Mi abuelo fue, alguna vez, ministro de Guerra del gobierno, por eso, cuando estalló la Revolución, tuvimos que dejar Chihuahua y nos fuimos a vivir a la Ciudad de México, huyendo de los tiros y los saqueos. Me acuerdo de que la gente no nos quería mucho, porque todos estaban en contra de lo que había sido la dictadura del eterno presidente, y mi familia había sido parte de eso.
Me impresionó mucho la capital; las casas eran muy grandes y se construían edificios y más edificios todo el tiempo. Para mí, era un mundo nuevo.
Entré a estudiar en la Escuela Nacional Preparatoria, donde conocí a Frida Kahlo. Ella y yo nos hicimos amigas. Ya desde entonces opinaba sobre la política en México. Eso me llevó a tener problemas con algunos maestros, pues sucede que las mujeres no podíamos hablar de ciertos temas…
¿Y por qué no? —pensaba—.
Yo debo poder dar mi opinión sobre el país en el que vivo.
Así que me expulsaron. Entonces me dije que quería ser pintora. En 1921 entré a la Escuela Nacional de Bellas Artes, donde estudié hasta 1923. Sin embargo, descubrí que aquello no me gustaba y me salí. Decidí estudiar por mi cuenta y aprender a pintar yo solita.
Me fue tan bien que en 1925 tuve mi primera exposición, eso fue en la galería ARS. También participé en exhibiciones colectivas en Francia, Cuba, Estados Unidos y México.
Además, desde 1927 hasta 1964 di clases de pintura en la Secretaría de Educación Pública. Ahí les enseñé a mis alumnos sobre colores y formas, sobre cómo dibujar personas y ver el mundo de otra manera. Yo quería verlo tan grande como mi país.
¿Sabes lo que es el muralismo? Después de la Revolución Mexicana, todos aprendimos sobre democracia, derechos humanos y laborales. Queríamos que no se olvidara la lucha de Emiliano Zapata y Pancho Villa, tampoco la de Francisco I. Madero y Venustiano Carranza.
A algunos artistas se les ocurrió retratar a esos héroes y a otros personajes importantes de la historia de México en los muros de los edificios de gobierno; por eso los llamaron “muralistas”. Entre ellos estaban David Alfaro Siqueiros, Diego Rivera y José Clemente Orozco. Y yo me pregunté: “¿Y las mujeres?”.
Así, tomé la decisión de convertirme en muralista y comencé a trazar las imágenes. He pintado siete murales en toda mi vida, el primero se llama Atentado contra maestras rurales. Luego hice otro sobre la Conquista de México, donde aparecían Hernán Cortés y la Malinche. También uno sobre la Independencia, con Miguel Hidalgo y José María Morelos y Pavón.
Como podrás ver, uno de mis temas favoritos es la historia nacional. Y es que los murales distinguen a México y enseñan historia y cultura. No son solamente pinturas en una pared, sino verdaderas obras de arte.
Jamás callé mis opiniones políticas.
Levanté la voz por el voto de las mujeres y, más tarde, para que hubiera guarderías para los hijos de los maestros. Durante el movimiento estudiantil de los años 60, que pedía más derechos y libertad al gobierno, salí a marchar con los jóvenes.
He visto a México cambiar y a las mujeres obtener sus derechos. Yo fui parte de ese cambio, para que México sea un país de ventajas iguales para todos. ¿A poco no es emocionante saber que puedes ser artista y decir algo formidable?
Porque la forma de pensar de las personas es de las cosas más importantes que hay en el mundo.
AURORA REYES FUE LA PRIMERA MURALISTA MEXICANA. TAMBIÉN ESCRIBIÓ POEMAS FEMINISTAS, QUE PUBLICÓ EN LOS LIBROS NUEVE ESTANCIAS EN EL DESIERTO, HUMANOS PAISAJES Y ESPIRAL EN RETORNO, POR LOS QUE RECIBIÓ ALGUNOS PREMIOS. SE HA RECONOCIDO SU LABOR EN PRO DE LOS DERECHOS DE LA MUJER, PARA LO CUAL HIZO MARCHAS Y HUELGAS DE HAMBRE.
MURIÓ EL 26 DE ABRIL DE 1985 EN LA CIUDAD DE MÉXICO Y FUE ENTERRADA BAJO UNA MAGNOLIA, DONDE PUSIERON UNA PLACA CON LA LEYENDA: “HOY, BLANCA Y LUMINOSA, NACISTE YOLOLXÓCHITL: MAGNA FLOR DE LAS FLORES. LA LUNA ES TU DIADEMA CUAJADA DE DIAMANTES. HOY, BLANCA Y LUMINOSA, NACISTE, YOLOLXÓCHITL”.