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¿Qué tan rápido puedes correr? ¿Como el viento? ¿Como el rayo? Claro que conoces mi nombre. Soy Ana Gabriela Guevara, deportista olímpica.

Nací en Nogales, Sonora, y desde muy chiquita era inquieta. Tenía mucha energía. Me gustaba salir a la calle con mis hermanos; a veces jugábamos con un balón y otras veces sólo nos perseguíamos. Yo creo que por eso empezó a llamarme la atención el basquetbol. Me gustaba botar la pelota, correr por la cancha y tratar de encestar. Fíjate que se me daba bien, en especial porque soy alta. Estuve algunos años en eso, y lo disfrutaba mucho.

En 1996 me invitaron a participar en la Olimpiada Nacional Juvenil de México. Acepté. No tenía experiencia en atletismo, pero me presenté en esas pruebas. Competí en la carrera de 400 metros… ¡y gané! Luego hice la carrera de 800 metros… ¡y también gané! Entonces me di cuenta de que me encantaba correr. Me gustaba sentir el viento en la cara, la velocidad en las piernas y la emoción de llegar a la meta antes que nadie. Así que, un año después, empecé a entrenar en forma.

Aprendí a tener disciplina. No nada más porque me lo decían mis papás, mis maestros o mi entrenador, sino porque yo sabía que debía hacerlo. Por eso me iba a dormir temprano, me despertaba siempre a mis horas, cuidaba todo lo que comía y hacía todos mis ejercicios.

Claro, fue duro. Todo lo que vale la pena en esta vida cuesta. Pero te voy a contar un secreto: valió la pena.

En 1998 me invitaron a participar en el Campeonato Iberoamericano. En la prueba de 400 metros planos no sólo gané la medalla de oro, sino que rompí un récord. Luego, en la competencia de 800 metros obtuve la medalla de plata, y en la de relevos volví a ganar el oro.

A partir de ese año, cada vez me presenté en más competencias. Por supuesto, nunca dejé de entrenar ni de ser súper disciplinada. Por eso, cuando entré a la Federación Internacional de Atletismo, ocupé el primer lugar de la clasificación mundial desde 2001 hasta 2004.

Entendí que, para alcanzar el éxito, debemos trabajar todos los días. Y así lo hice…

Nunca olvidaré mis primeras Olimpiadas: fueron en Sidney, Australia, en el año 2000. Como te imaginarás, estaba muy nerviosa; pero eso no me detuvo. Lo que quería era correr, demostrar de lo que era capaz. Sabía que había mucha gente que me estaba viendo en todo el mundo, pero no me importó.

Estaba en la línea de salida. Hacía mucho calor. En sus marcas… Listos… ¡FUERA! Corrí como nunca, mis pies avanzan rapidísimo sobre la pista. Vi la línea de meta a lo lejos y traté de llegar a ella antes que todas. Cuando por fin terminé, supe que había quedado en quinto lugar. Pero no me desanimé ni me sentí triste.

Al contrario, seguí entrenando muy duro durante los siguientes cuatro años con el objetivo de superar mi propio récord. Finalmente llegaron las siguientes Olimpiadas, las de Atenas, Grecia. Otra vez volví a sentir los nervios de correr y la emoción de representar a mi país ante el mundo. ¡Qué emocionante!

Esperé en la línea de partida y, cuando el juez gritó “¡FUERA!”, corrí. Corrí por mí y por México… Al cruzar la línea de meta, esperé a que anunciaran los resultados. Estaba muy inquieta.. Quedé en segundo lugar y obtuve la medalla de plata. Había triunfado y honrado el nombre de México.

ANA GABRIELA ES CONSIDERADA UNA DE LAS DIEZ MEJORES VELOCISTAS DE LA HISTORIA. EN 2003 ROMPIÓ UN RÉCORD AL CORRER 300 METROS PLANOS EN 35.3 SEGUNDOS. FUE MEDALLISTA EN LOS JUEGOS OLÍMPICOS, EL CAMPEONATO MUNDIAL DE ATLETISMO, LA COPA MUNDIAL DE ATLETISMO Y LOS JUEGOS CENTROAMERICANOS Y DEL CARIBE, ENTRE OTROS.

TRAS SU RETIRO, EN 2008, HA SIDO SENADORA Y HA PARTICIPADO PARA IMPULSAR EL DEPORTE EN MÉXICO, SOBRE TODO ENTRE LOS NIÑOS Y NIÑAS. EL 1 DE DICIEMBRE DE 2018 SE CONVIRTIÓ EN LA PRIMERA MUJER EN ESTAR A CARGO DE LA COMISIÓN NACIONAL DEL DEPORTE.