fcap47

cap47

¿Cuál crees que sea el derecho más importante que tienes? He hecho esta pregunta a muchas niñas y niños. Las respuestas que más se repiten: el derecho de ser feliz, de ser libre, de jugar, de ir a la escuela. Sí, pero también tienes derecho a tener una casa y unos papás que te cuiden, comer tres veces al día y estar seguro siempre.

Yo, Lydia Cacho, lo aprendí desde chiquita. Tendría tu edad, más o menos, cuando me lo enseñó mi mamá. Ella vino de Francia, en México conoció a mi papá y trabajó para mejorar el país. Me llevó a algunas comunidades pobres para que viera cómo vivían y tratar de ayudarlas.

Nunca olvido sus palabras: “Todos los niños, sin importar su color de piel o clase social, son iguales”. Y siempre recordaré que enseguida me preguntaba: “¿Por qué les hacen falta sus derechos?”.

Pasé toda mi juventud aprendiendo de los libros y de grandes periodistas. Luego me fui a vivir a Cancún y me hice periodista yo también. Escribía sobre arte, y no me iba mal, lo que pasa es que siempre tenía presente lo que mi mamá me había enseñado sobre los derechos humanos. Sentía que como periodista tenía una gran responsabilidad, por lo que muy pronto comencé a escribir artículos sobre las injusticias que vivían las personas muy jóvenes o de origen maya, y sobre el poder de la mujer.

Además, fundé una asociación civil llamada Centro Integral de Atención a las Mujeres (CIAM), con sede en Cancún, para ayudar a todas aquellas mujeres, niños y niñas que sufrieran violencia en su casa.

¿Y qué crees? Hubo personas a las que no les hizo gracia mi trabajo, y muchas veces me agredieron o me insultaron. Querían que dejara de trabajar por las mujeres y los niños.

Sí, tuve miedo en ese momento. Habría sido muy fácil dejar de escribir sobre la violencia contra la mujer y los niños de Cancún e irme a vivir a otra ciudad. Pero no era lo correcto. Así que me quedé y seguí trabajando.

En 2003 escribí una serie de artículos sobre la historia real de una niña que fue llevada a un hotel y sufrió violencia a manos de un famoso empresario. Eso habría sido suficiente para que el culpable fuera a la cárcel, pero eso no pasó.

Se llama impunidad cuando uno comete un crimen y no paga su multa o va a la cárcel, según lo que diga la ley. Lo que hubo esa vez fue, precisamente, impunidad.

Yo estaba muy enojada, así que escribí un libro titulado Los demonios del Edén, donde acusaba a políticos y empresarios que cometían ese tipo de crímenes.

Como ya te imaginarás, no les gustó para nada mi libro. Me amenazaron, me dijeron que me iba a ir muy mal. Rompiendo la ley, me arrestaron y me llevaron al estado de Puebla, y me encerraron ahí. Estaba asustada, pero no cedí. Había hecho lo correcto al escribir mi libro.

Pagué mi fianza y me pusieron en libertad, pero no dejé las cosas ahí. Llevé mi caso a la Suprema Corte de Justicia. Fui la primera mujer en testificar y defender mi caso. No me fue muy bien.

Sin embargo, eso no me desanimó; por el contrario, me hizo perder el miedo. Encontré más fuerzas para seguir adelante.

Desde entonces lucho por los derechos de mujeres, niñas y niños, porque son el presente, el aquí y ahora, y me gustaría que cuando sean grandes defiendan los derechos humanos para que desaparezca el bullying. Porque creo que la violencia de los poderosos es la forma más notable de bullying, no importa qué edad tengas. Y se vuelve algo interminable si no nos educamos y protegemos, para que vivamos en un mundo más justo. Yo quiero que niños y niñas sean valientes.

LYDIA CACHO HA RECIBIDO MÁS DE VEINTE RECONOCIMIENTOS POR SU LABOR PERIODÍSTICA Y COMO DEFENSORA DE LOS DERECHOS HUMANOS. HA ESCRITO 14 LIBROS, DESDE POESÍA HASTA FICCIÓN, SOBRE EL TEMA.

ACTUALMENTE DIRIGE UNA SERIE DOCUMENTAL EN INTERNET LLAMADA SOMOS VALIENTES. EL PROYECTO CONSISTE EN UNA SERIE DE ENTREVISTAS QUE LYDIA REALIZÓ A NIÑOS DE TODO MÉXICO SOBRE CÓMO VIVEN LA VIOLENCIA EN SU CIUDAD.