Imagen 3: Maraña
Veo las pilas de obra que ocupan el piso y siento ganas de romper. La acumulación es provocativa. Me suena un silbato en el pecho, una alarma. Quiero ser respetable, pero una hilacha de rencor me complica los bronquios. La frustración se parece a una tenia de aire que muerde la respiración y provoca sudores. Calmate, Severino.
Lucrecia me deja solo. Entonces, me pongo unos guantes finos. El olor viejo de la tinta y mi propio malestar se pegan a la espalda. Cosquillean.
Finalmente, me siento y elijo una serie en mal estado, rotulada Seda biomórfica: helechos y serpientes copulando en una maraña tibia. Mientras paso un algodón, recuerdo una frase que la señora Louise dijo como al pasar: Amo la serialidad. Y no se refería al trigo. Yo pretendí estar al tanto. Me hice el entendido y después fui a la biblioteca. No encontré.
La ignorancia es una prenda sin cambio.