Restos de vida, saeta

Pasé a ver mi tumba y no terminaron la lápida. Nadie se molesta. Quedó incompleta la fecha del deceso.

Buda es la única que me quiere. El jueves pasado, me puse a mirar las fotos de su álbum. Ella hojeaba muy lentamente aquellos retazos de nosotras. Somos dos instantáneas que no se desvanecen. Después escribió en su agenda. Se dirige a mí como si existiera.

Lunes 13

Hoy hace seis meses que fuimos a Carlos Paz. ¿Te acordás? Hacía frío para irse de vacaciones, pero querías escapar del Coronel. A mí me gustaba cuando no te peinabas el pelo hacia atrás, tan tirano sobre la nuca. Cuando lo dejabas suelto. Fuimos a tomar el té a un refugio apartado y entonces lloraste. Fue la primera vez que te vi así, tan endeble. No sabía qué decirte porque pensaba que necesitabas aflojarte, en realidad. Los ojos hundidos y la boca plegada en esa mueca infantil me hicieron quererte más.

Qué habrá sido de lo que me contaste, no sé. No me animo a preguntar. Ahora sin vos, el Coronel parece triste. Pero nunca le creo del todo. Tal vez por su condición de militar, siempre pienso que oculta algo. Detrás de la sonrisa, el sable.

Los hombres se obsesionan con todo lo que se puede tocar.

Martes 14

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Miércoles 16

Pagar la obra social.