Nota personal de la autora

Queridos lectores:

Si estáis leyendo este libro en 2022, en estos momentos tengo treinta y tres años y, al igual que Chloe March, puedo admitir con sinceridad que no tengo ni idea de qué demonios estoy haciendo con mi vida.

Y no estoy bromeando.

Durante los últimos años, he probado de todo un poco con la esperanza de poder encontrar la solución. He hecho blogs, podcasts, novelas, jardinería… y sigo sin reunir todas las piezas.

La mayor parte del tiempo lloro en mi coche (¡Shhh! No se lo digáis a nadie 😊), y digo cosas como «Universo, ¿es que no puedes enviarme algún tipo de señal? ¡Solo una, por favor!».

Normalmente, otro conductor suele darme un bocinazo desde detrás, así que me lo tomo como una señal, pero para que siga conduciendo y escuche mi lista de reproducción de Dolly Parton. Pero, bueno, canto que da pena, así que dudo de que sea una señal para que me mude a Nashville y persiga una carrera en la música country.

En fin, os lo cuento porque alguien me dijo una vez que se supone que a los treinta ya debemos comprender los entresijos la vida. Que, de alguna manera, como por arte de magia, todos nuestros problemas tendrán solución y que la vida que se supone que debemos vivir nos caerá del cielo.

O_o <— Así miré yo a esa persona.

No creí en ese consejo por aquel entonces ni lo creo ahora.

En cambio, estoy convencida de que nadie las tiene todas consigo y que nadie es perfecto, tenga la edad que tenga.

Puede que no sepa qué he venido a hacer aquí todavía, pero he decidido que seguiré subida al carro, fracasando y volviéndolo a intentar una y otra vez, hasta que al fin encuentre la solución.

Espero que vosotros también lo hagáis. 😘

Os requetequiero.

Whit.