Comencé a escribir para expresar mis sentimientos. Mis papás murieron en 1948, y había días en que me sentía muy triste, de modo que tomé la pluma y empecé a poner sobre el papel todo lo que pensaba. Así me convertí en la primera escritora de Chiapas, que es donde nací.
Me fui a vivir a la Ciudad de México porque era más fácil que yo estudiara ahí. Me inscribí en la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), y en 1950 me titulé como maestra en filosofía.
Durante años me dediqué al estudio y a la escritura. Colaboré mucho tiempo con el periódico Excélsior y fui profesora de la Facultad de Filosofía y Letras de la UNAM, así como de la Universidad de Wisconsin, la Estatal de Colorado y en la de Indiana. Pero nunca me aparté de mi tierra natal, al contrario, ella estaba siempre conmigo, sin importar cuán lejos viajara.
Trabajé como promotora cultural en el Instituto de Ciencias y Artes de Tuxtla Gutiérrez. Mi objetivo era llevar el teatro, la pintura y la escritura a mi querida Chiapas.
Continué escribiendo, y el tema más importante de mis libros era la mujer. Sabía que había una lucha feminista en todo el país, y quería entender cuál era el nuevo papel de las mujeres o cómo cambiaríamos la sociedad. Quería saber cuál era mi lugar en la lucha por mis derechos. Por eso escribí un cuento feminista que lleva por título “Lección de cocina: cocinar, callarse y obedecer al marido”, que llamó la atención de mucha gente.
¿Has notado que a las niñas se les educa distinto que a los niños?
Cuando escribía, me gustaba hablar de las diferencias entre hombres y mujeres, pero también de que muchas maestras y papás trataban mejor a los niños que a las niñas. Eso no me parecía correcto.
Todos somos iguales: niñas y niños. Por eso debemos ser educados de la misma forma…
A lo largo de los años he publicado tres novelas: Balún Canán, Oficio de tinieblas y Rito de iniciación. Y tres libros de cuentos: Ciudad Real, Los convidados de agosto y Álbum de familia. Además de muchos libros de poemas, como Trayectoria del polvo y Lívida luz; ensayos como Mujer que sabe latín…, y un par de obras de teatro, El eterno femenino y Tablero de damas.
En todas mis obras el papel de la mujer es uno de los temas centrales, igual que la relación entre los indígenas y la sociedad. Todo lo que sentía sobre mi familia y mi matrimonio, mis padres y mi hermano, sobre el gobierno y la lucha de la mujer…, todo lo escribí.
He sido directora general de Información y Prensa, pero eso va a cambiar, pues acaban de nombrarme embajadora de México en Israel, así que me dedicaré un tiempo a ser diplomática. Ahí trabajaré también como catedrática, o sea, dando clases de literatura en la Universidad Hebrea.
¡Estoy emocionada! Espero poder seguir escribiendo en el extranjero mis cuentos y poemas, seguro que sí.
ROSARIO CASTELLANOS ES UNA DE LAS ESCRITORAS MEXICANAS MÁS NOTABLES DEL SIGLO XX. SU OBRA ES UN VIAJE POR LA HISTORIA DE LA MUJER LATINOAMERICANA Y DE SU PAPEL EN LA SOCIEDAD. COMO FEMINISTA, SIEMPRE LUCHÓ EN FAVOR DE LOS DERECHOS DE SUS COMPATRIOTAS.
GANÓ VARIOS RECONOCIMIENTOS GRACIAS A SUS OBRAS; ENTRE ELLOS, LOS PREMIOS CHIAPAS (1958), XAVIER VILLAURRUTIA (1960), SOR JUANA INÉS DE LA CRUZ (1962), CARLOS TROUYET DE LETRAS (1967) Y ELÍAS SOURASKY DE LETRAS (1972). MURIÓ EL 7 DE AGOSTO DE 1974 EN TEL AVIV. FUE ENTERRADA EN LA ROTONDA DE LAS PERSONAS ILUSTRES.