Noche de ignorancia

Hago esfuerzos inhumanos por conservar la percepción. La muerte y yo jugamos una pulseada. Ella me dispara este cansancio. A veces me quedo sola y me digo que nada sucede. Que yo invento el mundo para seguir acá.

En los últimos tramos de mí, estos de hace un rato, me siento menos yo y más nada. Digo, la nada me invade con naturalidad. El detalle es pateado del tablero de lo posible. Mi olor se difumina como una marca de tinta bajo el agua.