Nunca es tarde para contaros las verdades importantes
¡Cuántas lagunas! Os cocinamos hasta el último día y no os explicamos nada hasta que os emancipasteis. Pero nunca es demasiado tarde para remediarlo.
Cuando erais pequeños, por regla general, comíais en el colegio y las cenas eran un trámite en el que equilibrar la dieta era casi el único objetivo.
Todos estábamos demasiado cansados para lucirnos con las elaboraciones. Con los años nos dimos cuenta de que era el único momento del día que podíamos compartir con vosotros; así que intentamos que, además de alimentaros, pudiéramos transmitiros lo importante que es sentarse alrededor de una mesa, relajarse, comunicarse, reír, ilusionarse con ver una peli juntos, planificar vacaciones imposibles… Y buscar la manera en que ese momento nos conectara a todos.
—¿Qué te apetece cenar?
—¿Una tortilla de patatas?
—¿Una sopa minestrone?
—¿Un wok de verduras?
—Hoy solo quiero un hervido…
—¡Cuánto tiempo sin comer carne!
—¡Una pizzaaaa!
En realidad, todas las preparaciones son sencillas, y podríamos y deberíamos haberos enseñado, pero ¡zas!, se escapó el tiempo y siempre hubo algo más importante.
Nunca es tarde para contaros las verdades importantes, donde las recetas, de una manera humilde, incluso rayando en lo superfluo, transmiten amor, salud, bienestar, tradición y cultura.
Taboulé
Esta ensalada de origen sirio-libanés se compone en su base de sémola de trigo (cuscús).
Generalmente forma parte de los mezzes en las mesas mediterráneas; una profusión de manjares que bien combinados ofrecen un espectáculo multicolor capaz de tentar al más estoico de los mortales.
Imaginemos un buffet familiar en un día festivo. Pues el taboulé sería uno de los platos fríos que integrarían la mesa.
Contaba un cocinero libanés que nos enseñó a elaborar este plato que cuando un joven de la familia traía a una posible novia a casa en un día festivo, la abuela la llevaba de paseo a seleccionar el perejil y la hierbabuena que decoran y aromatizan esta ensalada. Según la manera de escoger las hojas, limpiarlas y trocearlas se podía juzgar si sería una buena esposa. Así que mucho cuidado, chicos y chicas, con la selección de las hierbas.
INGREDIENTES
- 300 gr de cuscús o bulgur precocido
- 1 cebolla tierna
- 3 tomates pera
- sal
- caldo o agua
- comino en polvo o ras el hanut (mezcla árabe de varias especias)
- el zumo de 1/2 limón (al gusto)
- aceite de oliva
- un manojo de perejil fresco
- unas hojitas de menta o hierbabuena
ELABORACIÓN
- Lo más práctico y sencillo es usar un cuscús precocido, con lo cual solo tendréis que hidratarlo.
- Lo colocamos en un recipiente, añadimos sal y el comino en polvo o el ras el hanut. Vertemos agua o caldo caliente hasta cubrirlo, lo tapamos con un paño y lo dejamos 10 o 15 minutos. Luego separamos los granos, hasta dejarlos sueltos, con un tenedor o con las manos; si lo hacéis con las manos, untáoslas con aceite.
- Por otro lado, picamos lo más fino que podamos la cebolla tierna. Pelamos los tomates, los partimos por la mitad a lo largo, retiramos el líquido y las semillas y los cortamos en mirepoix (daditos pequeños). Limpiamos el perejil y la hierbabuena, mucho más perejil que hierbabuena, y los picamos muy finos. Agregamos todos los ingredientes a la ensaladera donde tenemos el cuscús y mezclamos suavemente; aliñamos con aceite, sal y el zumo de limón, buscando el equilibrio y la chispa. Por último, señalar que esta ensalada, aunque su base es el cuscús, es sobre todo de perejil y este debe ser uno de sus principales ingredientes.
Montaditos de steak tartar
Esta receta es siempre un reto y un éxito para cualquier cocinero, pero de algo estamos seguras, por mucho que nos guste el steak tartar, siempre nos gusta comerlo en casa ajena. Nos ha costado mucho tiempo sentirnos satisfechas de la receta que hoy os ofrecemos; hemos preguntado, valorado y cambiado el modus operandi un montón de veces, y finalmente este es el resultado.
INGREDIENTES
- 250 g de solomillo de ternera
- perejil fresco
- 1 cebolla tierna pequeña
- 8 alcaparras
- 4 pepinillos
- 1 cucharadita de mostaza de Dijon
- 6 gotas de tabasco (según os guste de picante)
- 1/4 de cucharadita de salsa Perrins
- 1/4 de cucharadita de kétchup
- sal
- pimienta negra recién molida
- 2 yemas de huevo
- aceite de oliva
- 8 rebanadas de pan
- mantequilla
ELABORACIÓN
- Limpiamos bien el solomillo y lo dejamos en el congelador hasta que esté semicongelado. En el vaso de la batidora o en un cuenco, ponemos los pepinillos, las alcaparras, la mostaza, el tabasco, la salsa Perrins, pimienta, sal y el kétchup. Cubrimos con aceite de oliva, trituramos y reservamos.
- Picamos lo más finamente posible la cebolla tierna y el perejil. Sacamos la carne del congelador y la cortamos con un cuchillo; primero hacemos lonchas finas y luego las troceamos en cuadraditos muy pequeños. La colocamos en un cuenco y vamos añadiendo: las yemas, la cebolla y el perejil, y el aliño antes preparado. Mezclamos todo y probamos para ajustar de sal y de picante, según cada gusto.
- Tostamos las rebanadas de pan y las untamos con mantequilla.
- Formamos con dos cucharadas 8 quenelles (como unas croquetas) de carne, las repartimos en el pan y a comer.
Patatas rellenas de anchoas
A esta receta le tenemos un cariño especial, y cuando la elaboramos, pensamos en cómo los momentos difíciles hacen crecer a las personas y abren horizontes.
Proviene de una mujer manchega que tuvo que emigrar a Francia en la posguerra. Encontró trabajo en casa de un médico muy conocido en Avignon; era una gran cocinera y en poco tiempo se volvió la reina de los fogones. Conoció una gran variedad de alimentos de calidad a los que en la España del momento nunca hubiese tenido acceso.
Cuando regresó a su tierra lo hizo con dos hijas y una maleta cargada de recetas increíbles que le permitieron innovar y ser pionera con una cocina sencilla, pero llena de pinceladas nuevas. Desde muy pequeñas, cuando íbamos a su restaurante, nos dejaba entrar en la cocina y siempre nos contaba de una manera muy simple alguna receta que fuera acorde con nuestra edad. Por el decimotercer cumpleaños de Zulema, nos regaló estas patatitas rellenas de anchoa que fueron y son un tesoro, y que hoy os transmitimos.
INGREDIENTES
- 15-18 patatas de guarnición
- 100 g de mantequilla
- 8 anchoas
- aceite de oliva
ELABORACIÓN
- Fundimos la mantequilla en una sartén y añadimos las anchoas picadas muy finas. Removemos y dejamos enfriar. Lavamos las patatas con agua o las pelamos; a nosotras nos gusta el sabor de la piel. Las partimos por la mitad y vaciamos el interior con una cuchara vaciadora pequeña (se utiliza mucho para hacer bolitas de fruta). Luego, freímos las patatas en aceite y cuando estén doraditas, las escurrimos y dejamos enfriar. Las rellenamos con la mezcla de anchoas; si queréis las espolvoreamos con perejil y voilà… ¡¡A comer!!
Hummus
Es sencillísimo de preparar. Para los que no hayan oído hablar de este puré, paté o crema, os diremos que su base son los garbanzos y el tahine (pasta de sésamo).
Es un plato muy popular en todo Oriente Medio, por lo que sus versiones son muy diferentes en cada zona, aunque la base sea la misma.
A nosotras nos encanta para acompañar unos pinchos morunos o un kefta de cordero o, simplemente, servirlo con pan de pita en el aperitivo. Nuestra receta es práctica y sencilla.
INGREDIENTES
- 500 g de garbanzos cocidos en agua (pueden ser de bote)
- 2 cucharadas soperas de tahine (pasta de sésamo, muy fácil de encontrar en cualquier tienda de productos veganos, herboristerías o naturistas)
- 2 cucharadas de aceite de oliva virgen
- el zumo de medio limón
- 1 pizca de comino
- 1 pizca de pimentón dulce
- 2 cucharadas de yogur griego
- sal
ELABORACIÓN
- A nosotras nos gusta retirar la piel de los garbanzos. Cuando están cocidos es sencillísimo y la textura es mucho más fina; además, se digieren mejor.
- En la Thermomix o en un vaso que podáis usar con la batidora, ponemos los garbanzos, la pasta tahine, el comino, el aceite, el pimentón, el zumo, la sal y el yogur. Lo trituramos hasta dejar la textura que más os agrade y probamos para poder rectificar de sal y añadirle más condimento a vuestro gusto, hasta que al probarlo suspiréis, ¡¡¡mmmmm!!!
- Acompañado con pan de pita es delicioso, y si lo presentáis con piñones por encima y espolvoreado con un poco de pimentón, os trasladará a lugares remotos.
Guacamole
Esta receta a base de aguacate ha conseguido sobrevivir a tantas malas versiones que solo por ello merece admiración.
La primera vez que nosotras probamos un aguacate fue en Canarias y lo tomamos con azúcar y limón. Nos pareció algo exótico y delicioso que no volvimos a comer en muchos años.
Un buen día, apareció en casa una tía nuestra maravillosa que en 5 minutos nos hizo una versión del guacamole que, a día de hoy, me sigue pareciendo el acompañamiento perfecto de las papas. Os lo aconsejamos para salir del paso en un aperitivo de emergencia. Aquí os lo contamos.
INGREDIENTES
GUACAMOLE EXPRÉS
- mayonesa
- 1 aguacate
- 1/2 cebolla tierna
- unas gotas de salsa picante
- sal
- el zumo de medio limón
GUACAMOLE TRADICIONAL
- 2 aguacates
- 1 cebolleta tierna
- 2 tomates pera
- 1 lima
- unos chiles frescos picados
- unas hojitas de cilantro fresco
- sal
- 1 cucharada de aceite de oliva
ELABORACIÓN
- Para el primero: mezclamos todos los ingredientes con la batidora y a comer. Si la mayonesa la elaboráis vosotros, empezad con el huevo y el aceite, y una vez ligue, id añadiendo el resto de los ingredientes.
- Pero ahora os vamos a presentar el guacamole que nosotras hacemos y que consideramos más auténtico y sabroso.
- La elección del aguacate es fundamental, elegidlo maduro, es lo primero; cuanto más oscuro, mayor madurez (este baremo es útil en la variedad hass, la más común en el mercado). Ponedlo en la palma de la mano y presionadlo suavemente para comprobar si cede (si no te permiten hacerlo, que el vendedor lo haga por ti). Si el color es muy oscuro y está un poco arrugado, estará demasiado maduro. Cuando lo abráis en casa si tiene tonos negros, no vale la pena que hagáis nada con él, pues será una decepción. Teniendo en cuenta que el aguacate ha salido perfecto, como era de esperar, pasemos a la elaboración.
- Picamos la cebolla tierna lo mas pequeña posible. Pelamos el tomate y lo cortamos por la mitad a lo largo. Retiramos el líquido y las semillas, dejando solo la pulpa y la partimos en mirepoix (cuadraditos pequeños).
- Pelamos los aguacates, machacamos la pulpa con la mano de un mortero y la mezclamos con la cebolla y el tomate. Sazonamos y agregamos el zumo de la lima, el cilantro picadito, los chiles (si queréis que pique) y el aceite. Vamos probando hasta que la mezcla quede potente pero equilibrada; es decir, que no haya un «pico de sabor»; si está muy ácido, lo subimos de sal, y si pica mucho, aumentamos el ácido. Así conseguimos fuerza y armonía. Triunfaréis si lo acompañáis de una «chela bien elodia» (una cerveza bien fría) y además ¡veréis las estrellas!
Paté de sardina
Con esta tapita sencillísima sorprenderéis siempre. Quizás hace unos años, cuando nuestra cocina tenía más influencia francesa, los patés y las rillettes estaban a la orden del día, pero con el cambio de siglo se fueron al baúl de los recuerdos. Hoy hemos rescatado a la sardina en conserva del olvido y os presentamos esta receta que no os llevará más de 10 o 15 minutos.
INGREDIENTES
- 200 g de sardinillas en aceite
- 90 g de mantequilla
- 10 pepinillos en vinagre
- el zumo de medio limón
- cebollino fresco picado muy fino
- unas gotitas de salsa picante
- sal y pimienta a vuestro gusto (según vayáis probando)
- perejil picado
- unas tostaditas de pan
ELABORACIÓN
- Escurrimos el aceite de las sardinillas y les quitamos la espina central, que no cuesta nada y la pasta queda más suave. Las mezclamos con la mantequilla, que debe estar en pomada (blanda, semiderretida); si queréis, podéis calentarla en un cacito al fuego o en el microondas. Vamos agregando los pepinillos picados, el zumo, las gotas de picante, la pimienta y dejamos la sal para el final. Trituramos todo con un mortero, una batidora o con la Thermomix. Probamos y rectificamos de sal, si fuera necesario. Incorporamos el cebollino, mezclamos y dejamos enfriar en la nevera. Un rato antes de comerlo, lo dejamos atemperar y presentamos espolvoreado con el perejil y las tostaditas de pan para untar.
Pinchos morunos
Increíblemente, en España, los pinchos morunos más populares son de cerdo y, teniendo en cuenta que esta carne está vetada para los musulmanes, creemos que los pinchos son algo muy nuestro aunque les llamemos morunos. Está claro que se pueden realizar con cualquier tipo de carne: pollo, cordero, ternera, pero vamos a contaros nuestro adobo particular, que viene avalado por la abuela de Luis Carlos (el marido de Zulema). Esta mujer sevillana, que era una gran cocinera y que nos enseñó muchísimo, durante estos últimos años se sentaba en la cocina y nos daba instrucciones para que hiciéramos las cosas tal cual le gustaban a ella. Doña Fernanda, que así se llamaba la señora, hacía los pinchos con cabeza de lomo ibérico y le gustaba comerlos en su finca de alcornoques, cocinados en las brasas, con su copita de fino y una «hartá» de estrellas.
INGREDIENTES
- 900 g de lomo
- salsa harissa
- 1 calabacín (opcional)
PARA EL ADOBO
- 1 cucharada de comino
- media cucharada de pimienta negra en polvo
- 1 cucharada de jengibre en polvo
- media cucharada de pimentón dulce
- un cuarto de cucharada de cúrcuma
- 1 diente de ajo, 1 cebolla
- 1 cucharada de perejil fresco
- 1 cucharada de cilantro fresco
- el zumo de 1 limón
- 6 cucharadas de aceite de oliva, sal
ELABORACIÓN
- Como ya os hemos dicho, las especies son algo que mezcláis vosotros con intuición. Nosotras os damos esta orientación, que debéis adaptar a vuestro gusto.
- Mezclamos los ingredientes del adobo en un recipiente y trituramos; valorad que la mezcla esté equilibrada y rectificad si es necesario.
- Cortamos la carne en dados iguales (pedid la parte de la cabeza que es más jugosa) y la mezclamos con el adobo; cuanto más tiempo macere mejor; una hora es poco, pero suficiente.
- Si vais a cocinarlos sobre brasas de carbón, los pinchos deben ser metálicos. Si los cocináis en plancha o sartén podéis usarlos de madera (dejadlos en remojo con agua antes de montar la brocheta). Otra opción es saltear la carne y luego introducirla en los pinchos; nosotras les añadimos unas rodajas de calabacín también salteadas. En cualquier caso, os quedaréis encantados con el resultado.
- Los servimos acompañados de salsa harissa (tradicional en Túnez y Marruecos, está elaborada con chiles rojos y especias. A la venta en tiendas de alimentación marroquíes o en establecimientos gourmet), que le da un toque especial por su sabor picante. Pero también nos gusta acompañarlos con una ensaladita de lechuga, tomate y pepino o con una de pimientos y berenjena asada, aliñada con aceite y limón. El hummus puede ser otro buen acompañamiento.
Tortilla de patata
Elegir este plato como comienzo de una cocina sencilla, económica y saludable es casi obligatorio. La tortilla de patata es nuestra tortilla, y la defendemos y la apreciamos como un banderín de enganche. Así que…
Si quieres hacer amigos: tortilla
Seducir a un chico/chica: tortilla
Televisión y lluvia: tortilla
Consolar a tu prima: tortilla y una copita de vino
Las recetas de tortilla son innumerables, pero nosotras os ofrecemos la de Pepe, un íntimo amigo que tiene una parroquia de jóvenes suspirando todas las semanas en la puerta de su casa. Dicen que por sus hijos, pero en realidad es por las tortillas de su padre. Entenderéis que no podemos pasar de largo tanto por tan poco, así que manos a la obra, delantal y ¾ de hora por delante.
INGREDIENTES
- 6 patatas medianas
- 10 huevos medianos
- aceite de oliva suave
- 1 cebolla (opcional)
- sal
ELABORACIÓN
- Pelamos las patatas, las lavamos y las secamos. Las cortamos en rodajas finas y las sazonamos. Cubrimos el fondo de la sartén con una capa de aceite de un dedo y medio y lo calentamos a fuego medio. Incorporamos las patatas, le damos un par de vueltas y bajamos el fuego.
- En el caso de que la tortilla os guste con cebolla, la pelamos y cortamos en cuadraditos pequeños. La añadimos al aceite antes que las patatas; según nuestro amigo el punto de cocción justo está entre frita y cocida.
- Tened en cuenta que en la elaboración de una tortilla es imposible hablar de cantidades exactas. Nosotras tenemos una fórmula simplona, pero bastante fácil: si consideráis las patatas del tamaño de un huevo, añade un huevo por patata y, en consecuencia, adaptamos la fórmula al tamaño y al número de patatas. Ahora, batimos los huevos con sal; escurrimos las patatas y las mezclamos con el huevo. Probamos y ajustamos de sal.
- En la misma sartén, ponemos una cucharada de aceite y cuando esté caliente, volcamos la mezcla de huevo y patatas. Si la tortilla va a ser fina, con un par de vueltas rápidas estará lista y jugosa como las que hace mi madre.
- Para darle la vuelta, aseguraos de que el diámetro del plato es mayor que la sartén. El movimiento debe ser firme y rápido; mientras que una mano sujeta el mango de la sartén, la otra sujeta el plato. Cuando ya la tengáis en el plato, la devolvéis despacio a la sartén.
- Las tortillas pueden quedar babosas o secas, y aunque se dice que el término medio es la virtud, desde luego, cuando tenemos invitados, preferimos dejarla bien cuajada.
Empanadillas
Esta es una auténtica receta de reciclaje. Aprovechad cualquier resto de la nevera, cambiadle el aspecto y veréis cómo lo disfrutas. Las empanadillas tienen la ventaja de poder comerse frías, calientes, recién hechas o al día siguiente. Podéis hacer la masa o comprarla hecha; venden unas obleas de trigo fáciles de manipular y buenísimas. En cualquier caso, vamos a comenzar explicando una masa sencilla de empanadillas, aunque luego recurramos a lo práctico.
INGREDIENTES
PARA LA MASA
- 125 ml de aceite de oliva (si es virgen, probad que no sea muy fuerte)
- 125 ml de vino blanco o mitad de vino y mitad de agua
- harina
- 1 cucharadita de sal
PARA EL RELLENO
- 1 lata de atún
- 200 g de pisto
- 1 puñadito de piñones
ELABORACIÓN
- Calentamos el aceite con el vino y la sal, y removemos. Luego añadimos esta preparación, dejándola caer poco a poco como en un hilo, a 350 g de harina, amasamos y hacemos una bola. La dejamos reposar unos 20 minutos y la estiramos entonces sobre una base enharinada con un rodillo hasta dejarla muy fina. La cortamos en círculos del tamaño elegido con un cortapastas y los vamos rellenando en el momento, pero si los reserváis, colocad un papelito entre cada círculo de masa para que no se peguen.
- Para el relleno de las empanadillas nosotras aprovechamos cualquier resto, pero un pisto puede ser el ideal.
- Mezclamos todos los ingredientes del relleno y ahora vais a demostrar vuestra habilidad para dar forma a las empanadillas. Nuestro consejo es coger una bolsa de congelación de plástico o el papel de separar las empanadillas, que nos ayudarán a doblar la masa por la mitad. Pero antes, repartimos el relleno en los círculos y humedecemos el borde de la masa. Al doblar el plástico, los bordes quedan unidos, y retiramos el papel. Si queréis, dibujad unas rayitas en el filo con un tenedor. Luego, las horneamos unos 10 minutos a 180º.
- Ojalá hagáis muchas empanadillas y las disfrutéis en buena compañía.
Si os sobran…
Las empanadillas se pueden congelar. Primero se ponen en una bandeja, separadas unas de otras y una vez congeladas se pueden juntar todas en una bolsa.
Pasta carbonara
Este plato es uno de los más populares de la cocina italiana, pero quizá por su sencillez es de los peor tratados. Todos creemos que la nata va unida a la carbonara como ingrediente fundamental, pero un napolitano se echaría las manos a la cabeza con una carbonara con nata. Nuestra amiga Marcela nos dio esta receta y es la que elaboramos en casa. El secreto está en la melosidad del huevo… que es todo un arte.
INGREDIENTES
- 500 g de espaguetis
- 150 g de queso parmesano (los italianos utilizan mitad parmesano, mitad pecorino)
- 4 huevos (1 por persona)
- 150 g de panceta o beicon (en Italia, el guanciane es lo auténtico, que es una chacina sin ahumar) cortado en tiras o dados
- pimienta negra
- aceite de oliva
- sal gruesa
ELABORACIÓN
- Llevamos a ebullición abundante agua con un poco de sal gruesa en una olla; debe estar sabrosa pero no salada. Cuando rompa el hervor, introducimos la pasta y la dejamos cocer el tiempo que indique en el envase para que esté al dente. Mientras, batimos los huevos con pimienta y el queso recién rallado.
- Salteamos la panceta o el beicon en una sartén con un hilo de aceite. Escurrimos la pasta cuando esté al dente, reservando un poco del agua de la cocción, y la añadimos al beicon (tened esto en cuenta a la hora de elegir la sartén), removemos y… llegamos a un momento crucial: apagamos el fuego y lenta y suavemente vamos incorporando la mezcla de huevo. Es muy importante que el fuego esté apagado para que el huevo, en vez de cuajar, aporte una salsa melosa. Cómo veréis, más fácil imposible, aunque el auténtico cocinero siempre es temeroso de las recetas tan simples, pues nada esconde nada.
Para que quede en su punto
Si acaso consideráis que el conjunto queda un poco seco, podéis añadir el agua reservada de la cocción.
Sopa de tomate
Sencilla y deliciosa. Para nosotras, esta sopa era algo insólito y tenía un aura de misterio por su origen alemán. A mi madre se la enseñó una amiga, que su abuela era alemana, y la tomábamos los sábados a mediodía. No recordamos qué comíamos después, pero sí que no nos cambiaban el plato para el segundo porque estaban relucientes.
INGREDIENTES
- 500 g de pulpa de tomate
- 1 cebolla pequeña
- 50 g de mantequilla
- 50 ml de aceite de oliva
- 50 g de harina
- 1 clavo de olor
- 1 hoja de laurel
- sal
- pimienta negra en grano
- 1 y 1/2 litro de caldo de carne (puede sustituirse por agua con concentrado de carne)
ELABORACIÓN
- Pelamos la cebolla y la cortamos en juliana. La sofreímos con el aceite y la mantequilla hasta que esté transparente. Añadimos la pulpa de tomate (si no tienes tomate maduro natural puedes utilizarlo en conserva), dejamos cocer un par de minutos a fuego lento y agregamos la harina, removiendo con una cuchara de madera. Usamos utensilios de cocina de madera porque creemos que son muy personales. Tener un tarro con cucharas, espátulas, palas cerca de los fogones crea sensación de calidez.
- Cuando se integre la harina, agregamos el caldo de carne (como no es usual tener diferentes caldos en la nevera, podéis utilizar agua mezclada con un concentrado tipo Bovril. Tened cuidado porque es salado, así que mejor sed cautos a la hora de añadir sal) y removemos. Añadimos la pimienta, el clavo y el laurel, y mantenemos la cocción a fuego lento durante 1/2 hora aproximadamente. Nuestro consejo es que la tapéis, pero dejando una rendija para vigilar y remover. No la dejéis cocer más de este tiempo porque si no se pasará. La probamos, ajustamos de sal y la tamizamos con un chino o la pasamos por un colador de agujeros finos y ¡listo!
Verás qué rica
Riega la sopa con un chorrito de crema agria y echa por encima un huevo duro picado.
Ensalada de brócoli
Es tan fácil y versátil que se puede comer varias veces por semana cambiando algún ingrediente. Esta receta se le ocurrió a Zulema en un avión. Tenía mucha hambre y le dieron una bandeja horrible que costaba digerir. Y entonces empezó a pensar en un montón de opciones mucho más sencillas que las albóndigas mezcladas con arroz, guisantes y zanahoria que tenía delante. Se nos hacía la boca agua saboreando una sencilla ensalada de brócoli con la verdura al dente, casi crujiente, unos ñoquis, unos tomatitos secos en aceite y un buen pesto… ¡Cómo suena! Pues allá vamos.
INGREDIENTES
- 1 tronco (300 g aprox.) de brócoli (esta verdura es muy rica en minerales y vitamina A y C)
- 300 g de ñoquis
- tomates secos en aceite de oliva (podéis sustituirlos por tomates cherry o por un buen tomate de ensalada)
- sal
- pimienta
PARA EL PESTO
- unas hojas de albahaca
- queso parmesano
- unos piñones
- aceite de oliva
ELABORACIÓN
- Llevamos agua salada a ebullición en dos cazos distintos. En uno, añadimos el brócoli limpio y separados los ramilletes; si os gusta al dente, en 5 minutos estará listo. Lo escurrimos y dejamos enfriar (podéis introducirlo en agua con hielo; de esta forma, además de enfriarlo rápido, mantendréis su color más vivo. Luego, escurridlo de nuevo pasados 2 minutos).
- En el otro cazo, agregamos los ñoquis y los cocemos 3 minutos. Cuando suban a la superficie, ya están listos. Escurrimos y reservamos.
- El pesto se encuentra hoy en cualquier supermercado, pero su elaboración es tan sencilla que vale la pena perder un par de minutos y hacerlo en casa. Introducimos en un recipiente las hojas de albahaca lavadas, un puñadito de piñones, unas lascas de parmesano, un chorrito de aceite de oliva y trituramos al gusto con una minipimer, aunque hacerlo con la mano de mortero es más auténtico. Rectificamos de sal y le añadimos pimienta negra (si os gusta).
- En una ensaladera colocamos los ñoquis, los ramilletes de brócoli, el tomate seco troceado y aliñamos con el pesto, o servimos este en un recipiente aparte. Probamos y a disfrutar.
Más ideas
Los ñoquis se pueden sustituir por patata cocida o cualquier otra pasta como los orechietti, macarrones finos, etcétera. En 10 minutos podéis resolver una comida o una cena exquisita. ¡Suerte!
Huevos Perico
Hace muchísimos años, un amigo muy cercano se puso a cocinar un plato sin que nadie supiera lo que estaba haciendo. La nevera era un erial, solo había un par de tomates, dos o tres cebollas y una docena de huevos. Lo que sí teníamos era un hambre feroz; al cabo de 10 minutos, la casa empezó a oler a gloria, a pan tostado y sofrito y, aunque fuera llovía y todo parecía destemplado, cuando salió aquella bandeja humeante a la mesa nos arremolinamos salivando y preguntamos entusiasmados: ¿qué es esto?
Huevos Perico, contestó nuestro amigo, acostumbrado a desayunar este platillo durante toda su infancia. Los huevos son un desayuno típico de Colombia, que se toman con arepas o tostadas. Los desayunos fuertes en España han quedado olvidados por falta de tiempo, suponemos. Pero un día de fiesta, en una casa de estudiantes, tras una larga noche, unos huevos Perico compartidos pueden revivir a un muerto.
Esta receta nos ha acompañado siempre, fue la primera que aprendió la hija de Zulema delante de un fuego, ya que ese amigo tan cercano terminó siendo su padre y antes el marido de Zulema.
INGREDIENTES
- 2 huevos por persona
- 1 tomate por persona
- 1/2 cebolla tierna por persona (si no tienes tierna, seca)
- un poco de queso tipo cheddar, que funda bien (opcional)
- aceite de oliva
- mantequilla
- sal
- pimienta
ELABORACIÓN
- Calentamos mantequilla y aceite a partes iguales en una sartén (si es antiadherente mejor). Añadimos la cebolla cortada en cuadraditos y la sofreímos con paciencia. Mientras se va pochando, pelamos los tomates (si os da pereza, podéis trocearlos sin pelar), los cortamos por la mitad y retiramos el líquido y las semillas. Luego los partimos también en daditos pequeños. Los añadimos a la sartén y dejamos que cueza todo junto durante unos minutos. Batimos los huevos, uno o dos por persona dependiendo del hambre, los salpimentamos y los agregamos a la sartén. Los cocemos, con el fuego al mínimo, removiendo suavemente. Cuando empiece a cuajar, incorporamos el queso (si queremos), tapamos y apagamos el fuego; este se fundirá con el calor residual.
Deliciosos con arepas
Nosotras los acompañamos con pan tostado y mantequilla o con arepas de maíz. La elaboración de estas es sencillísima; solo necesitas una harina especial precocida, que incluye en el paquete la receta de la elaboración perfectamente explicada. Hoy en día es muy fácil encontrarla en muchos sitios, en tiendas especializadas en productos latinoamericanos o incluso en supermercados pequeños.
Lentejas guisadas
Llevamos escuchando el sermón de las lentejas desde pequeños: que si son sanas y nutritivas, que si tienen cantidad de hierro, que si son indispensables para el crecimiento… Tan marrones y poco sugerentes dan pena; además, el dicho «si quieres las comes y si no las dejas» es mentira, te las comes o no te levantas de la mesa, y si te pones cabezota, te castigan y tienes el maldito estofado para la noche.
Y son capaces de pasarlo por la minipimer y dártelo en puré.
A medida que crecimos, las lentejas nos fueron conquistando; parece que su gran cantidad de hierro nos atrae como a imanes y suspiramos por un plato de lentejas para aliviar el hambre y superar el frío y el cansancio.
Hoy nos hemos puesto de acuerdo para preparar una receta básica a la que se le puede añadir carne o pescado, según apetezca, o dejarlas ligeras y nutritivas con unas simples verduras.
INGREDIENTES
- 400 g de lentejas
- 1 cebolla
- 1 puerro
- 1 zanahoria
- 1 tomate
- 1 pimiento verde
- 3 dientes de ajo
- pimentón dulce
- aceite de oliva
- pimienta y laurel (optativos)
ELABORACIÓN
- Ponemos las lentejas en una cazuela con agua fría (o con un fondo de ave), el laurel y unos granos de pimienta negra y la llevamos a ebullición. Entonces, bajamos el fuego para que la cocción sea más suave y no se golpeen entre ellas, lo que hace que se rompan.
- Hay una cuestión importante en lo que respecta a la cocción. En aquellos sitios en los que el agua tiene mucha cal es mejor utilizar agua mineral, ya que es difícil que la legumbre se ablande.
- Mientras, preparamos un sofrito. Cortamos toda la verdura en cuadrados pequeños y en una sartén con aceite, sofreímos la cebolla, el puerro, el ajito, el pimiento verde, la zanahoria, unos 5 minutos o hasta que estén blanditas. Añadimos entonces el tomate y dejamos cocer 2 o 3 minutos más. Espolvoreamos con el pimentón, removemos y añadimos esta preparación a la cazuela. Luego, dejamos cocer las lentejas hasta que estén blanditas.
¿En remojo o no?
Si se utilizan lentejas de cocción rápida está claro que no es necesario ponerlas en remojo. La pardina no requiere remojo previo debido a su pequeño tamaño, y además su piel no se desprende durante la cocción. En cualquier caso, es mejor seguir las recomendaciones del envase. Para asegurar una cocción rápida hay que comprar las que así lo indican.
Ensalada de quinoa
La quinoa ha entrado hace muy poco en nuestras cocinas. Hace cinco años ni siquiera sabíamos de su existencia y ahora la empleamos como guarnición, en ensaladas, para rellenar verduras…
Este cereal, que se cultiva principalmente en la cordillera de los Andes, tiene tantas propiedades y beneficios que parece increíble lo sencillo de su elaboración.
Posee más proteínas que la mayor parte de los cereales, ácidos omega 3 y 6, aporta fibra, minerales como el potasio, magnesio, zinc, hierro y calcio, además de vitaminas B y E, y no contiene gluten. Es ideal para diabéticos o personas que quieran adelgazar comiendo sano por su bajo índice glucémico.
La receta que os proponemos hoy nos la regaló una amiga y, ¡atención!, a ella se la cocinó su actual chico en su primera cena juntos. Podríamos decir que además de todos los beneficios para la salud, también está altamente indicada para el amor.
INGREDIENTES
- 150 g de quinoa
- 6 filetes de anchoa
- 1 aguacate
- queso fresco (vaca, cabra o mezcla de la leche que más os guste)
- sal
PARA LA VINAGRETA DE FRESAS
- unas fresas
- mostaza de Dijon (o la que tengáis a mano)
- vinagre de Módena (optativo)
- aceite de oliva
- sal
- pimienta
ELABORACIÓN
- Lavamos la quinoa y la hervimos en abundante agua con sal (como si fuera arroz) durante 12-18 minutos, dependiendo de la dureza del agua. Escurrimos los granos que se habrán abierto e hinchado y la dejamos enfriar a temperatura ambiente. Troceamos los filetes de anchoa. Pelamos el aguacate y lo partimos en daditos. Cortamos igual el queso fresco.
- Para la vinagreta, trituramos las fresas con un poco de mostaza, aceite, sal, pimienta y unas gotas de vinagre de Módena. Comprobamos el punto de sazón.
- Ponemos en un cuenco la mitad de la quinoa y la mezclamos con las anchoas, el queso y el aguacate. Luego, vamos añadiendo el resto de la quinoa, hasta que consideréis que la ensalada está equilibrada de cereal y tropezones.
- Aliñamos con la vinagreta de fresas o la servimos aparte, y ¡¡¡¡a romper corazones!!!!
Antes de cocerlas
Es importante lavar la quinoa antes de hervirla para quitarle una capa que la recubre y que le da un sabor amargo.
Entrecot a la pimienta
Si alguien nos preguntara en qué momento nos enamoramos de la cocina, creo que nuestra respuesta sería inmediata: la primera vez que probamos el entrecot a la pimienta.
Es cierto que en 2016 esta receta parece obsoleta y tenemos que rescatarla del baúl de los recuerdos; nosotras preferimos definirla como un clásico de la cocina que no podemos olvidar. Es tan versátil como nuestra imaginación. Al final, lo que cuenta es tener muy claro cómo hacer la salsa de pimienta y combinarla con cualquier tipo de carne o pescado, también es deliciosa acompañando a una hamburguesa.
Hoy vamos a contaros nuestra receta, la que nos piden nuestros hijos y nuestros amigos, la que hace ya muchos años sorprendió a nuestros paladares.
INGREDIENTES
- 1 entrecot por persona (200 g más o menos) o un gran entrecot para compartir entre varios
- sal gruesa
- pimienta negra recién molida o pimienta verde en grano (optativo)
- 100 ml de bourbon (en caso de no tener, serviría cualquier otro alcohol)
- 250 ml de nata
- 1 cucharada de mostaza (antigua o de Dijon)
- aceite de oliva
ELABORACIÓN
- Espolvoreamos sal gruesa en una sartén y la ponemos al fuego (cuanto más grueso sea el fondo de la sartén, mejor para esta elaboración). Cuando esté caliente, añadimos la carne, dejamos un par de minutos y le damos la vuelta. Luego, añadimos un chorrito de aceite.
- ¡Atención! Si estáis cocinando con gas, en este punto tenéis que ser cuidadosos, pues al añadir aceite a un sartén muy caliente, lo más probable es que salga una llamarada. A nosotras nos gusta que así sea, porque los alimentos se impregnan de cierto sabor a brasa que es delicioso, pero requiere experiencia y tranquilidad.
- Si tenéis dudas, simplemente apagáis el fuego antes de añadir el aceite y enseguida lo volvéis a encender; así evitaréis cualquier situación de riesgo.
- Cuando la carne esté dorada por ambas caras, la retiramos, la dejamos reposar al calor y en la misma sartén, para desgrasar los jugos de la carne, le añadimos el bourbon. Si el fuego es de gas y está fuerte y además la sartén está caliente, se flambearán. Por ello, hay que controlar el fuego, pero si no queréis arriesgaros, simplemente lo apagáis 1/2 minuto y al encenderlo de nuevo, reducís el alcohol a fuego suave y le añadís la pimienta negra o verde, la mostaza y la nata. Removemos e incorporamos de nuevo el entrecot. Dejamos unos instantes, hasta que alcance el punto de cocción deseado; ¡ojo! si la salsa no liga, la dejamos cocer 1 o 2 minutos más. Servimos el entrecot en un plato caliente con la salsa, unas patatas fritas y, si queréis, con un poco de lombarda cocida.
Un plato exprés
Una vez que tenemos todos los ingredientes sobre la mesa de trabajo, como su elaboración es muy rápida, los comensales deben estar prevenidos, la guarnición preparada y la mesa puesta.
Pollo al curry
Esta receta tiene muchísimas versiones: el curry no es una especia en sí misma, sino una mezcla de ellas.
Los ingleses adoptaron el término curry para nombrar platos y guisos que llevaban una mezcla rica en especias. Generalmente incluyen cardamomo, canela, fenogreco, cúrcuma, jengibre, alcaravea, comino, cilantro… La preparación varía según las regiones y las familias. De esta manera podemos llegar a la conclusión de que no se puede comer dos veces el mismo curry.
Teniendo en cuenta que hay currys en India, Asia o África, entendemos que sus recetas son interminables. Esperamos ser capaces de sacaros del lío en el que os hemos metido y enseñaros al menos las bases de las recetas que nosotras manejamos en la cocina. Vamos a utilizar el pollo como ingrediente base para el guiso. En primer lugar os daremos la receta más complicada y luego la simplificaremos al máximo para que podáis hacer un curry en solo 5 o 10 minutos.
INGREDIENTES
- 6 contramuslos de pollo deshuesados y sin piel
- 6 cebollas
- la pulpa de 1 tomate
- ghee (mantequilla clarificada de leche de vaca originaria de la India. A la venta en tiendas de productos ecológicos)
- polvos de curry (somos fans de la marca Sherwood)
- fenogreco
- jengibre en polvo
- 3 cucharadas de zumo de lima o de maracuyá
- 250 ml de leche de coco
- un fondo de ave
- sal
ELABORACIÓN
- Comenzamos pelando y cortando las cebollas en juliana fina y las rehogamos, a fuego suave, con 2 cucharadas de ghee. Le añadimos unas bolitas de fenogreco, una pizca de jengibre y la pulpa del tomate, y lo dejamos cocer, removiendo, hasta que la cebolla esté muy tierna. Le añadimos el fondo de ave, un par de cucharadas de los polvos de curry y el zumo de lima o de maracuyá. Lo dejamos hervir unos 20 minutos más y luego lo pasamos todo por la Thermomix, si tenemos; si no por la minipimer.
- Cortamos los contramuslos de pollo en dados de tamaño uniforme y los añadimos a la cazuela con la cebolla triturada. Comprobamos la sal y las especias y lo cocemos, a fuego muy suave, durante 1 hora aproximadamente, vigilando que no se quede seco ni se agarre al fondo de la cazuela. Pasado este tiempo, le añadimos la leche de coco y proseguimos la cocción 1/2 hora más. Rectificamos de sal y listo para comer.
- Hay una manera para saber si un guiso está terminado, independientemente de los tiempos orientativos que os decimos, y es cuando la grasa sube a la superficie. En el caso del pollo al curry, de repente se observa que el ghee cubre la parte superior. Cuando esto ocurre, no hay duda de que el guiso estará listo para comer.
- Como guarnición, nada mejor que servirlo con un arroz basmati. Este arroz se caracteriza por tener un grano largo y por ser muy aromático. Lo hervimos simplemente en agua (añadimos el doble exacto de líquido que de arroz) con un poco de sal durante 12 minutos a fuego lento; comprobamos entonces si está duro; si es así, lo tapamos si fuera necesario, y lo dejamos cocer durante 5 minutos más, hasta que el grano esté en su punto. Luego lo escurrimos y a veces lo salteamos con un poco de ghee (unos 50 g de ghee por cada 200 g de arroz).
- Ahora os vamos a dar la versión superfácil del pollo con curry exprés. Para 4 personas es necesario que tengáis: 2 pechugas de pollo, ghee, sal, aceite de oliva, 1 bote de leche de coco, 1 cucharada de curry y otra de zumo de lima o de limón.
- Cortamos las pechugas en dados del mismo tamaño más o menos, sazonamos y salteamos con ghee o mantequilla; si se hace con mantequilla, añadimos un poco de aceite para que no se queme. Doramos los tacos de pollo lentamente y espolvoreamos con los polvos de curry. Vertemos el zumo de limón y la leche de coco, tapamos y dejamos cocer a fuego lento unos 5 minutos hasta que el pollo esté blanquito por dentro. Rectificamos de sal y lo acompañamos también con arroz.
- Y a comer rápido, sano, bueno y barato.
¿Lo sabías?
El fenogreco es una semilla de origen africano, un poco desconocida en nuestro país, que se caracteriza por su fuerte sabor. Se puede tostar en la sartén y usar para condimentar carne o pescado.
Chopsuey de gambas
Esta receta nos la enseñó un amigo colombiano de origen oriental, que mantenía el secreto de la receta familiar haciéndola pública solo entre sus amigos. Estos a su vez se la contaban a otros amigos y familiares, haciendo pasar «el secreto» de continente en continente.
El número de verduras que utilicemos debe coincidir con el número de comensales y así no resultará pesado al cortarlas, pues deben trocearse muy finas. Es un plato sencillo de realizar en el que todo el mundo puede participar mientras se charla de cualquier cosa en la cocina.
Vamos con la elaboración.
INGREDIENTES
- 2 cebolletas
- 1 puerro
- 2 ramas de apio
- 2 zanahorias
- 1 hinojo pequeño
- 1 pimiento rojo pequeño
- unos brotes de soja
- 500 g de gambas (también podéis calcular, según su tamaño, las unidades por persona)
- 1 cucharadita de maicena
- 2 cucharadas de salsa de soja
- 1 guindilla (solo si os gusta el picante)
- 2 cucharadas de aceite de sésamo, girasol u oliva
- vino blanco
ELABORACIÓN
- Lavamos y limpiamos las verduras y las troceamos en juliana (en tiras alargadas lo más finas posibles). A las gambas, tanto si tienen cabeza como si no, les damos un hervor de 1 minuto en un poquito de agua y, al escurrirlas, reservamos el agua para elaborar la salsa.
- Pelamos las gambas y, si tienen cabeza, las machacamos con la ayuda de una cuchara o la mano de mortero, para sacarles el jugo; después, lo colamos y añadimos al caldito anterior.
- Calentamos 2 cucharadas del aceite elegido (el de sésamo le da muy buen sabor, es potente y se puede mezclar con el de girasol u oliva) en un wok (sartén redonda abombada en la base, típica de China), una sartén grande o en una paella. Vamos añadiendo las verduras, de una en una, y las salteamos, a fuego vivo. Teniendo en cuenta que es un salteado rápido, pues deben quedar al dente, con que cada una cueza 3 o 4 minutos será suficiente. Luego, espolvoreamos la guindilla, añadimos las gambas, removemos y retiramos.
- Para terminar, mezclamos el caldito con la salsa de soja y un chorrito de vino. Llevamos a ebullición, añadimos la maicena diluida en medio vasito de agua fría y dejamos cocer hasta que espese ligeramente. Cuando tengamos la salsa con la densidad que nos guste, la incorporamos a la mezcla de gambas y verduras junto con los brotes de soja, le damos un par de vueltas en el fuego para mezclar los sabores y ¡a comer!
Ideas para servirlo
Las gambas se pueden sustituir por pollo en tiras, cerdo o ternera, por lo que más os guste o tengáis a mano. Y la guarnición perfecta es un arroz blanco de grano largo. Para servirlo, lo decoramos con hojitas de cilantro y ralladura de limón. ¡Buen apetito!
Sándwich croque monsieur
El croque monsieur se atribuye a un café parisino que lo elaboraba desde principios
del siglo XX. Nuestro recuerdo de este maravilloso sándwich se remonta a las Semanas Santas de nuestra infancia, cuando llegábamos a casa de volar la cometa y nos esperaban calentitos los «emparedados» a la francesa; así los llamábamos nosotros.
Existen múltiples recetas, algunas más elaboradas que otras, pero confiamos plenamente en que esta se adapte a todos los paladares de cualquier edad, la elaboréis rápido y no perdáis ni 10 minutos de la conversación.
INGREDIENTES
- 8 rebanadas de pan de molde
- 4 lonchas de jamón de York
- 200 g de queso gruyère
- mostaza
- queso rallado
PARA LA BECHAMEL
- 50 g de mantequilla
- 1 cucharada de aceite de oliva
- 1/2 cucharada de harina
- 150 ml de leche
- sal
- pimienta
ELABORACIÓN
- Primero os vamos a explicar cómo se hace la bechamel. Derretimos la mantequilla con el aceite en una sartén pequeña a fuego medio. Añadimos la harina y la doramos 1 minuto más o menos, sin dejar de remover. Vertemos la leche, poco a poco, siempre removiendo, y salpimentamos. Dejamos cocer unos 5 minutos más hasta que espese y listo.
- Untamos con un poco de mostaza y de bechamel (que no debe estar ni líquida ni caliente) la cara interior de cuatro rebanadas de pan y luego añadimos el queso y el jamón de York. En las otras cuatro rebanadas solo untamos una capa fina de bechamel, también en la cara interior, y las ponemos sobre las primeras, para formar los sándwiches. Los colocamos en la placa del horno y untamos cada uno con una fina capa de bechamel, los espolvoreamos con queso rallado y horneamos 10 minutos en el horno precalentado a 180° o hasta que veamos el queso gratinado.
- Espero que esta sencilla receta se vuelva un clásico en vuestra cocina y que la acompañéis con cometas. Así la disfrutaréis mucho más.
Sabías qué…
También existe un sándwich que se llama croque madame; la versión femenina del croque monsieur. La única diferencia es que este se sirve decorado con un huevo frito.
Fricandó de ternera
Sobre los guisos y estofados de ternera en esta España variopinta, cada casa tiene su receta.
Lo cierto es que no hay un solo hogar donde no se elabore este tradicional plato.
Hemos adaptado el famoso ragú italiano al no menos conocido fricandó catalán.
Por eso los trocitos de carne están cortados en daditos y no en filetes. Pero esto es una licencia, que creemos no le importará a ningún país ni comunidad.
Es un guiso hecho al más puro estilo de nuestras abuelas: sencillo, sano y económico.
INGREDIENTES
- 1 kg de ternera (babilla o tapa)
- 2 zanahorias
- 3 cebollas
- 2 o 3 tomates maduros según tamaño
- 6 cucharadas de aceite de oliva
- 20 g de almendras
- 2 rebanadas de pan
- 2 dientes de ajo
- 1 vaso de vino blanco
- harina
- hierbas aromáticas
- sal
- pimienta
ELABORACIÓN
- Cortamos la carne en dados pequeños y los salpimentamos. Luego, los enharinamos ligeramente y los freímos en aceite, procurando que el aceite no se queme y así se podrá utilizar luego para el sofrito. Después, pasamos la carne a una cazuela.
- Colamos el aceite que hemos usado para freír la carne y sofreímos en él la cebolla y la zanahoria cortada en cuadritos. Añadimos el tomate despepitado y troceado, y unas hierbas aromáticas atadas con hilo de cocina formando un manojito; así podrás retirarlas con facilidad. Proseguimos la cocción, regamos con el vino y dejamos reducir unos minutos.
- Añadimos 1/2 cucharadita de harina, mezclamos todo bien, removemos 1/2 minuto y agregamos esta mezcla a la cazuela donde tenemos reservada la carne. Cubrimos la preparación con agua o caldo de ave y dejamos cocer a fuego suave 1 hora; es mejor vigilarlo de cerca pues al llevar harina, es fácil que se pegue o agarre al fondo de la cazuela. Al final de la cocción, retiramos las hierbas.
- Mientras, freímos las almendras con el pan y los ajos en un poco de aceite, lo retiramos y lo machacamos todo con un poco de salsa del guiso. Podemos hacerlo con la batidora o en el mortero. No hace tanto tiempo la picada se elaboraba así, con la mano de madera. Podéis rescatar esta técnica pues es muy reconfortante olvidarse de la electricidad y utilizar la muñeca para que no se oxide. Añadimos la mezcla de almendras a la cazuela, dejamos cocer unos 5 minutos, rectificamos de sal y ya tenéis vuestro guiso a punto.
Con setas
El fricandó tradicional se prepara con setas. Basta con 100 g (si son deshidratadas, comenzamos poniéndolas en remojo). Las colmenillas, senderuelas y los champiñones son nuestras favoritas.
Crepes rellenas
Recuerdo que durante las Olimpiadas de Múnich de 1982, cuando Mark Spitz consiguió las siete medallas de oro, nuestros padres nos llevaron a pasar unos días al palmeral de Elche. Una noche, en la piscina, mientras un pianista amenizaba la cena, todos guardábamos silencio porque aquello nos superaba, estábamos boquiabiertos con tanta elegancia y, para colmo y sorpresa, apareció el maître y se marcó un flambeado de crepes suzette que casi nos caemos de la silla. Todavía es uno de nuestros recuerdos más gratos. Y cómo debieron disfrutar nuestros padres viéndonos sentados, callados y anonadados.
Por los viejos tiempos hoy os ofrecemos la receta de las crepes en nuestras dos versiones favoritas: rellenas de arequipe (dulce de leche) y las más suculenta, flambeadas con Cointreau y zumo de naranja.
INGREDIENTES
PARA LAS CREPES
- 200 g de harina
- 3 huevos medianos
- 450 ml de leche
- mantequilla
PARA EL AREQUIPE
- 1 bote de leche condensada
PARA LAS CREPES SUZETTE
- mantequilla
- Cointreau o Grand Marnier
- 1 vaso de zumo de naranja
ELABORACIÓN
- Primero hacemos las crepes: batimos la harina, los huevos y la leche, y dejamos reposar la mezcla al menos 20 minutos.
- En una sartén antiadherente del tamaño elegido, la untamos con mantequilla y añadimos un cucharón de la mezcla anterior, lo suficiente para que cubra el fondo de la sartén. Dejamos cocer hasta que salgan burbujitas y le damos la vuelta para que se dore por el otro lado. Repetimos esta operación hasta acabar con la masa.
Para el arequipe:
- Lo podéis comprar ya elaborado en muchos supermercados, sobre todo en los especializados en productos latinos. Según el país tiene diferentes nombres: chimbote, manjar blanco…, en México lo llaman cajeta y lo hacen con leche de cabra. Si queréis elaborar el arequipe vosotros mismos, tomad nota:
- Ponemos el bote de leche condensada en una olla y lo cubrimos con agua. Lo mantenemos en el fuego, tapado, 2 horas o 2 y 1/2 horas, vigilando que no le falte agua. Transcurrido ese tiempo, retiramos y dejamos enfriar en la olla. Al abrirlo veréis que su color se ha vuelto como el del tofe.
- Untamos la mitad de las crepes con el arequipe y las enrollamos.
Para las crepes suzette, ahí va nuestra mejor receta:
- Fundimos mantequilla en una sartén caliente y le añadimos un poco de Cointreau o Grand Marnier; si el fuego es de gas, tened cuidado porque flambeará vivamente. Al parar el flambeado, añadimos el zumo, cocemos 1 minuto e incorporamos el resto de las crepes dobladas. Cuando veamos que la salsa se carameliza, retiramos, las servimos con las de arequipe y ¡a comer!
- La mezcla de estos dos tipos de crepes es deliciosa, porque se combina la acidez de una con el dulzor de la otra.
Flan de café
No podemos entender un recetario sin al menos un flan, sea del sabor que sea. ¿En qué casa no hay un devorador de flanes? Es un postre que no tiene edad y que gusta a todos, pequeños y grandes. Esta es una receta muy especial, que nosotras hacemos con mucho cariño.
INGREDIENTES
- 2 cafés solos
- 300 ml de leche
- 300 g de leche condensada
- 6 huevos pequeños
Para el caramelo
ELABORACIÓN
- En primer lugar, hacemos el caramelo. Ponemos el azúcar en una sartén antiadherente a fuego fuerte y le añadimos unas gotas de agua. Lo dejamos cocer, removiendo, y cuando esté líquido, lo repartimos en las flaneritas, extendiéndolo bien por todos lados.
- En un cuenco batimos los huevos con varillas manuales y le añadimos la leche condensada, la leche y dos cafés. Volvemos a batir todo de nuevo hasta que se integren.
- Distribuimos la mezcla en los moldecitos y los metemos en el horno. Los cocemos al baño María unos 35 minutos a 170°. Los retiramos, dejamos enfriar y los desmoldamos.
- ¿Hay algo más fácil?
Pruébalo así
Si lo servís con unas frutas rojas como grosellas, frambuesas o arándanos, la mezcla de sabor es insuperable.
Mousse de chocolate
También conocido como el postre de los golosos. Cuando es tu cumpleaños y puedes pedir lo que quieras; cuando has estado enfermo y te quieren mimar; si te quieren conquistar, incluso si te quieren engañar… No hay nada que no se consiga con una buena dosis de chocolate, ¿o no?
INGREDIENTES
- 200 ml de chocolate de cobertura
PARA LA CREMA INGLESA
- 500 ml de leche
- 6 yemas
- 150 g de azúcar
- 1 vaina de vainilla
ELABORACIÓN
- Calentamos la leche con la mitad del azúcar y con la vaina de vainilla, abierta a lo largo para que las semillas se esparzan. Luego, mezclamos las yemas con el resto del azúcar. Cuando la leche llegue a ebullición, la vertemos sobre las yemas sin dejar de remover, hasta que se integre todo. Cocemos esta mezcla, a fuego suave y removiendo, hasta que casi llegue de nuevo a ebullición. La retiramos y la disponemos en un cuenco. Verás que la mezcla ha espesado, pero si no fuera así, repite la operación y finalmente pásalo por un chino.
- A continuación fundimos el chocolate al baño maría y lo mezclamos con la preparación de las yemas; podéis hacerlo removiendo con varillas manuales o lo pasáis por la batidora.
- Lo dejamos enfriar en la nevera y, en el momento de sacarlo a la mesa, lo servimos en raciones individuales formando quenelles (como si fueran croquetas) con la ayuda de dos cucharadas.
- Y a soñar…
Una mezcla deliciosa
Nosotras regamos la mousse con unas gotitas de aceite virgen, la espolvoreamos con unos granos de sal (mejor Maldon o flor de sal) y la servimos con unas rebanadas de pan frito. ¡Increíble!