Sensación 1: Cinismo
Hace mucho que paseo con las fotos eróticas en la cabeza. No puedo desprenderme de ellas. Acepté este empleo por una cosa y el destino quiere otra. Uno diseña su vida y la fatalidad lo arquea. Esas torceduras terminan creando paisajes distintos, con o sin consentimiento.
Ya presencié varias crisis de la señora. La última fue en el archivador. Pero las quejas de Louise no me conmueven. Primero las tomé en serio, después entendí que eran postizas.
Decido tirar por la ventana una especie de cenicero sin fondo color café. Porque sí. Lo veo volar sobre las cabezas de la gente y estrellarse junto a un perrito desprevenido. No lastima a nadie, pero el exceso de acción me sube el ánimo. Soy un cobarde. Actuar como un cachorro sumiso con Louise incrementa mi avaricia de mal.
Algo anda pésimo en el fondo del alma. Y no puedo hacer nada. Ahí no tengo permiso.