from
Residencia en
la Tierra
I and II
1925–1935
Hay cementerios solos,
tumbas llenas de huesos sin sonido,
el corazón pasando un túnel
oscuro, oscuro, oscuro,
como un naufragio hacia adentro nos morimos,
como ahogarnos en el corazón,
como irnos cayendo desde la piel al alma.
Hay cadáveres,
hay pies de pegajosa losa fría,
hay la muerte en los huesos,
como un sonido puro,
como un ladrido sin perro,
saliendo de ciertas campanas, de ciertas tumbas
creciendo en la humedad como el llanto a la lluvia.
Yo veo, solo, a veces,
ataúdes a vela
zarpar con difuntos pálidos, con mujeres de trenzas muertas,
con panaderos blancos como ángeles,
con niñas pensativas casadas con notarios,
ataúdes subiendo el río vertical de los muertos,
el río morado,
hacia arriba, con las velas hinchadas por el sonido de la muerte,
hinchadas por el sonido silencioso de la muerte.
A lo sonoro llega la muerte
como un zapato sin pie, como un traje sin hombre,
llega a golpear con un anillo sin piedra y sin dedo,
llega a gritar sin boca, sin lengua, sin garganta.
Sin embargo sus pasos suenan
y su vestido suena, callado, como un árbol.
Yo no sé, yo conozco poco, yo apenas veo,
pero creo que su canto tiene color de violetas húmedas,
de violetas acostumbradas a la tierra,
porque la cara de la muerte es verde,
y la mirada de la muerte es verde,
con la aguda humedad de una hoja de violeta
y su grave color de invierno exasperado.
Pero la muerte va también por el mundo vestida de escoba,
lame el suelo buscando difuntos,
la muerte está en la escoba,
es la lengua de la muerte buscando muertos,
es la aguja de la muerte buscando hilo.
La muerte está en los catres:
en los colchones lentos, en las frazadas negras
vive tendida, y de repente sopla:
sopla un sonido oscuro que hincha sábanas,
y hay camas navegando a un puerto
en donde está esperando, vestida de almirante.
There are cemeteries that are lonely,
graves full of bones that do not make a sound,
the heart moving through a tunnel,
in it darkness, darkness, darkness,
like a shipwreck we die going into ourselves,
as though we were drowning inside our hearts,
as though we lived falling out of the skin into the soul.
And there are corpses,
feet made of cold and sticky clay,
death is inside the bones,
like a barking where there are no dogs,
coming out from bells somewhere, from graves somewhere,
growing in the damp air like tears or rain.
Sometimes I see alone
coffins under sail,
embarking with the pale dead, with women that have dead hair,
with bakers who are as white as angels,
and pensive young girls married to notary publics,
caskets sailing up the vertical river of the dead,
the river of dark purple,
moving upstream with sails filled out by the sound of death,
filled by the sound of death which is silence.
Death arrives among all that sound
like a shoe with no foot in it, like a suit with no man in it,
comes and knocks, using a ring with no stone in it, with no finger in it,
comes and shouts with no mouth, with no tongue, with no throat.
Nevertheless its steps can be heard
and its clothing makes a hushed sound, like a tree.
I’m not sure, I understand only a little, I can hardly see,
but it seems to me that its singing has the color of damp violets,
of violets that are at home in the earth,
because the face of death is green,
and the look death gives is green,
with the penetrating dampness of a violet leaf
and the somber color of embittered winter.
But death also goes through the world dressed as a broom,
lapping the floor, looking for dead bodies,
death is inside the broom,
the broom is the tongue of death looking for corpses,
it is the needle of death looking for thread.
Death is inside the folding cots:
it spends its life sleeping on the slow mattresses,
in the black blankets, and suddenly breathes out:
it blows out a mournful sound that swells the sheets,
and the beds go sailing toward a port
where death is waiting, dressed like an admiral.
Translated by Robert Bly
Sucede que me canso de ser hombre.
Sucede que entro en las sastrerías y en los cines
marchito, impenetrable, como un cisne de fieltro
navegando en un agua de origen y ceniza.
El olor de las peluquerías me hace llorar a gritos.
Sólo quiero un descanso de piedras o de lana,
sólo quiero no ver establecimientos ni jardines,
ni mercaderías, ni anteojos, ni ascensores.
Sucede que me canso de mis pies y mis uñas
y mi pelo y mi sombra.
Sucede que me canso de ser hombre.
Sin embargo sería delicioso
asustar a un notario con un lirio cortado
o dar muerte a una monja con un golpe de oreja.
Sería bello
ir por las calles con un cuchillo verde
y dando gritos hasta morir de frío.
No quiero seguir siendo raíz en las tinieblas,
vacilante, extendido, tiritando de sueño,
hacia abajo, en las tapias mojadas de la tierra,
absorbiendo y pensando, comiendo cada día.
No quiero para mí tantas desgracias.
No quiero continuar de raíz y de tumba,
de subterráneo solo, de bodega con muertos,
aterido, muriéndome de pena.
Por eso el día lunes arde como el petróleo
cuando me ve llegar con mi cara de cárcel,
y aúlla en su transcurso como una rueda herida,
y da pasos de sangre caliente hacia la noche.
Y me empuja a ciertos rincones, a ciertas casas húmedas,
a hospitales donde los huesos salen por la ventana,
a ciertas zapaterías con olor a vinagre,
a calles espantosas como grietas.
Hay pájaros de color de azufre y horribles intestinos
colgando de las puertas de las casas que odio,
hay dentaduras olvidadas en una cafetera,
hay espejos
que debieran haber llorado de vergüenza y espanto,
hay paraguas en todas partes, y venenos, y ombligos.
Yo paseo con calma, con ojos, con zapatos,
con furia, con olvido,
paso, cruzo oficinas y tiendas de ortopedia,
y patios donde hay ropas colgadas de un alambre:
calzoncillos, toallas y camisas que lloran
lentas lágrimas sucias.
It so happens I am sick of being a man.
And it happens that I walk into tailorshops and movie houses
dried up, waterproof, like a swan made of felt
steering my way in a water of wombs and ashes.
The smell of barbershops makes me break into hoarse sobs.
The only thing I want is to lie still like stones or wool.
The only thing I want is to see no more stores, no gardens,
no more goods, no spectacles, no elevators.
It so happens I am sick of my feet and my nails
and my hair and my shadow.
It so happens I am sick of being a man.
Still it would be marvelous
to terrify a law clerk with a cut lily,
or kill a nun with a blow on the ear.
It would be great
to go through the streets with a green knife
letting out yells until I died of the cold.
I don’t want to go on being a root in the dark,
insecure, stretched out, shivering with sleep,
going on down, into the moist guts of the earth,
taking in and thinking, eating every day.
I don’t want so much misery.
I don’t want to go on as a root and a tomb,
alone under the ground, a warehouse with corpses,
half frozen, dying of grief.
That’s why Monday, when it sees me coming
with my convict face, blazes up like gasoline,
and it howls on its way like a wounded wheel,
and leaves tracks full of warm blood leading toward the night.
And it pushes me into certain corners, into some moist houses,
into hospitals where the bones fly out the window,
into shoeshops that smell like vinegar,
and certain streets hideous as cracks in the skin.
There are sulphur-colored birds, and hideous intestines
hanging over the doors of houses that I hate,
and there are false teeth forgotten in a coffeepot,
there are mirrors
that ought to have wept from shame and terror,
there are umbrellas everywhere, and venoms, and umbilical cords.
I stroll along serenely, with my eyes, my shoes,
my rage, forgetting everything,
I walk by, going through office buildings and orthopedic shops,
and courtyards with washing hanging from the line:
underwear, towels and shirts from which slow
dirty tears are falling.
Translated by Robert Bly
Entre sombra y espacio, entre guarniciones y doncellas,
dotado de corazón singular y sueños funestos,
precipitadamente pálido, marchito en la frente
y con luto de viudo furioso por cada día de mi vida,
ay, para cada agua invisible que bebo soñolientamente
y de todo sonido que acojo temblando,
tengo la misma sed ausente y la misma fiebre fría
un oído que nace, una angustia indirecta,
como si llegaran ladrones o fantasmas,
y en una cáscara de extensión fija y profunda,
como un camarero humillado, como una campana un poco ronca,
como un espejo viejo, como un olor de casa sola
en la que los huéspedes entran de noche perdidamente ebrios,
y hay un olor de ropa tirada al suelo, y una ausencia de flores
—posiblemente de otro modo aún menos melancólico—,
pero, la verdad, de pronto, el viento que azota mi pecho,
las noches de substancia infinita caídas en mi dormitorio,
el ruido de un día que arde con sacrificio
me piden lo profético que hay en mí, con melancolía
y un golpe de objetos que llaman sin ser respondidos
hay, y un movimiento sin tregua, y un nombre confuso.
Between shadows and clearing, between defenses and young girls,
having inherited an original heart, and funereal imagination,
suddenly pale, something withered in my face,
in mourning like a desperate widower every day of my life,
for every drop of invisible water I drink
in my sleepy way, and for every sound I take in shivering,
I have the same chilly fever, and the same absent thirst,
an ear coming into the world, an oblique anxiety,
as though robbers were about to arrive, or ghosts,
inside a seashell with great and unchangeable depths,
like a humiliated waiter, or a bell slightly hoarse,
like an aged mirror or the smell of an empty house
where the guests come in hopelessly drunk at night,
having an odor of clothes thrown on the floor, and no flowers,
—in another sense, possibly not as sad—
still, the truth is, the wind suddenly hitting my chest,
the nights with infinite substance fallen into my bedroom,
the crackling of a day hardly able to burn,
ask from me sadly whatever I have that is prophetic,
and there are objects that knock, and are never answered,
and something always moving, and a name that does not come clear.
Translated by Robert Bly
Yo trabajo de noche, rodeado de ciudad,
de pescadores, de alfareros, de difuntos quemados
con azafrán y frutas, envueltos en muselina escarlata:
bajo mi balcón esos muertos terribles
pasan sonando cadenas y flautas de cobre,
estridentes y finas y lúgubres silban
entre el color de las pesadas flores envenenadas
y el grito de los cenicientos danzarines
y el creciente monótono de los tamtam
y el humo de las maderas que arden y huelen.
Porque una vez doblado el camino, junto al turbio río,
sus corazones, detenidos o iniciando un mayor movimiento
rodarán quemados, con la pierna y el pie hechos fuego,
y la trémula ceniza caerá sobre el agua,
flotará como ramo de flores calcinadas
o como extinto fuego dejado por tan poderosos viajeros
que hicieron arder algo sobre las negras aguas, y devoraron
un aliento desaparecido y un licor extremo.
I work at night, the city all around me,
fishermen, and potters, and corpses that are burned
with saffron and fruit, rolled in scarlet muslin:
those terrifying corpses go past under my balcony,
making their chains and copper flutes give off noise,
whistling sounds, harsh and pure and mournful,
among the brightness of the flowers heavy and poisoned,
and the cries of the dancers covered with ashes,
and the constantly rising monotony of the drum,
and the smoke from the logs scented and burning.
For once around the corner, near the muddy river,
their hearts, either stopping or starting off at a greater speed,
will roll over, burned, the leg and the foot turned to fire,
and the fluttering ashes will settle down on the water
and float like a branch of chalky flowers,
or like an extinct fire left by travelers with such great powers
they made something blaze up on the black waters, and bolted down
a food no longer found, and one finishing drink.
Translated by Robert Bly
Los jóvenes homosexuales y las muchachas amorosas,
y las largas viudas que sufren el delirante insomnio,
y las jóvenes señoras preñadas hace treinta horas,
y los roncos gatos que cruzan mi jardín en tinieblas,
como un collar de palpitantes ostras sexuales
rodean mi residencia solitaria,
como enemigos establecidos contra mi alma,
como conspiradores en traje de dormitorio
que cambiaran largos besos espesos por consigna.
El radiante verano conduce a los enamorados
en uniformes regimientos melancólicos,
hechos de gordas y flacas y alegres y tristes parejas:
bajo los elegantes cocoteros, junto al océano y la luna,
hay una continua vida de pantalones y polleras,
un rumor de medias de seda acariciadas,
y senos femeninos que brillan como ojos.
El pequeño empleado, después de mucho,
después del tedio semanal, y las novelas leídas de noche en cama,
ha definitivamente seducido a su vecina,
y la lleva a los miserables cinematógrafos
donde los héroes son potros o príncipes apasionados,
y acaricia sus piernas llenas de dulce vello
con sus ardientes y húmedas manos que huelen a cigarrillo.
Los atardeceres del seductor y las noches de los esposos
se unen como dos sábanas sepultándome
y las horas después del almuerzo en que los jóvenes estudiantes
y las jóvenes estudiantes, y los sacerdotes se masturban,
y los animales fornican directamente,
y las abejas huelen a sangre, y las moscas zumban coléricas,
y los primos juegan extrañamente con sus primas,
y los médicos miran con furia al marido de la joven paciente,
y las horas de la mañana en que el profesor, como por descuido,
cumple con su deber conyugal y desayuna,
y más aún, los adúlteros, que se aman con verdadero amor
sobre lechos altos y largos como embarcaciones:
seguramente, eternamente me rodea
este gran bosque respiratorio y enredado
con grandes flores como bocas y dentaduras
y negras raíces en forma de uñas y zapatos.
The homosexual young men and the love-mad girls,
and the long widows who suffer from a delirious inability to sleep,
and the young wives who have been pregnant for thirty hours,
and the hoarse cats that cross my garden in the dark,
these, like a necklace of throbbing sexual oysters,
surround my solitary house,
like enemies set up against my soul,
like members of a conspiracy dressed in sleeping costumes,
who give each other as passwords long and profound kisses.
The shining summer leads out the lovers
in low-spirited regiments that are all alike,
made up of fat and thin and cheerful and sullen pairs ;
under the elegant coconut palms, near the sea and the moon,
there is a steady movement of trousers and petticoats,
and a hum from the stroking of silk stockings,
and women’s breasts sparkling like eyes.
The small-time employee, after many things,
after the boredom of the week, and the novels read in bed at night,
has once and for all seduced the woman next door,
and now he escorts her to the miserable movies,
where the heroes are either colts or passionate princes,
and he strokes her legs sheathed in their sweet down
with his warm and damp hands that smell of cigarettes.
The evenings of the woman-chaser and the nights of the husbands
come together like two bed-sheets and bury me,
and the hours after lunch, when the young male students
and the young women students, and the priests are masturbating,
and the animals are riding each other frankly,
and the bees have an odor of blood, and the flies buzz in anger,
and cousins play strange games with their girl-cousins,
and doctors look with rage at the husband of the young patient,
and the morning hours, when the professor, as if absentminded,
performs his marital duty, and has breakfast,
and still more, the adulterers, who love each other with a real love
on beds high and huge as ocean liners,
this immense forest, entangled and breathing,
hedges me around firmly on all sides forever
with huge flowers like mouths and rows of teeth
and black roots that look like fingernails and shoes.
Translated by Robert Bly
Después de mucho, después de vagas leguas,
confuso de dominios, incierto de territorios,
acompañado de pobres esperanzas
y compañías infieles y desconfiados sueños,
amo lo tenaz que aún sobrevive en mis ojos,
oigo en mi corazón mis pasos de jinete,
muerdo el fuego dormido y la sal arruinada,
y de noche, de atmósfera oscura y luto prófugo,
aquel que vela a la orilla de los campamentos,
el viajero armado de estériles resistencias,
detenido entre sombras que crecen y alas que tiemblan,
me siento ser, y mi brazo de piedra me defiende.
Hay entre ciencias de llanto un altar confuso,
y en mi sesión de atardeceres sin perfume,
en mis abandonados dormitorios donde habita la luna,
y arañas de mi propiedad, y destrucciones que me son queridas,
adoro mi propio ser perdido, mi substancia imperfecta,
mi golpe de plata y mi pérdida eterna.
Ardió la uva húmeda, y su agua funeral
aún vacila, aún reside,
y el patrimonio estéril, y el domicilio traidor.
Quién hizo ceremonia de cenizas?
Quién amó lo perdido, quién protegió lo último?
El hueso del padre, la madera del buque muerto,
y su propio final, su misma huida,
su fuerza triste, su dios miserable?
Acecho, pues, lo inanimado y lo doliente,
y el testimonio extraño que sostengo,
con eficiencia cruel y escrito en cenizas,
es la forma de olvido que prefiero,
el nombre que doy a la tierra, el valor de mis sueños,
la cantidad interminable que divido
con mis ojos de invierno, durante cada día de este mundo.
After so many things, after so many hazy miles,
not sure which kingdom it is, not knowing the terrain,
traveling with pitiful hopes,
and lying companions, and suspicious dreams,
I love the firmness that still survives in my eyes,
I hear my heart beating as if I were riding a horse,
I bite the sleeping fire and the ruined salt,
and at night, when darkness is thick, and mourning furtive,
I imagine I am the one keeping watch on the far shore
of the encampments, the traveler armed with his sterile defenses,
caught between growing shadows
and shivering wings, and my arm made of stone protects me.
There’s a confused altar among the sciences of tears,
and in my twilight meditations with no perfume,
and in my deserted sleeping rooms where the moon lives,
and the spiders that belong to me, and the destructions I am fond of,
I love my own lost self, my faulty stuff,
my silver wound, and my eternal loss.
The damp grapes burned, and their funereal water
is still flickering, is still with us,
and the sterile inheritance, and the treacherous home.
Who performed a ceremony of ashes?
Who loved the lost thing, who sheltered the last thing of all?
The father’s bone, the dead ship’s timber,
and his own end, his flight,
his melancholy power, his god that had bad luck?
I lie in wait, then, for what is not alive and what is suffering,
and the extraordinary testimony I bring forward,
with brutal efficiency and written down in the ashes,
is the form of oblivion that I prefer,
the name I give to the earth, the value of my dreams,
the endless abundance which I distribute
with my wintry eyes, every day this world goes on.
Translated by Robert Bly
Por el hierro injuriado, por los ojos del yeso
pasa una lengua de años diferentes
del tiempo. Es una cola
de ásperas crines, unas manos de piedra llenas de ira,
y el color de las casas enmudece, y estallan
las decisiones de la arquitectura,
un pie terrible ensucia los balcones:
con lentitud, con sombra acumulada,
con máscaras mordidas de invierno y lentitud,
se pasean los días de alta frente
entre casas sin luna.
El agua y la costumbre y el lodo blanco
que la estrella despide, y en especial
el aire que las campas han golpeado con furia
gastan las cosas, tocan
las ruedas, se detienen
en las cigarrerías,
y crece el pelo rojo con las cornisas
como un largo lamento, mientras a lo profundo
caen llaves, relojes,
flores asimiladas al olvido.
Dónde está la violeta recién parida? Dónde
la corbata y el virginal céfiro rojo?
Sobre las poblaciones
una lengua de polvo podrido se adelanta
rompiendo anillos, royendo pintura,
haciendo aullar sin voz las sillas negras,
cubriendo los florones del cemento, los baluartes
de metal destrozado,
el jardín y la lana, las ampliaciones de fotografías ardientes
heridas por la lluvia, la sed de las alcobas, y los grandes
carteles de los cines en donde luchan
la pantera y el trueno,
las lanzas del geranio, los almacenes llenos de miel perdida,
la tos, los trajes de tejido brillante,
todo se cubre de un sabor mortal
a retroceso y humedad y herida.
Tal vez las conversaciones anudadas, el roce de los cuerpos,
la virtud de las fatigadas señoras que anidan en el humo,
los tomates asesinados implacablemente,
el paso de los caballos de un triste regimiento,
la luz, la presión de muchos dedos sin nombre
gastan la fibra plana de la cal,
rodean de aire neutro las fachadas
como cuchillos: mientras
el aire del peligro roe las circunstancias,
los ladrillos, la sal se derrama como aguas
y los carros de gordos ejes tambalean.
Ola de rosas rotas y agujeros! Futuro
de la vena olorosa! Objetos sin piedad!
Nadie circule! Nadie abra los brazos
dentro del agua ciega!
Oh movimiento, oh nombre malherido,
oh cucharada de viento confuso
y color azotado! Oh herida en donde caen
hasta morir las guitarras azules!
A tongue from different eras of time is moving
over the injured iron, over the eyes
of plaster. It’s a tail of harsh
horsehair, stone hands stuffed with rage,
and the house colors fall silent, and the decisions
of the architecture explode,
a ghastly foot makes the balconies filthy,
so slowly, with saved-up shadow,
with face masks bitten by winter and leisure,
the days with their high foreheads drift between
the houses with no moon.
The water and the customs and the white mud
that the star sprinkles down, and especially
the air that the bells have beaten in their rage
are wearing things out, brushing
the wheels, pausing
at the cigarshops,
and red hair grows on the cornices
like a long sorrow, while keys are falling
into the hole, watches,
and flowers adjusted to nothingness.
Where is the newly born violet? Where are
the necktie and the virginal red yarn?
A tongue of rotten dust is moving forward
over the cities
smashing rings, eating away the paint,
making the black chairs howl soundlessly,
burying the cement florals, the parapets
of mangled metal,
the orchard and the wool, the fiery and blown-up photographs
injured by the rain, the thirst of the bedrooms, and the huge
movie posters in which the panther
is wrestling with thunder,
the geranium-spears, granaries full of lost honey,
the cough, the suits with their metallic threads,
everything gets covered with a deathly flavor
of regression and dampness and damage.
It’s possible that the conversations now underway, the bodies brushing,
the chastity of the tired ladies who make their nest in the smoke,
the tomatoes murdered without mercy,
the horses of a depressed regiment going by,
the light, the pressure of nameless fingertips
are wearing out the flat fiber of the lime,
surrounding the building fronts with neuter air
like knives: while
the dangerous air goes chewing up the way we stay alive,
the bricks, the salt runs over like waters,
and the carts with fat axles go bumping by.
Surf of broken roses and tiny holes! Future
of the perfumed vein! Merciless objects!
Do not move, anyone! Do not open your arms
while in the blind water!
Oh motion, oh name that is gravely wounded,
oh spoonful of bewildered wind,
and knocked-around color! Oh wound into which
the blue guitars fall and are killed!
Translated by Robert Bly
Conservo un frasco azul,
dentro de él una oreja y un retrato:
cuando la noche obliga
a las plumas del buho,
cuando el ronco cerezo
se destroza los labios y amenaza
con cáscaras que el viento del océano a menudo perfora,
yo sé que hay grandes extensiones hundidas,
cuarzo en lingotes,
cieno,
aguas azules para una batalla,
mucho silencio, muchas
vetas de retrocesos y alcanfores,
cosas caídas, medallas, ternuras,
paracaídas, besos.
No es sino el paso de un día hacia otro,
una sola botella andando por los mares,
y un comedor adonde llegan rosas,
un comedor abandonado
como una espina: me refiero
a una copa trizada, a una cortina, al fondo
de una sala desierta por donde pasa un río
arrastrando las piedras. Es una casa
situada en los cimientos de la lluvia,
una casa de dos pisos con ventanas obligatorias
y enredaderas estrictamente fieles.
Voy por las tardes, llego
lleno de lodo y muerte,
arrastrando la tierra y sus raíces,
y su vaga barriga en donde duermen
cadáveres con trigo,
metales, elefantes derrumbados.
Pero por sobre todo hay un terrible,
un terrible comedor abandonado,
con las alcuzas rotas
y el vinagre corriendo debajo de las sillas,
un rayo detenido de la luna,
algo oscuro, y me busco
una comparación dentro de mí:
tal vez es una tienda rodeada por el mar
y paños rotos goteando salmuera.
Es sólo un comedor abandonado,
y alrededor hay extensiones,
fábricas sumergidas, maderas
que sólo yo conozco,
porque estoy triste y viajo,
y conozco la tierra, y estoy triste.
I keep a blue bottle.
Inside it an ear and a portrait.
When the night dominates
the feathers of the owl,
when the hoarse cherry tree
rips out its lips and makes menacing gestures
with rinds which the ocean wind often perforates—
then I know that there are immense expanses hidden from us,
quartz in slugs,
ooze,
blue waters for a battle,
much silence, many ore-veins
of withdrawals and camphor,
fallen things, medallions, kindnesses,
parachutes, kisses.
It is only the passage from one day to another,
a single bottle moving over the seas,
and a dining room where roses arrive,
a dining room deserted
as a fish-bone; I am speaking of
a smashed cup, a curtain, at the end
of a deserted room through which a river passes
dragging along the stones. It is a house
set on the foundations of the rain,
a house of two floors with the required number of windows,
and climbing vines faithful in every particular.
I walk through afternoons, I arrive
full of mud and death,
dragging along the earth and its roots,
and its indistinct stomach in which corpses
are sleeping with wheat,
metals, and pushed-over elephants.
But above all there is a terrifying,
a terrifying deserted dining room,
with its broken olive oil cruets,
and vinegar running under its chairs,
one ray of moonlight tied down,
something dark, and I look
for a comparison inside myself:
perhaps it is a grocery store surrounded by the sea
and torn clothing from which sea water is dripping.
It is only a deserted dining room,
and around it there are expanses,
sunken factories, pieces of timber
which I alone know,
because I am sad, and because I travel,
and I know the earth, and I am sad.
Translated by Robert Bly
and James Wright
Rodando a goterones solos,
a gotas como dientes,
a espesos goterones de mermelada y sangre,
rodando a goterones,
cae el agua,
como una espada en gotas,
como un desgarrador río de vidrio,
cae mordiendo,
golpeando el eje de la simetría, pegando en las costuras del alma,
rompiendo cosas abandonadas, empapando lo oscuro.
Solamente es un soplo, más húmedo que que el llanto,
un líquido, un sudor, un aceite sin nombre,
un movimiento agudo,
haciéndose, espesándose,
cae el agua,
a goterones lentos,
hacia su mar, hacia su seco océano,
hacia su ola sin agua.
Veo el verano extenso, y un estertor saliendo de un granero,
bodegas, cigarras,
poblaciones, estímulos,
habitaciones, niñas
durmiendo con las manos en el corazón,
soñando con bandidos, con incendios,
veo barcos,
veo árboles de médula
erizados como gatos rabiosos,
veo sangre, puñales y medias de mujer,
y pelos de hombre,
veo camas, veo corredores donde grita una virgen,
veo frazadas y órganos y hoteles.
Veo los sueños sigilosos,
admito los postreros días,
y también los origenes, y también los recuerdos,
como un párpado atrozmente levantado a la fuerza
estoy mirando.
Y entonces hay este sonido:
un ruido rojo de huesos,
un pegarse de carne,
y piernas amarillas como espigas juntándose.
Yo escucho entre el disparo de los besos,
escucho, sacudido entre respiraciones y sollozos.
Estoy, mirando, oyendo,
con la mitad del alma en el mar y la mitad del alma en la tierra,
y con las dos mitades del alma miro el mundo.
Y aunque cierre los ojos y me cubra el corazon enteramente,
veo caer un agua sorda,
a goterones sordos.
Es como un huracán de gelatina,
como una catarata de espermas y medusas.
Veo correr un arco iris turbio.
Veo pasar sus aguas a través de los huesos.
Rolling down in big and distinct drops,
in drops like teeth,
in heavy drops like marmalade and blood,
rolling down in big drops, the water
is falling,
like a sword made of drops,
like a river of glass that tears things,
it is falling, biting,
beating on the axle of symmetry, knocking on the seams of the soul,
breaking abandoned things, soaking the darkness.
It is nothing but a breath, more full of moisture than crying,
a liquid, a sweat, an oil that has no name,
a sharp motion,
taking shape, making itself thick,
the water is falling
in slow drops
toward the sea, toward its dry ocean,
toward its wave without water.
I look at the wide summer, and a loud noise coming from a barn,
wineshops, cicadas,
towns, excitements,
houses, girls
sleeping with hands over their hearts,
dreaming of pirates, of conflagrations,
I look at ships,
I look at trees of bone marrow
bristling like mad cats,
I look at blood, daggers and women’s stockings,
and men’s hair,
I look at beds, I look at corridors where a virgin is sobbing,
I look at blankets and organs and hotels.
I look at secretive dreams,
I let the straggling days come in,
and the beginnings also, and memories also,
like an eyelid held open hideously
I am watching.
And then this sound comes:
a red noise of bones,
a sticking together of flesh
and legs yellow as wheatheads meeting.
I am listening among the explosion of the kisses,
I am listening, shaken among breathings and sobs.
I am here, watching, listening,
with half of my soul at sea and half of my soul on land,
and with both halves of my soul I watch the world.
And even if I close my eyes and cover my heart over entirely,
I see the monotonous water falling
in big monotonous drops.
It is like a hurricane of gelatin,
like a waterfall of sperm and sea anemones.
I see a clouded rainbow hurrying.
I see its water moving over my bones.
Translated by James Wright
and Robert Bly
Si me preguntáis en donde he estado
debo decir “Sucede”.
Debo de hablar del suelo que oscurecen las piedras,
del río que durando se destruye:
no sé sino las cosas que los pájaros pierden,
el mar dejado atrás, o mi hermana llorando.
Por qué tantas regiones, por qué un día
se junta con un día? Por qué una negra noche
se acumula en la boca? Por qué muertos?
Si me preguntáis de donde vengo, tengo que conversar con cosas rotas,
con utensilios demasiado amargos,
con grandes bestias a menudo podridas
y con mi acongojado corazón.
No son recuerdos los que se han cruzado
ni es la paloma amarillenta que duerme en el olvido,
sino caras con lágrimas,
dedos en la garganta,
y lo que se desploma de las hojas:
la oscuridad de un día transcurrido,
de un día alimentado con nuestra triste sangre.
He aquí violetas, golondrinas,
todo cuanto nos gusta y aparece
en las dulces tarjetas de larga cola
por donde se pasean el tiempo y la dulzura.
Pero no penetremos más allá de esos dientes,
no mordamos las cáscaras que el silencio acumula,
porque no sé qué contestar:
hay tantos muertos,
y tantos malecones que el sol rojo partía,
y tantas cabezas que golpean los buques,
y tantas manos que han encerrado besos,
y tantas cosas que quiero olvidar.
If you ask where I have been
I have to say, “It so happens …”
I have to talk about the earth turned dark with stones,
and the river which ruins itself by keeping alive ;
I only know about objects that birds lose,
the sea far behind us, or my sister crying.
Why so many different places, why does one day
merge with another day? Why does a black night
gather in the mouth? Why all these people dead?
If you ask where I come from I have to start talking with broken objects,
with kitchenware that has too much bitterness,
with animals quite often rotten,
and with my heavy soul.
What have met and crossed are not memories,
nor the yellow pigeon that sleeps in forgetfulness ;
but they are faces with tears,
fingers at the throat,
anything that drops out of the leaves:
the shadowiness of a day already passed by,
of a day fed with our own mournful blood.
Look and see violets, swallows,
all those things we love so much and can see
on the tender greeting-cards with long tails
where time and sweetness are sauntering.
But let’s not go deeper than those teeth,
nor bite into the rinds growing over the silence,
because I don’t know what to say:
there are so many people dead
and so many sea-walls that the red sun used to split,
and so many heads that the boats hit,
and so many hands that have closed around kisses,
and so many things I would like to forget.
Translated, by Robert Bly