69 PUNTO G

No pienso en el dolor

en su lento destino

hoy lloran los metales

Las grietas abren surcos

como esculturas mansas

átomos como óvulos

multiplicando ojos

–me recomo la crema

rociada en la cocina–

Voy a cortar geranios

y las flores que giran

en torno a mi cabeza

Quiero pisar la flor

emanarme en tus pasos

chorrear los espejos

bajando por tu pecho

Dejar caer la baba

delineando en tus huecos

encomios y borrarlos

dibujarlos de nuevo y olvidarlos

Asirme a tus cabellos

–no voy a decir tus nalgas

ni tus muslos cilíndricos–

tal vez tu boca esboce

un dilema ocurrente

Los manojos de manos

que consagré a tu cuerpo

desposado entre aguas

por desvirgar los sueños

el himen que descansa

arcano entre las sombras

Qué derroche de noches

de caminos sin talla

de gotas inconscientes

que se pierden en nada

-II-

No va a lucir sombrero

mi cuerpo de membrillo

precipito en tu orilla

la piedra y el aliento

los dos caños de agua

frente a frente bebiéndose

las dos bocas que rugen

desvistiendo la sombra

Un gateo inconsciente

se entalla en mi camisa

el asfalto está ebrio

embebido de cañas

chocan dientes y besos

somos polvo despierto

rugiendo en dos pezones

la pastoral que canta

del verano al otoño

mirándose la sangre

que baila a tropezones

Su rugido es mentira

en dos labios que sudan

y muerdo a las arañas

que me arrancan la sombra

Apúntame este fado

anclado en esta boca

No sé de lenguas

No sé en qué voz

se dicen los milagros

ni voy a decir mentiras

por pretender palomas

confieso el desacato

de tu cuerpo que arrastra

la inquietud de los siglos

Yo soy el polvo y tú

te confiesas conmigo.