Sensación 2: Captura poética

No puedo esperar. Hago remedios para las vecinas, con la mente arrinconada. Hoy, mientras preparaba un ungüento, me acordé de los deformes. El petrolato disparó la imagen. Su olor me conduce siempre hacia atrás. Si cierro los ojos, los veo. Se me vuelca la cabeza por imágenes. Algunas las controlo, otras no. Cuando me pasa eso tengo que rezar. O pensar en esta casa, en la inmolación erótica. El futuro también me salva. Lo veo hermoso, saturado de prosperidad. Domingo, deme luz. Una mirada amplia.

Acaricio la cabeza falsa con los ojos cerrados. Como si fuera mía. Me distancio con ella, entregada al pasado. En mi vida hubo mucho cuerpo y, sin embargo, penurias de amor.

Una sola vez el Coronel se quedó a dormir acá. Siempre se iba antes del amanecer. Le gustaba atacarme por la espalda, para que no le viera la cara. Pero yo había previsto un pequeño espejo en la pared. Abría mucho la boca y lloraba. Lana, Lana, Lana.

Recuerdo sus fluidos corriendo por mi columna. Norma, decía yo. Y él, dale con Lana.