En la actualidad (por desgracia)
Chloe
Si alguna vez alguien me obligase a describir a Tyler Carrington en solo tres palabras, habría elegido «arrogante», «detestable» y «cabrónsexyarrabiarquenecesitaquelomandendeunapatadaaotradimensión». (Esa última palabra está en el diccionario fijo. Creedme).
Para ser justa, otro de los apelativos finalistas habría sido el de «elpadredemibebéaquienodio», pero os contaré esa historia otro día…
Durante las últimas noches he devorado varias novelas sobre catástrofes con la esperanza de que se conviertan en realidad y que desaparezca como por arte de magia.
Pero, mira tú por dónde, tengo que admitir que no ha habido ningún terremoto repentino, ni socavón ni apocalipsis zombi que lo hayan desterrado de mi vida.
Incluso ahora, en estos momentos, está en el umbral de mi puerta, fulminándome con sus preciosos ojos de color almendra. Por mucho que lo odie, puede ponerme cachonda con muy poco esfuerzo, solo con una palabra de esos preciosos labios británicos. Y por mucho que haya tratado de convencer a mi corazón de que no merece mi afecto, late a un ritmo escandaloso siempre que él está cerca.
—¿Está lista para terminar nuestra conversación de anoche, señorita March? —Al fin rompe el silencio y su acento marcado me desarma en un instante—. Ha llegado el momento de que termines lo que tuvieses que decir.
—Claro —respondo, encogiéndome de hombros—. Lo odio todo de ti y de esta situación. Por favor, vuelve a Londres.
—Esa no es la conversación de la que estoy hablando.
—Entonces, a lo mejor eres tú quien tiene algo que decir.
—Creo que las palabras que estás buscando son «He terminado con estos jueguecitos retorcidos y voy a volver a quedarme en tu casa».
—Los sofás de mis amigos me van muy bien. Aunque valoro tu generosa oferta.
—No es una maldita oferta. —Aprieta la mandíbula—. Han pasado ocho días.
—Siete.
—El número no es la cuestión —afirma—. Espero verte en mi cama esta noche para que podamos hablar de este último problema como adultos.
—¿Qué pasará cuando te des cuenta de que no estoy allí?
—Me veré obligado a tomar medidas drásticas para proteger a nuestro futuro hijo.
—Mi hijo.
—No lo has hecho tú sola. —Sonríe con satisfacción—. Seguro que recuerdas el papel que desempeñé esa noche, ¿verdad?
—Fue bastante poco memorable, ahora que lo pienso.
—Dudo mucho de que te olvides de cinco orgasmos.
Fueron seis…
Trato de encontrar algo sarcástico que decir, pero los recuerdos de aquella noche funesta inundan mi mente de pronto. Lo único que soy capaz de ver es a él, adueñándose de mi cuerpo con la boca, llevándome al límite tantas veces que le rogué que nunca parara y abrazándome con fuerza mientras me susurraba las cosas más guarras que he escuchado nunca.
—Eso es lo que pensaba. —Se vuelve de nuevo hacia la puerta—. Te veré en casa. O te vas a enterar.
Cierra de un portazo, y yo cojo mi móvil.
Abro la aplicación Qué esperar cuando estás esperando y reviso mis semanas anteriores de embarazo hasta llegar al momento en que todavía seguía negándolo.
Al momento en que «Empezar los treinta con un polvo» no era más que un mero deseo de cumpleaños y no tenía ni idea de quién era Tyler Carrington en realidad.
Cuando llego a la «Semana 4», me quedo mirando la nota que fijé y al fin acepto la verdad.
Nadie va a devolverme ningún cumpleaños, no se puede dar marcha atrás en el tiempo… Ese hombre, y todo su equipaje, iba a ser un pasajero permanente en el vuelo de mi vida.