Estoy a punto de descubrir algo importantísimo. Te lo aseguro. ¿Estás buscando a Eulalia Guzmán? Claro que sé quién es. Soy yo. Vine al estado de Guerrero porque, después de investigar mucho, sé que aquí encontraré algo. Sí, es muy valioso.
¿Te gusta la historia de México? A mí me encanta. Puedes aprenderla en los libros que se han escrito por años, e ir armándola como si fuera un rompecabezas. Imagina que cada libro es una pieza con la que puedes formar un episodio. La historia de México es tan interesante que se la puedes contar a quien tú quieras. Yo, por ejemplo, me dije: “¿Por qué no se la cuento a todos los niños y niñas que conozco?” Y así me hice maestra de escuela. ¡No sabes lo emocionante que es pararse enfrente de un pizarrón y platicar sobre lo que te sabes al derecho y al revés!
Cuando fui maestra, también dediqué mi tiempo a decirles a las niñas y jóvenes que debían estudiar para llegar tan lejos como quisieran.
La clave para tener un buen futuro es una buena educación.
Fui tan buena maestra, que en 1921 el gobierno de México me mandó a Estados Unidos para ver cómo son las secundarias allá y aprender lo bueno. Al año siguiente fui a una reunión enorme de mujeres, la Conferencia Panamericana, donde todas queríamos hablar de nuestros derechos, porque es típico que las mujeres seamos rebajadas por los hombres, así que debemos cambiar ese mal hábito.
A mi regreso volví a dar clases. Esta vez trabajé con adultos que no habían terminado la escuela.
Estoy convencida de que nunca es tarde para aprender. Es más, yo también seguía estudiando.
Mi historia no termina ahí. En 1926 fui a dos países lejanísimos: Alemania y Suiza, pues tenía ganas de estudiar ciencias de la educación para perfeccionar mi técnica. En 1930 me inscribí en la Universidad Nacional Autónoma de México y en poco tiempo me gané el título de maestra en filosofía.
Con tanta actividad que me inventaba, nunca olvidaba mi gusto por el pasado de México. En 1933 me invitaron a Monte Albán, Oaxaca, para integrarme al equipo de uno de los arqueólogos más importantes del país: Alfonso Caso. Es de lo más interesante excavar en la tierra y encontrar objetos de otros tiempos, desde pedazos de cerámica hasta pirámides grandísimas. Para mí es como encontrarme con civilizaciones que ya no existen.
Mi trabajo con Alfonso Caso fue tan importante que gracias a él me nombraron jefa en el Museo Nacional, nada menos que en el Departamento de Arqueología. Eso fue en 1934.
Había conseguido un empleo que nunca antes había desempeñado una mujer en México, y sólo por vivir mi verdadera pasión.
Así, desde 1937 y durante casi cuatro años, aproveché mi trabajo para irme a España. Ah, pero no te creas que anduve de vacaciones. Tenía una misión muy importante, escucha: exploraba todas las bibliotecas que encontraba, lo mismo en España que en Alemania o Inglaterra y otros países de Europa en busca de documentos y libros antiguos sobre mi país. Mandaba todo aquello a México para crear una biblioteca especial. Era un trabajo muy bonito.
Ahora estoy de regreso, y por eso me mandaron al estado de Guerrero. ¿Sabes? Estamos excavando porque, después de mucho investigar, creemos que justo aquí hay una tumba antigua.
Espero que quieras quedarte un rato más. Creo que puedo enseñarte mucho sobre arqueología.
EULALIA GUZMÁN DEDICÓ CASI TODA SU VIDA A LA ARQUEOLOGÍA Y LA EDUCACIÓN. HALLÓ UNA TUMBA QUE AL PRINCIPIO SE ATRIBUYÓ AL EMPERADOR CUAUHTÉMOC, PERO EN REALIDAD ERA DE UNA MUJER. EL HALLAZGO FUE MUY IMPORTANTE. LOS LIBROS QUE GUZMÁN RECOPILÓ EN EUROPA HAN SIDO FUNDAMENTALES PARA ESTUDIAR EL PASADO MEXICANO Y ENTENDER EL PRESENTE.
MURIÓ EL 1 DE ENERO DE 1985 EN LA CIUDAD DE MÉXICO. EN LOS ÚLTIMOS AÑOS SE LE HAN RENDIDO HOMENAJES Y SE HA DESTACADO SU IMPORTANCIA COMO LA PRIMERA MUJER ARQUEÓLOGA DEL PAÍS.