Una fotografía tiene el poder de retratar un momento: una mariposa en pleno vuelo, una ola sobre la arena de la playa, un perro que corre por el campo o una familia reunida alrededor de la mesa de la cocina.
Adelante, puedes entrar. ¡Gracias por visitarme! Soy Graciela Iturbide y este es mi estudio. Todas las fotografías que ves colgadas en la pared las tomé yo. Cada una tiene su historia, pero en lugar de que yo te la cuente, quisiera que me dijeras lo que imaginas cuando las ves.
Mi historia comienza, más o menos, en 1969. En ese entonces tenía ganas de estudiar una carrera. Me llamaba la atención el cine, y pensé que podría ser directora. Así que entré al Centro Universitario de Estudios Cinematográficos de la UNAM.
Un día conocí a Manuel Álvarez Bravo y todo cambió para mí. Él fue mi profesor de fotografía; gracias a sus clases entendí que una mujer puede expresarse con tan sólo una cámara.
Acompañé a Manuel Álvarez Bravo en los viajes que hacía por toda Latinoamérica; en su laboratorio aprendí a revelar fotos y a convertir todo lo que veía en una fotografía. Él me enseñó a tener disciplina y ser una artista. Yo decidí plasmar el México real.
Recuerdo que salía de mi casa y caminaba por las calles de la Ciudad de México. Cuando algo me sorprendía o me inspiraba, como una anciana con un niño o un hombre que vendía juguetes de madera, levantaba mi cámara y tomaba una foto.
Mira, como esa que tienes a tu derecha.
Ya vi que te gusta mi trabajo. ¿Sabes? Nosotros, los fotógrafos, no somos como los escritores, que pueden crear historias simplemente con una pluma y un papel. Todas las fotografías que ves en mi estudio son momentos que existieron. Aunque estén inmóviles, tienen vida. Los personajes están callados, pero cuentan algo. Tú los ves en blanco y negro, pero tienen mucho color.
¿Sabes cuál es uno de mis temas favoritos? Las mujeres en México. Por eso viajé a las poblaciones indígenas de Oaxaca, para conocer sus costumbres. Quería saber cómo vivían cada día, cómo se vestían, cómo preparaban la comida y cómo eran sus tradiciones, por ejemplo las zapotecas.
Con todas esas fotografías publiqué el libro Juchitán de las mujeres en 1989, el cual, como quien dice, dio la vuelta al mundo. A partir de entonces recibí invitaciones para trabajar en países que nunca habría imaginado visitar, como Hungría, Madagascar, India y Alemania, además de Estados Unidos y Cuba.
Luego tuve la oportunidad de exponer mis fotos en galerías de San Francisco, Filadelfia, Los Ángeles, Madrid y, claro, mi amadísima Ciudad de México. Más tarde llegaron premios de todo tipo. Yo me decía: ¡Wow! Todo esto gracias a mi sueño de retratar a México a través de la fotografía.
Aunque he viajado mucho y he visto el mundo a través de la lente de mi cámara, nunca he podido alejarme de mi país. México me sigue inspirando; en él hay mucho por descubrir. Aquí vivo y aquí me quedaré, haciendo lo que más me gusta: tomar fotografías.
¿Quieres que te enseñe? Sólo necesitas una cámara, mucha práctica y escuchar a tu corazón. Si una fotografía te emociona al tomarla, es muy seguro que inspirará a los demás.
GRACIELA ITURBIDE HA RECIBIDO MUCHOS GALARDONES POR SU TRABAJO, ENTRE ELLOS EL GRAN PREMIO INTERNACIONAL DE FOTOGRAFÍA EN 1990, EL PREMIO HASSELBLAD DE SUECIA EN 2008 Y EL PREMIO NACIONAL DE LAS ARTES EN 2009.
LA FUERZA DE SUS FOTOGRAFÍAS LA HA CONVERTIDO EN UNA DE LAS ARTISTAS LATINOAMERICANAS MÁS INFLUYENTES DE LAS ÚLTIMAS DÉCADAS. ACTUALMENTE VIVE EN LA CIUDAD DE MÉXICO HACIENDO DE LA FOTOGRAFÍA ALGO PARA RECORDAR.