo saliste por última vez ¿Te acuerdas?
Él - ¿Yo? Ah, sí, salir... Eso debió de ser... Para tirar la basura.
Ella - ¿La basura?
Él - ¿Porque no?
Ella - Tenemos tragabasuras.
Él - Ah, si, ya me decía yo... Este cubo no se llena nunca. Y el perro, donde lo hemos enterrado?
Ella - En el jardín.
Él - Supongo que habré tenido que salir para enterrar al perro. El jardín está fuera, ¿no?
Ella - Va, déjalo.
Él - Sí...
Ella - ¿Sabes qué?
Él - ¿Qué de qué?
Ella - Te va a parecer raro pero no estoy segura de haber salido nunca en realidad. El perro se meaba en el césped. Antes de que lo enterráramos debajo, naturalmente.
Él - Mmmm... Yo tampoco. No, desde luego, que yo me acuerde. Porque me acordaría, ¿no?
Ella - Probable.
Él - De todas formas, ¿qué podríamos ir a hacer fuera?
Ella - Con lo tranquilito que se está aquí.
Suena un timbre. Los dos parecen muy sorprendidos
Ella - ¿Qué es?
Él - El timbre.
Ella - A saber qué podrá ser...
Él - Voy a ver.
Se va y vuelve en un momento.
Ella - ¿Y?
Él - El cartero.
Ella - ¿Y qué ha dicho?
Él - Nada, ya se había ido. Pero dejó una carta.
Ella - Los carteros, es lo que suelen hacer. No me gustan las cartas, siempre tengo miedo de que sea una mala noticia. ¿Es una mala noticia?
Mira la carta.
Él - Es una partida de...
Ella - ¿De?
Él - De defunción.
Ella - Ay, ¿sí?
Abre la carta.
Él - Señor y señora Domínguez.
Ella - ¿Los dos?
Él - Aparentemente sí.
Ella - ¿Los conocemos?
Él - Como que me suenan.
Se para un momento a pensar, luego saca su cartera y de ella su carnet.
Él - Te vas a reír, pero el señor Domínguez soy yo.
Ella - Entonces yo soy la señora Domínguez?
Él - Probable.
Ella - ¿Estamos casados?
Él mira de nuevo a la carta.
Él - Solo dicen que estamos muertos.
Ella - Habría que escribirles para hacerles ver que es un error.
Él - Sí.
Ella - Pero para eso habría que salir.
Él - No sé si me animaré.
Ella - Con lo bien que se está en casa.
Él - ¿Crees que será un error?
Ella hace señas como de no saber.
Vuelven ambos a sus respectivas tareas.
Oscuro.