SalvaBuda

Ha venido a visitar a los deformes y se encuentra con un extraño en su lugar. Lo mira con desconfianza, como si hubieran traído del hospital a la persona equivocada.

—¿Cómo te llamás?

—Manfredo.

—¿Estás seguro?

—Eso dicen.

—¿Cómo se llamaba tu madre?

—Aurora

—¿Y tu papá?

—Coronel.

—¿Quién ronca tras el biombo?

—Yedra.

—¿Quién es la chica sinuosa que me abrió la puerta?

—La hija del Coronel.

—No. Eso no. Será la enfermera. O una puta.

—Es del primer matrimonio de papá.

—No puede ser. Yo soy de la familia y es la primera vez que la veo.

—Yedra me dijo.

—¡Qué espanto! ¿Así que tuvo una hija con otra?

—Eso parece. ¿Quién sos?

—Tu tía Buda.

—Contame algo de mamá.

—Era una mujer intensa.

—Alguna anécdota.

—Mañana vengo con el álbum. Vos y yo vamos a vengarla.

—¿Por qué?

—De a poco. Vamos de a poco.

—¿Voy a morir?

—No. Acá el único que sobra es tu papá.

—Buda.

—¿Qué?

—Preferiría ser otro.

—A todos nos pasa. Descansá.